LA VIDA FUERA DEL EDÉN
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INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
En 1953 se publicó en inglés una de las obras de quien es considerado el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud. En su obra, Freud postuló una explicación para el comportamiento humano. Su hipótesis establecía que la mente humana estaba dividida en tres partes que denominó: el ello, el yo y el superyo. Según Freud:
El ello, constituye la parte más primitiva de nuestras mentes, esta parte es controlada exclusivamente por las pasiones y deseos del ser humano. Es, según Freud, la parte dominada por los instintos. Su único objetivo es obtener el placer que sea cualquiera sean las consecuencias. Esto aplica para todo tipo de placer, puede ser la comida, como hasta el más infame de los deseos.
El superyo, por su parte, es la parte moral y normativa, que en cierta forma restringe al ello de hacer lo que desea.
El yo, es la parte consciente que busca mediar entre el instinto del ello, y la moralidad del superyo.
Si bien es indiscutible que Freud fue un hombre brillante, su obra solo se limita a buscar una explicación para el comportamiento humano tan desconcertante que observó a su alrededor. Buscar una explicación a porqué la gente hace lo que hace, ¿qué instinto lleva a la persona a comportarse de esta manera?
Ahora bien, no creo que ningún cristiano estaría de acuerdo con la explicación con Freud. Su hipótesis humanista no toma en cuenta la verdad acerca de Dios y del ser humano para entender el porqué de la conducta del hombre. Freud llamó irracional y primitivo a lo que la Biblia llama pecado y rebelión. La irracionalidad de Freud, lejos de ser un instinto animal y primitivo, es la expresión de la maldad que hay en el ser humano por el dominio del pecado. Sin embargo, podemos ser empáticos al reconocer la necesidad que tiene toda persona de entender qué es lo que ocurre.
Cientos de años han pasado, y muchas otras explicaciones han surgido, sin embargo, el comportamiento humano es el mismo. Lo observó Freud, es lo mismo que vemos en la actualidad. De hecho, son comportamientos que también vemos en la Escritura. El libro de Génesis nos muestra cómo y porqué la maldad del ser humano llegó a ser. Y nos muestra una clara progresión muy rápida de cómo escaló esta maldad.
Hasta la primera parte de Génesis 3, Adán y Eva vivían en el Edén de Dios, el paraíso que el Creado había hecho para ellos. Sin embargo, desatendiendo la advertencia y el mandato de Dios, el hombre y la mujer decidieron rebelarse en su contra y hacer aquello que les era prohibido, llevándolos a la terrible consecuencia de ser desterrados de la ciudad de Dios. Lo que vemos en Génesis 4 es la consecuencia de vivir fuera del Edén, vivir en rebelión contra el Creador, vivir bajo la influencia y dominio del pecado.
Génesis 4 nos presenta dos historias, una la conocida historia de Caín y Abel, y la segunda, la historia de un descendiente de Caín, un hombre llamado Lamec. Ambas historias tiene el propósito de mostrarnos cómo la influencia del pecado escaló a niveles inimaginables, niveles que Freud seguramente llamaría irracionales. La maldad del hombre comienza a expresarse de manera libre y sin aparente restricción. Este comportamiento, lejos de ser producto de una parte primitiva de nuestro cerebro evolucionado, es producto de la condición espiritual caída por el pecado.
Dos historias que muestran el mismo patrón, el estado decadente en la humanidad. A su vez, estas dos historias son el detalle de una narrativa mucho mayor, esta narrativa mayor es el desarrollo de la semilla de la serpiente en contraste con la semilla de la mujer. Como hemos visto en otras ocasiones, la humanidad está dividida en dos grupos, la semilla de la serpiente aquellos que se oponen a Dios; y la semilla de la mujer, aquellos que han sido redimidos por Dios. En nuestro texto veremos dos historias que ilustran cómo la semilla de la serpiente se desarrolla y crece, y lo contrastaremos con cómo la semilla de la mujer vive de una manera diferente, aún estando fuera del Edén.
Los puntos de nuestro sermón de hoy son dos:
La simiente de la serpiente, Caín y Lamec.
La simiente de la mujer, la iglesia.
Así que les invito a leer conmigo nuestro pasaje de hoy, Génesis 4:1-26
Lectura: Génesis 4.
Oración
I. LA SIMIENTE DE LA SERPIENTE (Génesis 4:1-24)
I. LA SIMIENTE DE LA SERPIENTE (Génesis 4:1-24)
LA HISTORIA CAÍN (Génesis 4:1-16)
La primera, es la conocida historia de Caín y Abel. El escenario, es la escena siguiente después de ser desterrados del paraíso. Adán y Eva se encuentra ahora fuera del Edén, teniendo que continuar la vida con las consecuencias de su desobediencia. Pero, en medio de la sensación tan devastadora que debieron sentir, Génesis 4:1 nos da una aparente alegría. A pesar de la maldición, la vida continua. Y continua por medio de un primogénito.
Pongamonos en los pies de Eva por un momento. Seguramente, al concebir a su primer hijo, las palabras pronunciadas en Génesis 3:15 vendrían a su mente ¿Será que éste es el hijo de la mujer que vencería a la serpiente? ¿Será que éste es el que les permitirá regresar al Edén? ¿Sería Caín el héroe de la historia? Sin duda, algo de esperanza vemos en las Palabras que Eva pronunció en Génesis 4:1 “... Por voluntad de Jehová he adquirido varón.” Pero, lejos de ser una historia de heroísmo, la vida de Caín es más una tragedia. En vez de ser aquel que vencería a la serpiente, la Biblia rápidamente nos muestra que Caín es aquel primer hijo de Satanás.
Ahora bien, hay varios detalles que debemos aprender de esta historia. La vida de Caín nos muestra 3 formas en las que el pecado afectó a la humanidad:
1. Error en su teología: Todo el incidente comienza por el claro rechazo que Dios hace de la ofrenda de Caín. Mucho se ha especulado acerca de porqué Dios rechaza su ofrenda. Algunos dicen que la ofrenda de Abel fue más agradable a Dios porque implicaba un sacrificio de sangre, sin embargo, la palabra en Hebreo usada para ofrenda tanto para Caín como para Abel, es la palabra מינחה (min-hah). En la ley mosáica, esta palabra es usada para las ofrendas de cereales. Es decir, no se trataba de una ofrenda de sangre. De modo que, no es el tipo de ofrenda lo que realmente causa el rechazo por parte de Dios, sino el motivo de la ofrenda. El texto mismo nos da una respuesta clara cuando enfatiza que la ofrenda de Abel fue “… de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda;” Génesis 4:4.
El énfasis que hace la Escritura al resaltar que la ofrenda de Abel era de los primogénitos de sus ovejas y de lo más gordo implica un contraste con la ofrenda de Caín, quien simplemente trae delante de Dios parte del fruto de la tierra. La falta de descripción de la ofrenda de Caín nos indica que no era el primer fruto cosechado, ni mucho menos el mejor, sino probablemente lo que sobrara o lo extra. Esto muestra una falta de fe por parte de Caín. Si vamos al Nuevo Testamento, el libro de Hebreos claramente nos dice que la ofrenda de Abel fue hecha con fe Hebreos 11:4 “Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella”.
Caín tenía una concepción errada de Dios, tenía una teología equivocada. Su ofrenda era una ofrenda que parecía religiosa, pero carecía de la fe necesaria para agradar a Dios. Por medio de su ofrenda, Caín muestra su incredulidad. Esta incredulidad es consecuencia de no conocer al Creador. Lo hace para cumplir, y no como Abel, quien lo hace porque confía. No se trata de cumplir con Dios, se trata de confiar en Dios. Dios no necesita que cumplamos con Él, Dios demanda que creamos en Él, y que le creamos a Él.
Pero Caín inventó su propia religión. Caín quiso acercarse a Dios en los términos y condiciones de Caín y no del Creador. El hombre definiendo lo que es aceptable delante de Dios, en vez de aceptar lo que Dios quiere.
Esta es la actitud dominante desde la caída hasta ahora. Una de las formas en las que el pecado ha afectado a la humanidad es nuestra concepción de Dios. La razón por la que hay tantas religiones es por consecuencia del pecado, así como Caín inventó su propia religión, cada civilización ha hecho lo mismo. Adán y Eva conocieron al Creador de manera completa y perfecta, pues tenían comunión con Él en el paraíso. Ahora, fuera del Edén, el ser humano tiene una idea errada de quién es Dios, y se hace un “dios a la carta”, por eso tantas religiones y tantas interpretaciones de la Biblia. Ya en Génesis 4 vemos dos religiones diferentes, la creada por Caín que busca exaltar al ser humano, y la religión de Able, que busca adorar al Dios verdadero su bondad y provisión.
La confusión teológica de Caín es producto de su odio hacia Dios, y su amor por sí mismo. Usted preguntará, ¿cómo sabemos esto? Lo vemos en Génesis 4:5-7 “pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante. Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él”.
Cuando su teología es corregida, Caín no la acepta. Dios apela a la consciencia que Caín, y todo ser humano tiene, apela a ese conocimiento básico del bien y del mal que Dios ha puesto en toda persona. Pero la simiente de la serpiente rechaza la corrección porque odia a Dios. Caín inventa su propia religión queriendo definir lo que es agradable a Dios en términos humanos.
2. Debilidad ante la tentación: Esto no lleva a la segunda forma en la que el pecado afectó a la humanidad, y es la debilidad ante la tentación. Hay una gran diferencia entre la tentación que enfrentaron Adán y Eva, y la tentación que usted y yo enfrentamos todos los días. Adán y Eva estaban en un estado de perfecta justicia en el Edén, es decir, no había ninguna predisposición o inclinación a hacer lo malo. En este caso, la tentación es como un virus que está fuera de su cuerpo y que quiere entrar. Ellos tenían la opción de enfrentarlo y vencerlo porque aún no estaba dentro de ellos. Como en el caso del Covid, es como si usted tuviese esas mascaras plásticas que cubren toda la cara, eso impide que el virus entre en usted. Es algo externo. Así fue la tentación de Adán y Eva, así fue también la tentación de Cristo, quien también es perfectamente justo.
Sin embargo, fuera del Edén, después de la caída, cuando Adán y Eva permiten que el dominio del pecado esté dentro de ellos, el ser humano ya no tiene esa perfecta justicia, sino que ahora sí tenemos una inclinación a la maldad. Todo ser humano nacido fuera del Edén tiene una predisposición a desobedecer a Dios. Hay un deseo interno que nos domina y que ahora nos lleva a hacer lo que nos place en vez de lo que agrada a Dios. La tentación para el ser humano ahora no es algo externo que quiere entrar, sino que es la oportunidad de satisfacer un deseo interno.
La tentación es como una carnada que usted quiere comer.
Esta lucha es la que Dios advierte a Caín en la última parte del versículo 7. Génesis 4:7 “Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.”
Una mejor traducción la encontramos en la Nueva Biblia de las Américas que dice: “… Pero si no haces el bien, el pecado yace a la puerta y te codicia, pero tú debes dominarlo”
El texto no está diciendo que el hombre puede dominarlo, sino que el hombre debe dominarlo. El ser humano ha quedado completamente debilitado al punto que ya no puede vencer la tentación por sus propios medios. La voluntad humana ya no es libre, la voluntad humana está sujeta a los deseos pecaminosos que nos dominan.
Conexión con el evangelio: Amigo que nos visitas, ésta es una realidad que todo hombre y mujer enfrenta sin excepción alguna. Muchos creen que por no creer en ninguna religión son personas de pensamiento libre, pero no hay mayor engaño que ése. La realidad es que nuestros pensamientos no son libres sino que son esclavos de los deseos que tenemos, tenemos envidia, orgullo, pensamos mal acerca de los demás, nos creemos mejores que los demás, somos faltos de compasión, justificamos en nuestras mentes nuestras malas reacciones, nos victimizamos en nuestras mentes haciendo responsables a los demás por el mal que sufrimos. Esto sin contar los pensamientos de lujuria que se anidan en nuestra mente.
Desesperadamente implementamos rituales y tradiciones buscando eliminar este deseo interno sin éxito alguno. En Colosenses 2:23 “Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne.”
La ofrenda de Caín a Dios no fue nada útil con su deseo de ser exaltado y aceptado por Dios en sus propios términos humanos. El pecado no puede ser vencido por medio de la religiosidad humana. La tentación no puede vencerse por medio del esfuerzo humano. Sino, por medio de Cristo.
Hebreos 12:1-4 “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe...”.
Solo Cristo, quien ha ido delante de nosotros venciendo la tentación, ahora por su Espíritu Santo nos empodera para vencerla. No es nuestra fuerza, es el poder de Dios. Pero para poder vencer la tentación, debemos dejar la rebelión que mostró Caín, quien rechazó la corrección de Dios, y someternos a la autoridad del Creador. Esto lo hacemos por medio del arrepentimiento y la fe. Reconociendo que nuestros deseos son contrarios a la voluntad de Dios, pidiendo a Dios que nos cambie y nos reconcilie con Él por medio de su hijo Cristo. Esto es, el evangelio. Y lo vemos en cada parte de la Escritura. La pregunta amigo mío, es ¿seguiremos los pasos de Caín o aceptaremos la corrección de Dios, creyendo solo en Cristo para nuestra salvación?
3. Error en su ética: La vida de Caín nos muestra como el pecado causó confusión teológica, nos debilitó ante el pecado, pero además, nos llevó al error ético.
Génesis 4:8 “Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató.” Creer algo equivocado acerca de Dios, aunado a su deseo pecaminoso, llevó a Caín a cometer el primer asesinato de una persona en la Biblia. Debe ser muy desagradable quedar registrado en la historia de la humanidad como el primer asesino del mundo. Ése es Caín.
Fíjense en la progresión:
Creemos algo incorrecto acerca de Dios.
Deseamos algo que es contrario a la voluntad de Dios.
Hacemos algo que es éticamente incorrecto delante de Dios.
Creer, desear y hacer. La vida fuera del Edén es una vida dominada por el pecado que nos lleva a creer mentiras acerca de Dios, a desear lo que no es correcto, y que, finalmente, se traducen en actos inmorales
El autor Bruce Waltke resalta el hecho de que la palabra hermano aparece siete veces en Génesis 4:2-11. Siete veces en 10 versículos es bastante. Moisés sin duda estaba resaltando el hecho de que el pecado afecta a las relaciones más íntimas. Freud lo atribuye a la parte primitiva del cerebro, la Biblia lo atribuye al estado caído del ser humano. Imagínate asesinar a tu propio hermano simplemente porque tiene una religión diferente a la tuya.
El odio de Caín hacia Dios, se muestra en su odio a su hermano quien fue creado a la imagen de Dios.
Lo que vemos en los siguientes versículos es la respuesta justa al error moral, juicio. Lea conmigo Génesis 4:9-15 “Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en la tierra. Y dijo Caín a Jehová: Grande es mi castigo para ser soportado. He aquí me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me hallare, me matará. Y le respondió Jehová: Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será castigado. Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara.”
Vemos el mismo patrón de juicio que Dios hizo con Adán y Eva en Génesis 3:8-11, Dios pregunta no porque desconozca los hechos, sino porque da una oportunidad para que Caín confiese su maldad. Sin embargo, por mucho que Caín niega su culpabilidad, la evidencia en su contra es muy grande como para que el Justo Juez la ignore. La sangre de Abel clamaba a Dios. De la misma manera, por mucho que el hombre desee negar su culpabilidad delante de Dios, la evidencia en el día del juicio será muy grande. La falta de confesión por parte de Caín revela su moralidad caída. No acepta su culpabilidad.
Por el contrario, se victimiza y responde con autocompasión. Comienza a decir pobre de mí, pobre de mí, qué castigo tan grande para alguien que ha cometido un simple error. Solo maté a mi hermano y ¿me castigas de esta manera? Es curioso que el asesine ahora teme ser asesinado.
No sé si usted ha visto estos programas de televisión que muestran las reacciones de los acusados a las sentencias recibidas por el juez. Hay dos reacciones que son comunes, la primera es la ira. Algunos acusados se tornan agresivos e insultan al juez cuando los condenan por sus delitos. Es la actitud de la simiente de la serpiente. Cuando es confrontada por sus crímenes, expresan aún más su rebelión. Esto es lo que ocurre con la humanidad actual, cuando es confrontada por la Palabra de Dios, en vez de reconocer su maldad, se enfadan más con Dios y contra su pueblo.
La segunda, es la autocompasión. La gente tiende a minimizar la gravedad de sus acciones a la luz del castigo que éstas merecen. En cualquier caso, ni el enfado ni la autocompasión ayudarán a aquellos que se enfrente de delante del juicio de Dios sin Cristo.
LA HISTORIA DE LAMEC (Génesis 4:19-24).
Los versículos 17-18 sirven como transición entre la primera historia y la segunda. Génesis 4:17-18 “Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc. Y a Enoc le nació Irad, e Irad engendró a Mehujael, y Mehujael engendró a Metusael, y Metusael engendró a Lamec”. La historia de Caín nos muestra tres formas en cómo el pecado afectó a la humanidad, pero la siguiente historia, nos muestra este efecto en aún más detalle. En solo una generación, la humanidad tuvo su primer asesinato. En la quinta generación, vemos ya la maldad magnificada. La historia de Lamec cómo el pecado siguió afectando las relaciones humanas:
1. Poligamia: en primer lugar la poligamia, el deseo sexual descontrolado del hombre lo llevo a violar el diseño monógamo de Dios. El Señor estableció la unión matrimonial entre un hombre y una mujer. Vemos por primera vez este diseño violentado en Génesis 4. La poligamia es un acto de rebelión en contra de Dios. El pecado escaló hasta afectar la relación marital. Esto nos muestra que cualquier distorsión del matrimonio es consecuencia de la rebelión del hombre que no desea sujetarse al diseño divino.
2. Progresos de una humanidad sin Dios: En segundo lugar, nos muestra una humanidad que progresa en tecnología, conocimiento y desarrollo pero sin Dios. Este es un punto tan claro en este texto, y a la vez tan real en nuestros días, que es difícil ignorarlo. El progreso cultural, científico, económico y social es parte del diseño de Dios, esto es lo que Dios nos mandó en Génesis 1:28 cuando nos mandó a llenar la tierra y sojuzgarla. El problema es que este progreso debía tener el propósito de glorificar a Dios.
Sin embargo, el ser humano en Génesis 4:20-22 expresa su creatividad para satisfacer su propio ego, no para engrandecer el nombre del Creador sino el propio. Veremos esto con mayor detalle en Génesis 11. Sin embargo, en la actualidad también vemos esta misma tendencia, el ser humano ha puesto en el avance tecnológico su esperanza, sin embargo, mientras más conocimiento adquirimos, más formas de expresar nuestra maldad encontramos. La tecnología es un instrumento usando para bendecir pero también para maldecir. Usado para salvar vidas, pero también para acabar con ellas. Y en última instancia, un medio para glorificarnos a nosotros mismos por nuestra creatividad.
Sin embargo, hay una gran realidad, la tecnología ha hecho muy poco por mejorar el estado caído del hombre. En los países más desarrollados sigue habiendo evidencia de maldad. Sigue habiendo violencia, inmoralidad, estafas, mientras la humanidad sigue esperando que el progreso tecnológico nos ayude con nuestra moral deficiente, lo que vemos es que esto no se cumple.
3. Violencia y venganza: Nuestro texto prueba este mismo punto. A pesar del avance tecnológico por medio del uso del bronce y el hierro, a pesar del avance económico por medio de la ganadería, y muy a pesar del avance artístico por medio de la flauta y el arpa, la violencia y la venganza siguieron dominando la sociedad.
Lamec, haciendo uso de ese progreso artístico compone un poema lleno de violencia, orgullo y deseo de venganza.
Génesis 4:23-24 “Y dijo Lamec a sus mujeres: Ada y Zila, oíd mi voz; Mujeres de Lamec, escuchad mi dicho: Que un varón mataré por mi herida, Y un joven por mi golpe. Si siete veces será vengado Caín, Lamec en verdad setenta veces siete lo será.”
II. LA SEMILLA DE LA MUJER, LA IGLESIA (Génesis 4:25-26, Judas 11, 1 Juan 3:10-18)
II. LA SEMILLA DE LA MUJER, LA IGLESIA (Génesis 4:25-26, Judas 11, 1 Juan 3:10-18)
Esto nos lleva a considerar la primera diferencia entre la semilla de la serpiente y la semilla de la mujer, representada por la iglesia. La forma en cómo las relaciones humanas se llevan a cabo es muy distinta entre ambas simientes. Cuando Lamec finaliza su poema lo hace con una frase que encontramos también en Mateo 18:21-22 “Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete”.
Éste Jesús, quien es el que finalmente venció a Satanás, es la simiente de la mujer. Precisamente, nuestro texto termina con el anuncio de un nuevo hijo de Adán y Eva. Los versículos no están organizados de manera cronológica, sino que están escritos para mostrar el contraste entre la descendencia de Caín, y la descendencia de Set, que veremos en Génesis 5, hasta llegar a Noé.
Pero al comprar el poema de Lamec con la enseñanza de Jesús, es evidente que la simiente de la serpiente desea venganza, la simiente de la mujer responde con perdón. El paralelismo es evidente en estos dos textos, y reflejan cuán diferente debe ser la iglesia al mundo. Estamos llamados a vivir de una manera diferente al resto del mundo, aún cuando estemos fuera del Edén. La iglesia debe ser un Edén provisional en el que la presencia y la voluntad de Dios dominen las vidas de las personas, y en el que la verdad y el amor sean los valores fundamentales.
Fuera del Edén el ser humano no experimenta la bendición y la seguridad que tuvieron Adán y Eva en el huerto, sino la hostilidad y el engaño que produce el pecado. Pero la iglesia está llamada a ser ese lugar donde la bendición de Dios, y la seguridad de su reino puedan experimentarse. Cuando vamos al Nuevo Testamento, vemos dos aspectos claros que son confrontados.
1. Defender la verdad: En primer lugar, es el engaño que la simiente de la serpiente pretende propagar, y con el que pretende llevar cautivo a toda persona. Judas 10-12 “Pero éstos blasfeman de cuantas cosas no conocen; y en las que por naturaleza conocen, se corrompen como animales irracionales. ¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré. Estos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados;”.
Cuando vemos la tentación de la serpiente a Eva, vemos que estuvo plagada de mentiras y de error. Caín manifestó su propio error doctrinal.
Sin embargo, la simiente de la mujer debe ser una comunidad en la que la verdad sea exaltada. No hay otro libro que enseñe la verdad que la Biblia.
Juan 8:32 “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”
1 Timoteo 2:4 “[Dios] el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.”
Juan 14:6 “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”
1 Juan 1:5-6 “Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;”
2. El amor a los hermanos.
En segundo lugar, la semilla de la mujer, se caracteriza por un amor genuino.
1 Juan 3:10-18 “En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios. Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros. No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas. Hermanos míos, no os extrañéis si el mundo os aborrece. Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte. Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él. En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad”.
El amor a los hermanos debe ser una característica visible en la vida de aquellos que son la semilla de la mujer.