Líder-siervo

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Si les preguntáramos a los demás acerca de nosotros, ¿podrían decir, “Tiene un corazón de siervo”?
¿Qué es lo que caracteriza a un siervo según la Biblia?
Acts 5:41 NBLA
Los apóstoles, pues, salieron de la presencia del Concilio, regocijándose de que hubieran sido considerados dignos de sufrir afrenta por Su Nombre.
Acts 9:16 NBLA
porque Yo le mostraré cuánto debe padecer por Mi nombre».
1 Peter 3:14 NBLA
Pero aun si sufren por causa de la justicia, dichosos son. Y no tengan miedo por temor a ellos ni se turben,
1 Peter 5:10 NBLA
Y después de que hayan sufrido un poco de tiempo, el Dios de toda gracia, que los llamó a Su gloria eterna en Cristo, Él mismo los perfeccionará, afirmará, fortalecerá, y establecerá.
Philippians 1:29 NBLA
Porque a ustedes se les ha concedido por amor de Cristo, no solo creer en Él, sino también sufrir por Él,
Existe una constante en los versículos que acabamos de mencionar, y consiste en que el servicio está caracterizado por el sufrimiento. El teólogo R. C. Sproul comentó en una ocasión que si anhelamos convertirnos en Siervos de Cristo, no debe sorprendernos si el mundo nos aborrece, ya que a nuestro Señor lo crucificaron. Tengamos por seguro que lo querrán de nosotros también.
Y quizá estemos de acuerdo en que en el cristianismo habremos de sufrir (y si eso nos causa sorpresa, quizá debamos reconsiderar si hemos comprendido el evangelio); pero, ¿en realidad vamos a hemos de sufrir en nuestro servicio de los domingos?
Creo que todos hemos tenido suficiente tiempo sirviendo al Señor, en diferentes áreas, y todos podremos decir que no todos los domingos son miel sobre hojuelas. A veces es complicado mantener una posición de servicio y gozo cuando recibimos de los hermanos a quienes servimos caras, malos tratos, tonos de voz desagradables, etc. Nuestro Señor Jesucristo también tuvo esos momentos amargos, o al menos difíciles de lidiar, con sus discípulos. Un ejemplo de ellos (y en este nos vamos a enfocar para la enseñanza) esta en Marcos 10.35-45.
Por razones de tiempo no vamos a leerlo todo, pero la historia la conocemos. Iban caminando Jesús con sus discípulos, y de pronto dos de los Doce se acercan con Jesús para solicitarle un favor. En el pasaje paralelo de Mateo 20 se nos narra que fue la mamá de Jacobo y Juan quien se acercó a Jesús para pedirle que le conceda a sus hijos tener el reconocimiento en el Reino, sentándose uno a su derecha y el otro a su izquierda. En Marcos 10.41 nos dice que los demás discípulos se “indignaron contra Jacobo y Juan”, es decir, se enojaron contra ellos por semejante petición. Pero en realidad, los demás no se indignaron por la petición en sí, sino más bien porque ellos dos se les adelantaron.
Y esa es la condición de todo ser humano: Anhela el reconocimiento de la gente. Por eso Jesús les dice en Mr. 10.42: “«Ustedes saben que los que son reconocidos como gobernantes de los Gentiles se enseñorean de ellos, y que sus grandes ejercen autoridad sobre ellos.” Los del mundo tienen esa forma de ver el liderazgo. Ellos se enseñorean de los demás, y buscan la gloria por encima de todos. “Pero”, dice el Señor, “entre ustedes no es así”. Jesús utiliza esta oportunidad para darles una gran enseñanza. En esencia les responde:
Sí, han sido llamados a ser grandes, pero el camino hacia la grandeza no es el poder y la posición; el camino hacia la grandeza es el servicio.
Y como vimos al principio, el servicio frecuentemente traerá consigo sufrimiento. Recordemos esto: Somos pecadores tratando de servirles a pecadores. Esperemos de parte de ellos actitudes y reacciones pecaminosas, así como Cristo recibió de Sus discípulos actitudes y peticiones pecaminosas.
La pregunta que deberíamos hacernos, antes de hacer cualquier servicio para el Señor en Su Iglesia es:
¿Los hermanos pueden decir de nosotros que tenemos un corazón de siervo?
Y, específicamente para el día de hoy,
¿Cómo voy a servirle a aquel hermano o hermana que se acerque?
¿Seré un buen siervo y sufrido, que refleja a Cristo en su servicio? ¿O responderé pecaminosamente a la actitud o reacción pecaminosa de mi hermano?
Gracias a Dios no estamos solos en esta lucha. Él nos ha dado Su Espíritu para que podamos servirle y a nuestros hermanos como Cristo lo hizo.
Mark 10:45 NBLA
»Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y para dar Su vida en rescate por muchos».
Demos nuestra vida por nuestros hermanos el día de hoy, así como Él la dio por nosotros en la cruz.
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