Dios fiel, pueblo rebelde (Nehemías 9)
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Fidelidad de Dios
Fidelidad de Dios
En el mundo de la ciencia existe una ley que formuló Isaac Newton muy reveladora incluso para nuestros tiempos, dicha ley es la conocida ley acción-reacción o también conocida académica mente como la tercera ley de Newton. Dicha ley dice que para cada acción hay una reacción opuesta de igual fuerza. Para aquellos que no somos científicos, lo que viene a enseñar es que si yo lanzo un objeto al suelo, éste rebotará porque al tocar el suelo se le aplicará la misma fuerza pero en dirección opuesta, de ahí que si lanzo una pelota al suelo ésta rebote para arriba.
Ahora bien ¿qué tiene que ver aquí las leyes de ciencia con nuestro texto? Pues bien antes de daros la respuesta quiero comentaros una experiencia que he tenido al ver algunos matrimonios o amistades, en ciertas ocasiones veo una relación en la que una persona trata muy bien a la otra, pero en vez de ser un amor recíproco lo que produce es que la otra persona la trate mal, en ocasiones no entiendo como tal persona puede estar con dicha persona, seguro que a vosotros también os habrá pasado lo mismo, es como si se aplicara esa ley del movimiento a las relaciones personales cuando una fuerza de amor se aplica hacia la persona se obtiene como respuesta una fuerza opuesta desprecio, ingratitud, etc.
Pues esa misma ley es la que encontramos en el pueblo de Israel y en algunas ocasiones también lo vemos en nuestra vida ya que cada ve que Dios intenta mostrar su fidelidad y amor hay una reacción contraria de infidelidad y rebelión.
Toda la oración que encontramos en Nehemías 9 es justamente eso una muestra de amor desinteresado y fiel por parte de Dios y una respuesta opuesta por parte de su propio pueblo.
Pero antes de adentrarnos a analizar por encima la enseñanza de esa oración que eleba el pueblo de Israel, la cuestión es ¿Dónde nos encontramos exactamente en la historia? El pueblo de Israel con Nehemías al frente ya había terminado la labor de reconstruir los muros de la muralla, pero todavía quedaba un aspecto muy importante por reconstruir y renovar y eso era la vida espiritual del propio pueblo ya que dicha vida espiritual la habían descuidado.
El pueblo lo primero que hicieron en esta renovación espiritual fue volver a las Escritruras, a la palabra de Dios escrita, y ya el capítulo anterior se observar como el pueblo estuvo durante toda una mañana escuchando y entendiendo la ley de Dios hasta tal punto que se pusieron a aplicarla en sus vidas celebrando festividades que hacían tiempo que no se celebraban como era la fiesta de los tabernáculos, todo eso sucedio el día primero del mes séptimo.
Justo después de volver el pueblo la centralidad de las Escrituras tanto a nivel nacional como a nivel personal, el día 24 del mismo mes se produjo una convincción fuerte de pecado, el pueblo comprendio su maldad ante Dios y estaban arrepentidos por su comportamiento tan nefasto, no es de extrañarnos que después de la lectura y entendimiento de la Biblia salgan estos frutos ya que como más tarde nos enseñaría Santiago la Biblia es como un espejo y por lo tanto nos hace ver nuestras manchas y pecaminosidad. El pueblo como símbolo de arrepentimiento y humildad ante Dios comienzan a ayunar, a ponerse ropas ásperas y a cubrirse de polvo.
Y aunque pudiera parecernos tristes ver a una persona qubrantada por comprender su pecaminosidad, en realidad es un aspecto liberador que solo puede hacerlo el Espíritu Santo y eso suele ser la pequeña semilla que acabe originando un avivamiento, como diría el Salmo 126:5 “Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán.” Y además de enseñarlo la Biblia la historia también testifica dicho acontecimeinto.
A través de la historia de la iglesia, muchos han observado que los avivamientos más notables han venido precedido por el reconocimiento personal del pecado. Así fue como comenzó el avivamiento en gales en el siglo XIX, el avivamiento metodista en Reino Unido bajo John Wesley en el siglo XVIII, la reforma protestante con Martín Lutero ya que era un hombre atormentado del siglo XVI y hasta incluso el de Nínive en los tiempos de Jonás. Como diría el puritana Thamas Watson «Cuanto más amargura saboreemos en el pecado, más dulzura percibiremos en Cristo»
A lo largo de la historia de Israel ellos pensaban que eran buenos en cierta manera y era Dios quien se estaba alejando. Pero, hasta que no cambiemos nuestra opinión en cuanto quién es Dios y cómo es y la opinión que tengamos de nosotros mismos jamás experimentaremos una renovación en nuestras vidas. Fue a través de las Escrituras que pudieron ver y reconocer la fidelidad de Dios, su propio fracaso y su dependencia a Dios.
Adentrándonos ya a la oración del pueblo, lo primero por lo que exaltan a Dios es por su creación y cómo la sustenta cada día, después de hablar acerca del origen de todas las cosas que tiene su explicación en Dios, luego pasan a hablar de del origen suyo propio como nación y todo se remonta a un hombre llamado Abram y como Dios lo escogió viviendo él en Ur de los Caldeos a la edad de 75 años sin descendencia y casado con una mujer estéril. Claramente este episodio nos enseña como Dios se sirve de las personas en apariencia menos idóneas que viven en los lugares más insólitos para llevar a cabo sus planes con el fin de que el mérito no nos lo llevemos nosotros sino aquel que nos llamó.
Después de recordar el pueblo como fue su origen y la obra tan maravillosa que hizo Dios a través de Abram, pasa a recordar en el versículo 8 la salvación y rescate que tuvo el pueblo de Israel con Moisés al frente. En el versículo 8 pasamos de la creación de la nación a la salvación de la misma, de la gracia de Dios actuando para establecer una comunidad a la redención de dicha comunidad. Y aunque en la oración no lo mencione la persona con la cual contó Dios para esa labor fue Moisés, una persona poco preparada para dicho cargo ua que era un refugiado que había tenido que huir de Egipto cuarenta años atrás por haber matado a un egipcio. Si antes con Abram aprendimos que Dios utiliza a personas de lo menos pensable que viven en lugares insólitos, en esta ocasión Moisés nos enseña que Dios usa lo más débil, aquello que se encontraba abrumado y roto por sus fracasos anteriores para hacer algo grande.
Y ahondaré un poco más en esa liberación que recordaba el pueblo de Israel en esta oración y es que dicho relato es un ejemplo y modelo de lo que Dios continúa haciendo en nuestros días y en nuestra nación. Son muchos los que andan oprimidos y esclavizados a la avaricia, glotonería, consumo de drogas y alcohol, promiscuidad sexual, juegos de azar compulsivos, pornografía, a la depresión y desánimo y no son capacer de por sí mismos alcanzar la liberación, claman a Dios para que los libere y Él está cada día dispuesto a recatar a duchas personas que claman por libertad. Porque nuestro Dios tal y como demostró en el Éxodo es un Dios tanto de amor como de poder. Ya que existen muchas personas que se ven movidas a compasión por amor, pero que carecen de poder para intervenir, mientras que otras, en cambio, disponen de un poder que no va acompañado de amor y tal y como diría Raymond Brown «El amor sin poder nada puede hacer; el poder sin amor es cosa peligrosa» pero en Dios encontramos tanto el poder como el amor que necesitamos para ser liberados.
Rebeldía del pueblo
Rebeldía del pueblo
Todo parece genial y sorprendente, todo parece que en lugar de ayuno, rospa áspera y polvo lo que el pueblo tendría que coger sería las trompetas, el confeti y banquetes de comida para celebrar semejante bondad, pero si encontramos de esta forma tan deprimida al pueblo no se debe porque tengan un Dios malo y tirano ya que tal y como se ha observado es un Dios digno de alabar, el problema real de su tristeza se encuentra en ellos mismo, en el versículo 16 es que encontramos esa reacción opuesta por parte del pueblo de Israel, vemos la aplicación de la tercera ley de Newton en el pueblo de Israel.
Después de la luz arrjada sobre la generosidad por parte de Dios hacia su pueblo, lo que hace dicha luz es resaltar aún más la deslealtad israelita, pero dicho alarmismo llega hasta que examinamos también nuestros propios corazones. Seguramente de haber estado nosotros con ellos en el peregrinaje por el desierto, nos hubiéramos comportado muy semenjante a ellos. Al igual que los israelitas, nosotros también caemos en el orgullo, deslealtad, falta de interés, ingratitud, rebeldía e idolatría.
Sin embargo, la gran tragedia la observamos cuando estos episódios no se convierte en aspectos puntuales de la vida del pueblo de Israel, sino que es un constante repetir a lo largo de su historia, leer y estudiar la Biblia no solo nos habla de un pueblo rebelde en particular, sino de toda una humanidad corrompida.
Y cuando todos nosotros esperamos espectantes de ver como Dios va a fulminar dicho pueblo, lo que nos sorprende es que en el versículo siguiente (17) volvemos a ver a Dios mostrando misericordia, perdón y gracia a su pueblo sin ser ellos merecedor de tales cosas. Lo que Dios decide es hacerse más grande en misericordia, tardar más para ejecutar su ira y no abandonar a su pueblo. Y esto provoca ahora que el pueblo de Israel tenga motivas para adorar a Dios por lo que hizo, sino que además ahora tiene motivos suficientes para adorarlo por lo que no hizo, lo alaba porque no ejecutó su ira justa sobre ellos y porque no los abandonó en su travesía por el desierto.
A pesar de la rebeldía por parte del pueblo de Israel, Dios seguía guiando a su pueblo cada día y también alimentaba cada día a su pueblo con el maná que descendía del cielo y cada día le daba el agua necesaria a su pueblo para que no pereciera. Durante 40 años Dios fue haciendo esas obras sin abandonarles ni un solo día. Y al levantar mi cabeza sobre las páginas de la Biblia y ver a mi alrededor y ver mi propia vida puedo ver a Dios haciendo lo mismo en neustros días, como hay muchas personas dándole la espalda a Dios y aún así Él los sigue guardando en la noche, les provee de alimento y bebida y le de lo necesario y si todavía no han perecido en las llamas del infierno es por la mucha misericordia de Dios que lo tiene retenido y no lo suelta a las llamas del Infierno, lo que retienen a esas personas del infierno es un leve instante, un chasquido, pero si no son todavía arrojados es porque Dios los sustenta misericordiosamente, el día en el que Dios deje de agarrarlos su propio peso los arrojará a lo más profundo del abismo, levánta tu cabeza y reconoce la bondad de Dios tiene contigo al igual que la tiene conmigo. Lo que el pueblo de Israel hizo fue abandonar la ley de Dios, despreciar sus ordenanzas e ignorar las advertencias matando a los profetas y mensajeros que Dios enviaba a su pueblo.
Y me llamó mucho la atención el trato que Dios tuvo con su pueblo ya que su pueblo se negó a servirle y al final tal y como nos enseña el versículo 38 lo único que consiguieron fue servir a naciones extranjeras que lo trataban mucho peor y ahora cuando se da cuenta que no hay mejor Señor que Dios y no hay mejor servicio que el que se le puede prestar a Él es cuando se arrepienten de su comportamiento e ingratitud hacia Dios, porque tal y como dice el refrán español «No valoramos las cosas hasta que las perdemos».
Lo que suele sucedernos algunas veces es lo que le sucedió al pueblo de Israel que cuando nos va bien nos creemos que podemos prescindir de Dios, pero Dios espera entonces con paciencia, sabiendo que no siempre nos va a ir bien, tal y como sucede en la parábola conocida como el hijo pródigo en Lucas 15 donde el hijo no se acordaba de su padre mientras disfrutaba de sus placeres, pero, cuando se le acabó el dinero y el hambre le llegó, se acordó de nuevo de su padre y de su hogar. Existen situaciones en las que tan solo la desdicha puede hacer entrar en razón a las personas. Cuantos testimonios hemos escuchado de que hasta que no perdieron todo cuanto tenían no se dieron cuenta de que Dios estaba esperándoles con los brazos abiertos queriéndole colmar y llenar sus manos de bendiciones.
El último versículo nos enseña que aunque Israel era consciente de su merecido sufrimiento, el pueblo tenía la esperanza de que el Señor le iba a otorgar un nuevo alivio porque tal y como le enseño el obrar de Dios en la historia y en el presente, Dios es un Dios de oportunidades que hace nuevas todas las cosas. Pero antes el pueblo tenía que comprometerse no a medias como había echo en el pasado, sino completamente, por lo que deciden renovar el pacto que habían roto. En el capítulo siguiente la Biblia nos dice quiénes fueron los que firmaron dicho pacto con Dios y quisiera destacar el primer nombre que aparece en la lista, NEHEMÍAS.
Muchas veces se ha dicho que si queremos ver un cambia en la sociedad debe de empezar con nosotros, pero es que es así, el primero en comproterse fue el mismo lider de Israel, este mensaje es un mensaje que va dirigido para todos aquellos que le han fallado a Dios, para aquellos que han fracasado a Dios y necesitan hacer de las paces con Dios, te es necesario entrar en un pacto con Dios arrepintiéndote de tus malos caminos y siendo consciente de que si no has sido consumido todavía ha sido por sus muchas misericordias tal y como nos enseña Lamentaciones 3:22 “Que por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias;”
Pero este mensaje también va dirigido a personas que ya se consideran creyentes y ya en su día hicieron un pacto con Dios y le han fallado. Este mensaje también es para aquellos que no están a la altura y han quebrantado el pacto que hicieron hace años a Dios. También es momento para tí para arrepentirte y volverte a ese primer amor, para volver a recuperar esa consagración en tu vida que has entregado a tus adversarios. Renueva tus promesas a Dios y recuerda lo mismo que he dicho antes a aquellos que no se habían entregado todavía por completo a Dios Lamentaciones 3:22 “Que por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias;”
Que el Señor nos ayude a serle fiel en todo momento y cuando caigamos en pecado podamos recordar este mensaje de Dios y sobre todo este capítulo de Nehemías que pueda ser nuestro altar a Dios, cuando le hayamos fallado nos demos cuenta del Dios tan grande que tenemos.