Educación

Si hay algo que necesitamos aprender, podemos aprenderlo de la santa Escritura. Si la falsedad ha de ser reprendida, de ella podemos obtener los recursos. Si algo ha de ser corregido y enmendado, si hay necesidad de exhortación o consolación, lo podemos aprender de la Escritura. En las Escrituras están los buenos pastos para el alma; en ellas no hay carne envenenada ni cosa perniciosa; ellas son pura exquisitez y alimentación pura. El ignorante encontrará lo que debe aprender en ellas. El pecador perverso verá allí su condenación, para hacerle temblar de temor. El que trabaja sirviendo a Dios encontrará allí su gloria y las promesas de vida eterna que le exhortarán a trabajar más diligentemente … Aquí todo tipo de personas: hombres, mujeres, jóvenes, ancianos, académicos, indoctos, ricos, pobres, sacerdotes, laicos, señores, lores, damas, oficiales, inquilinos, hombres malos, vírgenes, esposas, viudas, abogados, negociantes, artesanos, agricultores y todo tipo de personas de la condición que sea, pueden aprender en este libro todas las cosas que deben creer, lo que deben hacer y lo que no deben hacer, lo mismo que todo lo concerniente al Dios todopoderoso, sobre ellos mismos y todo lo demás.

La verdadera fe evangélica es de tal naturaleza que no puede permanecer inactiva, sino que se hace manifiesta en toda su justicia y obras de amor. Muere a la carne y a la sangre; destruye todas las concupiscencias y deseos prohibidos, busca, sirve y teme a Dios de todo corazón, viste al desnudo, alimenta al hambriento, conforta al afligido, alberga al pobre, ayuda y consuela a todos los oprimidos, devuelve bien por mal, sirve a aquellos que la injurian, ora por los que la persiguen, enseña, amonesta y reprueba con la Palabra del Señor, busca lo que está perdido, venda lo que está herido, sana lo que está enfermo y preserva lo que está sano. La persecución, el sufrimiento y la ansiedad que le sobrevienen por amor a la verdad del Señor, es para ella un gozo glorioso y un consuelo.

El objetivo del estudio es la información y el de la meditación es la práctica, o una obra en relación a los afectos. El estudio es como un sol de invierno que brilla pero no calienta, y la meditación es como inflamar el fuego, donde no nos importa la llamarada sino el calor. El objetivo del estudio es acumular verdad, pero el de la meditación tornar la verdad en diálogo santo. Al estudiar somos como los viticultores que guardan el vino para venderlo más adelante; al meditar, como quienes compran vino para consumo y deleite propio. La bodega de un viticultor puede ser mejor sitio en donde guardar el vino, que el de un hombre noble; el estudiante puede tener más noción y conocimiento, pero la práctica cristiana tiene más sabor y refrigerio.