Liderazgo en la tormenta
Dominical • Sermon • Submitted
0 ratings
· 1,101 viewsLa actitud de Pablo frente a la tormenta es un ejemplo para el cristiano.
Notes
Transcript
Liderazgo en la tormenta
Liderazgo en la tormenta
Hechos 27:20–25
“20 Y no apareciendo ni sol ni estrellas por muchos días, y acosados por una tempestad no pequeña, ya habíamos perdido toda esperanza de salvarnos. 21 Entonces Pablo, como hacía ya mucho que no comíamos, puesto en pie en medio de ellos, dijo: Habría sido por cierto conveniente, oh varones, haberme oído, y no zarpar de Creta tan sólo para recibir este perjuicio y pérdida. 22 Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave. 23 Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, 24 diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo. 25 Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho.”
Introducción
Introducción
Pablo fue apresado por la acusación de los líderes judíos por predicar el evangelio y entregado a los romanos con el propósito de que lo mataran como lo habían hecho con Jesús y otros cristianos.
Pero Dios tenía un propósito diferente con Pablo. Debido a que tenía también la ciudadanía romana, era su derecho ser juzgado antes de condenarlo a azotes o la muerte.
Estuvo encarcelado en Cesarea por apróx. dos años antes de ser enviado a Roma para ser juzgado por Cesar (Hch. 21-28) Durante este periodo se enfrentó a sus acusadores y en cada una de ellas testificó de Cristo por sobre su inocencia, incluso ante el rey Agripa.
Toda esta situación estaba dentro del propósito de Dios: Hechos 23:11 “A la noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo: Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma.”
Somos llamados siervos de Dios, por lo tanto, nuestra vida está dentro del propósito de Dios, y Él tiene el control.
La tormenta
La tormenta
Cuando al fin fue enviado a Roma, el barco en el que viajaban sufrió un naufragio.
Pablo les había aconsejado pasar el invierno en una pequeña isla llamada Clauda, pues le advierte que correrán peligro .
Ellos no quisieron oírle y prefirieron continuar para llegar a la isla de Creta donde pasarían el invierno.
Poco tiempo después de partir, una brisa del sur comenzó a soplar que luego se convirtió en un fuerte viento huracanado que golpeaba la nave. (Euroclidón)
Al principio los marineros luchaban por mantener el curso pero era imposible, así que se entregaron a la tormenta.
Durante varios días trataron de sobrevivir, tirando al mar lo más posible para que el barco no se hundiera, trataban de reparar los daños del barco.
Pero llegó el momento que se resignaron a morir, los ánimos comenzaron a desanimarse y dejar de esforzarse.
Hechos 27:20 “Y no apareciendo ni sol ni estrellas por muchos días, y acosados por una tempestad no pequeña, ya habíamos perdido toda esperanza de salvarnos.”
En la vida nos encontraremos con tormentas emocionales, familiares, económicas, de salud, espirituales, etc. Que desgastarán nuestras fuerzas. Haremos lo que esté en nuestra mano para enfrentarla pero la verdadera victoria la encontraremos en Cristo.
La actitud de Pablo
La actitud de Pablo
Pablo confiaba en Dios y tenía la experiencia de que en otras ocasiones lo había librado del peligro, así que mantuvo el buen ánimo… no dejó de orar y confiar en Dios.
En los momentos difíciles de nuestra vida, la peor desición es alejarse de Dios.
Pablo no estaba angustiado por la muerte: Romanos 14:8 “Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos.”
Pero mantenía su relación con Dios, confiando en Su propósito: Hechos 27:23-24 “Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo.”
Pablo nunca se vio como un prisionero, siempre se vio como un siervo de Dios.
Confiando en la Palabra de Dios, Pablo tomó el liderazgo en el barco, no le importaba si había un capitán y un comandante romano. Animó a sus compañeros y les declaró la Palabra de Dios.
A esto se refiere la Palabra cuando dice: Deuteronomio 28:13 “Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas,”
Posiblemente en el barco se escuchaban voces desalentadoras, de desanimo y queja, pero ninguna de esas palabras afectó a Pablo, él prefirió confiar en Dios y lo que había declarado.
Debemos tomar la posición de liderazgo sobre las personas que nos rodean, cuando la crisis golpee, seremos nosotros los que declaremos que hay esperanza en Cristo.
La Palabra declarada
La Palabra declarada
Hechos 27:24 “diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo.”
Pablo declaró una Palabra profética a los tripulantes con dos mensajes:
Primero asegura que Pablo se presentará ante César, declarando que se salvará del naufragio.
Segundo asegura que ninguno de los navegantes morirá.
Esto estaba en contra de la experiencia de los marineros, de las circunstancias y las evidencia.
Durante 14 días habían naufragado, tenían poco alimento y se resignaban a morir en el mar.
Es muy probable que muchos no creyeron la palabra de Pablo, pero eso no impedía su cumplimiento.
Eliseo profetizó la liberación de Samaria de los Sirios, aun cuando no le creían.
“2 Reyes 7:1–2 1 Dijo entonces Eliseo: Oíd palabra de Jehová: Así dijo Jehová: Mañana a estas horas valdrá el seah de flor de harina un siclo, y dos seahs de cebada un siclo, a la puerta de Samaria. 2 Y un príncipe sobre cuyo brazo el rey se apoyaba, respondió al varón de Dios, y dijo: Si Jehová hiciese ahora ventanas en el cielo, ¿sería esto así? Y él dijo: He aquí tú lo verás con tus ojos, mas no comerás de ello.” Aun el rey Joram, cuando recibió la noticia de los leprosos no creía.
Hoy día muchas personas se levantan diciendo que son profetas, pero la Biblia declara cómo debemos evaluar a estos profetas:
Dt 18.22 “si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él.” En el v.20 declara que debe morir.
La Palabra profética no depende su cumplimiento en la credulidad de las personas, sino en la soberanía, el poder y la autoridad de Dios.
Como en este caso, Pablo declaró que todos se salvarían y al final así fue cumplida la Palabra. Hechos 27:44 “y los demás, parte en tablas, parte en cosas de la nave. Y así aconteció que todos se salvaron saliendo a tierra.”
Todos se salvaron, la profecía se cumplió.
A menos que la Palabra tenga una clausula condicional, en todo caso sería una promesa. Deuteronomio 28:1 “Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.”
Deuteronomio 28:15 “Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán.”
Conclusión
Conclusión
La Biblia nos exhorta a cambiar nuestra manera de pensar: Romanos 12:2 “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”
En las circunstancias difíciles debemos ser diferentes a las personas del mundo, debemos mantener buen actitud y confianza en Dios, no poniendo la mirada en las circunstancia, sino en Dios, quien tiene el control de nuestras vidas. Y no importa lo que suceda, todo resultará bien para nosotros. Romanos 8.28 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.”
Este naufragio que sufrió Pablo sirvió para testificar el evangelio a los tripulantes, y también a los habitantes de la isla de Malta, donde muchos entregaron su corazón a Cristo.
Esta mañana es una buena oportunidad para que medites en la misericordia de Dios, y si estás atravesando una situación difícil, no pongas tu mirada en las cosas terrenales, ponlas en Cristo.
Salmos 121.1-2 “Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra.”