Prójimo

Si un hombre actúa con gracia y cortesía hacia los extraños, manifiesta que es un ciudadano del mundo y que su corazón no es una isla separada de otras tierras, sino un continente que las une. Si es compasivo hacia las aflicciones de los demás, muestra que su corazón es como el árbol noble, el cual se hiere a sí mismo para dar el bálsamo. Si perdona y remite la ofensa con facilidad, manifiesta que su mente está plantada por encima de las heridas, de tal manera que no puede recibir el tiro. Si es agradecido ante pequeños beneficios, muestra que sopesa las mentes de los hombres y no sus basuras. Pero sobretodo, si posee la perfección de San Pablo, de preferir ser anatema de Cristo por la salvación de sus hermanos, manifiesta mucho de la naturaleza divina y gran semejanza con Cristo mismo.

En muchos casos podríamos, por las reglas del evangelio, ser obligados a dar a los demás aunque ello nos cause sufrimiento, como si las necesidades y dificultades de nuestro prójimo fueran mucho más grandes que las nuestras y viéramos que aparentemente no podrían ser aliviadas de otro modo. Por ello, deberíamos estar dispuestos a sufrir con nuestro prójimo y asumir parte de su carga sobre nosotros. Porque, ¿cómo se cumple aquella regla de sobrellevar las cargas los unos de los otros? Si nunca se nos obligara a aliviar las cargas de los demás sino sólo cuando podamos hacerlo sin cargarnos nosotros, entonces ¿cómo llevaríamos las cargas de nuestro prójimo cuando no llevamos ninguna carga en absoluto?

No te sorprendas cuando una persona es capaz de imitar de Dios. Es capaz, si Dios quiere. Porque al no oprimir a nuestros prójimos, no desear tener más que los más débiles, no ser rico e imponerse a los más inferiores, se es feliz, pero en estas cosas nadie es capaz de imitar a Dios, porque estas cosas están fuera la majestad de los imitadores. Porque el que toma la carga de su vecino, que quiere hacer el bien a otro que está en peor situación, que habiendo recibido cosas de Dios, no se aferra a ellas sino que se las da a las personas necesitadas, se convierte en un dios para los que lo reciben. Este último es un imitador de Dios.