Dios (Providencia)

A la providencia divina le ha parecido bien disponer en el mundo venidero las cosas buenas y justas, que los injustos no disfrutan, junto a las cosas malvadas y malas, con que los buenos no son atormentados. Pero en cuanto a las cosas buenas de esta vida y sus males, Dios ha querido que sean comunes a ambos, para que tal vez así no codiciemos demasiado las cosas que los hombres malvados se ve que disfrutan, ni disminuyan por un miedo indebido los males que incluso los buenos hombres a menudo sufren. Hay también una gran diferencia en cómo entendemos los eventos que llamamos adversos y los que llamamos prósperos. Porque el buen hombre no se eleva con las cosas buenas de la época, ni se quebranta por sus males, pero el hombre malo que es corrompido por la felicidad de este mundo, se siente castigado por su infelicidad.

Desde la caída en el pecado, la naturaleza vive de limosnas y de la generosidad y el suministro continuos provenientes del cielo; y por lo tanto toda gracia es más servicial que receptiva. El amor da, pero la fe toma. Todas las estrellas de Dios brillan con una luz prestada. Ahora somos mendigos en lugar de trabajadores. La bendición de la vida no está en nosotros sino en Cristo.

¿Quién es el guía de la naturaleza sino sólo el Dios de la naturaleza? En él vivimos, nos movemos y somos. Las cosas que decimos que la naturaleza hace, son llevadas a cabo por la habilidad divina, utilizando la naturaleza como un instrumento. No existe tal destreza ni conocimiento en la naturaleza misma, sino en Aquel que es el guía de la obra de la naturaleza.