Perseverancia, un aspecto de la oración

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La respuesta a la oración puede no venir inmediatamente. Los que piden deben seguir orando fervientemente. Esto requiere paciencia, determinación y, a veces, una voluntad de luchar con Dios por el resultado deseado.

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Contexto

Este relato forma parte del ministerio que Jesús desarrolla camino a Jerusalen, específicamente en galilea y judea
Su ministerio parte en galilea, luego de la tentacion en el desierto, se dirije a nazaret donde comienza su ministerio
este relato que hemos leido, se ubica en su ultimo viaje desde galilea, donde ya no volveria antes de morir
Lucas dentro de este relato del evangelio, enfatiza la relacion de jesus con las personas, donde uno de los temas que resaltan, es la oracion
Para enseñar a las multitudes Jesus uso como metodo las parabolas, que son narraciones que encierran grandes verdades, de las cuales podemos extraer una enseñanza para nuestra vida diaria
Una de esas parabolas, es la de la viuda persistente y el juez injusto
Verdadero hombre, verdadero Dios (Lucas Tomo II) EL HIJO DEL HOMBRE Y LA ORACIÓN 18:1–14

La doctrina de la oración no procede de una sola porción de la Biblia, sino que el tema corre por toda ella y tenemos que estudiar, compilar y comparar los textos unos con otros. Cristo mismo enseña acerca de ella con bastante frecuencia

este texto hace hincapie en uno de los aspectos de la oracion, que es la perseverancia
Verdadero hombre, verdadero Dios (Lucas Tomo II) Persistencia en la oración 18:1–8

La necesidad de perseverar es explicada con la parábola de un juez injusto que por fin atiende la queja de una viuda persistente que reconocía que el juez era el único facultado para resolver su problema. Por otro lado, el juez injusto e impaciente solamente accede a la petición de la viuda para librarse de ella después de muchos ruegos. Cristo interpreta la parábola indicando que si el juez, siendo injusto, al final accede a administrar justicia, entonces sus oyentes se podrían imaginar cómo es la impartición de justicia por parte del Dios justo. Con este ejemplo animó a los discípulos a que fueran fieles en la oración.

El principio de la persistencia en la oración

La oración debe ser hecha con paciencia y perseverancia

Sal 40:1; Sal 88:1
Ver también 1 Cr 16:11; Sal 116:2

Jesucristo enseñó a sus discípulos a persistir en la oración

Lucas 11:5–10 NTV
Luego utilizó la siguiente historia para enseñarles más acerca de la oración: «Supongan que uno de ustedes va a la casa de un amigo a medianoche para pedirle que le preste tres panes. Le dices: “Acaba de llegar de visita un amigo mío y no tengo nada para darle de comer”. Supongan que ese amigo grita desde el dormitorio: “No me molestes. La puerta ya está cerrada, y mi familia y yo estamos acostados. No puedo ayudarte”. Les digo que, aunque no lo haga por amistad, si sigues tocando a la puerta el tiempo suficiente, él se levantará y te dará lo que necesitas debido a tu audaz insistencia. »Así que les digo, sigan pidiendo y recibirán lo que piden; sigan buscando y encontrarán; sigan llamando, y la puerta se les abrirá. Pues todo el que pide, recibe; todo el que busca, encuentra; y a todo el que llama, se le abrirá la puerta.
Ver también Lc 11:5–10

La persistencia en la oración fue ejemplificada en la iglesia primitiva

Hechos de los Apóstoles 1:14 NTV
Todos se reunían y estaban constantemente unidos en oración junto con María, la madre de Jesús, varias mujeres más y los hermanos de Jesús.
Ver también Hch 2:42

Pablo exhorta a las iglesias a practicar la oración persistente

Efesios 6:18 NTV
Oren en el Espíritu en todo momento y en toda ocasión. Manténganse alerta y sean persistentes en sus oraciones por todos los creyentes en todas partes.
Ver también Ro 12:12; 1 Tes 5:17

Ejemplos de persistencia en la oración

Abraham pide persistentemente por Sodoma

Génesis 18:23–33 NTV
Abraham se le acercó y dijo: —¿Destruirás tanto al justo como al malvado? Supongamos que encuentras cincuenta personas justas en la ciudad, ¿aun así la destruirás y no la perdonarás por causa de los justos? Seguro que tú no harías semejante cosa: destruir al justo junto con el malvado. ¡Pues estarías tratando al justo y al malvado exactamente de la misma manera! ¡Sin duda, tú no harías eso! ¿Acaso el Juez de toda la tierra no haría lo que es correcto? Y el Señor contestó: —Si encuentro cincuenta personas justas en Sodoma, perdonaré a toda la ciudad por causa de ellos. Entonces Abraham volvió a hablar: —Ya que he comenzado, permíteme decir algo más a mi Señor, aunque no soy más que polvo y cenizas. Supongamos que hubiera sólo cuarenta y cinco justos en vez de cincuenta. ¿Destruirás toda la ciudad aunque falten cinco? El Señor le dijo: —No la destruiré si encuentro cuarenta y cinco justos allí. Entonces Abraham insistió en su petición: —¿Supongamos que hubiera solamente cuarenta? El Señor le contestó: —No la destruiré por causa de esos cuarenta. —Por favor, no te enojes, mi Señor —rogó Abraham—. Permíteme seguir hablando. ¿Supongamos que se encontraran solamente treinta justos? El Señor le contestó: —No la destruiré si encuentro treinta. Entonces Abraham dijo: —Dado que me he atrevido a hablar al Señor, permíteme continuar. ¿Supongamos que hay solamente veinte? El Señor le contestó: —Entonces no la destruiré por causa de esos veinte. Finalmente, Abraham dijo: —Señor, por favor, no te enojes conmigo si hablo una vez más. ¿Y si hubiera tan sólo diez? Y el Señor contestó: —Entonces no la destruiré por causa de esos diez. Cuando el Señor terminó la conversación con Abraham, siguió su camino, y Abraham regresó a su carpa.

Jacob persiste en luchar con Dios

Génesis 32:24–32 NTV
Entonces Jacob se quedó solo en el campamento, y llegó un hombre y luchó con él hasta el amanecer. Cuando el hombre vio que no ganaría el combate, tocó la cadera de Jacob y la dislocó. Luego el hombre le dijo: —¡Déjame ir, pues ya amanece! —No te dejaré ir a menos que me bendigas —le dijo Jacob. —¿Cómo te llamas? —preguntó el hombre. —Jacob —contestó él. —Tu nombre ya no será Jacob —le dijo el hombre—. De ahora en adelante, serás llamado Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. —Por favor, dime cuál es tu nombre —le dijo Jacob. —¿Por qué quieres saber mi nombre? —respondió el hombre. Entonces bendijo a Jacob allí. Jacob llamó a aquel lugar Peniel (que significa «rostro de Dios»), porque dijo: «He visto a Dios cara a cara, y sin embargo conservo la vida». El sol salía cuando Jacob dejó Peniel y se fue cojeando debido a su cadera dislocada. (Hasta el día de hoy, el pueblo de Israel no come del tendón que está cerca de la articulación de la cadera, debido a lo que ocurrió aquella noche cuando el hombre torció el tendón de la cadera de Jacob).

Moisés persiste en interceder por Israel

Deuteronomio 9:25–29 NTV
»Por esa razón, me postré hasta el suelo delante del Señor y estuve allí durante cuarenta días y cuarenta noches, porque el Señor dijo que iba a destruirlos. Oré al Señor y dije: “Oh Soberano Señor, no los destruyas; son tu propio pueblo. Son tu posesión más preciada, los que redimiste de Egipto con tu gran poder y tu mano fuerte. Te ruego que no les tomes en cuenta su terquedad ni su terrible pecado, y que recuerdes, en cambio, a tus siervos Abraham, Isaac y Jacob. Si tú destruyes a este pueblo, los egipcios van a decir: ‘Los israelitas murieron porque el Señor no pudo llevarlos a la tierra que había prometido darles’. O también podrían decir: ‘Los destruyó porque los odiaba; los llevó al desierto a propósito para aniquilarlos’. Pero los israelitas son tu pueblo y tu posesión más preciada, los que sacaste de Egipto con tu gran fuerza y tu brazo poderoso”.
Ver también Éx 32:31–32

Ana persistentemente pide un hijo

1º Samuel 1:10–11 NTV
Ana, con una profunda angustia, lloraba amargamente mientras oraba al Señor e hizo el siguiente voto: «Oh Señor de los Ejércitos Celestiales, si miras mi dolor y contestas mi oración y me das un hijo, entonces te lo devolveré. Él será tuyo durante toda su vida, y como señal de que fue dedicado al Señor, nunca se le cortará el cabello».

Elías persiste en oración por la lluvia

Santiago 5:17–18 NTV
Elías era tan humano como cualquiera de nosotros; sin embargo, cuando oró con fervor para que no cayera lluvia, ¡no llovió durante tres años y medio! Más tarde, cuando volvió a orar, el cielo envió lluvia, y la tierra comenzó a dar cosechas.
Ver también 1 Re 18:36–44

El salmista persiste en clamar a Dios

Sal 88:1–18; Sal 119:147–149; Sal 130:1–6

Jesucristo persistió en seguir la voluntad del padre

Lucas 22:42–44 NTV
«Padre, si quieres, te pido que quites esta copa de sufrimiento de mí. Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía». Entonces apareció un ángel del cielo y lo fortaleció. Oró con más fervor, y estaba en tal agonía de espíritu que su sudor caía a tierra como grandes gotas de sangre.

La persistencia en la oración es ejemplificada en esperar en Dios

Miqueas 7:7 NTV
En cuanto a mí, busco la ayuda del Señor. Espero confiadamente que Dios me salve, y con seguridad mi Dios me oirá.
Ver también Sal 27:14; Sal 33:20; Sal 37:7; Sal 38:15; Sal 40:1; Is 26:8
Salmo 28:6–7 RVR60
Bendito sea Jehová, Que oyó la voz de mis ruegos. Jehová es mi fortaleza y mi escudo; En él confió mi corazón, y fui ayudado, Por lo que se gozó mi corazón, Y con mi cántico le alabaré.
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