Practicando Nuestra Vida Cristiana

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Introduccion

2 Timoteo 3:16–17 RVR60
16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
Siguiendo la instrucción dada por nuestro Señor Jesus llamada la Gran comision
Mateo 28:18–20 TLA
18 Pero él se acercó y les dijo: «Dios me ha dado todo el poder para gobernar en todo el universo. 19 Ustedes vayan y hagan más discípulos míos en todos los países de la tierra. Bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. 20 Enséñenles a obedecer todo lo que yo les he enseñado. Yo estaré siempre con ustedes, hasta el fin del mundo.»
El proposito de esta enseñanza es mostrar los elementos básicos del discipulado y su aplicación individual en cada uno de ustedes
En el pasaje de 1 Corintios 4:14–21 se da respuesta a preguntas como: ¿Qué es lo que realmente abarca discipular a alguien? ¿Qué constituye una relación de discipulado? o ¿Qué es lo que ese proceso involucra? En esta sección de las Escrituras se encuentra un modelo de discipulado implícito, el cual contiene seis elementos que constituyen una relación de discipulado eficaz.
1 Corintios 4:14–21 RVR60
14 No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados. 15 Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio. 16 Por tanto, os ruego que me imitéis. 17 Por esto mismo os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor, el cual os recordará mi proceder en Cristo, de la manera que enseño en todas partes y en todas las iglesias. 18 Mas algunos están envanecidos, como si yo nunca hubiese de ir a vosotros. 19 Pero iré pronto a vosotros, si el Señor quiere, y conoceré, no las palabras, sino el poder de los que andan envanecidos. 20 Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder. 21 ¿Qué queréis? ¿Iré a vosotros con vara, o con amor y espíritu de mansedumbre?
En el libro de Josue vemos una lección que estudia la entrada a la tierra Prometida del pueblo escogido por Dios y vemos el paralelismo que hace con 2 Timoteo 3.17-17 en cuanto lo util que es la Palabra de Dios en la vida del Hombre.
Josué 1:1–9 RVR60
1 Aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de Nun, servidor de Moisés, diciendo: 2 Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. 3 Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. 4 Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Eufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio. 5 Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. 6 Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. 7 Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. 8 Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. 9 Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.
Encontramos cuatro componentes que motivan a un cristiano a ser fuerte y valiente.
El primer componente es fe en la presencia de Dios, el segundo es fe en el propósito de Dios, el tercero es confianza en la providencia soberana de Dios y el cuarto es la obediencia o el deber de ser fuerte y valiente.

Desarrollo

En esta enseñanza veremos los principios que Dios nos ha dado en su palabra y que nos guia a conocer su voluntad en nuestras vidas.
Dios quiere que las personas sean salvas, llenas del Espíritu Santo y santificadas. Si esto es una realidad en nuestra vida, podemos simplemente seguir esos deseos del corazón que Dios ha puesto allí. Recorriendo distintas Escrituras Seleccionadas, somos guiados a entender la importancia de una vida controlada por la Palabra de Dios
Entendiendo que el pecado es inevitable, es poderoso, está presente y afecta a todo cristiano. Y, pero entendamos que, Dios nos manda a mortificarlo y a despojarnos de él. Pero,
¿cómo lo hacemos?
Dios nos ha dado algunos principios para llevar esto a cabo: memorizar las Escrituras, y cuando uno peca, arrepentirse inmediatamente exponiendo a Dios el mismo y arrepentirse. Cuidarse de la sutileza del pecado y orar continuamente buscando la ayuda de Dios.
Estos componentes deben ser un patrón en nuestra vida diaria. Mediante el estudio de Escrituras recibimos el consejo para lidiar con el pecado que nos afecta diariamente.
En proverbios vemos que el Cristiano puede aprender que es la sabiduría,
La sabiduría no es algo esotérico, confuso, místico o conceptual. La sabiduría es la capacidad para vivir y comienza con el temor a Dios.
Proverbios 1:7 LBLA
7 El temor del Señor es el principio de la sabiduría; los necios desprecian la sabiduría y la instrucción.
Debemos Aprender a guardar nuestra mente, a escoger las amistades, controlar nuestro cuerpo, a cuidar lo que se dice, controlar nuestros pensamientos y las palabras que salen de nuestra boca, y esforzarnos en trabajar en ello.
Debemos ser administradores fieles de lo que Dios nos da, como el dinero y todo lo material y una práctica de manera especial por el amor al prójimo es vital en nuestras vidas. Cuando estamos se hace todo esto, se ha aprendido y practicado la sabiduría de Dios que nos ha dejado en su Palabra.
En Tito 3 , encontramos la responsabilidad del cristiano en medio de una sociedad pagana, motivándonos a cumplir el compromiso de llevar a las personas a la verdad de Dios. Pero, ¿cómo vamos a vivir nuestras vidas de tal manera que la Palabra de Dios no sea deshonrada? En primer lugar, debemos recordar nuestra responsabilidad en la sociedad, la cual incluye someternos a la autoridad. En segundo lugar, debemos recordar nuestra condición anterior, que era un patrón de vida pecaminoso. Y, en tercer lugar, debemos tener presente que nuestra salvación es por la gracia de Dios; y esta es la única razón por la que somos diferentes. Un hecho atribuible solo a Dios.
Tito 3:1–14 LBLA
1 Recuérdales que estén sujetos a los gobernantes, a las autoridades; que sean obedientes, que estén preparados para toda buena obra; 2 que no injurien a nadie, que no sean contenciosos, sino amables, mostrando toda consideración para con todos los hombres. 3 Porque nosotros también en otro tiempo éramos necios, desobedientes, extraviados, esclavos de deleites y placeres diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles y odiándonos unos a otros. 4 Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor hacia la humanidad, 5 Él nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a su misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo, 6 que Él derramó sobre nosotros abundantemente por medio de Jesucristo nuestro Salvador, 7 para que justificados por su gracia fuésemos hechos herederos según la esperanza de la vida eterna. 8 Palabra fiel es esta, y en cuanto a estas cosas quiero que hables con firmeza, para que los que han creído en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles para los hombres. 9 Pero evita controversias necias, genealogías, contiendas y discusiones acerca de la ley, porque son sin provecho y sin valor. 10 Al hombre que cause divisiones, después de la primera y segunda amonestación, deséchalo, 11 sabiendo que el tal es perverso y peca, habiéndose condenado a sí mismo. 12 Cuando te envíe a Artemas o a Tíquico, procura venir a mí en Nicópolis, porque he decidido pasar allí el invierno. 13 Encamina con diligencia a Zenas, intérprete de la ley, y a Apolos, para que nada les falte. 14 Y que nuestro pueblo aprenda a ocuparse en buenas obras, atendiendo a las necesidades apremiantes, para que no estén sin fruto.
Cuando nos preguntamos, ¿cuál es el deseo de Dios para nosotros, los creyentes?
Nos es necesario saber que es el deseo de Dios que seamos conformados a la imagen de su Hijo. En otras palabras, debemos procurar una santificación práctica en nuestras vidas.
Romanos 8:28–29 (RVR60)
28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Ante una tragedia, un accidente, un crimen, la muerte o una dificultad grave, muchas veces nos preguntamos:
«¿De qué modo esto puede contribuir a mi bien?
¡Si se trata de una tragedia!».
Esta es la respuesta: Dios tiene un propósito.
Todas las cosas ayudan a bien a los que aman a Dios, los que conforme a su propósito son llamados.
¿Cuál es ese propósito?
Transformarnos hasta que lleguemos a ser conformados a la imagen de su Hijo.
La Palabra dice que el propio Cristo tuvo que padecer para aprender la obediencia. Si él, siendo Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia, que nos queda a nosotros; no somos mejores que él.
La meta de Dios es formarnos a la imagen de su Hijo. Entonces cuando dice que todo ayuda para bien, no se trata de nuestro bien temporal sino de nuestro bien eterno: el formar en nosotros la imagen de su Hijo Jesús.
¿Cómo podemos lograrlo?
Primero, debemos confesar y abandonar cualquier pecado, incluyendo el pecado secreto.
Proverbios 28:13 RVR60
13 El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.
En este texto se mencionan dos posibilidades: Una es encubrir los pecados; la otra, confesarlos y apartarse de ellos. Cuando ocultamos el pecado el problema subsiste. Necesitamos abrir el corazón y confesar con arrepentimiento lo que hemos hecho. ¿A quién podemos ocultarle nuestros pecados? ¡Es imposible ocultárselos a Dios! Él lo ve todo. Ocultamos nuestro pecado de las demás personas, de nuestros padres, de nuestro marido, de nuestra esposa, de los hijos, del pastor, de los hermanos.
Caín mató a su hermano imaginando que nadie se enteraría. Los padres no lo sabían; pero Dios había visto todo. Y le preguntó: «Caín, dónde está tu hermano?». Él respondió: «No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?». Y Dios le dijo: «La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra». No podemos ocultarle nuestro pecado a Dios, es una tontería pretender hacerlo
David cometió un pecado muy grave. Adulteró con Betsabé y, cuando supo que ella estaba embarazada, ordenó que enviasen a su marido al frente de la batalla para que muriera en la guerra. David se puso sus vestiduras reales y su corona, y siguió gobernando como si nada hubiera ocurrido. ¿De quién encubrió sus pecados? No de Dios sino de los hombres. Externamente todo parecía igual, pero en el Salmo 32:3 declara: «Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día».
Salmo 32:3 RVR60
3 Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día.
Eso es lo que produce el ocultar el pecado: perdemos la paz; solo quedan el dolor, el sufrimiento, los gemidos. Y hasta nos enfermamos físicamente.
Muchos creyentes tienen una actitud demasiado liviana ante el pecado. No toman en serio la vida cristiana y su sumisión al Señorío de Cristo. Pecan y nunca se arrepienten ni confiesan sus pecados. Dios perdona nuestros pecados por la muerte de Jesús a nuestro favor. Pero para ser perdonados tenemos que arrepentirnos y confesar nuestras faltas.
Apartarse del pecado significa tomar la firme determinación de no seguir andando por el camino del mal. Una cosa es caer en una ocasión y otra es vivir en estado de pecado. Debemos renunciar definitivamente a un estilo de vida pecaminoso.
Pecado no es solo adulterar, fornicar, robar, matar. Pecar es hacer nuestra propia voluntad cuando contraría la voluntad del Padre. Esa es la naturaleza del pecado.
El Señor quiere que examinemos nuestro corazón. O mejor aún, que le digamos como el salmista: «Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón … y ve si hay en mí camino de perversidad» Salmo 139:23–24
Salmo 139:23–24 RVR60
23 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; 24 Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.
Ve si hay en mí una actitud desobediente, de rebeldía. Quiero dejar de hacer mi propia voluntad.¡Examíname, oh Dios y ve si hay pecados ocultos, no confesados!
por ello no debemos exponernos a atracciones pecaminosas que afecten nuestra santificación.
Segundo, debemos alimentarnos de la Palabra de Dios.
Sabemos que la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado
Juan 15:3 RVR60
3 Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.
1 Juan 1:7 RVR60
7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
Hebreos 9:14 RVR60
14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?
sin embargo, es por la Palabra (conocimiento de y obediencia a ella) que somos traídos a esa sangre.
El salmista hizo esta pregunta y dio esta respuesta: “¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra”
Salmo 119:9 RVR60
9 ¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra.
La Palabra es el medio que nos mantiene limpios y apartados o santificados para el uso de Dios. Jesús oró al Padre: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”
Juan 17:17 RVR60
17 Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.
Un hombre dijo: “Este Libro te apartará del pecado, o el pecado te apartará de este Libro”.
Tercero, debemos cultivar el amor por el Señor.
Mateo 22:35–40 RVR60
35 Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: 36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? 37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38 Este es el primero y grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.
Por lo tanto, el mandamiento más importante de la Biblia es amar a Dios, y Jesús dice que hay que hacerlo no sólo con el corazón y el alma, sino también con nuestra mente.
¿Qué significa amar a Dios “con toda tu mente”?
Entiendo que significa dirigir nuestro pensamiento de una manera determinada, es decir, nuestro pensamiento debe estar totalmente ocupado en hacer todo lo posible para despertar y expresar la profunda plenitud de valorar a Dios por sobre todas las cosas.
el punto es que tenemos que valorar a Dios con todo lo que somos. No hay parte de nosotros que no debe estar involucrada en valorar a Dios por sobre todas las cosas
2 corintos 5 Meditar en Casa

Conclusion

Podemos ver que hay dos tipos de ambición, una que es pecaminosa y otra que es noble. Dios desea que poseamos una ambición espiritual como la del apóstol Pablo. Su ambición no estaba fundada en nada de lo que este mundo ofrece. El que posee este tipo de ambición, sabe cómo humillarse, cómo abundar y cómo estar gozoso cuando Cristo es honrado. Es un anhelo de honrar a Dios. Esa, de hecho, es la ambición más noble de todas.
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