EL EVANGELIO EN EL EDÉN
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INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
Hace un par de años, justo antes de la pandemia, alguien me preguntó si podía resumir el mensaje de la Biblia a tan solo cinco palabras. La persona que me preguntaba argumentaba que la Biblia no era verdad, porque si fuese verdad, entonces no habría tantas interpretaciones. Me hizo, entonces un reto, y me dijo que si era posible resumir el mensaje de la Biblia a su mínima expresión y que comunicarlo en una frase de no más de 5 o 6 palabras.
Para muchos cristianos esto sería un reto bastante difícil. Lamentablemente, la gran mayoría de creyentes no podrían definir con facilidad y sencillez cuál es el mensaje de la Biblia, y probablemente se verían en el aprieto de tener que diferencia el Antiguo Testamento del Nuevo e intentar reconciliar ambos sin tener claro cómo hacerlo.
Sin embargo, amados hermanos, y amigos que hoy nos acompañan, la verdad es que la Biblia es una sola narrativa que cuenta una misma historia. De principio a fin, la Escritura está compuesta por historias personales y familiares que forman parte de una historia aún mayor, la historia de la redención.
Esta historia de la redención, no es más que la historia del evangelio. Y es precisamente, el evangelio lo que encontramos en los primeros tres capítulos del libro de Génesis. Cuando leemos el primer libro de la Biblia a la luz de todo el mensaje de la Biblia, podemos ver que es el mismo mensaje de principio a fin. Esto, amados hermanos y amigos, es lo que pretendo mostrar el día de hoy a lo largo de toda la Escritura.
Volviendo a mi conversación con esta persona, la frase con la que resumí el mensaje de la Biblia es a su vez el mismo argumento que vemos en Génesis 1-3, la frase es: “Dios salvando al hombre de las consecuencias de su pecado”. Este hermanos, y amigos, es lo que resume de un manera clara y sencilla el mensaje de toda la Escritura, Dios salvando al hombre de su pecado.
A diferencia de otras predicaciones, no tendremos un solo texto base, sino que iremos a lo largo de toda la Biblia, pero tomando Génesis 1-3 como la base para base para nuestro estudio de hoy. En estos 3 primeros capítulos de Génesis veremos los siguientes puntos:
Dios el Creador (Génesis 1:1).
El ser humano, la imagen del Creador (Génesis 1:26-28, Génesis 2:7, Génesis 2:21-23).
La rebelión contra el Creador (Génesis 3:6-7).
El Creador y Salvador (Génesis 3:15).
Así que les pido que me acompañen en una oración antes de comenzar, para que encomendemos a Dios este tiempo, pidamos entendimiento de su Palabra.
Oración
EL CREADOR - Génesis 1:1
EL CREADOR - Génesis 1:1
La Biblia comienza con una de las afirmaciones más contundentes que hayan sido hechas jamás. La Biblia comienza afirmando que “en el principio Dios creó los cielos y la tierra”. Éste es el primer versículo de toda la Biblia.
Génesis 1:1 (RVR60)
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra.”
La Biblia no da una explicación de origen de Dios por una sencilla razón, es imposible dar una explicación del origen de un ser que es Eterno, es decir, que no tiene ni principio ni final. Y esto es lo afirma la Escritura. En el principio el Creador y Eterno Dios hizo los cielos y la tierra.
Una de las verdades que con mayor fuerza es resistida es la idea de que el universo, y en especial, los seres humanos tenemos un Creador. El pensamiento moderno afirma que el universo comenzó a existir a raíz de una gran explosión de algún tipo de materia, en algún lugar, en un momento dado. La ciencia moderna ciegamente afirma la teoría del Big Bang y de la Evolución Darwinista, bajo el lema de la razón y no de la fe. Sin embargo, esto no es cierto. Quienes afirman creer en el Big Bang y en la teoría de la Evolución Darwinista tienden a tener mucha más fe que muchos creyentes. La razón, y no la fe, es supuestamente defendida con estas declaraciones.
Sin embargo, tanto desde el punto de vista científico como filosófico, estas teorías antes mencionadas no son más que un salto al vacío. Desde el punto de vista científico, es claramente observable que la nada no puede producir algo. El biólogo y defensor del ateísmo, Richard Dawkins comentó en uno de sus debates que los científicos están intentando explicar cómo es posible que el universo haya sido producido de la nada. Muy parecida era la idea propuesta por Charles Darwin en su teoría de la abiogénesis, una teoría en la que Darwin afirmaba el nacimiento de los seres vivos a partir de materia inorgánica.
Sin embargo, la ciencia claramente opone estas dos ideas. La nada no puede producir algo. La nada no produjo el universo, de la misma manera que el material inorgánico no produjo la vida de manera espontánea.
El científico francés Louis Pasteur en uno de sus experimentos demostró que la vida siempre viene de la vida, por lo que ni el Big Bang ni la Evolución pueden explicar científicamente el origen de los seres vivos en este planeta.
Pero no solo científicamente, sino que desde el punto de vista filosófico el pensamiento moderno es un salto al vacío. Antony Flew, uno de los filósofos y ateos más prominentes del siglo XX, terminó convirtiéndose al deísmo al reconocer que la evidencia científica y filosófica era muy fuerte como para negar la existencia de un ser inteligente que diseñó todo el universo. En la página 90 de su libro “Dios existe”, Flew dijo lo siguiente: “Debo recalcar que mi descubrimiento de lo divino ha operado en un nivel puramente natural, sin ninguna referencia a fenómenos sobrenaturales. Ha sido un ejercicio de lo que tradicionalmente es conocido como teología natural. No ha tenido relación con ninguna de las religiones reveladas. Tampoco pretendo haber tenido una experiencia personal de Dios, ni ninguna otra experiencia que pueda considerarse sobrenatural o milagrosa. En resumen, mi descubrimiento de lo divino ha sido una peregrinación de la razón, y no de la fe”
Lamentablemente Flew murió sin conocer al único Dios verdadero, y rechazó por completo la idea del Dios de la Biblia, sin embargo, lo destacable de su declaración es que aún en la oscuridad de su entendimiento y pecado, su propia razón le dio testimonio de la verdad muchos niegan hoy, el universo, y en especial, lo seres humanos tenemos un Creador.
Anthony Flew experimentó claramente lo que nos dice la Escritura en Romanos 1:19-20 “porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó.Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.”
No hubo excusa para Anthony Flew, quien debió reconocer su error al ver la evidencia de la naturaleza proclamando la existencia del Creador. Salmo 19:1-3 “Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, Y una noche a otra noche declara sabiduría. No hay lenguaje, ni palabras, Ni es oída su voz.”
Aún sin creer en la Biblia, Anthony Flew afirmó lo mismo que dice Génesis 1:1 “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.”
Amados hermanos, y amigos que nos visitan, el mensaje de la Biblia comienza con la declaración de que el Eterno, Todopoderoso y Sabio Dios creó todas las cosas que existen por el puro designio de su voluntad. Dios es el Creador. Dios es el autor de la vida y de todo lo que existe.
Como Creador, Dios es amo, dueño y Señor de todo lo que hay. El Salmo 24:1-2 “De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan. Porque él la fundó sobre los mares, Y la afirmó sobre los ríos.”
EL SER HUMANO, LA IMAGEN DE CREADOR - Génesis 1:26-28, Génesis 2:7, Génesis 2:21-23
EL SER HUMANO, LA IMAGEN DE CREADOR - Génesis 1:26-28, Génesis 2:7, Génesis 2:21-23
En el Salmo 100:1-3 “Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. Servid a Jehová con alegría; Venid ante su presencia con regocijo. Reconoced que Jehová es Dios; El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.”
Lo que nos lleva a nuestro segundo punto. El Creador del universo, es también el Creador personal del ser humano. La Biblia nos dice que Dios hizo al hombre y a la mujer conforme a su imagen y semejanza. En Génesis 1:26-27 “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.”
Algunos de ustedes ya me han escuchado decir esto en otras oportunidades, pero es necesario repetirlo nuevamente en esta ocasión: “Muchos creen que Dios es una invención del hombre, cuando realmente el hombre es el resultado del acto creador de Dios”. El ser humano fue creado por voluntad divina, fue Dios quien nos pensó, nos diseñó, quien de su voluntad y por su poder nos dio vida. Nos formó del barro de la tierra, y puso su aliento de vida en nosotros, es lo que dice Génesis 2:7 “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.”
Ahora bien, preste mucha atención a la forma en cómo el texto cambia la forma en que narra el acto creador de Dios cuando se trata del resto de la creación, en comparación con la creación del ser humano.
Génesis 1:3 “Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.”
Génesis 1:6 “Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas.”
Génesis 1:9 “Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así.”
Génesis 1:14 “Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años,”
Génesis 1:20 “Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos.”
Hasta este punto, el relato nos muestra a Dios creando todas las cosas, incluyendo a los animales con el simple acto de pronunciarlos en la existencia. Los creó a partir de su habla. Sin embargo, cuando llegamos a:
Génesis 1:26–27 (RVR60)
Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
El texto intencionalmente nos muestra un cambio en la forma en cómo Dios creó al ser humano. Génesis 2:7 nos da aún mucho más luz acerca de este enfoque, diciéndonos que Dios nos formó del polvo de la tierra. Si bien es cierto que toda la creación es el resultado del obrar directo de Dios y de nadie más, la forma en cómo Dios decidió crear al hombre es diferente al resto de la creación. Hay algo diferente en el ser humano, algo especial que lo destaca de toda la creación. Y esto lo encontramos en estos mismos versículos.
Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. Hasta este punto, si leemos nuevamente el relato bíblico, vemos que Dios da la orden que tanto los árboles, los frutos, los animales de la tierra, del mar y las aves de los cielos produzcan todo según su género, sin embargo, el ser humano no es según su género sino creado a la imagen de Dios. Ahora bien, en resumidas cuentas, lo que esto significa es que el ser humano es capaz de reproducir y reflejar el carácter de Dios. El Creador es un ser inteligente y moral; asimismo, el ser humano tiene una mente y una consciencia moral adscrita a ella, también tenemos un corazón con deseos y emociones, y una voluntad al igual que Dios. Esto hace que el ser humano tenga la capacidad de reflejar la santidad de Dios. Un animal no puede reflejar la santidad, los animales no son ni santos ni sagrados, mientras que los seres humanos pueden reflejar estos atributos de Dios, esto era desde el principio nuestro objetivo. Adorar a Dios por medio de nuestra vida y dominio sobre la creación.
Es importante destacar que el texto menciona la palabra hombre en referencia a toda la humanidad. Cuando se menciona, al menos en este texto, el término hombre se hace en referencia tanto al hombre como a la mujer, en otras palabras es un término que engloba a toda la humanidad en su dos géneros. Tanto el hombre como la mujer son creado a la imagen de Dios. Muchos quieren hacer ver a la Escritura como un libro machista y que oprime a las mujeres, pero en el primer capítulo la Palabra de Dios claramente establece ambos géneros son creado a la imagen de Dios. Ambos recibieron el mandato de Dios, y ambos fueron objeto de la bendición de Dios por igual.
Ahora bien, ser creados por Dios, y a su imagen, tiene ciertas implicaciones que no debemos pasar por alto, estas implicaciones que encontramos de manera implícita en Génesis 1-2, pero de manera explícita en el Salmo 100:1-3:
Creados para adorar: En primer lugar, porque hemos sido creados por Dios, le debemos toda la adoración y acción de gracias a Dios. Salmo 100:1-2 “Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. Servid a Jehová con alegría; Venid ante su presencia con regocijo.” El Salmo nos da un claro mandato a cantar y adorar a Dios, a servirlo con alegría y venir a su presencia con regocijo, ahora bien cuál es la razón para este mandato, Salmo 100:3 “Reconoced que Jehová es Dios; El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos...”. La adoración es un acto de reconocer quién es Dios, por quién es el Él y lo que ha hecho. Dios merece ser adorado por ser el Creador. La respuesta de la criatura hacia el Creador debe ser adoración. No adorar a Dios es precisamente el pecado que Pablo menciona en Romanos 1:21-23 “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles”. El ser humano, creado por Dios, y a imagen de Dios, ha sido creado para adorar a Dios y reflejar su carácter trayendo gloria a Dios. De la misma manera que los niños pequeños, deben vivir en obediencia y agradecimiento hacia sus padres por el cuidado que tienen de ellos, así también, todo ser humano debe adorar a Dios por habernos dado la vida.
Pertenecemos a Dios: La última parte del Salmo 100:3 “Reconoced que Jehová es Dios; El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado”. El apóstol, hablando a los atenienses en Hechos 17:28 “Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos”. El texto de la creación del ser humano que encontramos en Génesis 2:7 “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”. El aliento de vida que hay en el hombre no es del hombre sino de Dios. No nos pertenecemos a nosotros mismos, sino que tenemos un dueño. Ahora bien, esto es verdad para cada ser humano que haya existido y que existirá jamás. Cada hombre y mujer le pertenecen a Dios. Pero, es doblemente cierto para aquellos que han sido redimidos por el sacrificio de Cristo, el apóstol Pablo muestra esto en 1 Corintios 6:19-20 “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”.
LA OFENSA CONTRA EL CREADOR - Génesis 3:6-8
LA OFENSA CONTRA EL CREADOR - Génesis 3:6-8
Sin embargo, el ser humano no vive de esta manera. En su estado natural, el hombre y la mujer no viven conscientes de que sus vidas le pertenecen a Dios, ni viven adorando y reconociendo a Dios como su Creador. Por el contrario, vemos una actitud de rebeldía y una oposición al Creador.
Esta actitud de rechazo y desprecio a Dios, es el resultado de lo que los teólogos han llamado la caída. En el capítulo 3 del libro de Génesis leemos lo siguiente:
Génesis 3:6–8 (RVR60)
Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.
Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto.
En el momento que Adán y Eva desobedecieron a Dios al comer del fruto que Dios les había mandado no comiesen, cayeron del estado de rectitud original en el que habían sido creados. Dios creó al ser humano a su imagen, y eso incluía el aspecto moral. Adán y Eva fueron creados en un estado de rectitud y bondad perfectos, no había pecado ni defecto en ellos. No había malos pensamientos, malas actitudes, malas motivaciones, malos comportamientos. No había nada malo en el ser humano. Sin embargo, en el momento que Eva es engañada hasta llegar a la desobediencia, la Biblia nos dice que ambos comenzaron a sentir culpa, vergüenza y una pérdida de la intimidad. No solo fueron afectados ellos, sino que corrompieron a todas las generaciones siguientes para siempre.
Hace unos días mientras comía con algunos compañeros en la oficina, comenzamos a hablar de si el hombre era bueno o malo por naturaleza. Alguien decía que el ser humano nace siendo bueno pero es el sistema el que lo corrompe, pero la realidad es que el sistema es completamente neutral. Un sistema no tiene voluntad alguna, por lo que son los seres humanos que diseñan los sistemas y los corrompen. El sistema no más que la expresión de la corrupción que ya existe en el corazón de la humanidad. Nacemos centrados en nosotros mismos, nacemos queriendo ser dios, en vez de reconocer a nuestro Creador y vivir a la luz de que no nos pertenecemos a nosotros mismos.
Esta corrupción que ahora es natural en el hombre es lo que se conoce como la doctrina del pecado original, y hace referencia al estado en el que todo ser humano nace en este mundo. La Confesión de Fe de Westminster lo expresa de la siguiente manera:
“Por este pecado cayeron de su rectitud original y de su comunión con Dios, y de esta manera quedaron muertos en el pecado, y totalmente contaminados en todas las partes y facultades del alma y del cuerpo. Siendo ellos la raíz de toda la humanidad, la culpa de este pecado fue imputada y la misma muerte en el pecado y la naturaleza corrompida fueron transmitidas a toda la posteridad que desciende de ellos por generación ordinaria. De esta corrupción original (por la cual estamos totalmente impedidos, inhabilitados y opuestos a todo bien, y completamente inclinados a todo mal) proceden todas las demás transgresiones”.
Evidentemente hay niveles de maldad, y la gran mayoría no llega a ser tan malo como pudiera ser. Hemos visto ejemplos de maldad bastante serios en la historia de la humanidad. Recientemente, Netflix lanzó una producción sobre la vida de Jeffrey Dahmer, un asesino en serie cuyo maldad se manifestó en el mayor trato cruel hacia sus víctimas. No les estoy animando a ver la serie, puede usar su tiempo de una mejor manera que ver Netflix, pero si es un buen ejemplo de cómo la maldad no siempre se manifiesta en su máximo nivel en cada uno de nosotros, no todos somos asesinos en serie, no todos somos políticos corruptos, no todos somos dictadores, no todos somos ladrones de banco, pero todos somos malos por naturaleza, y esa maldad se expresa de diferentes maneras.
Todos hemos mentido, tenido resentimiento, falta de perdón, orgullo, egocentrismo, hemos querido mostrarnos más bondadosos de lo que realmente somos, o hacemos las cosas para ser vistos por los demás. Usamos el nombre de Dios en vano, no lo reconocemos como nuestro Creador. No vivimos a la luz de que toda la adoración y gloria pertenece a Él. Volviendo a Romanos 1:21-23 “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles”. Somos idólatras.
La razón por la que vemos tanta maldad en el mundo, es porque el ser humano es corrupto. La Biblia usa constantemente la imagen de un árbol y sus frutos. El fruto que se produce depende del tipo de árbol, si el árbol es bueno, el fruto será bueno; si el árbol es malo, el fruto es malo. Lo que vemos en la sociedad es el fruto de la corrupción del hombre. La razón por la que se produce es porque el ser humano es corrupto en su interior. Esto es lo que genera todo los frutos de injusticia en nuestro mundo. Más adelante veremos en Génesis cómo el pecado rápidamente destruyó las relaciones familiares. Toda la raíz de conflicto viene por el pecado. Santiago 4:1-3 “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.”
Hablando de las tentaciones, el mismo Santiago 1:13-15 “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie ;sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte”. Tenemos la tendencia a justificar nuestras actitudes buscando una razón externa, pero realmente es nuestro interior el que nos mueve a hacer lo malo. Un fruto malo no viene de un árbol bueno.
Conexión con el evangelio: Amado amigo, quizás tú pienses que no eres tan malo, y que en comparación con otras personas no eres tan malo, y tienes razón. Si nos comparamos con personajes infames de la historia, evidentemente no seremos tan malos como ellos. Pero el estándar de comparación no es otro ser humano, el estándar de comparación es Dios mismo y su naturaleza perfecta.
Verás, el ser creados a imagen de Dios, inmediatamente nos habla de un propósito superior para el ser humano sobre todas las demás cosas creadas. El ser humano fue diseñando para mostrar la bondad, generosidad, justifica, santidad, pureza, y el perfecto gobierno de Dios. El ser humano debe ser un representante de Dios, un espejo en el cual se pueda ver el reflejo de su carácter. Por lo tanto, cada cosa que hagamos o pensemos que sea contraria al carácter santo de Dios es malo y pecaminoso.
Puede que nunca hayas matado a nadie, pero seguramente has tenido envidia, has tenido resentimiento, has tenido falta de perdón, has compartido algún chisme sobre alguien.
Puede que nunca hayas robado nada, pero has mentido, has ocultado la verdad por conveniencia, has dado un falso testimonio sobre alguien.
¿Qué hay de la insensibilidad a la necesidad de los demás? ¿La falta de contentamiento? ¿La queja y la ingratitud hacia Dios?
Amado amigo, todos nosotros sin excepción alguna hemos sido afectados por el pecado, y estamos sujetos a su influencia sobre nosotros sin ninguna posibilidad de ser libres por nosotros mismos. Y como personas que hemos sido creadas a imagen de Dios, algún día tendremos que rendir cuentas a Dios por la forma en cómo hemos vivido en este mundo. Tendremos que rendir cuentas a Dios por la forma en cómo hemos usado la vida que nos dio para el mal, y tendremos que da cuenta sobre cómo hemos manchado su imagen en nosotros con nuestro pecado. Estas son muy malas noticias, pues Dios no es un Dios injusto, y por lo tanto, debe castigar la maldad.
EL CREADOR Y SALVADOR - Génesis 3:15, 3:22-24
EL CREADOR Y SALVADOR - Génesis 3:15, 3:22-24
Después de la caída del ser humano registrada en Génesis 3:6-7, lo que vemos a continuación es el juicio de Dios por el pecado. Génesis 3:14-24 nos habla del juicio de Dios por el pecado de la serpiente, de la mujer y del hombre. Sin embargo, hay algo maravilloso en este relato, y es que en medio de su juicio Dios dio al ser humano una esperanza a la cual aferrarse. El pecado que ahora los dominaba, y la serpiente que los había engañado no tendrían la victoria final. Dios prometio que un descendiente de la mujer vendría a este mundo y acabaría para siempre con el poder del pecado, de la muerte y de Satanás.
Si estuviste con nosotros hace un par de domingos, sabes que este descendiente de la mujer no es otro que Jesús de Nazaret, quien vino a esta mundo para vivir una vida perfecta y justa, y al mismo tiempo sufrir la muerte y castigo que tú y yo merecíamos, para librarnos de la dictadura y la opresión del pecado y del juicio que merecíamos.
Ahora bien, este Jesús de Nazaret es a su vez el Creador de todas las cosas, Cristo es Nuestro Creador y nuestro Salvador. Juan 1:1-3 “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” El apóstol Pablo nos da el mismo testimonio en Colosenses 1:16 “Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.”
Jesús vivió la vida justa y perfecta que tú y yo no podemos vivir, y sufrió el castigo que tú y yo merecemos por nuestro pecado. Al hacer esto, su justicia fue imputada a nuestro favor, y nuestra injusticia fue imputada sobre Él en la cruz. Por medio de su muerte, Cristo pagó el precio de nuestra reconciliación, y aquello que habíamos perdido ahora es recuperado en Jesús.
¿Qué es aquello que habíamos perdido? El acceso a la presencia y comunión con Dios. Esto es representado por la presencia de los querubines. El libro de Génesis tiene detalles que se van desarrollando a lo largo del resto de la Escritura, y uno de ellos, es la función que los querubines tienen de evitar que los seres humanos caídos accedan a la presencia de Dios. Y quiero que rápidamente me acompañen a tres partes en la Escritura donde veremos de manera clara y luego de manera simbólica a los querubines separando la presencia de Dios de los seres humanos.
Lo vemos por primera vez en nuestro texto en Génesis 3. En Génesis 3:22-24 “Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida”. En este caso, los querubines guardan la entrada al Edén, el lugar donde Dios tenía comunión con el ser humano, y guardaban también el acceso del árbol de la vida. La presencia de los querubines mostraba que la comunión del hombre con Dios se había roto y ahora no tenía libre acceso ni a su presencia ni a su Edén.
Pero no solo en Génesis, lo vemos también a lo largo de la historia de Israel, especialmente en la construcción del Tabernáculo, primeramente, y del Templo, posteriormente. Lea conmigo:
Éxodo 26:31-33 “También harás un velo de azul, púrpura, carmesí y lino torcido; será hecho de obra primorosa, con querubines; y lo pondrás sobre cuatro columnas de madera de acacia cubiertas de oro; sus capiteles de oro, sobre basas de plata. Y pondrás el velo debajo de los corchetes, y meterás allí, del velo adentro, el arca del testimonio; y aquel velo os hará separación entre el lugar santo y el santísimo”.
2 Crónicas 3:14 “Hizo también el velo de azul, púrpura, carmesí y lino, e hizo realzar querubines en él.”
En ambos casos, un velo con querubines en él separaba el lugar Santísimo donde estaba la presencia de Dios, del resto del edificio. La presencia de querubines nos recuerda que aunque Dios iba a habitar con su pueblo, no había un libre acceso a su presencia. De hecho, todas las leyes y rituales que encontramos en el libro de Levítico nos recuerdan esto. La purificación era necesaria. De hecho, nadie podía entrar libremente al lugar santísimo que estaba guardado por un velo con querubines, ni en el Tabernáculo ni en el Templo, solo el sumo sacerdote una vez al año en el día de la expiación, y no sin antes purificarse a sí mismo.
Y es por esto que lo que leemos en Mateo 27:51 “Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron;” ¿De qué velo está hablando? Del mismo velo que separaba la presencia de Dios de las personas.
Amados hermanos, y amigos que hoy nos visitan, la única manera de poder acceder libremente a la presencia de Dios es por medio de Jesucristo, no son méritos propios sino por los de Jesús, con su vida, muerte y resurrección, Él rasgó el velo del templo, los querubines no deben guardar más la entrada a la presencia de Dios porque Jesús la recuperó por nosotros. De ahí el testimonio del libro de Hebreos 4:15-16 “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”.
En Cristo ya no hay separación entre Dios y los hombres, sino que hemos sido reconciliados con Él, y se nos ha dado nuevamente libre acceso a su presencia.
Amado amigo, el mensaje de la Biblia es claro. Dios salva al hombre de su pecado. Dios restaura lo que el pecado ha dañado en nuestras vidas, y nos transforma para que ya no vivamos más para nosotros mismos, sino que vivamos conforme a la imagen de aquel en quien fuimos creados y vivamos para adorarle. Solo ahí, el ser humano encontrará verdadero gozo y paz. En nuestro mundo actual el ser humano está intentando buscar su identidad fuera del Creador, y cuando la criatura separa su identidad de su Creador, es imposible tener un entendimiento correcto de quienes somos. Las personas ahora quieren encontrar en su expresión sexual su identidad, y por eso tenemos estas filosofías de identidad de género. Ya no sabemos ni quiénes somos, tan distorsionada es nuestra perspectiva, que ahora ni siquiera somos capaces de reconocer quienes somos al nivel más claro, el físico. Pero hemos sido creados por Dios a su imagen y sólo en nuestra comunión con Él encontraremos el gozo y la paz que tanto anhelamos. Ven a Cristo y se reconciliado con tu Creador. Esto lo hacemos por medio del arrepentimiento y la fe. Arrepentimiento es cambiar la forma en cómo pensamos y cómo actuamos, reconociendo que nuestros caminos son malos y los de Dios son buenos. Y la fe, es la confianza con la que afirmamos que lo que Cristo hizo en la cruz es suficiente para mi perdón delante de Dios. Amado amigo, se reconciliado con Dios por medio de Cristo. Él es tu Creador y también el Salvador.
APLICACIONES: Ahora bien, iglesia, ¿cómo debe afectarnos este mensaje?
Confianza en la Palabra y Soberanía de Dios: En primer lugar, debe darnos confianza en la Palabra de Dios. Hemos visto como desde Génesis, y a lo largo de toda la Escritura, hay un solo mensaje unificado en el que Dios nos muestra cómo salva al ser humano de las consecuencias de su pecado. Lo que Dios ha prometido desde Génesis, lo vemos cumplido en resto de la Escritura. Podemos tener confianza de que el testimonio de que nos da la Escritura del plan de Dios se ha cumplido. No importan cuán oscura se puso la situación para los personajes de la Biblia, Dios cumplió su plan de redimir un pueblo para sí.
Entender la esperanza del evangelio: También debemos entender cuál es la esperanza que nos da el evangelio. No es un esperanza para este mundo, sino una esperanza futura para la eternidad con Cristo. Como cristianos, a veces nos dejamos influenciar por los afanes de esta vida y pensamos que esto es el todo. Pero la esperanza del evangelio es que en la eternidad estaremos con Dios nuevamente en la ciudad de Dios, y podremos disfrutar de una vida plena en la presencia del Creador. En este mundo tendremos aflicción, en este mundo tendremos persecución, pero recordar que Cristo ha vencido a la serpiente para siempre.
Preparados para defender el evangelio: También nos desafía para defender el mensaje del evangelio. Las filosofías de este mundo, y el mal uso de la ciencia, intentarán negar la existencia del Creador con el deseo de negar también la responsabilidad moral que tenemos delante de nuestro Creador. Como cristianos, debemos predicar y defender el evangelio ante una sociedad hostil y contraria a la Biblia.
Mantener el evangelio en el centro: Tanto en nuestras vidas individualmente como en comunidad en la iglesia, el evangelio tiene que ser el centro. Todas las situaciones de la vida se deben explicar a través del evangelio.
Oremos.