SER CRISTIANOS QUE VIVEN SU LLAMADO.
Cristianos que viven su llamado. • Sermon • Submitted
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· 34 viewsDios llama a su pueblo a examninar su corazón y ver si están yendo tras lo malo, lo corrupido y si estan escuchando su voz o la están aborreciendo.
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INTRODUCCIÓN:
INTRODUCCIÓN:
Jeremías tuvo su ministerio profético dirigido en su mayoría al a su propio pueblo Judá, su mensaje apelaba a sus compatriotas al arrepentimiento para evitar el juicio de Dios sobre ellos por medio de la invasión , en este caso el imperio Babilónico.
Su ministerio duró cinco décadas, él sirvió como Sacerdote y como profeta.
El capitulo 6, que estaremos estudiando hoy está inmerso en una serie de mensaje o proclamaciones que hacia Judá.
Y es que Dios hermanos, habla a Israel en el Antiguo Testamento como su pueblo que es, pero el anuncio es para condenación porque el pueblo no había escuchado el llamado de Dios.
Dios siempre se comunica con su pueblo y espera que que le obedezca.
Cumplir el llamado de Dios implica también obediencia a Él.
Vamos a ver CUATRO actitudes del pueblo de Israel respecto al llamado que Dios que nosotros debemos considerar en nuestra propia vida, ahora que somos el pueblo de Dios.
I. JUDÁ ERA ABUNDANTE EN MALDAD. (V. 6)
I. JUDÁ ERA ABUNDANTE EN MALDAD. (V. 6)
7 Como la fuente nunca cesa de manar sus aguas, así ella nunca cesa de manar su maldad; injusticia y robo se oyen en ella; continuamente en mi presencia, enfermedad y herida.
Podemos ver ¿cuál es la actitud que Dios reclama al pueblo?
La maldad del pueblo Dios la compara como “una fuente que no cesa de manar agua”, Dios ve en ellos un corazón corrompido que sólo produce malos pensamientos.
Al igual que sucede en una fuente esta maldad fluye constantemente en la presencia de Dios y siempre se mantiene llena, hay robo y maldad en ella dice el Señor.
Por esa razón sólo se encuentra en ella enfermedad y herida.
En el versículo 8, Dios llama al pueblo a corregir su pecado.
8 Corrígete, Jerusalén, para que no se aparte mi alma de ti, para que no te convierta en desierto, en tierra inhabitada.
A menos que aceptara la advertencia y corrigiera o se arrepintiera, quedaría inhabitada como un desierto, Dios haría que Babilonia arrasara con ella.
La segunda actitud que Dios reclama al pueblo está en el versículo 10.
II. JUDÁ NO ESCUCHABA LA VOZ DE DIOS.(V. 10).
II. JUDÁ NO ESCUCHABA LA VOZ DE DIOS.(V. 10).
10 ¿A quién hablaré y amonestaré, para que oigan? He aquí que sus oídos son incircuncisos, y no pueden escuchar; he aquí que la palabra de Jehová les es cosa vergonzosa, no la aman.
Jeremías se asombra de la incredulidad del pueblo nadie hacía caso cuando él trataba de advertirles de advertirles de la calamidad inminente a la que estaban expuestos.
Tenían sus oídos incircuncisos, es decir estaban cerrados para escuchar y además se sentían ofendidos por el mensaje de Dios.
No amaban la palabra de Dios, por que amaban su pecado, preferían hacer caso omiso a la amonestación de Dios.
Jeremías dice al pueblo que la ira de Dios le llenaba por su comportamiento.
11 Por tanto, estoy lleno de la ira de Jehová, estoy cansado de contenerme; la derramaré sobre los niños en la calle, y sobre la reunión de los jóvenes igualmente; porque será preso tanto el marido como la mujer, tanto el viejo como el muy anciano.
Les dice que estaba cansado de contenerse de transmitir la palabra de juicio que venía de Dios para ellos y que la derramará sobre todos los grupos de edades, perderían sus casas y sus heredades cuando Babilonia viniera sobre ellos.
Luego señala una tercera actitud que había en el pueblo.
III. JUDÁ SE HABÍA CORROMPIDO.(V.13-14).
III. JUDÁ SE HABÍA CORROMPIDO.(V.13-14).
Jeremías 6:13-14
13 Porque desde el más chico de ellos hasta el más grande, cada uno sigue la avaricia; y desde el profeta hasta el sacerdote, todos son engañadores. 14 Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz.
Todos los niveles de la sociedad se habían corrompido. desde el más pequeño hasta el más grandes , estaban siguiendo la avaricia.
Una actitud de avaricia se refiere a un desorden de deseo por poseer bienes, riquezas y posesiones que conlleva muchas veces a actuar de manera inmoral a la persona, puesto que no se conforma más allá de lo requerido para vivir de manera cómoda y supervivencia básica. Se le conoce también como codicia.
Jeremías dice que tanto el profeta como el sacerdote se habían hecho engañadores y toda la nación sufría a causa de ellos.
El pueblo era quebrantado, “la herida se refiere a la enfermedad espiritual del pueblo y a sus efectos físicos y espirituales.
También “Heridas”, trad. “destrucción”, “calamidades”, en el resto del libro de Jeremías.
Estas heridas eran tratadas como insignificantes con liviandad, con ligerezas, Los profetas y sacerdotes las declaraban completamente sanadas cuando no lo estaban, proclamaban que había paz aunque ese mensaje no procedía del Señor.
Ellos mentían al pueblo sin sentir vergüenza. Es más, estaban tan endurecidos en sus caminos, que cuando sus pecados quedaban al descubierto, ni aun sabían tener vergüenza.
Por eso, Dios prometió que esos falsos líderes caerían cuando fuera destruida la ciudad.
12 ¿Se han avergonzado de haber hecho abominación? Ciertamente no se han avergonzado en lo más mínimo, ni supieron avergonzarse; caerán, por tanto, entre los que caigan; cuando los castigue caerán, dice Jehová.
Luego Jeremías señala la cuarta actitud del pueblo.
IV. JUDÁ ABORRECIÓ LA LEY DE DIOS.(V.19)
IV. JUDÁ ABORRECIÓ LA LEY DE DIOS.(V.19)
19 Oye, tierra: He aquí yo traigo mal sobre este pueblo, el fruto de sus pensamientos; porque no escucharon mis palabras, y aborrecieron mi ley.
Miremos bien esto, ya no solo es cerrar sus oídos a la voz de Dios, ya no es sólo no amar su palabra, sino que ahora también es una actitud de aborrecimiento de la ley de Dios.
Todo eso como fruto de sus pensamientos como dice el proverbista en Proverbios 1:31.
31 Comerán del fruto de su camino, Y serán hastiados de sus propios consejos.
Judá rechazó la ley de Dios, pensando que podría sustituir la obediencia con rituales.
No es eso lo que Dios espera, el llama a los pecadores a lamentarse de temor a los juicios de Dios, aunque los vean solo en las advertencias.
Judá cree que es autosuficiente en cuanto a religión. No presta atención ni a la ley de Dios ni a las señales(shofar) de Dios que les advierte del peligro que viene
El resultado es el juicio de Dios, Dios trayendo el mal sobre su pueblo.
Aplicación para nosotros hoy:
¿Podemos aprender algo nosotros en todos estos relatos?
A. ¿Cómo está el pecado en nuestras vidas?
A. ¿Cómo está el pecado en nuestras vidas?
Estamos abundando en lo malo, no cesamos en hacer lo malo, en practicar el mal, en hacer todas aquellas cosas que a Dios no el agradan, ¿Cómo estamos?, ¿Cómo el pecado se ha normalizado en nosotros?.
Por qué hablamos de Pecado.
17 y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.
B. ¿Qué tanto nosotros estamos escuchando la voz de Dios?
B. ¿Qué tanto nosotros estamos escuchando la voz de Dios?
A caso Dios no nos habla en su palabra, a caso, Dios no nos habla en cada uno de los mensajes predicados o enseñados, acaso Dios no nos habla en los problemas y circunstancias que enfrentamos, en las pruebas, en su disciplina, ¿No nos ha estado hablando Dios?, y ¿porque persistimos en lo malo muchas veces? Judá no escuchaba la voz de Dios estamos nosotros haciendo lo mismo?
C. ¿Qué tan corrompido estamos?
C. ¿Qué tan corrompido estamos?
La corrupción viene por hacer las cosas como nosotros queremos y no como Dios ha dicho en su palabra, la corrupción viene por el pecado, por dejar que el pecado se enseñoree en nuestras vidas y dejar que le quite la gloria a Dios.
La corrupción viene cuando nuestro enfoque no está en Dios y en su reino, sino en nuestros asuntos, nuestros interese y nuestros propios pensamientos.
La corrupción viene cuando consentimos nuestros pecados, es decir nos complacemos en ellos y consentimos el pecado de los demás.
Cuando aprobamos como bueno aquello que Dios no acepta.
Los líderes de Israel, consentían el pecado del pueblo, y eso hacía que endurecieran sus caminos, y aún cuando sus pecados quedaban al descubierto, ni aun sabían tener vergüenza.
¿Estamos así nosotros?, es bueno reflexionar.
D.¿Estamos amando la palabra de Dios o la aborrecemos?
D.¿Estamos amando la palabra de Dios o la aborrecemos?
Miremos bien esto, podríamos estar creyendo, en nuestra propia mente, o estar convencido, que la palabra de Dios nos importa, que la amamos, la guardamos, pero en realidad no es así.
¿Cómo lo sabemos?, si tenemos las primeras tres características que tenía el pueblo de Judá en sus vidas.
No oímos, no obedecemos, no practicamos, hay abundante maldad en nosotros y nos estamos corrompiendo más cada día, el pecado se enseñorea de nosotros.
La vida practica de pecado, el mantenernos constantemente en el pecado, le quita lo gloria a Dios.
No podemos decir que estamos bien con Dios , si tenemos una vida deleitándonos en el pecado, eso no es congruente, no es lógico, no es moral y mucho menos es espiritual.
Ahora Dios hace un llamado al pueblo de Judá que debemos tomarlo como un llamado para nosotros, porque de eso mismo habla en el Nuevo testamento.
Veamos Jeremías 6:16
16 Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos.
Parecen y mire, pregunten por las sendas antiguas, vean cual es el buen camino y anden por él dice el Señor, y halaran descanso.
Nosotros sabemos cuál es el camino bueno, Jesucristo es el camino, el camino, estrecho pero lleno de bendición dice Mateo 7, pero también habla del camino ancho, camino que lleva a la perdición.
Hermanos sólo tenemos esta vida, pero ha dos caminos, uno lleva a la vida eterna con Cristo y el otro lleva a la condenación eterna sin Cristo.
Si ya hemos decidido seguir a Cristo , entonces, que hacemos en el camino ancho.
Judá dijo a Dios en el versículo 16, ¡No andaremos!
¿Qué diremos nosotros esta tarde al Señor?
Conclusión:
Conclusión:
Antes de que oremos, quisiera pedirle, que usted se vea delante de Dios, que vea su corazón, que vea su mente, que haga un auto examen de su vida, y se haga la pregunta:
¿Tengo yo el comportamiento del Pueblo de Judá, inclinado a lo malo, no estoy escuchando la voz de Dios, me estoy corrompiendo, o estoy aborreciendo con mis actos la palabra de Dios?, ¿Cómo estoy?
Luego le animo a tomar en cuenta la invitación el llamado de Dios para su pueblo, un llamado que también lo podemos aplicar ahora.
Detengámonos, miremos el camino dónde andamos, y veamos si andamos por el camino bueno, el camino de Dios, y si no es así, decidamos ahora hacer el cambio de rumbo, es tiempo de arrepentimiento, es tiempo de volver a Dios.
Dios quiere que seamos cristianos que viven su llamado.
¿Aceptas el llamado de Dios?, o ¿Lo rechazas?.
Oremos.