El Que Perdona Pecados
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Introducción
Introducción
¿Cómo podemos comprobar nuestra identidad?
Algunos hemos estado en una situación donde no poseemos un documento de identificación oficial (de gobierno).
Estas ocasiones nos afectan porque no podemos comprobar nuestra identidad.
¿En estos casos, qué opción tenemos?
Podemos llamar a una persona que confirme que somos quien decimos ser.
Podemos mencionar ciertos datos que solo nosotros podríamos saber.
Podemos someternos a un examen dental o estudio de ADN si es que estos datos han sido registrados en alguna base de datos.
Hoy vamos a considerar el tema de la identidad - en particular la identidad de Jesús - ¿quién es Jesús?
Y al entender quien es Jesús nos vamos a dar cuenta de quien somos nosotros.
Si no conocemos bien a Dios por quien realmente es, entonces tendremos un concepto equivocado acerca de lo que somos nosotros.
Es necesario conocer a Dios en de acuerdo a lo que él nos da a conocer en su Palabra, y no pretender conocer a un Dios que nosotros hemos inventado en nuestra mente / imaginación.
Hoy consideraremos este gran milagro que sucedió en el pueblo de Capernaúm cuando Jesús sanó a un hombre paralítico. Veremos:
La necesidad
La controversia
El milagro
I. La necesidad
I. La necesidad
Jesús ha regresado a Capernaúm.
La última vez que había estado en Capernaúm fue la ocasión que entró a la sinagoga a predicar. En esa ocasión se manifestó un demonio en una persona poseída al cual Jesús expulsó con su palabra de autoridad.
Ahora Jesús ha vuelto a Capernaúm:
Cuando Jesús entró de nuevo en Capernaúm varios días después, se oyó que estaba en casa.
Está en una casa.
No sabemos si es la casa de Simón y Andrés, el mismo lugar donde había sanado a la suegra de Simón.
Pero, está en un hogar.
¿Qué hace Jesús en Capernaúm?
Está cumpliendo su misión.
Y se reunieron muchos, tanto que ya no había lugar ni aun a la puerta; y Él les explicaba la palabra.
Vemos que está cumpliendo su misión de predicar la palabra de Dios.
Está explicando / predicando / instruyendo a la gente en el mensaje del reino de Dios.
Marcos nos explica que el lugar estaba lleno.
No sabemos si está lleno porque saben que Jesús - el que hace milagros - está en ese lugar.
No sabemos si están allí esperando ver un milagro.
Lo que si sabemos es que no hay más lugar.
El lugar está repleto de gente escuchando a Jesús hablar acerca del mensaje del reino.
El lugar está lleno de gente. Jesús ha estado enseñando la palabra de Dios; pero de pronto vemos la gran necesidad.
Entonces vinieron* y le trajeron un paralítico llevado entre cuatro hombres.
Como no pudieron acercarse a Jesús a causa de la multitud, levantaron el techo encima de donde Él estaba; y cuando habían hecho una abertura, bajaron la camilla en que estaba acostado el paralítico.
Debemos imaginar la escena.
Podemos imaginar que la casa está en forma cuadrada o rectangular.
El techo de la casa está hecho de vigas de madera y recubierto con una mezcla de barro y paja.
De pronto la gente comienza a sentir que está cayendo polvo, paja, pedazos de barro, etc., sobre sus cabezas.
El sol comienza a entrar dentro de la casa.
La gente está ahora distraída porque pueden ver primero manos, luego brazos, y cinco rostros.
Pero para sorpresa de todos, ahora están mirando como meten a un hombre por el hoyo que han abierto y lentamente bajan al hombre.
Pueden observar también que los pies del hombre son muy delgados.
Los músculos del pobre están completamente atrofiados.
Lentamente lo dejan bajar hasta que el hombre está cara a cara delante de Jesús.
Algunos tal vez lo pueden reconocer - es el paralítico que todos conocen en el pueblo.
¿Qué es lo que está sucediendo?
La gente vino a escuchar a Jesús…y ahora todos los ojos están fijos sobre Jesús y sobre el paralítico. Están esperando que va a suceder.
Han interrumpido la enseñanza del maestro.
Jesús ve a los hombres:
Viendo Jesús la fe de ellos, dijo* al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados».
Notemos que la Biblia dice que vio la fe de ellos.
Jesús observa que en ellos hay fe, hay esperanza, hay confianza que Jesús puede hacer algo por este hombre.
Tal vez fue la misma fe que Jesús miró en el leproso que vino hace días delante de él para decir:
Un leproso vino* rogando a Jesús, y arrodillándose, le dijo: «Si quieres, puedes limpiarme»
Es importante notar que Jesús supo que estos hombres tuvieron fe.
No solamente supo que tenían fe por lo que estaban haciendo.
Se arriesgaron a causarle daños a la casa, sabiendo que podrían ser demandados.
Trajeron al hombre ante Jesús - porque sabían que él podía hacer algo por él.
Pero Jesús miró más allá de sus acciones y considero su corazón.
Es una señal que Jesús no es un mero ser humano. Es algo más.
Su identidad va más allá de ser un mero mortal.
Ahora que está delante de Jesús seguramente lo va a a levantar.
Expulsó el demonio que atormentaba al hombre de la sinagoga.
Sanó a la suegra de Simón.
Limpió al leproso.
Hizo muchos otros milagros.
Seguramente ahora va a restaurar la columna y las piernas de este pobre hombre.
Pero para sorpresa de todos, Jesús le dice:
Viendo Jesús la fe de ellos, dijo* al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados».
La controversia
La controversia
Todos se sorprendieron de las palabras de Jesús.
Pero, nadie más se sorprendió tanto como los escribas:
Pero estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales pensaban en sus corazones:
«¿Por qué habla Este así? Está blasfemando; ¿quién puede perdonar pecados, sino solo Dios?»
Estos hombres eran los maestros de la ley.
Eran los que conocían muy bien la palabra de Dios.
Dedicaban su vida entera a hacer copias de los libros del Antiguo Testamento.
Conocían el contenido de la Palabra de Dios.
Y cuando escuchan lo que dice Jesús lo acusan de ser un blasfemo.
Ellos saben que con estas simples palabras Jesús está cometiendo un gravísimo error; pero no es solo un error sino un grave pecado digno de muerte.
Ellos saben que Jesús se está haciendo pasar por Dios.
Ellos están razonando de esta manera:
Dios es el que perdona los pecados.
Toda falta es contra Dios principalmente.
Cuando ofendemos / pecamos no solo pecamos contra nuestro prójimo sino contra Dios mismo porque él es el creador.
Así que si este hombre está diciendo al paralítico que sus pecados son perdonados, entonces ellos saben que está haciéndose pasar por Dios.
Ellos saben que está diciendo - yo soy Dios y por tanto tengo la autoridad de perdonar tus pecados.
Amados hermanos, debemos de entender lo grave que es esta situación.
Es como si yo mismo dijera en este lugar - vengan a mi todos ustedes porque yo soy Dios.
La gente con gran razón diría que yo estoy completamente loco.
Estaría loco porque la verdad es que no soy Dios.
En todo caso sería un loco / lunático (que cree ser Dios aunque no lo es) o soy un mentiroso que pretende engañar a la gente.
Es por eso que CS Lewis dijo que el ser humano puede considerar a Jesús como un loco, un mentiroso, o como Dios - pero no podemos de ninguna manera creer que solo fue un buen maestro o un gran filosofo.
¿Por qué?
Porque para que Jesús haya dicho al hombre que sus pecados están perdonados - el prácticamente está diciendo soy Dios y por eso tengo el poder de perdonar tus pecados.
Pero, Jesús sabe lo que todos están pensando.
Al instante Jesús, conociendo en Su espíritu que pensaban de esa manera dentro de sí mismos, les dijo*: «¿Por qué piensan estas cosas en sus corazones?
No olvidemos que él es Dios y que Dios conoce los pensamientos y las intenciones del corazón del ser humano.
Jesús va a confrontarlos por la conclusión a la cual están llegando.
El milagro
El milagro
Jesús sigue hablando:
»¿Qué es más fácil, decir al paralítico: “Tus pecados te son perdonados”, o decirle: “Levántate, toma tu camilla y anda”?
»Pues para que sepan que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados» dijo* al paralítico:
«A ti te digo: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa».
Jesús se las pone muy fácil.
¿Qué es más fácil decir al hombre?
Lo más fácil es decir al hombre algo que nadie puede confirmar con su vista.
¿Cómo podemos comprobar si nuestros pecados han sido perdonados?
Hay alguna evidencia externa que podamos demostrar para comprobar que nuestros pecados han sido perdonados?
Nos brilla el rostro?
Nos salen alas de angél?
Nos sale una “P” (perdonado) en la frente?
Nadie puede decir - mentiroso, sus pecados no son perdonados porque no hay pruebas externas ni a favor ni en contra.
Por tanto, es mucho más díficl decir a un paralítico que tome su camilla y comience a caminar porque:
Todos podrán comprobar si es cierto o no.
Si el hombre no se levanta entonces podemos estar seguros que el que le dijo que se levantara es solo un charlatán, un manipulador, un mentiroso.
…pero si el hombre se levanta, entonces quien es este que levanta a los paralíticos?
Por tanto, Jesús va a hacer lo que todos estaban esperando que sucediera:
«A ti te digo: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa».
Y él se levantó, y tomando al instante la camilla, salió a la vista de todos, de manera que todos estaban asombrados, y glorificaban a Dios, diciendo: «Jamás hemos visto cosa semejante»
Jesús ordena al hombre a levantarse y tomar su camilla y regresar a su casa como testimonio a sus seres queridos que el que había sido paralitico ahora puede caminar.
El milagro fue asombroso. El hombre al instante se paró.
No necesitó fisioterapia.
No necesitó ayuda.
No necesitó una andadera.
No necesitó un bastón.
Puedo hasta llevar su camilla sobre la cual se recostaba; seguramente para pedir limosna de la gente.
Jesús hizo que el hombre pudiera caminar para demostrar que el que puede hacer caminar al paralítico también tiene el poder de perdonar los pecados.
Jesús dio a todos una gran lección acerca de su identidad.
Jesús no solo dijo que era Dios sino que demostró que era Dios.
Jesús les dio pruebas contundentes de que él es el Dios que regenera el cuerpo humano.
Pero, Jesús también vino a recordar al hombre que su problema más grande es que Dios es santo y que nosotros, aun siendo un paralítico / privado de su habilidad de caminar y de andar de un lugar para otro / es tan pecador como el hombre más sano / completo.
Jesús vino a mostrar el gran mal del hombre - que hemos ofendido a Dios y que necesitamos ser perdonados.
No hemos pecado contra nuestros seres queridos nada más - en cada pecado que hemos cometido hemos ofendido al Dios eterno, hemos ofendido a nuestro creador.
Conclusión
Conclusión
¿Así que cual fue el milagro?
Podríamos decir que el gran milagro fue que el hombre paralítico pudo caminar.
Pero no olvidemos el otro milagro, el milagro que la gente no puede ver a simple vista - el milagro de recibir el perdón de pecados.
El milagro de ser libres de nuestra culpa.
El milagro de ser libres de la condenación.
El milagro de ser libres del tormento de nuestra consciencia que nos acusa porque sabemos que hemos ofendido a Dios.
Seguramente la gente se asombró. De hecho Marcos registra el asombro de todos:
Y él se levantó, y tomando al instante la camilla, salió a la vista de todos, de manera que todos estaban asombrados, y glorificaban a Dios, diciendo: «Jamás hemos visto cosa semejante»
La gente no puede negar lo que han visto.
Comienzan a glorificar a Dios.
Su reacción es buena.
Adoran al Dios de Abraham, Isaac, y Jacob.
Adoran al Dios de David.
Adoran al Dios eterno revelado en el Antiguo Testamento.
Pero saben que es lo que les faltaba?
En ningún momento reconocieron a Jesús por quien verdaderamente es.
Adoraron a Dios pero no reconocieron a Jesús como el Dios eterno.
No reconocieron a Jesús como aquel que tiene el poder para perdonar pecados.
Se dejaron llevar solo por el asombro del milagro y perdieron la gran lección: tenían ante ellos al mismo Dios eterno y no lo reconocieron como tal.
Lo triste de Capernaúm es que fue una de las ciudades donde Jesús hizo más milagros.
Y a pesar de que vieron milagros...
A pesar de que escucharon a Jesús enseñar acerca del reino de Dios...
Aun así no creyeron.
En Mateo 11.23-24 Jesús pronuncia un lamento sobre Capernaúm.
»Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás elevada hasta los cielos? ¡Hasta el Hades descenderás! Porque si los milagros que se hicieron en ti se hubieran hecho en Sodoma, esta hubiera permanecido hasta hoy.
»Sin embargo, les digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma que para ti».
Sus habitantes fueron testigos de grandes milagros, de grandes enseñanzas, tuvieron el privilegio de ver a Jesús caminar entre ellos - y aún así no lo reconocieron como Dios.
Es lo mismo que vemos hoy en día cuando semana tras semana se escucha el mensaje del reino desde púlpitos como este pero hay aun muchos que se resisten a reconocer a Jesús como el verdadero Dios y clamar a él pidiendo el perdón de sus pecados, su gracia y misericordia...
Jesús resulta para muchos una perdida de tiempo, una religión para ancianos, un religioso fanático, o alguien que no vale la pena - pero amigo no te equivoques - Es tiempo de que lo reconozcas por quien verdaderamente es: Es tu Dios, es tu creador, es el que sostiene tu vida hasta el día de hoy, y si tu le clamas él será tu salvador.