El Poder Destructor del Pecado
El Poder Destructor del Pecado
Introducción:
- Por culpa del pecado, la humanidad ha tenido que sufrir de muchas maneras.
- La humanidad ha tenido que sufrir enfermedades de todo tipo (Ej. Sida, depresión, defectos físicos al nacer, etc.), ha tenido que sufrir muerte, infelicidad, y la lista puede continuar.
- La triste realidad es que a pesar de que el pecado causa todas estas cosas, la gente sigue siendo esclava del pecado (Juan 8:34) y no busca liberarse de el por medio de Jesucristo (Juan 8:36).
- Posiblemente, la gente necesita darse cuenta en realidad del poder destructor del pecado, y que a pesar de que el pecado produce placer, ese placer es únicamente temporal (Hebreos 11:25); pero la consecuencia del pecado es muerte y castigo eterno (Ro. 6:23).
- A continuación, vamos a, brevemente, analizar el poder destructor del pecado; para darnos cuenta de una vez por todas, que es algo que debemos de tomar en serio y dejar de practicarlo sino queremos ser destruidos por Dios en el día del juicio (Ro. 6:23; Rev. 20:15).
I. El Pecado Tiene El Poder de Destruir Nuestro Buen Nombre y Nuestro Carácter.
A. La Biblia nos revela la importancia de un buen nombre.
1. Salomón escribió, “Más vale el buen nombre que las muchas riquezas, Y el favor que la plata y el oro.” (Pro. 22:1).
2. Después, él afirma que, “Mejor es el buen nombre que el buen ungüento…” (Ecl. 7:1).
3. Por lo tanto, basado en estos dos versículos, podemos aprender que es importante tener un buen nombre o reputación.
B. La Biblia y la sociedad secular comprueban que el pecado arruina un buen nombre.
1. Encontramos en la Biblia el ejemplo de Caín (Gén. 4:1-15), Jeroboam (I Reyes 14:1-20), Jezabel (I Reyes 16:31; 19:1-3; 21:1-29; II Reyes 9:10, 30-37), Acab (I Reyes 16:29-33; 18:1-46; 21:17-29; 22:1-40), Betsabé (II Sam. 11:1-27), Gomer (Óseas 1:1-11; 3:1-3), Judas (Mat. 26:14-16, 47-56; 27:3-10) y Demas (II Ti. 4:10).
2. Encontramos en la sociedad el ejemplo de el Presidente Clinton, el Presidente Nixon (el escándalo de Watergate), Adolfo Hitler, Napoleón Bonaparte.
C. ¿Por qué es importante tener un buen nombre o reputación?
1. Es importante tener un buen nombre ya que nuestra influencia depende de el.
2. La Biblia nos informa que todos debemos ser la sal del mundo, la luz del mundo para que los demás puedan dar gloria a Dios (Mat. 5:13-16); pero, si no tenemos un buen nombre, no vamos a tener una buena influencia, y a causa de esto, el nombre de Dios va ser blasfemado entre los gentiles (Ro. 2:24).
3. Por eso, es importante que no practiquemos el pecado, ya que el pecado tiene el poder de destruir nuestro buen nombre.
D. Ahora, ¿Por qué es importante nuestro carácter?
1. Nuestro carácter es importante ya que el define nuestra persona, quienes somos en realidad.
2. Nuestro carácter es importante porque revela si somos personas honestas, integras, amables, confiables, respetuosas, etc.
3. Pero, si nosotros dejamos que el pecado reine en nuestras vidas, el va a destruir nuestro carácter y nos va a dejar en banca rota, moralmente hablando.
4. Tenemos el ejemplo vivo de Judas (Juan 12:1-6; Mateo 26:14-16; 27:3-10).
5. Por lo tanto, es importante que cuidemos nuestro carácter y que no dejemos que el pecado lo destruya.
II. El Pecado Tiene El Poder de Destruir Nuestros Cuerpos.
A. ¿Cuáles son algunas avenidas por medio de las cuales el pecado puede destruir nuestro cuerpo?
1. La inmoralidad es una de las avenidas que el pecado usa para destruir nuestros cuerpos (I Cor. 6:18-20).
a. Cuando digo inmoralidad, me estoy refiriendo a actos sexuales que no están autorizados por Dios (Ej. Zoofilia, homosexualidad, necrofilia, adulterio, fornicación, etc.).
b. Nosotros podemos darnos cuenta que las enfermedades venéreas son las consecuencias fatales de una vida inmoral. Tenemos la enfermedad del SIDA, que según las estadísticas, ha hecho estragos casi por completo en algunas áreas del continente Africano.
2. El alcohol es una de las avenidas que el pecado usa para destruir nuestros cuerpos.
a. La Biblia nos advierte que el uso del alcohol es pecaminoso. En Proverbios 20:1 encontramos las siguientes palabras: “El vino es provocador, la bebida fuerte alborotadora, Y cualquiera que con ellos se embriaga no es sabio.”
b. Los medios de televisión tienen una manera seductiva de presentar al alcohol; sin embargo, lo que ellos nunca muestran en sus propagandas es aquel esposo golpeando a su esposa y a sus hijos por causa del alcohol. Ellos no muestran aquella jovencita que fue violada por causa del alcohol. Ellos no muestran aquel borracho durmiendo en la calle por causa del alcohol. Ellos no muestran aquellas familias que perdieron a sus seres queridos porque un conductor borracho chocó con ellos matándolos o dejándolos paralizados.
c. El punto hermanos, ¡El alcohol causa daños irreparables! Es por eso que no debemos dejar que el pecado destruya nuestro cuerpo por medio del alcohol (Cf. Pro. 23:29-35), antes bien, debemos abstenernos de las pasiones carnales que combaten contra el alma (I Pedro 2:11) y poner nuestros pensamientos en cautiverio a la obediencia de Cristo (II Cor. 10:5); algo, que el alcohol no nos permite hacer.
3. El cigarrillo es una de las avenidas que el pecado usa para destruir nuestros cuerpos.
a. Es una verdad indiscutible que fumar causa cáncer en los pulmones. El cáncer es uno de los enemigos mortales de nuestro cuerpo.
b. Por lo tanto, preguntémonos: Honestamente, ¿Qué haría Jesús con un cigarro, sabiendo el daño que causa en el cuerpo? (Cf. I Cor. 6:19-20; I Ped. 2:21-22; esp. Hebreos 4:15).
4. La glotonería es una de las avenidas que el pecado usa para destruir nuestros cuerpos.
a. La glotonería va a destruir nuestros cuerpos y dejarnos en la ruina. Proverbios 23:20-21 dice lo siguiente, “No estés con los bebedores de vino, Ni con los comilones de carne, Porque el borracho y el glotón se empobrecerán, Y la vagancia se vestirá de harapos.”
b. La glotonería es comparada con la borrachera en la Biblia; y, recordemos que muchos “cavan sus tumbas con sus dientes” (Cf. Deum. 21:10).
5. La preocupación es una de las avenidas que el pecado usa para destruir nuestros cuerpos.
a. En Mateo 6:24-34 Cristo prohíbe la preocupación (v. 25, 31, 34).
b. Por lo tanto, si Cristo la prohíbe, no hay necesidad de que nosotros nos preocupemos, ya que si lo hacemos, vamos a deteriorar nuestros cuerpos y pecar por no obedecer ni confiar en Dios.
B. ¿Cuál es la responsabilidad que tenemos hacia nuestros cuerpos?
1. La responsabilidad que tenemos hacia nuestros cuerpos es de presentarlos como sacrificio vivo ante Dios (Romanos 12:1-2).
2. Y, glorificar a Dios con nuestros cuerpos (I Cor. 6:19-20; Cf. Fil. 1:21).
3. Por lo tanto, no dejemos que el pecado destruya nuestros cuerpos.
III. El Pecado Tiene El Poder de Destruir Nuestros Talentos.
A. La Biblia y la sociedad secular comprueban que el pecado puede destruir nuestros talentos.
1. Por causa del pecado de la cobardía y la inseguridad el hombre que recibió un solo talento terminó perdiendo lo que su amo le había dado (Mateo 25:14-30).
2. Yo he conocido a grandes predicadores con mucho talento que por causa del pecado ya no pueden predicar. La oportunidad les fue quitada, por alcohol, drogas, mujeres, etc.
3. Grandes hombres empresarios, lideres comunitarios, personas con mucho talento para hacer el bien ya no pueden hacerlo por que el pecado destruyó sus talentos.
4. Por lo tanto, no dejemos que el pecado destruya nuestros talentos.
IV. El Pecado Tiene El Poder de Destruir Nuestras Oraciones.
A. La Biblia enseña que una vida pecaminosa impide que nuestras oraciones sean oídas por Dios.
1. Isaías 59:1-2, Salmo 66:18, y Proverbios 28:9 revelan que el pecado hace que Dios no escuche nuestras oraciones.
B. ¿Cuáles son algunos pecados que impiden que nuestras oraciones sean escuchadas?
1. Una mentalidad idolatra impedirá que nuestras oraciones sean escuchadas (Ezequiel 14:3; Cf. Col. 3:5).
2. Una relación matrimonial inapropiada impedirá que nuestras oraciones sean escuchadas (I Pedro 3:7; Cf. Col. 3:18-19; Efe. 5:33).
3. Falta de compasión por los necesitados impedirá que nuestras oraciones sean escuchadas (Pro. 21:13).
4. Falta de fe impedirá que nuestras oraciones sean escuchadas (Stg. 1:5-7).
5. No perdonar a los demás impedirá que nuestras oraciones sean escuchadas (Mat. 6:14-15).
6. La rebeldía impedirá que nuestras oraciones sean escuchadas (Pro. 28:9).
7. El egoísmo impedirá que nuestras oraciones sean escuchadas (Stg. 4:3).
8. Tener problemas con nuestros hermanos y no buscar solucionarlos impedirá que nuestras oraciones sean escuchadas (Mat. 5:23-24).
9. Tener una actitud arrogante impedirá que nuestras oraciones sean escuchadas (Lucas 18:10-14).
10. Ignorar nuestro pecado y pretender que nada ha pasado impedirá que nuestras oraciones sean escuchadas (I Sam. 15:22-23).
C. Por lo tanto, no dejemos que el pecado destruya nuestras oraciones.
V. El Pecado Tiene El Poder de Destruir Nuestra Conciencia.
A. Si continuamos pecando podemos perder nuestra sensibilidad espiritual.
1. El apóstol Pablo menciona que muchas personas apostataran de la fe y que por practicar el pecado su conciencia se cauterizará (I Ti. 4:1-2).
2. Cuando una persona sufre quemaduras graves en su cuerpo, esa persona pierde sensibilidad en la parte que fue dañada. De igual manera al pecar, podemos llegar a cauterizar nuestra conciencia hasta el punto de ya no sentir remordimiento por lo que hacemos (Cf. Efe. 4:17-19).
3. Otra manera de ilustrar el punto es la idea que los indios tenían acerca de la conciencia. Ellos pintaban la conciencia como un triangulo con puntas filosas debajo del corazón. Cada vez que uno hace algo malo, el triangulo da vueltas y corta el corazón causando dolor. Pero, después de tantas vueltas, las puntas se desgastan y pierden el filo y ya no pueden cortar el corazón.
4. No cabe duda que el pecado endurece al corazón (Hebreos 3:13). Y si endurecemos nuestro corazón, Dios nos puede abandonar a nuestra suerte por haber entristecido a Su Espíritu (Ro. 1:24, 26, 28; I Tes. 5:19). Un corazón de piedra no siente nada; por lo tanto, tengamos cuidado, no sea que nuestro corazón se endurezca y pierda su sensibilidad.
5. Recordemos el caso del ladrón en la cruz que no quiso arrepentirse. Tanta fue su arrogancia que no buscó aprovechar el perdón que Cristo pudo haberle ofrecido (Mat. 27:39-44; Lucas 23:39-43).
VI. El Pecado Tiene El Poder de Destruir Nuestros Hogares.
A. El pecado separa a los hogares unidos.
1. Dios quiere que todos los hogares sean unidos, amorosos, comprensibles y responsables; pero cuando el pecado reina en los hogares en vez de la voluntad de Dios, eso impide que un hogar sea lo que Dios quiere que sea.
B. Ejemplos bíblicos de hogares que fueron destruidos por el pecado.
1. El hogar de Lot fue destruido por el pecado (Gén. 19), el hogar de David fue destruido por el pecado (II Sam. 13 y 15), el hogar de Óseas fue destruido por el pecado (Óseas 2-3). También tenemos el hogar del padre del hijo prodigo que sufrió tristeza y decepción a causa del pecado (Lucas 15:11-32).
C. ¿Cuáles son algunos pecados que pueden destruir nuestros hogares?
1. La rebelión, la tiranía, el desamor, la fornicación, el adulterio, la borrachera, el egoísmo, la pornografía, las drogas, la lotería, la homosexualidad, el orgullo, la envidia, etc. son pecados específicos que pueden destruir un hogar.
VII. El Pecado Tiene El Poder de Destruir Nuestra Congregación Local.
A. La importancia de nuestra congregación local.
1. Todas las bendiciones que Dios tiene para nosotros las podemos encontrar en la congregación local.
2. La fuerza de la comunión, el bálsamo del consuelo, el privilegio de adorar y el gozo de servir a Dios y a otros son una realidad que podemos experimentar en una congregación local si cada uno de nosotros hace su parte para promover la paz y la unidad (Ro. Hebreos 12:14; Fil. 4:1-2).
B. Ejemplos bíblicos de congregaciones que estaban siendo destruidas por el pecado.
1. La iglesia en Corinto estaba siendo destruida por el pecado (I Cor. 1, 3, 5, 6, 7, 8, 10, 11, 12, 15, 16), la iglesia en Laodicea estaba siendo destruida por el pecado (Apoc. 3:14-22), junto con las otras 4 congregaciones que estaban mal y que son mencionadas en Apocalipsis 2-3.
2. Es mas, ¿por qué ya no tenemos congregaciones como Esmirna y Filadelfia (Apoc. 2:8-11; 3:7-13)? ¡Por causa del pecado!
C. ¿Cuáles son algunos pecados que pueden destruir a una congregación?
1. El orgullo (III Jn. 9-10), el mundanismo (I Cor. 5; I Jn. 2:15-17; Stg. 4:4), la indiferencia (Apoc. 3:14-22), el materialismo (Apoc. 3:14-22; Lucas 8:14), la falta de amor y devoción hacia Cristo y su causa (Lucas 9:57-62; 14:27) y la división (I Cor. 1:10) son algunos pecados específicos que pueden destruir una congregación.
VIII. El Pecado Tiene El Poder de Destruir Nuestra Ciudad, Comunidad y Nación.
A. Ejemplos bíblicos de naciones que fueron destruidas por el pecado.
1. La nación de Israel fue destruida casi por completo a causa del pecado y fue llevada en cautiverio por la nación de Asiría (II Reyes 15:29; 17:3-6; 18:9-12).
2. La Ciudades de Sodoma y Gomorra fueron destruidas a causa de su pecado (Gén. 19).
3. Jerusalén fue destruida por causa de su pecado (Mateo 24:1-35).
4. La ciudad de Tiro (Isa. 23; Amos 1:9-10; Ez. 26-28; Zacarías 9:3-4), Sidón (Ez. 28:20-26) y el imperio Romano fueron destruidos a causa de su pecado.
B. ¿Cuáles son algunos problemas que afectan al mundo entero?
1. Algunos problemas que afectan al mundo entero son: La delincuencia juvenil, el divorcio, la inmoralidad que se hace evidente a través de la homosexualidad, prostitución, la bisexualidad, y el adulterio. La pornografía que se manifiesta por medio de películas, comerciales, revistas, Internet, etc. Y por si fuese poco, el problema de las drogas.
C. ¿Qué quiere Dios que recordemos?
1. Dios quiere que recordemos que: “La justicia engrandece a la nación, Pero el pecado es afrenta para los pueblos.” (Proverbios 14:34).
IX. El Pecado Tiene El Poder de Destruir Nuestra Posteridad.
A. ¿Qué significa posteridad?
1. La palabra posteridad significa: “Generación o descendencia.”
2. En cuanto al pecado destruyendo nuestra generación la Biblia dice: “Porque Yo, el SEÑOR tu Dios, soy Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que Me aborrecen.”
3. Entonces, podemos ver que por causa del pecado Dios nos castiga y las consecuencias de ese castigo la pueden llegar a sentir nuestros descendientes futuros. No que ellos sean responsables por el pecado y que se pierdan por el, sino más bien, las consecuencias del pecado.
B. Ejemplos bíblicos que comprueban que el pecado tiene el poder de destruir nuestra posteridad.
1. La posteridad de David sufrió a causa de sus pecados. Por culpa del pecado de David: a) Absalón, el hijo de David, se convirtió en homicida, b) su hija Tamar, fue violada por su hermano, y c) Amnón, que violó a Tamar, se convirtió en un violador (II Sam. 13:1-39; cf. II Sam. 16:20-23).
2. La posteridad de Manasés sufrió por sus pecados. Amón, el hijo de Manasés, heredó el trono. Pero, de él leemos, “E hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR, como había hecho su padre Manasés; y Amón ofreció sacrificios a todas las imágenes talladas que su padre Manasés había hecho, y las sirvió. Además, no se humilló delante del SEÑOR como su padre Manasés se había humillado, sino que Amón aumentó su culpa.” (II Cro. 33:21-25; 33:1-20).
3. La posteridad de Jeroboam, el hijo de Nabat, sufrió por sus pecados. Por causa de sus pecados Israel fue llevado cautivo (I Reyes 14:15-16).
X. El Pecado Tiene el Poder de Destruir Nuestra Oportunidad de Vivir con Dios Eternamente.
A. La paga del pecado es muerte (Romanos 6:23).
1. Otros pasajes que comprueban este punto son: Ezequiel 18:4, 20; Santiago 1:13-15; 5:19-20; Romanos 7:5, 21; 8:2, 13; Gén. 2:7.
2. El pecado resultará en muerte espiritual eterna (Apoc. 21:8; 20:6, 14; 2:11). El lago de fuego [El infierno] es la segunda muerte y es un lugar donde estaremos concientes sintiendo dolor (Lc. 16:19-31; Apoc. 14:11; 20:10, 15) porque allí los hombres estarán eternamente separados de Dios (I Tes. 1:7-9; Mat. 25:31-46; Lc. 16:19-31).
Conclusión:
1. Dejemos de tratar al pecado suavemente. Dejemos de minimizar el pecado y llámemelo lo que es – ¡PECADO!
2. Por lo tanto, recordemos que debemos abstenernos del pecado porque sino lo hacemos, llegará el día en que tendremos nuestra paga (Rom. 6:23; cf. Rom. 7:13; Isa. 1:16; Col. 3:5-9; Mat. 26:28; II Cor. 9:15).