Pobreza
Top Bible Verses about Pobreza
Deuteronomio 15.7–11
Proverbios 6.10–11
Amós 4.1–2
Lucas 6.20
Juan 12.8
Hechos de los Apóstoles 2.44–45
Santiago 2.15–16
Famous Christian Quotes About Pobreza, Pobre
No tengas miedo de abnegarte
¿Tienes miedo a la pobreza? Cristo llama bienaventurados a los pobres. ¿El esfuerzo te asusta? Ningún atleta es coronado sin el sudor de su frente. ¿Estás ansioso por lo que respecta a los alimentos? La fe no teme la hambruna. ¿Le tienes miedo del terreno al descubierto, para tus miembros gastados con el ayuno? El Señor está a tu lado. ¿Te alejas de quien tiene la cabeza sucia y el cabello sin peinar? Cristo es la verdadera cabeza. ¿Te aterroriza la infinita soledad del desierto? En el Espíritu se puede caminar siempre en el paraíso. Basta con volver tus pensamientos allí y nunca más estarás en el desierto. ¿Está tu piel áspera y escamosa porque ya no te bañas? Aquel que ha sido lavado en Cristo, no necesita lavarse de nuevo. A todas tus objeciones, el apóstol da una breve respuesta: “Los sufrimientos del tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria” que ha de venir después de ellos, “que será revelada en nosotros”. Eres demasiado codicioso de placer, hermano, si lo que deseas es regocijarte con el mundo presente, y reinar con Cristo de aquí en adelante.
No eres olvidado porque estés abajo
Dios te respeta, tanto como cuando tu condición es baja o cuando es elevada, y por lo tanto no debe causarte mucho problema cuando esté abajo. No sólo eso sino que, para hablar familiarmente, él manifiesta más de su amor, gracia y ternura en el tiempo de aflicción que en el de prosperidad. Debido a que en primer lugar Dios no te escogió porque estuvieras en una situación elevada, no te olvidará porque ahora te encuentres abajo. Las personas podrán mirarte con desdén y alterar sus respetos cuando tu condición se vea alterada. Cuando una situación determinada haya arruinado tu finca, tus amigos de los buenos tiempos quizás se comporten como desconocidos al temer que pudieras ocasionarles problemas. ¿Pero acaso Dios hará eso? ¡No, no!
Que cada uno de nosotros esté sujeto a su prójimo
Que todo nuestro cuerpo esté a salvo en Cristo Jesús, y que cada uno de nosotros esté sujeto a su prójimo, según el don que él nos ha dado. Que el fuerte atienda a los débiles y que los débiles respeten a los fuertes. Que los ricos provean a los pobres y que los pobres den gracias a Dios que les ha dado alguien que provee para su necesidad. Que el sabio demuestre su sabiduría no con palabras, sino con buenas obras. No dejemos que el humilde dé testimonio de sí mismo, pero permitámosle que otro testifique acerca de él. No dejemos que los puros se jacten de sí mismos, sabiendo que es otro quien les provee su autocontrol.