Tema: El Cielo, El Hogar para la Iglesia
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Tema: El Cielo, El Hogar para la Iglesia
Texto: Jua 14:1-3
Introduccion: El Cielo es un lugar real a donde irá gente real. Esta es la enseñanza de la Biblia. No obstante,
no todos creen esto. Canon Farrar escribió: “El Cielo es ser algo, más bien que un lugar a donde ir”. Patterson Smyth dijo: “El Cielo significa un estado de carácter más bien que un lugar de residencia”. Estos hombres conceptúan el Cielo como un estado de carácter o de mente alcanzados en la tierra en vez de un lugar en donde uno vivirá. Creen que uno crea su propio Cielo en la tierra por medio de sus pensamientos y hechos.
La Biblia definitivamente habla del Cielo como un lugar. Por ejemplo, el Cielo se menciona
como:
A. Un país. El escritor de la carta a los Hebreos afirma que los patriarcas se consideraron extranjeros y peregrinos en la tierra y que buscaban una patria.
Heb 11:16 (RVR60)
Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.
El Apóstol Pablo refiriéndose al cielo como un país, hace hincapié en nuestra ciudadanía en el reino de los Cielos en Filipenses
Flp 3:20 (RVR60)
Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
Habiendo entrado el cristiano al reino del Redentor aquí en la tierra, si es fiel hastel fin, será privilegiado de entrar “en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”
2Pe 1:11 b (RVR60)
Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
B. Una ciudad. La segunda descripción del Cielo es como una ciudad. La idea de una ciudad de
Dios, bienaventurada por la presencia de él y existiendo para siempre, nos remonta al período patriarcal cuando Dios comenzó a preparar un pueblo para sí. Se dice que Abraham “esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios” y afirma que Dios
“les ha preparado una ciudad”. El salmista hizo eco a esta esperanza, al escribir: “Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios, el santuario de las moradas del Altísimo. Dios está en medio de ella; no será conmovida. Dios la ayudará al clarear la mañana” (Sal_46:4-5).
Juan llamó esta ciudad “la santa ciudad” (Apo 21:2). Esto está en contraste con las ciudades impías o malvadas en la tierra. Esto es esencial si Dios, el Santo, mora allí. Porque Dios no mora donde hay pecado. El propósito de Dios en todo el plan de redención es hacer santo al hombre. El Cielo es el clímax lógico de este propósito.
Heb 11:16 b (RVR60)
Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.
Heb 12:22 (RVR60)
sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles,
Apo. 21:2 (RVR60)
Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.
C. La casa del Padre. La tercera descripción del cielo es un vocablo muy personal: la casa del
Padre (Jua 14:2). Al consolar a sus discípulos, Jesús les dijo que en la casa de su Padre había muchas moradas esperándolos. La palabra “moradas” o “mansiones”, literalmente, significa “lugares donde vivir”. Al hombre sobre la tierra se le describe como un peregrino buscando una ciudad, un país o una patria mejor. En la casa del Padre el cristiano estará en casa. No habrá más peregrinaje; su búsqueda se habrá terminado. Dios morará con ellos “y verán su rostro” (Apo 21:3; Apo 22:4). La casa es donde el Padre está. El Cielo será tan real como lo es Dios, porque ese es su hogar.
Esta es la descripción más cálida y personal tocante al Cielo. Los hombres tal vez tienen dificultad para relacionar las palabras “país” o “ciudad” en vista de que estos más bien pueden ser vocablos fríos e impersonales. Pero todo hombre puede relacionarse intelectual y emocionalmente con el hogar o la casa. La casa del Padre nos recuerda de un hogar terrenal donde se encuentran la madre, el padre, los hermanos y las hermanas, la cordialidad, el entusiasmo y el amor. Para el cristiano, la muerte será irse a casa donde se están sus seres queridos.
Jua 14:2 (RVR60)
En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho;voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
Apo 21:3 (RVR60)
Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.
Apo 22:4 (RVR60)
y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.
CONCLUSIÓN:
Apo 21:1-2 (RVR60)
Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. 2Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.
El Apostol Juan describió el nuevo cielo y tierra nueva, cuya ciudad principal o única es la
Nueva Jerusalem y en su descripción los hechos más importantes son:
(A) Que Juan vio una ciudad;
(B) que estaba habitada por santos de todas las épocas;
(C) que Dios estará presente en ella de una manera especial, lo cual nos lleva a la conclusion que nuestra morada eterna no es terrenal, mental, conceptual, es totalmente real como nuestro Dios es real.