El ancla de nuestra alma
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Transcript
Tenemos como firme y segura ancla del alma una esperanza que penetra hasta detrás de la cortina del santuario,
INTRO
INTRO
Por donde anda tu alma
Una barca a la deriba o está anclada en Dios.
El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.
LO MEJOR ESTA POR VENIR
LO MEJOR ESTA POR VENIR
En cuanto a ustedes, queridos hermanos, aunque nos expresamos así, estamos seguros de que les espera lo mejor, es decir, lo que atañe a la salvación.
Porque Dios no es injusto como para olvidarse de las obras y del amor que, para su gloria, ustedes han mostrado sirviendo a los santos, como lo siguen haciendo.
¡Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo! Por lo tanto, mis queridos hermanos, manténganse firmes e inconmovibles, progresando siempre en la obra del Señor, conscientes de que su trabajo en el Señor no es en vano.
LA MISMA SOLICITUD
LA MISMA SOLICITUD
Deseamos, sin embargo, que cada uno de ustedes siga mostrando ese mismo empeño hasta la realización final y completa de su esperanza.
No sean perezosos; más bien, imiten a quienes por su fe y paciencia heredan las promesas.
Ustedes, hermanos, no se cansen de hacer el bien.
No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos.
AFERRADOS AL ANCLA
AFERRADOS AL ANCLA
Esperar con paciencia La Promesa de Dios
Cuando Dios hizo su promesa a Abraham, como no tenía a nadie superior por quien jurar, juró por sí mismo, y dijo: «Te bendeciré en gran manera y multiplicaré tu descendencia.» Y así, después de esperar con paciencia, Abraham recibió lo que se le había prometido.
Su propósito es inmutable, que no puede ser cambiado o alterado.
Los seres humanos juran por alguien superior a ellos mismos, y el juramento, al confirmar lo que se ha dicho, pone punto final a toda discusión.
Por eso Dios, queriendo demostrar claramente a los herederos de la promesa que su propósito es inmutable, la confirmó con un juramento.
Aferrarnos a la esperanza que es nuestra firme y segura ancla del alma.
Lo hizo así para que, mediante la promesa y el juramento, que son dos realidades inmutables en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un estímulo poderoso los que, buscando refugio, nos aferramos a la esperanza que está delante de nosotros.
Tenemos como firme y segura ancla del alma una esperanza que penetra hasta detrás de la cortina del santuario,
hasta donde Jesús, el precursor, entró por nosotros, llegando a ser sumo sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.
CONCLUSIÓN
CONCLUSIÓN
Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.
Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo.
La noche está muy avanzada y ya se acerca el día. Por eso, dejemos a un lado las obras de la oscuridad y pongámonos la armadura de la luz.