Falsa enseñanza

Debemos permanecer en la iglesia, que fue fundada por los apóstoles y que continúa hasta nuestros días. Si alguna vez oyes hablar de alguno que se llame a sí mismo cristiano, pero tome el nombre de otro que no sea el del Señor Jesucristo, por ejemplo de los marcionitas, de los valentinianos, de los hombres de la montaña o del llano, puedes estar seguro de que no pertenece a la iglesia de Cristo, sino a la sinagoga del anticristo. El hecho de que tomaran su lugar después de la fundación de la iglesia es prueba de que son los que había anunciado el apóstol, y que se vanaglorian a sí mismos creyéndose que tienen la autoridad de las Escrituras para afirmar lo que dicen, ya que el mismo diablo cita las Escrituras, porque la esencia de las Escrituras no es la letra, sino el significado. De lo contrario, si seguimos la letra, también nosotros podemos inventar un nuevo dogma y afirmar que esas personas, como calzar zapatos y tener dos capas, no deben ser recibidos en la iglesia.

[Policarpo] fue quien, viniendo a Roma en la época de Anicet, hizo que muchos se aparten de los herejes mencionados por la iglesia de Dios, proclamando que había recibido esta única verdad de los apóstoles, que, a saber, es transmitida por la iglesia. También están aquellos que oyeron de él que Juan, el discípulo del Señor, había ido a lavarse a Éfeso y percibiendo que Cerinto estaba en la sala de baños, salió rápidamente afuera sin lavarse, exclamando: “¡Huyamos, para que incluso la sala de baños caiga, porque Cerinto, el enemigo de la verdad, está dentro!”. Y el propio Policarpo respondió a Marción, quien se reunió con él en una ocasión, y le dijo: “¿Me conoces?, Yo te conozco, el primero nacido de Satanás”. Tal era el horror que los apóstoles y sus discípulos tenían de mantener una comunicación verbal con cualquiera que corrompiera la verdad.

¡¿Cuántas ovejas están fuera y cuántos lobos dentro?! ¡¿Y cuántas ovejas que están en el interior, serán lobos fuera?! ¡¿Cuántos están ahora viviendo en libertinaje, y luego serán castos?! ¡¿Cuántos son los que blasfeman a Cristo pero luego creerán en él?! ¡¿Cuántos se están dando a la embriaguez y luego serán sobrios?! ¡¿Cuántos se aprovechan de la propiedad ajena pero luego darán libremente de lo propio?! Sin embargo, en la actualidad ellos están escuchando la voz del otro, están siguiendo a extraños. De la misma manera, ¿cuántos están alabando y luego blasfemarán?, ¿cuántos son castos que luego serán fornicarios?, ¿cuántos sobrios luego se revolcarán en la bebida?; ¿cuántos que están de pie andarán de caída en caída! Estos no son las ovejas.