Un Dios Que Entiende Lucas 15:1-2

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Introducción
Lucas, al enfatizar en la humanidad de Jesús en su relato del evangelio, estaba tratando de decir: "Tenemos un Dios que entiende".
Por ejemplo, Mateo enfatiza en Cristo como Mesías, Marcos enfatiza en Su servicio, pero Lucas (un médico comprometido a aliviar el sufrimiento humano) elige enfatizar en la humanidad de Jesús.
Quiere que la humanidad que sufre sepa que tenemos a un Dios que entiende los problemas del hombre.
El nombre de Lucas aparece sólo tres veces en el Nuevo Testamento, y ninguno de estos casos está en ninguno de los libros que escribió. Más bien, las referencias a Lucas se pueden encontrar en Colosenses 4:14 donde se le llama el "médico amado", en Filemón 24 donde se le llama el "compañero de trabajo" de Pablo, y en 2 Timoteo 4:11 donde está junto a Pablo durante las horas oscuras del martirio que se acerca a Pablo.
En los tres pasajes, la vida de Lucas da evidencia de que había llegado a conocer en Cristo "a un Dios que entiende".
Independientemente de quiénes somos, dónde vivimos o lo que hemos hecho, el mensaje de Lucas para nosotros es que en Jesucristo tenemos un Dios que nos entiende.
Si miramos por todo el evangelio de Lucas en cuanto a este tema, podemos reducir sus declaraciones en tres puntos.
I. Dios entiende lo que es ser humano, porque él era humano.
(Lucas 1:31) "…Concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús"
Además de ser concebido por el Espíritu Santo, el nacimiento de Cristo fue tan humano como el de cualquier otra persona. Fue concebido en el vientre de una mujer, como cualquier otra, y los aspectos físicos de su nacimiento fueron idénticos al nacimiento de cualquier otro ser humano.
Jesús no cayó del cielo como un Mesías adulto. El suyo fue un nacimiento natural, un crecimiento natural, un desarrollo natural. Oh, pero eso sí, era divino, sin pecado y totalmente humano.
El título "Hijo del Hombre" se usa en el relato de Lucas veintitrés veces para enfatizar la humanidad de Jesús. Es la designación favorita de Cristo para sí mismo. Cualquier otra cosa que este título pueda significar, significa que Cristo es humano, que es uno con la humanidad, que nos entiende.
" …Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza." (9:58).
"Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe" (7:34).
"El Hijo de Hombre es Señor del sábado" (6:5 NVI).
"…el Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres" (9:44).
"…a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá." (12:40).
Estas, más otras dieciocho referencias similares al "Hijo del Hombre", nos aseguran que el nuestro es un Dios que entiende lo que es ser humano, porque él era humano.
Para muchos de nosotros, parece extraño que una persona cuestione la humanidad de Jesús. Teóricamente, muy pocos lo han hecho. Los docéticos creían que el cuerpo de Jesús no era real.
Sostenían que Cristo era sólo Dios apareciendo en forma humana. Muchos teólogos han enfatizado tanto la deidad de Cristo y han asumido tal abismo entre Dios y el hombre que prácticamente han anulado la vida humana de Jesús. Esto está mal.
Debemos comenzar con los hechos de la vida de Jesús como se registra en el Nuevo Testamento. Nadie que tome en serio el Nuevo Testamento cuestionará la humanidad de Jesús.
Como hombre, Jesús estaba sujeto a la ley del crecimiento y el desarrollo. Lucas dijo que creció en sabiduría y estatura y en favor de Dios y los hombres (Lucas 2:52). Esto parece describir el crecimiento humano normal.
A. Sus tentaciones eran humanas.
Cuando Jesús dijo a sus discípulos la noche en que fue traicionado: "Orad que no entréis en tentación." (Lucas 22:40), ¡Él sabía de lo que estaba hablando!
El ministerio de Jesús fue lanzado en medio de una inundación de tentaciones (Lucas 4:1-13), y sus tentaciones nunca cesaron. Lo acosaron hasta su último aliento en la cruz.
Las tentaciones y batallas de Jesús eran reales. Sus luchas con el pecado y el mal no fueron batallas falsas. A veces cometemos el error de pensar que no puede haber tentación a menos que haya algo básico e innoble en nuestras vidas a lo que la tentación pueda apelar.
Sabemos que nuestras concupiscencias somos seducido. Pero esto no siempre es así. Adán y Eva fueron tentados cuando en ellos no había pecado. Jesús fue tentado sin caer en pecado.
En el desierto (Mateo 4:1-11 y Lucas 4:1-13).
¨ ¡La tentación de satisfacer el apetito físico de Jesús era real! (Convierte las piedras en pan.)
¨ ¡La tentación de apartarse de la voluntad del Padre para ganar el mundo a través del compromiso de adorar a satanás era real!
¨ ¡La tentación de ganar el mundo a través del sensacionalismo era real! (Satanás usó las escrituras para tentar al Señor. Le dijo al Señor: Lánzate del pináculo del templo si eres hijo de Dios, porque:
¨ “…escrito está, a sus ángeles mandará acerca de ti, y, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra (v.6).
Es por eso por lo que podemos ir a Cristo sin avergonzarnos de nuestras tentaciones.
Porque Hebreos 4:15 nos declara diciendo:
Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
Sin embargo, el entendimiento de Jesús no significa que él acepte o apruebe nuestra entrega a la tentación.
Más bien, significa que cuando acudimos a él en tiempo de tentación, no necesitamos explicar de qué se trata, porque él entiende lo que es ser humano y ser tentado.
B. Su compasión era humana (Lucas 7:11-15).
No hay palabra más fuerte que la palabra compasión para la piedad, la simpatía y el sentimiento. Es una palabra que se usa una y otra vez en la historia del evangelio para describir a Jesús.
Los estoicos sostenían que la característica principal de Dios era la apatía o la incapacidad de sentir, sin embargo, en Lucas se nos presenta la asombrosa concepción de alguien que era el Hijo de Dios y, sin embargo, era lo suficientemente humano como para ser conmovido con compasión.
C. Sus decepciones fueron humanas.
Jesús estaba decepcionado al ver su propia ciudad natal (Nazaret). Tuvo que decir:
"De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su propia tierra” (Lucas 4:24).
Estaba decepcionado de aquellos a quienes sanaba. ¿No sanó él a diez leprosos? Y cuando uno solo regresó a Jesús, el preguntó: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? (Lucas 17:17).
Estaba decepcionado de alguien a quien había elegido como discípulo. "Mas he aquí, la mano del que me entrega está conmigo en la mesa." (Lucas 22:21).
D. Su vida de oración fue humana.
"Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba." (Lucas 5:16).
" Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra." (Lucas 22:44).
Hay una condición conocida como Hematidrosis que al parecer se ha dado en otras personas además de Jesús.
Ocurre con mayor frecuencia durante episodios extremos de miedo o ansiedad, como los que se experimentan a menudo cuando una persona se enfrenta a la muerte.
Lo que ocurre es que los vasos sanguíneos se rompen cuando una persona se enfrenta a una situación extremadamente estresante, lo que hace que la sangre salga del cuerpo a través de las glándulas sudoríparas.
Tan intensa fue la agonía de Jesús en Getsemaní que comenzó a sudar grandes gotas de sangre.
¡El asunto es que el Señor oró porque necesitaba orar! Tenía tentaciones humanas.
E. Su sufrimiento era humano.
Þ Sus lágrimas ante la tumba de Lázaro fueron ciertas de un hombre que sentía en su alma y cuerpo.
Þ Cuando lloró por Jerusalén al ver como lo rechazaban, eso fue real.
Þ Cuando los latigazos dieron en Su espalda desgarrando la carne, eso le dolió tal como le dolería a cualquier otro humano.
Þ Cuando los clavos fueron clavados en sus manos, sintió dolor como cualquier otra persona.
Þ Cuando la lanza fue empujada hacia su costado era real.
Þ Cuando dijo: "Tengo sed", era real.
Él entiende el sufrimiento humano
Lucas está diciendo: "cualquiera que sea tu problema, tu dolor, puedes venir a alguien que entiende, y su nombre es Jesús".
II. Dios entiende la dificultad del perdón porque perdonó (Lucas 7:41-48).
A. Simón el fariseo estaba teniendo dificultades para perdonar a la mujer que limpió los pies de Jesús con sus lágrimas.
“dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora.” (v.39)
El pecado de esta mujer era conocido en todas partes. ¿Cómo podría Jesús perdonarla?
La mujer era conocida como una prostituta. Y esta mujer de alguna manera había oído de Jesús y que había entrado en casa de un fariseo llamado Simón. Fue y obviamente entró sin ser invitada.
Alrededor de su cuello llevaba, como todas las mujeres judías, un pequeño frasco de perfume concentrado. Era un frasco de alabastro con perfume, lo cual era muy costosos.
Ella quería derramar el perfume sobre los pies de Jesús, porque era todo lo que tenía. Pero antes de lograr poner el perfume sobre los pies de Jesús, sus lágrimas comenzaron a caer de tal manera que tenia que secarlo.
¿Qué hizo que esta mujer derramara tantas lagrimas sobre los pies de Jesús? La historia no lo dice explícitamente, pero es obvio que era porque se sentía pecadora ante la santidad y compasión de Jesús.
Para una mujer judía aparecer con el pelo suelto o soltárselo en publico era un acto de la más grave vanidad. Nunca aparecerían con el pelo sin ataduras.
El hecho de que esta mujer se suelte el pelo largo en público mostró que se había olvidado de todas las tradiciones y de lo que podría decir el fariseo Simón, porque solo miraba a Jesús.
Toda la historia revela un contraste entre dos actitudes de mente y corazón.
1) Simón no estaba consciente de la necesidad de esta mujer, y no sentía amor; por lo tanto, no ofreció perdón.
(2) Cristo quien odiaba el pecado, amó a esta mujer pecadora. Para él no había ningún problema en perdonar a un pecador arrepentido.
44 Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas esta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos.
45 No me diste beso; mas esta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies.
46 No ungiste mi cabeza con aceite; mas esta ha ungido con perfume mis pies.
47 Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama.
48 Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados.
B. Jesús estuvo dispuesto a perdonar a aquellos que mal le hicieron.
Para aquellos que lo clavaron en la cruz y se burlaron de él diciendo:
"A otros salvó; sálvese a sí mismo, si este es el Cristo, el escogido de Dios", el oró, "Padre, perdónalos; porque no saben lo que hacen" (Lucas 23:34-35).
Esto no fue fácil, pero lo hizo de todos modos. Él entiende la dificultad del perdón, porque perdonó.
Simón Pedro, preguntó en una ocasión: "Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete veces?", recuerdan las palabras de Cristo, subrayadas nuevamente por su oración en la cruz, "Te digo, no siete veces, aun hasta setenta veces siete (Mateo 18:21-22).
Él entiende la dificultad e importancia del perdón, porque perdonó
III. Dios entiende la necesidad de seguridad, porque él estaba asegurado.
Después de Cristo ver la ira de los fariseos por sanar la mano seca de un hombre en el día de reposo, Lucas registró:
"11 Y ellos se llenaron de furor, y hablaban entre sí qué podrían hacer contra Jesús. 12 En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios. 13 Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles" (Lucas 6:11-13).
Cristo entiende lo que significa necesitar seguridad. Indudablemente sacudido por las amenazas y los planes de sus enemigos, necesitaba la seguridad que sólo su Padre podía darle. Y así, oró. De hecho, Lucas dijo que oró toda la noche.
Al día siguiente, asegurado por su Padre de que viviría para ver cumplida su misión, Jesús escogió a sus doce apóstoles. Cristo entiende la necesidad de la seguridad, porque él la necesitaba y la encontraba en Su Padre celestial.
A. Él ofrece seguridad en el presente (Lucas 12:22-23, 31-32).
22 Dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. 23 La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido.
B. Él ofrece seguridad para el futuro (Lucas 21:26-28).
26 desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas. 27 Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria. 28 Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.
Conclusión
Los periódicos publicaron una historia de una mujer que había decidido poner fin a su vida, pero cambió de opinión por una razón: ¡alguien entendió! En palabras del patrullero que la llamó desde el pináculo diciendo: “te digo: No sé quién eres, ni dónde vives, ni qué has hecho. Pero sí sé que hay alguien que entiende, y su nombre es Jesús".
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