Sermón del Monte Unidad 11
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Juzgando a Otros/Pedir, buscar, tocar/ Mateo 7.1-12
“»No juzguen a los demás, y no serán juzgados. Pues serán tratados de la misma forma en que traten a los demás. El criterio que usen para juzgar a otros es el criterio con el que se les juzgará a ustedes. »¿Y por qué te preocupas por la astilla en el ojo de tu amigo, cuando tú tienes un tronco en el tuyo? ¿Cómo puedes pensar en decirle a tu amigo: “Déjame ayudarte a sacar la astilla de tu ojo”, cuando tú no puedes ver más allá del tronco que está en tu propio ojo? ¡Hipócrita! Primero quita el tronco de tu ojo; después verás lo suficientemente bien para ocuparte de la astilla en el ojo de tu amigo. »No desperdicies lo que es santo en gente que no es santa. ¡No arrojes tus perlas a los cerdos! Pisotearán las perlas y luego se darán vuelta y te atacarán. »Sigue pidiendo y recibirás lo que pides; sigue buscando y encontrarás; sigue llamando, y la puerta se te abrirá. Pues todo el que pide, recibe; todo el que busca, encuentra; y a todo el que llama, se le abrirá la puerta. »Ustedes, los que son padres, si sus hijos les piden un pedazo de pan, ¿acaso les dan una piedra en su lugar? O si les piden un pescado, ¿les dan una serpiente? ¡Claro que no! Así que si ustedes, gente pecadora, saben dar buenos regalos a sus hijos, cuánto más su Padre celestial dará buenos regalos a quienes le pidan. »Haz a los demás todo lo que quieras que te hagan a ti. Ésa es la esencia de todo lo que se enseña en la ley y en los profetas.” (Mateo 7:1–12, NTV) .
¿Tus padres eran muy estrictos o flexibles?
¿Qué tan bueno eres para recibir las críticas?
En el inicio del Sermón del Monte el Señor Jesús les dice que la justicia de ellos debe ser mayor que la de los fariseos, pero no les da permiso de ser jueces sobre otros. La frase “no juzguen y no serán juzgados”, era una manera rabínica que se usaba en la época. Desde la primera línea, Jesús nos da la razón teológica y después nos dará la ilustración.
“»No juzguen a los demás, y no serán juzgados.” (Mateo 7:1, NTV)
El ¡no! Es un imperativo, tiene el sentido de la frase “¡Dejen de hacerlo!”
JUZGAR. En este contexto, esta palabra se refiera a una actitud de condena, que busca dictar sentencia sobre las fallas de los demás. No está diciendo que los discípulos nunca deben hacer juicios morales sobre las acciones de otros Y en Mateo 7.15-20 da ejemplos de esto; al contrario, condena una actitud dura, de censura hacia los otros. Esa actitud revela la falta de humildad y quebrantamiento personal que es central en el carácter de quienes buscan el reino de Dios.
SERÁN JUZGADOS. Aunque la respuesta natural humana a la crítica es criticar al que hace el juicio, esta frase se refiere al hecho de que esa actitud, lo pone a uno en el lugar para ser analizado con más detalle, cuidadosamente por Dios en el juicio final.
“Pues serán tratados de la misma forma en que traten a los demás. El criterio que usen para juzgar a otros es el criterio con el que se les juzgará a ustedes.” (Mateo 7:2, NTV)
EL CRITERIO LA MEDIDA QUE USEN. Era un dicho muy conocido de la época, basado en una enseñanza rabínica de que Dios juzgaría al mundo con dos medidas, una de justicia y otra de misericordia. Si uno quiere ser tratado con la misericordia de Dios, entonces, uno trata con misericordia a los otros.
“»¿Y por qué te preocupas por la astilla en el ojo de tu amigo, cuando tú tienes un tronco en el tuyo? ¿Cómo puedes pensar en decirle a tu amigo: “Déjame ayudarte a sacar la astilla de tu ojo”, cuando tú no puedes ver más allá del tronco que está en tu propio ojo?” (Mateo 7:3–4, NTV)
Jesús usa una hipérbole hasta medio humorista, que también tiene sus raíces en la tradición rabínica, para expresar qué tan hipócrita es juzgar la falta menor de otro, tomando en cuenta la enormidad del pecado propio, que aun no ha sido reconocido, pero ahí está.
ASTILLA. La palabra se refiere a algo muy pequeño, como una astilla de madera o de aserrín.
TRONCO. La necedad de tratar de quitar la paja en el ojo de la otra persona cuando uno está ciego con un pedazo más grande como tronco de madera el ojo propio es más que obvia.
“¡Hipócrita! Primero quita el tronco de tu ojo; después verás lo suficientemente bien para ocuparte de la astilla en el ojo de tu amigo.” (Mateo 7:5, NTV)
No se trata de que la otra persona no tiene nada malo, es evidente que ¡tiene una astilla! El problema es que la gente está más propensa a ver las fallas de otros y al mismo tiempo, ignorar las tremendas dificultades, errores, pecados de sus propias vidas.
HIPÓCRITA. Los fariseos siempre están en el trasfondo de las varias enseñanzas del Sermón del Monte.
__ ¿Quiere decir que no podemos juzgar a nadie? ¿cómo sí y/o cómo no?
__ ¿En dónde eres más tentada a hacer esto: casa, trabajo, familia, iglesia? ¿Qué puedes hacer al respecto?
__ Cuando se trata de juzgar ¿tienes la tendencia a ser duro contigo mismo o con otros; más duro con aquellos que amas o con aquellos que no conoces?
“»No desperdicies lo que es santo en gente que no es santa. ¡No arrojes tus perlas a los cerdos! Pisotearán las perlas y luego se darán vuelta y te atacarán.” (Mateo 7:6, NTV)
Aunque es difícil interpretar esta pequeña parábola que sólo está en Mateo, pudiera haberse intentado como un equilibrio al mandamiento del V. 1 de no juzgar. Aunque una actitud de condena no tiene lugar en la vida de un seguidor de Jesús, el discernimiento y la sabiduría de cuándo hablar y cuando no, es necesario. El asunto de estos versos es el juicio que te “permite” auto justificarte. Debemos tener sabiduría de entender, discernir quiénes están en esa búsqueda y quienes sólo quieren un argumento para pelear contigo.
LO QUE ES SANTO. La idea en esta frase, puede ser la carne de animales ofrecidos en sacrificio en el templo por parte de los sacerdotes, sería impensable que un sacerdote de forma descuidada tirara esa carne a los perros, quienes no harían ninguna distinción entre esa carne que ha sido dedicada a Dios y otra que puedan devorar.
PERLAS. Algo precioso como las perlas ¡no las darías a los cerdos! No sólo son incapaces de apreciar su belleza, sino que las pisotearán como algo inútil, porque no las pueden comer y quedarían enterrada entre el lodo. La iglesia primitiva interpretó la carne sagrada y las perlas como la Santa Comunión o Santa Cena. Que se prohibía a quienes no estaban bautizados. Otros estudiosos sugieren que es mejor ver las perlas y el alimento sagrado como metáforas de las buenas nuevas del reino de Dios. Los discípulos no deben continuar compartiendo la verdad espiritual preciosa a quienes son incapaces o no quieren ver su valor. Hacer esto es invitarlos a que blasfemen y abusen. Este principio se ve en las parábolas de Jesús a sus discípulos cuando los envía a predicar en 10.11-16
CERDOS, PERROS. Los perros a que se refiere son animales salvajes y violentos. Los cerdos eran ceremonialmente inmundos y los judíos no comían ni criaban.
“Demuestran qué tan cierto es el proverbio que dice: «Un perro vuelve a su vómito». Y otro que dice: «Un cerdo recién lavado vuelve a revolcarse en el lodo».” (2 Pedro 2:22, NTV)
El tipo de gente que se tiene en mente son los que deliberadamente rechazan los caminos de Dios.
“»Sigue pidiendo y recibirás lo que pides; sigue buscando y encontrarás; sigue llamando, y la puerta se te abrirá.” (Mateo 7:7, NTV)
En esta sección la intención de Jesús animar a sus discípulos a venir a Dios en oración continuamente, en confianza de que Dios es bueno y desea satisfacer sus necesidades.
PIDE, BUSCA, LLAMA. Cada uno de estos verbos es un imperativo presente continuo que significa “sigan pidiendo”, sigan buscando, sigan llamando. No debe leerse como 3 frases, porque cada una enfatizando el mismo punto, porque pedir, es lo mismo que buscar y que llamar. No es una descripción de la intensidad creciente de la oración, no son etapas de la oración sino cómo debe ser esa oración.
“Pues todo el que pide, recibe; todo el que busca, encuentra; y a todo el que llama, se le abrirá la puerta.” (Mateo 7:8, NTV)
Y RECIBIRÁS, Y ENCONTRARÁS, Y SE TE ABRIRÁ. El punto no es que a la gente se le concederá las peticiones si demuestran una intensidad creciente en la oración, que sería: primero pedir, después buscar y luego llamar; sino para asegurarle a los discípulos que Dios en realidad responderá a las necesidades de aquellos que oran.
“»Ustedes, los que son padres, si sus hijos les piden un pedazo de pan, ¿acaso les dan una piedra en su lugar? O si les piden un pescado, ¿les dan una serpiente? ¡Claro que no! Así que si ustedes, gente pecadora, saben dar buenos regalos a sus hijos, cuánto más su Padre celestial dará buenos regalos a quienes le pidan.” (Mateo 7:9–11, NTV)
Una vez más, Jesús usa una analogía para hacer ver su punto. L a manera en que un buen padre trata a sus hijos es como Dios trata a los suyos.
PAN/PESCADO. El alimento más común en Galilea.
SERPIENTE. Se puede referir a una anguila o pescado parecido a una serpiente que no tienen escamas y se les prohíbe a los judíos comer.
“Todo animal del agua que no tenga tanto aletas como escamas es detestable para ti.” (Levítico 11:12, NTV)
SI USTEDES GENTE PECADORA. Esta es una declaración fuerte, pero intenta ver el contraste entre la absoluta bondad de Dios con la maldad que empaña aun a los mejores padres del mundo. El punto es que, siendo que normalmente ni siquiera el pecado humano causa que los padres le nieguen el alimento a sus propios hijos, ¿cómo podemos pensar que Dios negará cualquier bien necesario a quienes lo invocan?
“»Haz a los demás todo lo que quieras que te hagan a ti. Ésa es la esencia de todo lo que se enseña en la ley y en los profetas.” (Mateo 7:12, NTV)
A esta parte se le conoce como la Regla de Oro. Aunque no parece tener conexión con las enseñanzas de la oración, sí resume cómo debe verse la justicia de los discípulos. Provee una perspectiva fundamental a todas las relaciones humanas. La forma negativa de esta regla era ampliamente conocida en el mundo antiguo. “No hagas a otros lo que no quieres que otros te hagan a ti”. Figuras tan diversas como Confucio, el rabí Hillel, enseñaron esto. También está en el hinduismo, budismo, en las enseñanzas griegas y romanas. Sin embargo, Jesús altera esta declaración un poco, pero de forma muy importante. Cambia la declaración de lo negativo ¡NO HAGAS! A lo positivo ¡HAZ A LOS DEMÁS! Con este cambio, le da al mundo uno de los más grandes y raros avances en el entendimiento moral.
Mientras que la regla negativa se cumplía por falta de acción (no molestar a otros) la regla positiva requiere una bondad, benevolencia activa (trabajar para el bien del otro), la ley de la no interferencia se convirtió en la ley del amor. Se podría decir que éste es el clímax y resumen del Sermón del Monte.
LA LEY Y LOS PROFETAS. La regla de oro de una manera exacta define la esencia de lo que son las enseñanzas del AT y trata sobre las relaciones humanas.
JUZGAR.
Una actitud de enjuiciamiento fue algo que molestó y dañó a la iglesia primitiva y constantemente ha atribulado a la iglesia de Dios desde entonces.
¿Cuál es el peligro en contra del cual nos advierte nuestro Señor? Podemos decir sobre todo que es una clase de espíritu, un espíritu de auto justificación, un sentimiento que nosotros estamos bien mientras que los demás no. Eso lleva a censurar a los demás y a un espíritu que siempre está listo para expresarse de una manera insultante, despreciativo. Al tratarlos así, de forma natural sigue el tratarlos con desprecio. También una parte vital de ese espíritu es la tendencia a ser súper críticos, gozarse de la crítica por sí misma y la disfruta.
Es alguien listo para emitir juicio cuando el asunto no le concierne en nada. ¿Cuánto de nuestro tiempo gastamos expresando nuestra opinión sobre gente que realmente no tenemos ni trato directo con ellos?
Una manera más en que podemos saber si somos o no culpables de esto, es preguntarnos si a manera de hábito, expresamos nuestra opinión sin un conocimiento de todos los hechos.
Otra indicación de esto es que no nos molestamos por entender las circunstancias y no queremos ver atenuantes o circunstancias sino al contrario.
El cristiano está listo para ejercer misericordia, con un espíritu caritativo, estamos listos para escuchar y ver si hay alguna explicación, para ver si hay circunstancias mitigantes, pero la persona que juzga dice: ¡No necesito más! ¡ya juzgué y así es!
Pero quizá podemos terminar la descripción y traer a su terrible clímax esto al ponerlo de esta manera: Este espíritu realmente se manifiesta en la tendencia a pronunciar juicios finales sobre la gente. No es un juicio de lo que las personas hacen, creen o dicen, sino sobre la persona misma. Es un juicio final sobre un individuo y hacer esto es terrible porque nos hace asumir de forma arrogante, algo que le pertenece sólo a Dios.”
Palabra de Dios
Oremos