La Autoridad de Jesús Sobre los Demonios

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Introducción

Vivimos en una sociedad moderna.
Esto significa que tenemos acceso a los avances de la ciencia, medicina, tecnología, etc.
Sabemos que existen truenos y relámpagos cuando hay carga positiva y negativa en la atmósfera, que cuando nos niveles son bastante altos provocan una descarga eléctrica que se manifiesta como un relámpago.
Los truenos y relámpagos no eran producto de los dioses griegos como Zeus.
Sabemos que el arcoiris se produce cuando las gotas actúan como una prisma. Cuando la luz pasa por las gotas suspendidas en la atmósfera se produce la refracción de la luz y refleja los distintos colores del arcoiris.
El arcoiris no aparece porque al final haya un leprechaun con una olla llena de oro.
El problema de vivir es una sociedad moderna es que creemos que todo se puede comprobar mediante la ciencia o un experimento cientifíco.
El día de ayer hablé con un vecino que tiene un doctorado en microbiologia.
Me preguntó a que me dedicaba a lo cual respondió “por lo menos eres uno de los inteligentes.”
Es muy probable que este hombre tenga el concepto de que los que creen en Dios, los que se resisten a la política de la sociedad, los que afirman la santidad del matrimonio entre un hombre y una mujer - no son gente inteligente.
Hoy vamos a tocar un tema controversial desde el punto de vista de una sociedad moderna pero para nada controversial cuando tenemos una cosmovisión bíblica.
¿Qué significa tener una cosmovisión bíblica?
Significa mirar el mundo, la sociedad, y todo lo que nos rodea de acuerdo a los principios y enseñanzas de la Biblia.
Tener una cosmovisión bíblica quiere decir que la Biblia me va a decir como debo pensar acerca de todo lo que sucede a mi alrededor - en lugar de permitir que todo lo que hay a mi alrededor me diga lo que debo pensar acerca de la Biblia.
Hoy vamos a considerar:
Jesús enseña con autoridad
Jesús tiene autoridad sobre los demonios
El mundo se asombra

I. Jesús enseña con autoridad

Jesús acaba de llamar a los primeros discípulos: Simón, Andrés, Jacobo, y Juan cerca de la playa de Galilea. Ahora, viaja al norte de Galilea, y entra a la ciudad de Capernaúm.
Marcos 1:21 NBLA
Entraron* en Capernaúm; y enseguida, en el día de reposo, Jesús entró en la sinagoga y comenzó a enseñar.
Jesús va a lo que la Biblia llama “sinagoga”.
Esta palabra se refiere a un lugar de reunión.
Los judíos que vivían fuera de Jerusalén (donde estaba el templo), se reunían en la sinagoga local de su pueblo.
Ellos establecían sinagogas cuando tenían un mínimo de 10 varones judíos en un pueblos.
La sinagoga era el centro de actividad religiosa de los judíos.
Es allí donde se reunían para aprender acerca de la ley de Dios.
La sinagoga tenía un arca al frente donde se guardaban los rollos de las escrituras.
La sinagoga tenía asientos de honor donde se sentaban los jovenes de la sinagoga.
En la parte central había una silla para el que leía, interpretaba, y explicaba la lectura.
Así que en nuestra escena vemos a Jesús entrar un día sábado en la sinagoga para enseñar la ley de Dios.
Es posible que alguien más haya leído la porción de ese día.
Ahora vemos a Jesús pasar adelante (ya sea porque pidió el lugar o porque le cedieron el lugar) para enseñar.
Notemos que Marcos no nos dice acerca de lo que Jesús enseñaba. De hecho, para saber lo que Jesús predicaba tenemos que ver unos versículos anteriores.
Juan 1:15 NBLA
Juan dio* testimonio de Él y clamó: «Este era del que yo decía: “El que viene después de mí, es antes de mí, porque era primero que yo”».
Lo que si nos dice Marcos es la reacción de la gente.
Marcos 1:22 NBLA
Y se admiraban de Su enseñanza; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
La gente quedaba con la boca abierta al escuchar su enseñanza.
La gente quedaba atónita, maravillada, sorprendida por lo que Jesús enseñaba.
¿Por qué se maravillaba la gente?
Porque enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.
¿Quienes eran los escribas?
Ellos eran los expertos de la ley.
Eran los copistas de los manuscritos de las escrituras.
Eran los interpretes de la ley, los que conocían las escrituras.
Pero la gente al escuchar a Jesús comienzan a notar una gran diferencia entre la forma en que enseñaban los escribas y la forma en que enseñaba Jesús.
¿Y cómo enseñaban los escribas?
La mayoría de los escribas se enfocaban en los 613 mandamientos de la ley de Moisés.
Semana tras semana enseñaban a los hebreos como debían observar los 613 mandamientos de Dios.
Por ejemplo, tomaban el mandamiento:
Jeremías 17:21 NBLA
”Así dice el Señor: ‘Cuídense, por su vida, de no llevar carga en día de reposo, y de meterla por las puertas de Jerusalén.
Ellos decían: El rabino Gamaliel enseñó que no debíamos llevar joyas muy pesadas porque eso quebrantaría la ley.
Pero, el rabino Akiva dijo que el enfoque de este mandamiento es llevar carga en las manos. Así que tengamos mucho cuidado con cargar algo con las manos.
Sin embargo, el rabino Moshe dijo que era permitido llevar una carga sobre la espalda siempre y cuando la hayas empezado a cargar antes que iniciara el día de reposo.
Así que nos damos cuenta que su enseñanza era:
Enfocada en los detalles más minuciosos de la ley de Dios.
Enfocada en como los rabinos habían interpretado los diferentes pasajes.
Enfocado en cuestiones de ritos y reglas religiosas pero nada que ver con la vida moral, la vida espiritual, la búsqueda genuina de Dios.
Así que cuando llega Jesús a predicar unos días antes:
Marcos 1:15 NBLA
«El tiempo se ha cumplido», decía, «y el reino de Dios se ha acercado; arrepiéntanse y crean en el evangelio».
…era como cuando sopla la brisa fresca en un lugar caliente.
…era como un vaso de agua fría en medio del calor del desierto.
Jesús no estaba perdiendo el tiempo con lo que decía este o aquel rabino acerca de cuanto peso se permitía cargar el día de reposo.
Jesús había venido a hablar de que el reino de Dios había llegado a la tierra.
Había venido a pregonar el arrepentimiento de pecados.
Había venido a predicar que había un camino a Dios.
Había venido a predicar que somos pecadores y necesitamos que Dios nos salve de la condenación que merecemos.
Esta clase de predicación es lo que inquietó la vida de la gente - vieron en Jesús autoridad divina.

II. Jesús tiene autoridad sobre los demonios

Pero, no solo fue la gente en la sinagoga que fueron impactados por la autoridad de Jesús.
Marcos 1:23 NBLA
En ese momento estaba en la sinagoga de ellos un hombre con un espíritu inmundo, el cual comenzó a gritar:
En esta sinagoga había un hombre poseído por un espíritu inmundo.
Este hombre se encontraba en aflicción pues un demonio había venido a tomar residencia en su propia vida.
En el momento que Jesús comienza a enseñar el demonio no puede contenerse y comienza a usar las cuerdas vocales del hombre para darse a conocer.
Marcos 1:24 NBLA
«¿Qué tienes que ver con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quien Tú eres: el Santo de Dios»
Notemos el miedo que tiene este demonio.
El demonio sabe que tarde o temprano Jesús vendrá para destuir a todo el mundo de los demonios.
El demonio teme que se ha llegado la hora de su destrucción.
Notemos que el demonio sabe quien es el que está predicando y de donde viene.
El demonio sabe quien es Jesús.
El demonio no solo sabe el nombre de Jesús y de donde viene; sino que también sabe su origen divino.
El Santo de Dios.
En cuanto el demonio empieza a gritar vemos que Jesús lo calla de inmedeato.
Marcos 1:25 NBLA
Jesús lo reprendió, diciendo: «¡Cállate, y sal de él!».
Jesús no le permite hablar ya que no va a recibir reconocimiento de parte de un espíritu inmundo.
Jesús no permite ser identificado y mucho menos asociado con el mundo de los demonios.
En cuanto Jesús da la orden de expulsión, notemos lo que sucede:
Marcos 1:26 NBLA
Entonces el espíritu inmundo, causándole convulsiones al hombre, gritó a gran voz y salió de él.
El demonio no pudo resistirse ante el poder y autoridad de Jesús.
El demonio le provoca convulsiones al pobre hombre y habiendo hecho una gran voz, sale de él y el hombre es completamente libre.
Antes de avanzar es importante entender:
Los demonios existen.
No importa que vivamos en una sociedad moderna y que gocemos de avances en todas las ciencias.
El testimonio bíblico afirma la existencia de los demonios.
El testimonio bíblico afirma la posibilidad de que una persona que no cree en Jesucristo pueda estar poseída por un demonio.
El testimonio bíblico afirma que una persona puede estar fuera de si misma, atormentada, actuar de una manera extraña, inhumana, etc…por causa de la posesión demoniaca.
Hay casos que los psicólogos y psiquiatras no pueden resolver porque no es una enfermedad mental sino una posesión demoníaca.
No caigamos en los extremos de:
Creer que todo tiene que ver con una posesión demoniaca.
Creer que nadie puede estar endemoniado porque eso es algo que ya no sucede.
El diablo quisiera que creyéramos en estos extremos.
Pero, nos damos cuenta que aunque existe el diablo y existen los demonios - aunque exista la posesión demoniaca - creemos que Jesús tiene autoridad.

III. El mundo se asombra

Es por eso que la gente respondió con gran asombro.
Marcos 1:27–28 NBLA
Y todos se asombraron de tal manera que discutían entre sí, diciendo: «¿Qué es esto? ¡Una enseñanza nueva con autoridad! Él manda aun a los espíritus inmundos y le obedecen» Enseguida Su fama se extendió por todas partes, por toda la región alrededor de Galilea.
La gente al ver la obra de Jesús no podía más reconocer que Jesús no solo enseñaba con autoridad sino que ejercía autoridad al expulsar los demonios.
La gente estaba asombrada porque no podían negar lo que Jesús estaba haciendo.
Era evidente que Jesús no era simplemente otro rabino como los muchos que viajaban de pueblo en pueblo interpretando los distintos mandamientos de la ley.
Jesús era diferente.
Jesús era distinto.
Jesús mandaba a los demonios y ellos lo obedecían.

Conclusión

De allí Marcos nos dice que la fama de Jesús se siguió extendiendo por todas partes.
Tristemente vemos que esta gente no dio el siguiente paso.
Miró las maravillas de Jesús, escuchó su enseñanza que era como una brisa fresca, miró su poder sobre los demonios.
Es cierto, se asombraron.
Es cierto, se maravillaron.
…pero hasta allí.
No dieron el siguiente paso, que por lo menos los demonios lo tenían muy claro en sus mentes.
¿Quién es Jesús?
Los demonios lo sabían - es el santo de Dios, el elegido de Dios, el apartado por Dios para salvar a la humanidad.
La gente lo seguía mirando como un hacedor de milagros y maravillas - pero su propio pecado los cegaba de poder ver su verdadera identidad - el Mesías que había venido a dar su vida para rescatarlos de sus pecados.
Demos este próximo paso…si no has reconocido a Jesús por quien verdaderamente es - sigues perdido.
Reconoce quien es Jesús.
Confiesa tu fe en él.
Entrega tu vida completa a él.
…y síguelo.
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