El Peor de los Tiempos es el mejor de los tiempos 3
El Peor de los Tiempos, el mejor de los tiempos 3 • Sermon • Submitted
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· 35 viewsDejar de confiar en algo o alguien y confiar en Dios
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Para empezar, haremos algo para ejercitar la memoria, lo que hacíamos de niños en la escuela dominical, aprender un verso de memoria. REPETIRLO
“Que tu amor inagotable nos rodee, Señor, porque sólo en ti está nuestra esperanza.” (Salmo 33:22, NTV)
Hablaremos de la esperanza, eso que sentimos cuando intentamos conservar, mantenernos firmes en lo que parece una situación imposible. ¿Cómo mantienes la esperanza en un mundo sin esperanza?
Quizá alguna vez pusiste tu esperanza en algo o alguien y ese algo o alguien te queda mal, desaparece y te quedas sin esperanza. ¿Cómo conservar la esperanza en la gente que te ha lastimado? Te prometieron un aumento en el trabajo o un nuevo puesto, haces lo que te piden, diste horas extras, pero al fin llegó alguien más que no hizo nada y se lleva el crédito o el puesto ¿cómo seguir manteniendo la esperanza en ese trabajo? Te quedas con la desesperanza y dices ¿para qué seguir intentando o confiando en ese trabajo? ¿cómo mantengo la esperanza en un mundo roto que no se ve por dónde va a mejorar?
Quizá tienes habilidad en un deporte, pero te lastimas la rodilla y el futuro deportivo en lo que habías puesto la esperanza de sobresalir ¡se va! Eres bueno en física, química te prometen una beca y esa es tu oportunidad de ir a la universidad, pero por alguna razón que sale de tu control ¡no te dan la beca! Y la esperanza de seguir estudiando se va ¿cómo mantener la esperanza?
Tienes anhelos para tus hijos, pero toman otro camino y lo que anhelas para ellos se aleja, no puedes regresar el tiempo y corregir lo que hiciste mal ¿qué haces con esa tensión?
Si aún no has experimentado esa tensión ¡prepárate! Porque lo vas a vivir, llegará. Esta fue la parte motivadora de tema. Pero, creo que se entiende la idea ¿para qué seguir estudiando? ¿para qué esforzarme? ¿cuál es el propósito de amar cuando la gente te trata de esa manera? ¿para qué comprometerte cuando los demás no se comprometen? ¿para qué invertir años en una empresa, negocio, persona cuando ellos no quieren invertir? ¿cómo mantengo la esperanza?
En algún momento, cuando vivas esto te preguntarás ¿cómo sigo con esperanza en este mundo que parece que siempre defrauda, que está roto, que no tiene esperanza? La esperanza es eso en lo que depositas tus expectativas del futuro. En eso te apoyas, te sostienes para el futuro.
Quizá tu esperanza está en una relación, si se concreta ¡ya la hiciste! Pones tu esperanza en la empresa, si llega a despegar ¡descansaré! Quizá tu esperanza está en tu propia habilidad para hablar, hacer negocios, relacionarte, en tu apariencia, tus amigos, el caso es que ya has puesto tu esperanza en algo. La esperanza es como una escalera que apoyas en una pared. El asunto es que casi nadie hace ese acto con intención, con propósito o de forma plenamente consciente.
Desde que naces pones tu esperanza en alguien, tus padres o tu mamá. En su disposición para satisfacer tus necesidades, tus anhelos; al crecer empiezas a mover tu escalera y lo pones en los amigos, un compromiso, en ti mismo, tu habilidad para los negocios, eres el centro de atención, para conseguir esposo, esposa con un futuro o cuando menos con una herencia.
En diferentes épocas de la vida pones la escalera de la esperanza en lo que crees que contribuirá para tu ambición, aspiraciones o sueños del futuro. El caso es que ¡no lo haces de forma consciente!
Tú que estás aquí o en face y escuchas esto, sabes que has puesto tu esperanza en algo o alguien. Tu escalera está apoyada en algo o alguien, pero como no lo hacemos de forma consciente, vivimos sin saber ¡en qué está nuestra esperanza! El único momento en que lo vas a meditar es cuando eso en lo que apoyabas la escalera desaparezca o se derrumbe. En ese momento vas a sentir desesperanza, desamparo, ese sentimiento de saber que en lo que apoyaste tu escalera no servirá para tu propósito. En lo que pusiste tu expectativa resulta que ¡no funcionará! ¡se ha ido!
Cuando el negocio finalmente quiebra, cuando la relación termina, cuando los años pasan y lo que esperabas que sucediera a los 30 no sucede a los 50’s, en ese momento empiezas a experimentar y a pensar en todo este asunto de ¿dónde tenía apoyada mi esperanza?
De no ser por que esa pared se cayó, seguiríamos la vida con la escalera apoyada ahí sin saber que ahí la tengo apoyada. Hasta que experimentas la caída, el tropiezo, es que piensas ¿cómo tener esperanza? ¿cómo seguir con la vida? te das cuenta de que quizá apoyaste la escalera en algo que no era seguro como pensaste que sería.
Todos tenemos nuestra escalera apoyada en algo o alguien. Ahora que está esto claro, quizá reconozcas que en lo que sea que tengas tu esperanza es incierto. El mundo entero es inseguro, quebrantado y pareciera que sin esperanza.
Al leer la Biblia no te sorprenderá lo que dice, porque el AT y NT nos dice que pongamos nuestra esperanza en Dios, que apoyes la escalera en Dios quien nos invita que lo llamemos Padre. Verso
“Que tu amor inagotable nos rodee, Señor, porque sólo en ti está nuestra esperanza.” (Salmo 33:22, NTV)
Sólo en ti debe estar mi esperanza, si no está en ti por favor ¡mueve mi escalera hacia ti!
Pablo que escribe la mayor parte del NT le dice a un joven llamado Timoteo:
“A los ricos de este mundo, mándales que no sean arrogantes ni pongan su esperanza en las riquezas, que son tan inseguras…” (1 Timoteo 6:17, NVI)
Lees esto, si tienes más de 40 años y dices ¡totalmente cierto! ¡amén!
“…sino en Dios...” (1 Timoteo 6:17, NVI)
Mueve tu escalera de la pared del ahorro, trabajo duro, de creer que, si haces A, sucederá B. Pablo dice: diles a los ricos ¡cuidado! No pongan su escalera ahí, sino en Dios. Y quizá pienses: claro que tiene que decir eso ¡es el pastor! Pero indistintamente si eres cristiano de tiempo, si crees en Dios o apenas te acercas a Dios debes saber que a todos se nos hace difícil poner nuestra esperanza en Dios ¿Sabes por qué? Porque no estamos tan mal, tenemos práctica en crear paredes en las que apoyar nuestra escalera de la esperanza.
Te dijeron que, si estudias en las mejores escuelas y eres tenaz, esa escalera te sostendrá. Si eres guapo, guapa esa escalera te sostendrá, si te haces la cirugía correcta, si te casas bien, si tienes conexiones, si eres disciplinado, no te drogas, si eres abusado y haces todo bien y con cuidado, lograrás hacer una pared firme que sostenga todas tus esperanzas.
Y en la juventud hacemos todo lo posible para poner nuestra esperanza en la mejor pared que hemos creado, que controlamos, porque somos el arquitecto de nuestro propio destino y si lo deseas lo generas.
Como cristiano ¡haces lo mismo! La diferencia es que para que la cosa amarre haces una oración y le pides a Dios que por favor refuerce la pared que has hecho. Que te de sabiduría para saber hacer esa pared que sostenga la escalera o que te ayude a mover la escalera a ese lugar que tu has creado ¿tiene sentido hacer eso? Pero eso hacemos, le pedimos a Dios que dentro de unos años esa pared siga sólida, confiable y así puedas estar tranquilo.
Pablo te dice: no importa qué tan inteligente eres o cuidadoso, o qué tan conectado estés, no importa lo que poseas, en algún momento de tu vida te darás cuenta de que vivimos en un mundo fracturado, sin esperanza y en algún momento te va a defraudar ¡esa es la verdad la realidad! Puedes intentar ser cuidadoso, planear, invertir, educarte, hacer negocios, ahorrar, pero en algún momento de tu vida vas a reconocer que nada, nada es seguro en esta vida.
Dios nos dice: ¡Claro que debes hacer lo que puedas para vivir lo mejor que puedas! Pero ¡No pongas tu esperanza en lo que tú mismo creas!O que el mundo te ofrece.
Veremos una parte difícil de entender, si lo has leído y no lo has entendido, no eres tú, es Pablo que así lo escribió. Nos dice ¡dónde debe estar nuestra esperanza! La respuesta no será sorpresa, pero cómo lo explica Pablo es la perla. Nos dice lo inútil que será en algún momento todo en lo que puedas apoyar tu escalera. Apoyar la escalera contra lo que sea que tenga una naturaleza temporal es ¡pérdida de tiempo y dolor! Al final Pablo nos dice que el mejor lugar para poner nuestra esperanza es en Dios. La explicación es interesante.
No veremos todo el capitulo porque sería una prédica de 4 horas y no estamos listos para esa conversación. Lee el capítulo en casa varias veces. Pablo recuerda un evento narrado en Génesis, la caída del hombre, la historia cuando el pecado entró en el mundo. Si no crees en el pecado, estarás de acuerdo que en el mundo pasan cosas malas.
Al pensar en pecado pensamos en acciones: esto es pecado. Algunos preguntan ¿crees que hacer esto sea pecado? Lo preguntamos porque pensamos que pecado es algo que haces, una acción, un evento, pero la Biblia usa pecado como una enfermedad tóxica, progresiva y mortal. La Biblia enseña que cuando el pecado entró en el mundo, lo hizo como una enfermedad mortal que impactó a todo y a todos. Infectó la Creación, las relaciones, el reino animal. Todo el mundo fue impactado por el pecado. Es una enfermedad que se infiltró en toda la creación y es mortal. O sea que, de acuerdo con Génesis, todo lo que vive ¡morirá!
¿Lo has observado? O es nueva noticia. Todo lo que vive algún momento va a morir. La Biblia lo dice, Jesús lo afirma, Pablo habla de esto. La razón por lo que todo en el mundo muere es porque el pecado ha contaminado, ha corrompido, infectado todo. Este es el fundamento del argumento de Pablo, por lo mismo, es mala idea poner tu esperanza en cosas que pertenecen a este mundo, porque todo en este mundo muere de alguna forma.
“La creación, en efecto, fue sometida a la caducidad…” (Romanos 8:20, BJL)
Cuando experimentas cosas en este mundo que pueden ser frustrantes es por el pecado. Tu dices: es que mi papá, es que el jefe, porque los demás no ven las cosas como yo, porque no me llama, porque el negocio va mal. ¡Bienvenido al mundo! Desde que el pecado entró al mundo Dios decidió -recuerda esto- Dios permitió que el pecado siguiera su curso, le dio permiso de entrar, impactar, infectar, corromper todo. Pablo dice: la Creación y todo lo que está en ella se sometió a la caducidad, a la maldición del pecado que sigue su curso en el mundo, pero…
“…Pero al mundo le queda todavía la esperanza de ser liberado de su destrucción...” (Romanos 8:20–21, TLA)
Aun hay esperanza, aunque por ahora el mundo está decayendo, caducando y esto ¡lo sabes! Al llegar a cierta edad, ves en ti algunas cosas están caducando o desgastando y si dices ¿qué está mal conmigo? La respuesta es ¡nada! Pero todo se está destruyendo en el cuerpo no digamos las relaciones, el dinero, la cultura, todo tiene el tufo de la decadencia.
Quizá digas que no es así porque tú tienes buenos genes, haces ejercicio, con una plástica quedas como nuevo y no vas a envejecer porque el colágeno, ácido hialurónico, vitaminas, la realidad es que estamos atados a la caducidad.
Las mejores personas que puedas pensar, con todo y lo santo que puedan ser ¡mueren! Si ellos no pudieron vencer, darle la vuelta, vencer el sistema. Chespirito murió. De quien tu digas ¡no debe morir! Pablo dice y esto lo sabes por experiencia: vivimos en un mundo que está atado a la caducidad, a la destrucción y Dios dejará que el pecado siga su curso y toque a todos y a todos.
Esto explica el porqué en la vida real no hay muchos que vivan felices por siempre, has visto abuelos casados por 50 años, se besan sus placas, caminan juntos, pero en un momento todo termina con sufrimiento y dolor. Uno se enferma, llega el sufrimiento ¿por qué? Porque cuando el pecado entró al mundo, infectó a todo, y el mundo empezó a caducar. Quizá ya quieres que el tema caduque porque te estoy deprimiendo, pero aguanta un rato.
Ahora si esto es así y lo sabes ¿por qué poner nuestra escalera de la esperanza en la pared equivocada? ¡por que no lo creemos! O ¡no somos conscientes al hacerlo! Creemos que podemos vencer el pronóstico, tú eres diferente, a ti no te va a pasar. Pablo dice: antes de la buena noticia debes reconocer y aceptar la mala ¡estas en decadencia! No hay forma de vencer las estadísticas, todo está sujeto a caducidad.
Es verdad que por un tiempo disfrutas, tienes salud, vacaciones en la playa, tu luna de miel de lujo, eres feliz casado, tienes hijos, hay momentos cumbre, en ocasiones estarás en la cima de la montaña, tendrás diversión, alegría, pero el impulso, la dirección que el mundo lleva es hacia la decadencia, hacia la destrucción, corrupción y estamos atados a esa caducidad.
“Pues sabemos que, hasta el día de hoy, toda la creación gime de angustia como si tuviera dolores de parto; y los creyentes también gemimos —aunque tenemos al Espíritu de Dios en nosotros como una muestra anticipada de la gloria futura— porque anhelamos que nuestro cuerpo sea liberado del pecado y el sufrimiento. Nosotros también deseamos con una esperanza ferviente que llegue el día en que Dios nos dé todos nuestros derechos como sus hijos adoptivos, incluido el nuevo cuerpo que nos prometió.” (Romanos 8:22–23, NTV)
No profundizaré en estos versos, lee en casa, pero lo que dice es que esa tensión crea en nosotros un anhelo de algo mejor, algo más. Esa tensión crea en nosotros la idea que ¡debe haber algo más! Un deseo de ver más allá de esta vida y pensamos ¿hay un mundo en que todos somos felices para siempre? Hay un mundo en que todas las relaciones son para bien, en que la gente se lleva bien.
“Porque en esa esperanza fuimos salvados…” (Romanos 8:24, NVI)
Los cristianos fuimos salvados en esta esperanza de que hay algo más. Como cristianos te unes a una historia mejor, mayor, con un final mucho mejor, pero va más allá de esta vida. En el HOGAR final, estaremos seguros. Esa esperanza de un lugar donde no hay pecado, lágrimas ni dolor.
“Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia.” (Romanos 8:25, NVI)
Lo que dice es que no nos rendiremos de tener esperanza. Pero nuestra esperanza no está en este mundo, no está en cosas o personas de este mundo, porque toda esperanza fundada en algo de esta vida eventualmente decepciona. Porque vivimos en un mundo sujeto a corrupción a caducidad, pero los cristianos tenemos esperanza, pero hay que esperar con paciencia, constancia.
“Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios.” (Romanos 8:26–27, NVI)
Lo que dice es: Dios entiende tu frustración y decepción, entiende que tu escalera se cae de vez en cuando, entiende que eres herido, decepcionado, Dios lo entiende tanto que SU Espíritu ¡ora por ti y por mí! Lo hace con gemidos que no se puede poner en palabras. Si has estado en un momento de desesperación, si has tocado fondo, sabes qué es caer al suelo, llorar y más que hablar ¡gemir! Dios dice ¡entiendo! Entiendo cómo a veces el mundo parece que no tiene sentido. Después dice:
“¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra?” (Romanos 8:31, NVI)
O sea, en otras palabras, está afirmando que ¡Dios está de nuestra parte!
“El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas?” (Romanos 8:32, NVI)
El punto central es que al poner a Dios como el foco de tu esperanza, cuando pones tu expectativa en el Amor de tu Padre Celestial, es ahí donde la esperanza no te decepciona, no te defrauda.
“Pues estoy convencido…” (Romanos 8:38, NVI)
Esto lo dice Pablo que ha sido apedreado, encarcelado, lo han dejado por muerto, ha naufragado 3 veces, lo han azotado, vivió lo peor que el 1er siglo dio a los cristianos, él dice:
“Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación...” (Romanos 8:38–39, NVI)
Ninguna cosa, eso es Pablo diciéndote, rellena el espacio en blanco: ni ese divorcio, ese abandono, ese fallecimiento, esa enfermedad, esa falta de trabajo, ese negocio quebrado, etc.
“… ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.” (Romanos 8:38–39, NVI)
No podrán apartarte del amor de Dios, lo que dices es ¿quieres poner tu esperanza en algo superior? ¿en quien no te decepcione? ¿en alguien que puedas siempre confiar? Para eso debes mover tu escalera, no importa qué tanta confianza o esperanza tengas en esa pared, ese poder, fama, dinero. Si quieres tener una esperanza que permanezca para siempre, no la pongas en un mundo ¡que no tiene esperanza! Mueve tu escalera y ponga en tu Padre Celestial, porque sólo ahí encontrarás fortaleza y esperanza.
Pero ¿qué hago mientras tanto? lo mejor que puedas! Vive con valores del Reino en un mundo donde no hay muchos ¡vivieron felices por siempre! Significa que ames como loco, pero cuando no te amen así ¡no pierdes la esperanza! Porque tu esperanza no estaba ahí en primer lugar.
Sirve, ayuda y cuando no te ayuden ¡no pierdes la esperanza! Porque tu esperanza no está ahí. Significa que puedes perdonar y cuando la gente no te perdone ¡no pierdes la fe, la esperanza! Porque nunca pusiste tu fe o esperanza en esa persona.
Entonces ¿debo ahorrar, planear! Pero por supuesto que sí, usa tus habilidades y talentos para tu beneficio y de los demás, trabaja, construye, persigue el proyecto, ahorra, ama, comprométete, pero no vuelvas a poner tu esperanza en ese trabajo, proyecto, ahorro, amor, compromiso, disciplina, educación, fama, poder, rostro, carro, casa, persona.
Vive la vida como si es todo lo que hay, ama a la gente, haz lo mejor que puedas, usa los talentos y habilidades que Dios te dio para cumplir el propósito que te dio, pero a fin de cuentas ten claro: a pesar de todo lo que pueda tener, mi esperanza está en Cristo, en mi Padre Celestial.
Ahí, en tu Padre Celestial, ahí apoya tu escalera de la esperanza. Al dormir dices: Dios, gracias por este día increíble, todo salió perfecto, el negocio a reventar, un día lleno de éxito, pero Dios, aun con todo esto, ¡mi esperanza está en ti!
Al dormir puedes decir: Dios, hoy fue un día terrible, el negocio vacío, no tengo trabajo, un perro me orinó, estoy desanimado, frustrado, pero ¡mi esperanza está en ti!
Cuando soltamos nuestros planes, tesoros, ambiciones, estos ¡nos sueltan! Pierden el agarre de tu corazón, al perder ese agarre ¡podrás mover tu escalera! Al soltar las manos de todo eso donde has puesto tu esperanza, sólo entonces, podrás mover tu esperanza al Único que puede sostenerte a través de lo bueno y difícil de estos tiempos que vivimos.
“Que tu amor inagotable nos rodee, Señor, porque sólo en ti está nuestra esperanza.” (Salmo 33:22, NTV)
Que tu amor demostrado cuando Jesús murió en la cruz por mi pecado, que tu amor que no se va a ningún lado, tu amor que siempre estará, que no falla, nos rodee.
Tu esperanza está apoyada en algo o alguien, depende dónde está apoyada, eso determina si permanecerás con esperanza en un mundo lleno de dolor, decadencia, relaciones rotas.
¿En qué o quién apoyas tu escalera de la esperanza?No digo que no planees o no sueñes, no digo que no intentes ser mejor versión de ti, sino ¿dónde está tu esperanza? Antes de dormir, al ver el techo ¿dónde está tu esperanza? ¿tus expectativas? Si no es en tu relación con Dios, en SU Amor ¡es un lugar equivocado! ¡te van a defraudar o decepcionar! Porque, aunque no nos guste reconocerlo, vivimos en un mundo que no tiene esperanza, sujeto a decadencia, corrupción, caducidad; por eso nos convertimos los mejores en querer posponer las consecuencias, pero eventualmente, esa pared donde pones tu esperanza, siempre, siempre se derrumba.
La única forma de mantener la esperanza en un mundo sin esperanza es ponerla en el Amor de Dios que no falla, para tener esperanza a largo plazo, mueve tu escalera y ponla en Dios. Ese amor demostrado, no porque alguien entra a tu negocio y compra mucho, ese amor demostrado no porque siempre tengas trabajo, no porque él o ella se queda contigo, no porque la esposa te dice: amor, me equivoqué todo este tiempo has tenido la razón. Ese amor que no se demuestra por eso.
Cuando pones tu esperanza en el Amor de Dios que no falla y lo demostró en un lugar y momento de la historia, cuando Jesucristo se entregó para ser crucificado por tus pecados, selló tu eternidad para siempre y te dejaron en una relación con Dios. Pablo dice: esa esperanza no puede ser roto, ese amor no caduca, a pesar de la cultura, sociedad, de lo que has hecho o de lo que otros te han hecho. La única forma de mantener la esperanza en un mundo sin esperanza es poner tu esperanza en el Amor de Dios que no se agota.
Oramos que enfrentemos los tiempos inciertos en la economía, seguridad, oramos que mi familia, hijos, todas nuestras familias, recordemos dónde poner nuestra esperanza en un mundo, una cultura que se agita constantemente.
Oramos que las cosas cambien, que seamos parte de la solución, pero a pesar de lo que pase, nuestra esperanza queda firme, fuerte, porque hemos sido invitados a poner nuestra esperanza en el amor inagotable de Dios. Ahí y así mantienes la fe, la esperanza en un mundo que no tiene esperanza.
EL PEOR DE LOS TIEMPOS -EN ÉL- SIEMPRE ES ¡EL MEJOR DE LOS TIEMPOS!
La letra del último coro. en ti está mi confianza
Palabra de Dios
Oremos