Cómo Ser Una Iglesia Comprometida Con las Misiones En Otros Lugares

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Por las Sagradas Escrituras tenemos conciencia del deseo divino de que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Necesitamos un avivamiento espiritual que restaure el primer amor y nos lleve al primer propósito de la Iglesia; Glorificar a Dios predicando el evangelio,

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Mateo 9:35–38 RVR60
35 Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. 36 Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. 37 Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. 38 Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.

INTRODUCCIÓN

Por las Sagradas Escrituras tenemos conciencia del deseo divino de que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.
1 Timoteo 2:3–4 RVR60
3 Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, 4 el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.
Por lo tanto, como Iglesia Bíblica damos prioridad a la gran comisión que el Señor dejó a su Iglesia antes de ascender al Cielo. Ya que predicar el evangelio en todas las naciones, glorifica a Dios.
Desde esa perspectiva, como Iglesia debemos enfocarnos en predicar el evangelio, entrenar obreros y apoyar el avance misionero en otros lugares.
Creemos en el plan divino de redención universal, no exclusiva. No aceptamos la doctrina de la expiación parcial.
En su gran amor Dios envió a su Hijo para dar vida eterna a todo aquél que cree.
El evangelio debe ser predicado a toda criatura, Mar 16:15.
El sacrificio del Señor en la cruz es la propiciación por los pecados del mundo entero, no sólo por algunos escogidos.
1 Juan 2:2 RVR60
2 Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
De manera que la gente que se pierde no es por determinación divina, sino por elección voluntaria de rechazar a Cristo y su evangelio.
Juan 3:18–19 RVR60
18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. 19 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
De manera que el proyecto de la redención de la humanidad caída, abarca a todos los hombres, sin importar su color de piel, ni su lengua. Pero:
¿Cómo llegamos a ser una Iglesia comprometida con esta misión que sale del despacho del Dios de los cielos?
En primer lugar, se necesita un avivamiento espiritual que restaure el primer amor y nos lleve al primer propósito de la Iglesia; Glorificar a Dios predicando el evangelio, en Ocala, en Florida, en Estados Unidos y hasta lo último de la tierra.
En segundo lugar y esto como una consecuencia de lo anterior, se necesitan obreros llamados y preparados por Dios y los recursos para sostenerlos en los campos donde Dios les dirija.
Si todavía restan (según las estadísticas) alrededor de 11.000 grupos étnicos en los cinco continentes, la pregunta es: ¿Cuántos obreros se necesitan?
Se necesitan no algunos, sino centenares, mejor dicho, miles de obreros. ¡Miles de misioneros, miles de pastores y predicadores comprometidos con Dios y su misión!.
Ahora bien:
¿Cuál es la clave para que surja este ejército de obreros llamados, capacitados y enviados al campo?
Veamos qué dijo el Señor Jesucristo, tal vez sus Palabras nos ayuden a encontrar la respuesta de este “acertijo”.
En ese pasaje que leímos de Mateo 9, el Señor dijo a sus discípulos: Rogad, pues, al Señor de la míes, que envíe obreros a su míes.
Allí encontramos el ingrediente y el secreto más importante según las instrucciones dadas por el Señor mismo.
Sin lugar a dudas, Dios a estado y aún está contestando esta petición, pues muchos jóvenes y adultos se hallan preparándose para dedicar sus vidas a la evangelización de los perdidos.
Pero todavía nos preguntamos:
¿Lo están haciendo en la cantidad suficiente como para hacer frente a más de 1.300 millones de personas que suman aquellos no evangelizados?
Seguramente que no.
¿Y por qué no?
¿Qué nos está faltando?
De las varías razones que se podrían dar para justificar esta deficiencia hay una que se destaca claramente.
Hablamos de la falta de visión de las necesidades reales.
Cuando hablamos de visión aquí, no me refiero a un conjunto de palabras bien elaboradas para encabezar un proyecto, me refiero a una visión óptica literal, me refiero a una cosmovisión igual y exacta a la que el Señor realiza y sobre la cual leemos en Mateo 9.
Cuando el Señor pronunció las palabras que Mateo nos narra, estaba rodeado de sus discípulos en medio de una gran multitud.
Fu esta visión de las personas desamparadas como ovejas que no tienen pastor, la que conmovió su corazón y le produjo compasión para luego llevarlo a pronunciar las palabras Rogad, orad, pues, al Señor de la míes, que envíe obreros a sus míes.
Lo que necesitamos para ser una Iglesia comprometida con la predicación del evangelio y las misiones mundiales esta revelado en este pasaje de Mateo 9.

VISIÓN

Necesitamos ver a los hombres, como Dios los ve.
Los hombres sin Cristo no son buenas personas que de vez en cuando hacen lo malo, son malas personas que de vez en cuando hacen lo bueno.
Y esto bueno que hacen estas malas personas no lo pueden hacer sin culpa.
Eclesiastés 7:20 RVR60
20 Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque.
Todos los hombres somos pecadores, y no somos pecadores porque pecamos, pecamos porque somos pecadores, por naturaleza.
Y ese pecado nos separa de Dios.
Romanos 3:23 RVR60
23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,
Pero no solo estamos separados de Dios, sino que también estamos rumbo a una condenación.
Romanos 6:23 RVR60
23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
Apocalipsis 21:8 RVR60
8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
Cuando Cristo miró a los hombres en Jerusalén, los vio perdidos, separados de Dios y rumbo a una condenación. Fue allí entonces cuando su corazón se conmovió y se llenó de tristeza.
La razón por la cual muchos cristianos y la Iglesia nos está siendo eficiente en su labor es por nuestra visión distorsionada y desviada, porque estamos viendo a los hombres como personas buenas que no necesitan ayuda, que lo que necesitan es ser guiados a cumplir sus éxitos, por eso les predican temas sobre la actualidad, el modernismo y el materialismo.
Temas como:
Cuatro pasos para ser exitoso, cinco actitudes para alcanzar tus metas. O temas como: Dios te ama tal cual eres, Dios quiere bendecirte.
No hay una predicación clara sobre el evangelio, sobre la santidad de Dios, sobre la justicia de Dios y ni hablemos de la condenación.
No hermanos si queremos ser efectivos, y ser una Iglesia comprometida con el evangelio y las misiones mundiales tenemos que leer la Biblia y ver a los hombre como realmente Dios los ve.
Será allí entonces cuando nuestro corazón saltará de la compasión y la tristeza de ver a nuestros familiares, a nuestros vecinos, a nuestros amigos, a nuestros compañeros de trabajo, a la gente que nos rodea allá afuera y al mundo en general perdidos, desamparados y dispersos, rumbo a una condenación eterna.
Será allí entonces cuando la compasión nos llevará a orar a Dios y pedir por más obreros porque la míes es mucha, porque sólo no vamos a poder, porque necesitamos un ejército de hombres y mujeres comprometidos con la predicación del evangelio, porque necesitamos un ejército de Iglesias con una cosmovisión Bíblica y Cristocentrica cuyos púlpitos sean altares donde la gente se vuelve a Dios y no conciertos musicales más parecidos al mundo que a Dios y su Palabra.
Y por último será allí donde nacerá en nuestros corazones el deseo y el querer hacer algo por los hombres perdidos.
Porque amamos a Dios y amamos lo que el ama. Dios ama a los hombres no tal cuales son, sino a pesar de lo que son.
Y salvarnos a enviado a su Hijo Jesucristo.
Para que todo aquél que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.

CONCLUSIÓN

La pregunta para terminar es la siguiente,
Habrá alguien en esta congregación que dice pastor yo estoy dispuesto, yo estoy dispuesta a tener parte en la predicación de la Palabra de Dios.
¿Te colocarías de pié para orar conmigo?
Habrá alguien aquí que dice pastor yo no soy salvo, necesito que me ayude, quiero pedirle a Cristo que me salve, me he dado cuenta, he entendido que soy un pecador separado de Dios rumbo al infierno, por favor ayúdeme.
¿Levantarías tu mano por un momento?
Si ese eres tú y quieres ayuda levanta tu mano y al final del servicio me acercaré a ti.
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