Sermón sin título (6)
Sermon • Submitted
0 ratings
· 5 viewsNotes
Transcript
Diccionario Teológico Beacon (MUERTE)
{ CUANDO MEINVITAN ASER UN SERVICIO FUNEBRE.MELLEVA A PENSAR SOBRE LA VIDA O EL ALIENTO DE VIDA QUE TENEMOS LOS HOMBRES,
AGRADECER POR LA VIDA DE UNA PERSONA.
ES MAS EMOSIONANTE.
Y TENER LA SERTESA DE ADONDE FUE REALMENTE
ME LLEVA A PENSAR SOBRE QUE PASA DESPUES DE LA MUERTE. O DE SU MUERTE.
TENER UN TIEMPO EN ESTA MORADA FISICA O IR REALMENTE A CASA.
TENEMOS LA SERTESA LA SEGURIDAD DELO QUE PASA
CUANDO ESTE CUERPO NO AGUANTA Y LLEGA ASU TIEMPO ES LO FISICO DEL CUERPO
la MUERTE. Es el sivido de vida, >>> ya sea física o espiritual.
el sivido no es muy duradero. como para no entenderel destino que nos espera.
que es la muerte fisica?
--- la Muerte física es la separación del espíritu o alma del cuerpo.
---la Muerte espiritual es la separación del espíritu o alma de Dios.
La muerte física se hace evidente por la presencia de cementerios o panteones.
(((
Pero la muerte espiritual como la comprendemos?
la comprendemos solamente por revelación, como lo enseña la palabra de Dios.
DIOS HAORA NOS AREVELADO QUE HAY UNA MUERTE ESPIRITUAL
Su definición no se encuentra en diccionarios ni enciclopedias.
ESTA MUERTE LA niega el incrédulo y lo ignora el mundo,
sin embargo, su importancia es eterna.
La muerte física y espiritual se inició en el mundo con la caída. (Gn. 2:17; Ro. 5:12–17; 1 Co. 15:21–22).
La muerte física realmente se hizo concreta en Adán algunos años más tarde, como lo registra Génesis 5:4–5;
no obstante, se había hecho efectiva en la humanidad en una fecha más temprana, con la muerte de Abel (4:8).La muerte espiritual de Adán y Eva ocurrió en forma inmediata, y se demostró, como tipo, cuando Dios los echó del jardín del Edén y de su presencia inmediata (3:23–24; véase Is. 59:1–2). Puesto que solo el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios (Gn. 1:26–27), y puesto que solo el hombre llegó a ser alma viviente, creado para inmortalidad (2:7), entre todas las criaturas de Dios, solo el hombre puede morir espiritualmente.A través del AT se informa regularmente sobre la muerte física, y se declara que la “larga vida” (física) es el premio de los justos (Sal. 91:16). La muerte espiritual no está definida con precisión en el AT. Aparte de la declaración mencionada en Isaías 59:1–2, probablemente Daniel 12:2 es la única referencia del AT que declara la consecuencia eterna de la rebelión espiritual, dando a entender muerte espiritual.Los Evangelios sinópticos dicen poco respecto a la muerte espiritual. Sin embargo, el Evangelio de Juan registra distintas ocasiones cuando nuestro Señor habló sobre el tema. Por ejemplo, Juan 5:24 declara que al oír y creer uno pasa “de muerte a vida”. Jesucristo explicó más ampliamente esta verdad a Marta: “El que cree en mí, aunque muera [físicamente], vivirá [espiritualmente], y todo el que vive y cree en mí, no morirá [espiritualmente] jamás” (11:25–26, BA). Véase también Juan 6:50; 8:44, 51–52; 10:10.Otros escritores del NT también se refirieron al tema de la muerte espiritual. Pablo habla acerca de ella en Romanos 5:12; 6:23; 1 Corintios 15:21; y en Efesios 2:1–9 se incluye asimismo: “Aun estando nosotros muertos [espiritualmente] en pecados, [Dios] nos dio vida [espiritual] juntamente con Cristo”. Véase también Santiago 5:19–20; 2 Pedro 3:9; 1 Juan 5:11–12.Aunque la muerte física desciende sobre el incrédulo como el castigo original del pecado, para todos los que están en Cristo pierde su aspecto de castigo, y llega a ser un medio de disciplina y de entrada a la presencia eterna de su Dios. Juntamente con Pablo pueden decir: “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?” (1 Co. 15:55); con el salmista: “Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos” (Sal. 116:15; véanse Ro. 8:10; 14:7–8). Durante la vida física, a quienes están muertos espiritualmente se les ofrece la oportunidad, de “oír” y “creer”, y así pasar de “muerte a vida”. Pero cuando llega la muerte física, se cierra la puerta de la oportunidad, y se enfrentan, en el día elegido por Dios, a la “resurrección de condenación” (Jn. 5:24–25, 29). La muerte espiritual, que persiste hasta que se pierde la oportunidad de arrepentirse al morir físicamente, se convierte en muerte eterna, conocida también como la “segunda muerte” (Ap. 20:6, 14).