EL ESTADO ETERNO FINAL

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EL ESTADO ETERNO FINAL

EL CASTIGO ETERNO CAPITULO 19

En este capítulo y en el que sigue nos ocuparemos del estado final de aquellos que han comparecido ante el tribunal de Dios.
Ese estado final, así como lo enseña la Biblia, será de eterna miseria o de eterna bienaventuranza.
Todos los que están en Cristo disfrutarán de bienaventuranza eterna sobre la nueva tierra,.
Todos los que no están en Cristo serán consignados al castigo eterno en el infierno.
Y en este capítulo 19 nos ocuparemos del estado final de aquellos que no están en Cristo, o sea los incrédulos e impíos.
Hermanos al estudiar esta doctrina encontramos que hay un grupo de teólogos que la niegan y es así como pasamos a la siguiente diapositiva.

LA NEGACIÓN DE ESTA DOCTRINA

Desde el comienzo mismo la doctrina del castigo eterno de los malos ha sido enseñada en la iglesia cristiana.
Buis afirmo que varios padres de la iglesia primitiva enseñaron esta doctrina.
Luego pasa a indicar que tanto los teólogos de la Edad Media como del período de la Reforma también creían y enseñaban el castigo eterno de los malos.
Pero dice que a partir del siglo 18 algunos teólogos cristianos comenzaron a negar la doctrina del castigo eterno.
La rebelión contra esa doctrina "creció hasta llegar a ser una vigorosa rebelión en el siglo 17, una rebelión que se extiende hasta el presente".
Hoy en día la negación de la doctrina del castigo eterno toma dos formas principales: la del universalismo y la del aniquilacionismo.
1- Los universalistas creen que el infierno y el castigo eterno son inconsistentes con el concepto de un Dios amante y poderoso. Por lo tanto, ellos enseñan que al fin todos los hombres serán salvos. Este punto de vista se remonta hasta a los tiempos de Orígenes (185-254), quien enseñó que al fin no sólo serán salvos todos los seres humanos sino aun el diablo y sus demonios.
2- La otra forma principal que ha tomado la negación del castigo eterno se encuentra en la doctrina del aniquilacionismo. Esta doctrina puede tener dos formas.
Según una de ellas, el hombre fue creado inmortal, pero aquellos que continúan en pecado son privados de la inmortalidad y son simplemente aniquilados-o sea, reducidos a la inexistencia.
Según la otra forma, también conocida como "inmortalidad condicional", el hombre fue creado mortal. Los creyentes reciben la inmortalidad como don de la gracia, y por lo tanto continúan existiendo en un estado de bienaventuranza después de la muerte.
Los incrédulos, sin embargo, no reciben este don y siguen siendo mortales; por consiguiente, cuando mueren son aniquilados.
Ambas formas de aniquilacionismo enseñan la aniquilación de los malos, y por lo tanto niegan la doctrina del castigo eterno.
En el presente el aniquilacionismo en forma de inmortalidad condicional es enseñado por los Adventistas del Séptimo Día y por los Testigos de Jehová.
Los Testigos de Jehová enseñan que la aniquilación es el castigo de los malvados, de Satanás y de los demonios; los Adventistas del Séptimo Día, sin embargo, afirman que habrá un período de sufrimientos punitivos que precederá la aniquilación de Satanás y de estos grupos, dependiendo la duración de tales sufrimientos de la cantidad de culpa involucrada. Lo que ambos grupos tienen en común es su negación del castigo eterno.
Por cierto, uno puede entender las dificultades que la gente tiene con la doctrina del castigo eterno. Es muy natural que todos deseemos evadir la contemplación de un destino tan horrible. Pero esta doctrina debe ser aceptada porque la Biblia la enseña claramente. Examinemos ahora la evidencia bíblica a favor de esta doctrina. y así pasamos a la siguiente diapositiva

LA AFIRMACIÓN DE ESTA DOCTRINA

Consideraremos en primer lugar las enseñanzas de Cristo y Buis dice "El hecho de que el amoroso y sabio Salvador tenga más que decir respecto al infierno que cualquier otro individuo de la Biblia es ciertamente causa de seria consideración"
1- Comenzamos con las enseñanzas de Cristo
Las palabras de Jesús que se registran en Mateo 10:28 comprueban un punto subrayado en relación con Mateo 5:29-30, a saber, que los sufrimientos del infierno comprenden tanto el cuerpo como el alma, y que por lo tanto presuponen la resurrección del cuerpo.
Una evidencia adicional de que el castigo del infierno nunca termina la encontramos en Marcos 9:43, donde se dice que el fuego del infierno "no puede ser apagado" (to pyr to asbeston). En el versículo 48 del mismo capítulo se usan las siguientes palabras para describir al infierno: ". . . donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga". Estas palabras son una cita de Isaías 66:24, donde aparecen en un marco escatológico. Obviamente, estas palabras no deben ser interpretadas literalmente sino figurativamente. Sin embargo, lo que estas imágenes quieren transmitir es que la angustia y el tormento interiores simbolizados por el gusano nunca terminarán, y que el sufrimiento externo simbolizado por la llama nunca cesará. Si las imágenes utilizadas en este pasaje no significan sufrimientos sin fin, entonces no significan nada.
Otra imagen que describe los tormentos del infierno es introducida en Mateo 13:41, 42: "Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes". Aunque en este pasaje no se menciona específicamente la duración eterna del castigo, las imágenes utilizadas sugieren la amargura del remordimiento y la desesperada auto condenación. Mateo 25:30 añade otro estremecedor tipo de imagen: "Y al siervo inútil echad le a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes" (d. Mí. 22:13). "Las tinieblas de afuera" sugieren el terrible aislamiento de los perdidos y su eterna separación de la amable comunión con Dios.
Dos pasajes del Evangelio según Juan también pueden ser mencionados en relación con esto. El primero es la bien conocida "síntesis del evangelio", Juan 3:16: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda (me-apolmai), mas tenga vida eterna (zoen aiunion)". Que la expresión "perecer" en este versículo significa un castigo eterno es algo evidente del versículo 36 de este capítulo: "El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que desobedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está ("permanece", y NVI; griego menei) sobre él". Si la ira de Dios permanece sobre tal persona, ¿a qué otra conclusión podemos llegar que no sea que el castigo mencionado es eterno?
hermanos al echar una mirada más de cerca a dos palabras que fueron frecuentemente utilizadas en los versículos para enseñar esta doctrina :
1-apolIymi (comúnmente traducida "destruir", "arruinar"; y en la voz pasiva, "perderse" o "perecer")
2-aiunios (generalmente traducida "eterno").
es así como pasamos a la siguiente diapositiva el

ESTUDIO DE LA PALABRA APOLLYMI

Los oponentes de la doctrina del castigo eterno frecuentemente dicen que la palabra apolIymi, cuando se la usa en el Nuevo Testamento para referirse a la suerte de los malvados, significa aniquilar o borrar de la existencia y tanto los Adventistas del Séptimo Día como los Testigos de Jehová, por ejemplo, interpretan la palabra de esta manera.
Sin embargo, apolIymi nunca significa la aniquilación en el Nuevo Testamento. Esta palabra nunca significa aniquilar cuando se la aplica a otras cosas que no sean el destino eterno del hombre.
(1) A veces apolIymi simplemente significa "estar perdido". Este término es utilizado de esta manera en las tres parábolas respecto a lo "perdido" en Lucas 15-para designar a la oveja perdida, a la moneda perdida y al hijo perdido. En el caso del hijo, el estar perdido significaba que estaba perdido para la comunión de su padre, ya que él fue en contra del propósito de su padre.
(2) La palabra apolIymi puede a veces significar "volverse inútil". Así es que en Mateo 9:17 se la usa para mostrar lo que sucede con los viejos odres de vino cuando uno echa en ellos vino nuevo: los odres "se pierden", se vuelven inútiles.
(3) A veces se usa apollymi para decir "matar". Por ejemplo, nótese Mateo 2:13: "Porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo (apolesai)". Aun fuera del hecho que el pasaje habla del intento de matar a Jesús, ¿es "matar" aniquilar? Mateo 10:28 nos enseña que quienes "matan el cuerpo, el alma no pueden matar"-por lo tanto la aniquilación es imposible. Además, si hablamos con toda precisión, uno ni siquiera aniquila el cuerpo cuando mata al hombre. Las partículas del cuerpo que se descompone pasan a otras formas de la materia.
Tras haber notado que apollymi no significa aniquilación cuando se usa en otros casos, no cabe esperar que la palabra signifique aniquilación cuando es usada para describir el destino final de los malvados.
Un cambio tan abrupto de significado tendría que ser claramente probado. Pero, como hemos visto, las enseñanzas bíblicas respecto al destino final de los perdidos excluyen completamente la aniquilación.
Hemos considerado muchos pasajes de los Evangelios, en la mayoría de los cuales habla Jesús mismo, que describen la suerte final de los malos como un tormento continuado y sin fin.
A la luz de esta clara enseñanza, nos vemos obligados a llegar a la conclusión que apollymi, cuando se usa para explicar el destino final de los perdidos no puede significar aniquilación. En consecuencia no debemos dejamos engañar por el sonido de palabras tales como "destruir" o "perecer" cuando estas son utilizadas en las traducciones, como si las mismas probaran que los malvados serán aniquilados. Apollymi, cuando se usa para describir el destino final de aquellos que no están en Cristo (como en Mt. 10:28; 18:14; Lc. 13:3; Jn. 3:16; 10:28; Ro. 2:12; 1 Co. 1:18; Fil. 3:19; 2 P. 2:1; 3:16), significa perdición eterna, una perdición que consiste en una pérdida sin fin de la comunión con Dios, lo que constituye al mismo tiempo un estado de tormento o pena sin fin.

ESTUDIO DE LA PALABRA AIUNIOS

Pasamos ahora a examinar el significado de la palabra aiunios, que en nuestras versiones es generalmente traducida por el vocablo "eterno". Arndt y Gingrich, en su libro Greek-English Lexicon of The New Testament, sugieren tres significados para aiunios:
(1) sin comienzo, (2) sin comienzo ni fin y (3) sin fin.14
El segundo significado de la palabra le es aplicado a Dios, como en Romanos 16:26 donde Pablo habla del mandamiento del Dios eterno. Cuando aiunios es utilizado para describir el destino futuro, ya sea del pueblo de Dios o de los malos, significa sin fin.
(Significado 3). La palabra aiunios se usa con frecuencia en el Nuevo Testamento para describir la bienaventuranza futura y sin fin del pueblo de Dios. Encontramos este uso en Mateo 25:46, donde se dice de los justos que van a la vida eterna. También encontramos a esta palabra utilizada de esa manera en Juan 10:28: "Y yo les doy [a mis ovejas] vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie les arrebatará de mi mano".
Además, encontramos que aiunios es utilizada para describir la gloria eterna que espera a los creyentes en 2 Timoteo 2:10, el eterno peso de gloria en 2 Corintios 4:17, las eternas "cosas que no se ven", a diferencia de las pasajeras "cosas que se ven" en 2 Corintios 4:18; el edificio eterno de Dios que nos espera al morir en 2 Corintios 5:1; la redención eterna y la herencia eterna que Cristo obtuvo para nosotros en Hebreos 9:12 y 15.
Pero entonces, si la palabra aiunios significa sin fin cuando se la aplica a la futura bienaventuranza de los creyentes, se desprende que, de no haber clara evidencia en contra, esta palabra también significa sin fin cuando se la utiliza para describir el futuro castigo de los perdidos.
Se usa aiunios en este sentido en Mateo 25:46 ("E irán estos al castigo eterno") y en 2 Tesalonicenses 1:9 ("Los cuales sufrirán pena de eterna perdición"). De esto se desprende que el castigo que los perdidos sufrirán después de esta vida será de igual manera sin fin como la bienaventuranza futura del pueblo de Dios.
Procedemos ahora a examinar la enseñanza de los apóstoles sobre este tema. Quizás la más clara descripción de los sufrimientos de los perdidos que se encuentra en los escritos paulinos está en 2 Tesalonicenses 1:7-9: ". . . cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor, y de la gloria de su poder. . ." Las palabras griegas que se traducen "eterna perdición" son olethron aiunon. Olethros no puede significar aquí aniquilación, porque ¿qué sentido tendría hablar de un aniquilación eterna? Esta palabra significa generalmente "destrucción" o "ruina".16 En 1 Timoteo 6:9 olethros se usa como paralelo de apoletn (sustantivo derivado de apollymi) que significa "perdición".
Con esto hemos estudiado la evidencia bíblica. Si tomamos seriamente el testimonio de las Escrituras, y si basamos nuestra doctrina en sus enseñanzas-cosa que sin duda deberíamos hacernos vemos obligados a creer en el castigo eterno de los perdidos. Sin duda, nos encogemos ante esta enseñanza con todo lo somos, y no nos atrevemos a visualizar cómo este castigo eterno podrá ser experimentado por alguna persona que conocemos. Pero la Biblia lo enseña, y por lo tanto debemos aceptado

LA IMPORTANCIA DE ENTENDER QUE LAS CARACTERÍSTICAS DEL CASTIGO ETERNO EN DIFERENTES TEXTOS SON SIMBÓLICAS Y NO LITERALES

Como se dijo antes, las diversas imágenes a través de las cuales el castigo del infierno es descrito no deben ser tomadas literalmente. Es que si las tomamos literalmente, estas imágenes tienden a contradecirse: ¿cómo puede el infierno ser a la vez tinieblas y fuego? Debemos entender estas imágenes de un modo simbólico, pero la realidad será peor que los símbolos.
Lo que se dijo anteriormente respecto a grados de castigo o "gradaciones" en el sufrimiento de los perdidos, también debe ser tenido en mente. ¡No toda persona perdida tendrá los sufrimientos de un Judas! Dios será perfectamente justo, y cada persona sufrirá precisamente lo que merece. Nos queda decir algo respecto al lugar del infierno. En la Edad Media era común pensar que el cielo estaba en algún lugar por sobre la tierra, y el infierno en algún lugar por debajo, quizá en las profundidades de la tierra (como en el Infierno de Dante). Para la persona del siglo XX, con sus conocimientos de la astronomía moderna, ese tipo de pensamiento ya no tiene sentido. ¿Dónde está el arriba y el abajo de nuestro presente universo? Todo lo que podemos decir es que, en concordancia con los datos bíblicos, debe haber un lugar llamado infierno, aunque no sepamos donde está.

CONCLUSION;

¿CUAL ES EL SIGNIFICADO DE LA DOCTRINA DEL CASTIGO ETERNO?

La enseñanza bíblica respecto al infierno debe añadir una nota de profunda seriedad a nuestra predicación y enseñanza bíblica. Debemos hablar respecto al infierno con renuencia, con dolor, quizá hasta con lágrimas-pero debemos hablar al respecto. Nunca debemos olvidar las palabras del escritor de Hebreos: "Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda trasgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?" (2:2). Para nuestra empresa misionera, la doctrina del infierno debe incitamos a un mayor celo y urgencia. Si es cierto que mucha gente va rumbo a una eternidad sin Cristo a menos que escuchen el evangelio, ¡cuán ansiosos deberíamos estar de llevarles el evangelio! Porque: " ¿ y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿y cómo oirán sin haber quien les predique?" (Ro. 10:14).

LA NUEVA TIERRA CAPITULO 20

En este capítulo nos ocuparemos del estado final de aquellos que están en Cristo. La Biblia enseña que los creyentes irán al cielo cuando mueren. Otra cosa que las Escrituras enseñan claramente es que ellos serán felices durante el estado intermedio entre la muerte y la resurrección. Pero su felicidad será provisional e incompleta. Para la plenitud de su felicidad ellos esperan la resurrección del cuerpo y la nueva tierra que Dios creará como culminación de su obra redentora. Es a esa nueva tierra a la que ahora dirigimos nuestra atención.
y en primer lugar en nuestra siguiente diapositiva vamos a ver

PORQUE ES DE IMPORTANCIA ESTA DOCTRINA

1) PARA TENER UNA MEJOR COMPRENSIÓN DE LA VIDA POR VENIR

la Biblia nos asegura que Dios creará una nueva tierra en la cual viviremos para la gloria de Dios, con cuerpos resucitados y glorificados. Es en esa nueva tierra, entonces, donde esperamos pasar la eternidad, disfrutando de sus bellezas, explorando sus recursos y usando sus tesoros para la gloria de Dios. Y si tenemos en cuenta que Dios hará de la nueva tierra su morada y que donde Dios mora, allí está el cielo, seguiremos estando en el cielo a la vez que estamos en la nueva tierra. Porque el cielo y la tierra ya no estarán separados, como lo están ahora, sino que serán uno (véase Ap. 21:1-3). Pero dejar a la nueva tierra fuera de nuestra consideración al pensar en el estado final de los creyentes es empobrecer la enseñanza bíblica respecto a la vida futura.

2) PARA PODER CAPTAR CORRECTAMENTE TODA LA DIMENSIÓN DEL PROGRAMA REDENTOR DE DIOS

En Génesis leemos que en el principio Dios creó los cielos y la tierra. A raíz de la caída del hombre en pecado, se pronunció una maldición sobre esta creación. Dios ha enviado ahora a su Hijo a este mundo para redimir a esa creación de los 223 resultados del pecado. En consecuencia, la obra de Cristo no consiste simplemente en salvar a ciertas personas, ni siquiera en salvar a una multitud innumerable de gente comprada con su sangre. La obra total de Cristo es nada menos que la de redimir toda esta creación de los efectos del pecado. Dicho propósito no se cumplirá hasta que Dios haya establecido la nueva tierra, hasta que el Paraíso Perdido haya llegado a ser el Paraíso Recobrado. Necesitamos una clara comprensión de la doctrina de la nueva tierra, en consecuencia, para poder ver el programa redentor de Dios en sus dimensiones cósmicas.

3) PARA TENER UNA AYUDA A LA CORRECTA COMPRENSIÓN DE LAS PROFECÍAS DEL A/T

La tercera razón por la que este tema es importante está en que ayuda a la correcta comprensión de la profecía del Antiguo Testamento. Ya antes hemos considerado varias profecías veterotestamentarias que hablan de un futuro glorioso para la tierra.
Estas profecías nos dicen que, en algún momento del futuro, la tierra llegará a ser mucho más productiva de lo que es ahora, que el desierto florecerá como la rosa, que el que ara alcanzará y superará al que cosecha y que las montañas destilarán dulce vino. Nos dicen que el sonido del llanto no volverá a ser oído en la tierra y que los días del pueblo de Dios serán como los días del árbol. Nos dicen que en esa tierra el lobo y el cordero se alimentarán juntos, y que nadie herirá ni destruirá en todo el santo monte del Señor, puesto que la tierra estará llena del conocimiento del Señor como las aguas cubren el mar.
Los dispensacionalistas nos acusan a nosotros, los amilenialistas, de "espiritualizar" las profecías de este tipo de tal manera que perdemos su significado real. John F. Walvoord, por ejemplo, dice: "Las muchas promesas hechas a Israel reciben dos tipos de tratamiento [por parte de los amilenialistas.
El amilenialismo agustino tradicional transfiere estas promesas a la iglesia a través de una interpretación espiritualizada. La iglesia de hoy es el verdadero Israel y hereda las promesas que Israel perdió al rechazar a Cristo.
El otro tipo de amilenialismo, más moderno, sostiene que las promesas de justicia, paz y seguridad son imágenes poéticas del cielo y que se cumplen en el cielo, no en la tierra".

¿LA NUEVA TIERRA SERA TOTALMENTE DIFERENTE DE ESTA TIERRA QUE CONOCEMOS O SERA UNA RENOVACIÓN DE ELLA?

Tanto en Isaías 65:17 como en Apocalipsis 21:1 oímos hablar de "un cielo nuevo y una tierra nueva". La expresión "cielo y tierra" debería entenderse como el modo bíblico de denominar a todo el universo: "El cielo y la tierra juntos constituyen el cosmos".9 Pero ahora la pregunta es, ¿será totalmente aniquilado el presente universo, de modo tal que el nuevo universo será completamente diferente del actual cosmos, o será el nuevo universo esencialmente el mismo cosmos del presente, sólo que renovado y purificado?
Los teólogos luteranos muchas veces han favorecido la primera de estas dos posibilidades. G. C. Berkouwer menciona varios escritores luteranos que favorecen el concepto de la aniquilación del actual cosmos y de una discontinuidad absoluta entre la antigua tierra y la nueva. lO Estos teólogos apelan a pasajes tales como Mateo 24:29 ("El sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias del cielo serán conmovidas") y 2 Pedro 3:12 ("Los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán").l1
Es evidente que habrá eventos cataclísmicos que acompañarán la destrucción de la actual tierra-eventos que constituirán un juicio divino sobre esta tierra, con todo su pecado e imperfección. Sin embargo, debemos rechazar el concepto de la aniquilación total a favor del concepto de la renovación en base a las siguientes cuatro razones:
1- La primera reside en que tanto en 2 Pedro 3:13 como en Apocalipsis 21:1 el vocablo griego que se usa para designar la novedad del nuevo cosmos no es neos sino kainos. La palabra neos significa nuevo en tiempo u origen, en tanto que la palabra kainos significa nuevo en naturaleza o en cualidad.12 La expresión ouranon kainon kai gen kainen ("un cielo nuevo y una tierra nueva", Ap. 21:1) significa, en consecuencia, no la aparición de un cosmos totalmente diferente del actual, sino la creación de un universo que, a pesar de haber sido gloriosamente renovado, mantiene continuidad con el presente.
2- La segunda razón para preferir el concepto de renovación por sobre el de la aniquilación es la argumentación que Pablo hace en Romanos 8. Cuando él nos dice que la creación espera con anhelo ardiente la revelación de los hijos de Dios para ser liberada de la esclavitud de la corrupción (vv. 20-21), él está diciendo que es la presente creación la que será liberada de la corrupción en el escatón y no alguna creación totalmente diferente.
3- La tercera razón es la analogía existente entre la nueva tierra y los cuerpos de la resurrección de los creyentes. Anteriormente habíamos indicado que habrá tanto continuidad como discontinuidad entre el cuerpo presente y el cuerpo de la resurrección. Las diferencias entre nuestros cuerpos actuales y nuestros cuerpos de resurrección, por maravillosas que sean, no quitan la continuidad: somos nosotros quienes seremos resucitados, y somos nosotros quienes estaremos para siempre con el Señor. Los resucitados con Cristo no serán un grupo totalmente nuevo de seres humanos, sino el pueblo de Dios que ha vivido sobre esta tierra. Por analogía, es lógico esperar que la nueva tierra no sea totalmente diferente de la presente sino que será la presente tierra maravillosamente renovada.
4-La cuarta razón para preferir el concepto de la renovación sobre el de la aniquilación es la siguiente: si Dios tuviese que aniquilar el cosmos actual, Satanás habría logrado una gran victoria. Por que entonces Satanás habría tenido éxito en corromper tan devastadoramente el presente cosmos y la tierra presente que Dios no podría hacer otra cosa que aniquilado totalmente. Pero Satanás no logró tal victoria. Por el contrario, Satanás ha sido derrotado decisivamente. Dios revelará la dimensión total de esa derrota cuando renueve esta misma tierra sobre la cual Satanás engañó a la raza humana y cuando finalmente elimine de ella todos los resultados de las malvadas maquinaciones de Satanás.

CONCLUSIÓN;

¿QUE NOS ENSEÑA ESTA DOCTRINA DE LA NUEVA TIERRA?

La doctrina de la nueva tierra debería darnos esperanza, valor y optimismo en estos días de desesperanza general.
Si bien el mal parece desatado en este mundo, nos consuela saber que Cristo ha logrado la victoria final. Aun cuando los ecologistas describan el futuro de este tierra en términos lóbregos, es alentador saber que algún día Dios preparará una nueva tierra gloriosa sobre la cual los problemas ecológicos que ahora nos vejan ya no existirán.
Esto no significa que no necesitemos hacer nada respecto a estos problemas, pero sí significa que trabajamos buscando soluciones a estos problemas, no con un sentido de desesperanza, sino en la confianza de la esperanza.
Anteriormente habíamos indicado que habría continuidad tanto como discontinuidad entre esta era y la futura, y entre esta tierra y la nueva tierra. Este punto es de suma importancia. Como ciudadanos del reino de Dios, no podemos simplemente dejar de lado la tierra actual como una pérdida total, ni alegrarnos en su deterioro. Sin duda, debemos estar trabajando ahora mismo a favor de un mundo mejor. Nuestros esfuerzos de traer el reino de Cristo a una manifestación más completa tiene significado eterno. Nuestra vida cristiana de hoy, nuestra lucha contra el 233 pecado-tanto el individual como el institucional nuestra obra misionera, nuestros esfuerzos por desarrollar y promover una cultura distintivamente cristiana, tienen valor no sólo para este mundo sino también para el mundo por venir. Al vivir sobre esta tierra, estamos preparándonos para la vida en la nueva tierra de Dios. A través de nuestro servicio al reino estamos reuniendo los materiales de construcción para esa nueva tierra.
Se están traduciendo Biblias, se están evangelizando pueblos, creyentes están siendo renovados y se están transformando culturas. Solamente la eternidad revelará el significado pleno de lo que ha sido hecho aquí por Cristo. Al principio de la historia Dios creó los cielos y la tierra. Al fin de la historia vemos los nuevos cielos y la nueva tierra, que en su esplendor sobrepasarán en mucho todo lo que hemos visto anteriormente.
En el centro de la historia está el Cordero que fue inmolado, el primogénito de entre los muertos, y el Señor de los reyes de la tierra. Algún día echaremos todas nuestras coronas delante de él, absortos en admiración, amor, y adoración.

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