El Tiempo 3 (El final...o el Principio)
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Después de los temas sobre el tiempo, en vista de que este mes en México se celebra lo que se conoce día de muertos, y los eventos personales vividos, quiero aprovechar para hablar de esos temas incómodos. Hay verdades que son crudas, desagradables, pero no podemos negarlas. Algunas tienen que ver con la forma que educamos a los hijos, la moral, el estilo de vida, de vez en cuando se nos recuerdan esas verdades y a veces provocan cambios radicales en las personas.
Veremos 2 verdades, con la primera estoy seguro de que estaremos de acuerdo, sin importar religión, cultura, la segunda quizá no la creas, lo pongas en dudas o te sientas incómodo, pero debes saber que también a los cristianos pone incómodos. Lo que veremos no es fácil así que prepárate para unos momentos incómodos pero necesarios.
Si estás en búsqueda espiritual o te gusta informarte o no eres cristiano precisamente por lo que voy a decir. Te diré que las creemos porque hace 2 mil años Dios envió a su Hijo a este mundo para dar ese mensaje, así que por más raro que parezca, al escucharlo, meditarlo y aunque no lo entiendas estarás de acuerdo.
Jesús vino a dar a luz a nuestra oscuridad a mostrarnos al Padre de forma que pudiéramos ver otra dimensión y mostrarnos al Padre como nunca lo hubiéramos podido conocer de no ser por el Hijo.
Como vimos la semana pasada, todos tenemos eternidad un sentido de eternidad y de justicia dado por Dios, cada persona debe recibir lo que se merece, eso está en ti y en mí.
La 1ª verdad es que un día el tiempo se te acabará, no necesitamos un estudio profundo para saber esto, sin importar si eres cristiano, ateo, agnóstico, budista, sabes que un día el tiempo se te acabará; lo interesante es que esta verdad que no se puede negar -aunque lo desearíamos-, que se cumplirá, pero vivimos como si no fuera verdad. Vivimos como si vamos a vivir para siempre en esta tierra y cuando alguien lo menciona suele ser incómodo. Nos acordamos de esa verdad cuando alguien cercano fallece, pero, después de unos días o semanas, seguimos con nuestra vida, como si fuéramos a vivir para siempre, porque es una verdad incómoda, pero es verdad.
En cualquier área que vivas ignorando la realidad, te afectará. Cuando ignoras la verdad de tu matrimonio, la verdad de tu situación financiera, del negocio eso te afecta. Si ignoras que tu tiempo se acaba y vives como si fueras eterno, aun sabiendo que no es así, esa es la razón por la que vivimos como vivimos.
Pero estar conscientes de que el tiempo se acaba nos da el contexto para vivir ¿por qué lo ignoramos?. Esa verdad desagradable, dura, la descartamos por eso no rige nuestra conducta ni las decisiones de la vida. Dejamos esa verdad a un lado, en la periferia ¿Por qué?
Hay muchas razones, quizá como cristianos la principal es que ¡no creemos a la Biblia! Si la creyéramos, estaría siempre presente en la vida y en todas las áreas ¿cómo usamos el dinero? ¿los recursos, las relaciones, el tiempo?
De la Biblia nos gustan los versos que dicen: al morir vas al cielo a estar con Dios, pero sólo cuando los necesitamos, después no pensamos en ellos.
¿Qué pensará Dios cuando cantamos que queremos verlo? Y si dijera ¿en serio? ¿ahorita? ¿qué dirías? ¡No que me lleves a tu lado en este momento! Sino que vengas a dónde yo estoy. Cantamos que amamos a Dios y un día con ÉL es mejor que mil sin ÉL, pero la verdad es que no queremos estar con ÉL, cuando menos aún no, todavía no. Incluso como cristianos tenemos esta verdad en la periferia. ¿Cuántos ya tienen arreglado los papeles necesarios?
Otra razón por la que no pensamos en la muerte es porque no nos gusta pensar en dejar atrás a personas que amamos. La idea de morir quiere decir: separación de quienes amas, todas tus relaciones significativas y por eso ¡no pensamos en esto!
Ahora, si no eres cristiano ¡tampoco te gusta pensar en esto! Y le agregaré que en tu caso no estás seguro del futuro. Crees algo sobre la muerte ¡todos creemos algo! Todo se acaba ahí o hay algo después de la muerte.
Pregunta, si esto es verdad -sabes que sí-, si el tiempo se te acaba -se te está acabando-, ¿de qué manera debes vivir la vida? No te estoy preguntando ¿cómo quisieras vivir? No te pido que lo escribas o que decidas, ni que cambies nada. Sólo imagina cómo vivirías congruentemente basado en lo que crees. Si el tiempo se te acaba ¿qué debes hacer ahora? ¿cómo debes vivir? ¿qué debes hacer de forma diferente? No ¿cómo te gustaría vivir? Sino ¡cómo deberías vivir! Si la muerte te diera el contexto para la vida. Esta pregunta la vas a responder depende de lo que creas o pienses que hay después de la muerte.
Si crees que al morir no pasa nada y nos quedamos en polvo, eso determina como vivirás. Vives para hacer lo que quieres y tener el placer, egoísmo o lo que sea porque después de todo, después de la muerte no pasa nada. Ahí termina todo y eso va a determinar cómo vives ahora.
Quizá crees que al morir todo termina ahí y lo único significativo es el legado que dejas a tus hijos, familia, el trabajo y decides tomar ciertas medidas en el uso del dinero, relaciones, hijos, etc.
Si por lo contrario crees que después de la muerte se vive en algún lugar, cielo, infierno, purgatorio, si crees que hay vida después de la muerte o que reencarnas en algo más o lo que sea que pienses, entonces, eso de alguna manera determina cómo vives tu vida.
Si crees que hay vida después de la muerte -como tú lo concibas-, de alguna forma lo que haces ahora determina cómo será el después. De alguna manera el cómo vives ahora determina cómo será el después. Entonces ¿cómo debes vivir tu vida?
Cristiano o no esto es para todos, porque un día el tiempo se acabará e ignorar esta verdad es perderte de algo en la vida, ¿por qué? Porque tomas decisiones basadas en esa verdad, si ignoras la verdad, siempre terminas pagando.
Si crees que hay vida en algún lugar ¿cómo vivir? Porque eso que crees determina el contexto para tus decisiones diarias. Es una pregunta justa que tienes que responder. Mientras más años tienes ¡más piensas en esto! De haberlo pensado antes, nos hubiéramos evitado remordimientos y quisiéramos tener 20 o 30 o 40, porque ahora nos damos cuenta de que no teníamos el contexto adecuado para vivir. Sin importar lo que creas y aunque el cristianismo sea lo último en tu mente, debido a esta realidad ¿cómo debes vivir la vida? es una pregunta que debes responder, esta es la primera verdad.
La otra verdad la creemos por quien lo dijo, el Señor Jesús hablo mucho sobre este tema, muchas de sus parábolas hablan de lo que esperamos después de la muerte. No habló del cielo como tal, sino del Reino de Dios, decía: el Reino de los cielos es semejante a…y empezaba una historia. Habló de un Reino en algún lugar, un Reino que no es de este mundo. Se oye medio raro, pero esto lo dijo Jesús. Hay un Reino en que ÉL es el REY. Tu alternativa es creer lo que dijo y enseñó Jesús o creer lo que dice tu mente o alguien más. El Señor Jesús enseñó que: lo que haces en la vida determina lo que sucede después de tu muerte.
Jesús es la diferencia de cómo será después de la muerte para quienes confían en ÉL y los que no; pero hay algo que será común para todas las personas después de morir. Jesús dijo: una vez que estés del otro lado, la otra verdad es que todos vamos a dar cuentas de la manera como vivimos, todos debemos una explicación del cómo vivimos. Explicaremos a nuestro Padre del por qué vivimos como lo hicimos.
La pregunta no es ¿cuánto de vida me queda? Sino ¿qué estoy haciendo con la vida que me queda? Porque la forma como vives tu vida impacta, determina lo que sucederá después:
“Y así como cada persona está destinada a morir una sola vez y después vendrá el juicio,” (Hebreos 9:27, NTV)
Hay 2 eventos importantes en nuestro futuro: 1, morir y 2, el juicio. Todos daremos cuentas de cómo vivimos nuestras vidas. Si lo que dice la Biblia es verdad, entonces ¿cómo debes vivir tu vida? Si el tiempo se te acaba y así es, ¿cómo vivir la vida? si darás cuentas a tu Padre Celestial, entonces ¿cómo debes vivir tu vida? la muerte nos da el contexto adecuado para vivir.
Después que Jesús fue al Padre, el apóstol Pablo lo dice en palabras más fácil de entender, nos dice qué pasará después de la muerte. La carta a Corintios la escribió él y trata sobre la vida después de la muerte. Pablo como profesión hacia carpas, tiendas de campaña y usa ese lenguaje para explicarlo de la siguiente manera:
“Pues sabemos que, cuando se desarme esta carpa terrenal en la cual vivimos (nuestro cuerpo) (es decir, cuando muramos y dejemos este cuerpo terrenal), tendremos una casa en el cielo, un cuerpo eterno (un nuevo cuerpo. El cuerpo muere, pero hay uno nuevo) hecho para nosotros por Dios mismo y no por manos humanas.” (2 Corintios 5:1, NTV)
“Pues sabemos que, cuando se desarme esta carpa terrenal en la cual vivimos (es decir, cuando muramos y dejemos este cuerpo terrenal), tendremos una casa en el cielo, un cuerpo eterno hecho para nosotros por Dios mismo y no por manos humanas.” (2 Corintios 5:1, NTV)
“Nos fatigamos en nuestro cuerpo actual y anhelamos ponernos nuestro cuerpo celestial como si fuera ropa nueva.” (2 Corintios 5:2, NTV)
Hay vece que quiero salirme de esta vida, porque es pesada, difícil, pero quiero salirme de esta vida, porque se, tengo el anhelo de lo que viene después.
“Pues nos vestiremos con un cuerpo celestial; no seremos espíritus sin cuerpo. Mientras vivimos en este cuerpo terrenal, gemimos y suspiramos, pero no es que queramos morir y deshacernos de este cuerpo que nos viste. Más bien, queremos ponernos nuestro cuerpo nuevo para que este cuerpo que muere sea consumido por la vida.” (2 Corintios 5:3–4, NTV)
Es su forma de decir que este cuerpo se está muriendo y por las dificultades de la vida, el estrés, dolor, enfermedad, parece que no hay luz después del túnel y dice: por eso suspiramos por irnos.
“Dios mismo nos ha preparado para esto...” (2 Corintios 5:5, NTV)
Dios nos creó para algo más ¡aquí no lo es todo! Nos creó para lo que hay después de esta vida temporal.
“…y como garantía nos ha dado su Espíritu Santo.” (2 Corintios 5:5, NTV)
Cuando aceptas el perdón de Jesús, en ese momento el Espíritu Santo vive en ti, y gracias a ÉL hay cambios que antes no podías hacer, cosas que antes no te interesaban, ahora sí. Pablo dice: Eso que mueve tu corazón, sacude tu conciencia, te da sed por aprender más, eso es un recordatorio de que hay algo más. La Palabra de Dios vive en ti y te recuerda que hay algo más que esta vida.
El asunto no es ¿cuánta vida me queda? Sino ¿qué haré con el tiempo que tengo? Porque esto no es el fin, termina un capítulo, pero la vida continúa.
“Así que siempre vivimos en plena confianza, aunque sabemos que mientras vivamos en este cuerpo no estamos en el hogar celestial con el Señor.” (2 Corintios 5:6, NTV)
Pablo no tenía miedo a la muerte, tenía una visión clara de lo que viene después y no habla solo por hablar. Pablo conoce testigos de la resurrección, estaba convencido que Jesús dejó el mundo para irse al Padre y que un día estaremos con ÉL otra vez.
“Pues vivimos por lo que creemos y no por lo que vemos. Sí, estamos plenamente confiados, y preferiríamos estar fuera de este cuerpo terrenal porque entonces estaríamos en el hogar celestial con el Señor. Así que, ya sea que estemos aquí en este cuerpo o ausentes de este cuerpo, nuestro objetivo es agradarlo a él.” (2 Corintios 5:7–9, NTV)
¿Por qué agradar a Dios? ¿por qué alguien que está en algún lugar impacta lo que hacemos día a día? ¿Por qué vivir para alguien que no puedo ver?
“Porque es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo que le corresponda, según lo bueno o malo que haya hecho mientras vivió en el cuerpo.” (2 Corintios 5:10, NVI)
La palabra “tribunal” es una que la gente entiende. En Roma había escenarios, plataformas, algo para que el gobernador o un juez impartiera justicia desde ahí. Las personas daban sus argumentos, el juez dictaba sentencia y siguiente.
Pablo dice esto como un ejemplo, porque nadie sabe cómo será exactamente, el caso es que todos daremos cuenta de las cosas buenas o malas que hicimos, todos recibiremos lo que merecemos por lo que hicimos con el tiempo, cuerpo, dinero, recursos, talentos, etc.
Saber que el tiempo se nos acaba, nos permite entender por qué Jesús habló de este tema muchas veces.
¿Puedes imaginar el momento de dar cuentas? ¡espanta verdad! Pero no somos cristianos por temor a dar cuentas al Santo Dios, aunque es entendible. El contexto, el tema para el cristiano no es el castigo del pecado, no será un tribunal para saber a dónde vas, sino habla del reconocimiento por tu fidelidad.
“El que edifique sobre este fundamento podrá usar una variedad de materiales: oro, plata, joyas, madera, heno u hojarasca; pero el día del juicio, el fuego revelará la clase de obra que cada constructor ha hecho. El fuego mostrará si la obra de alguien tiene algún valor. Si la obra permanece, ese constructor recibirá una recompensa, pero si la obra se consume, el constructor sufrirá una gran pérdida. El constructor se salvará, pero como quien apenas se escapa atravesando un muro de llamas.” (1 Corintios 3:12–15, NTV)
Es una invitación a invertir en el Reino ¿un alma vive eternamente? Eso es algo que permanecerá; si te desgastas por cosas que se van a quedar aquí ¡es algo que no permanecerá! Además aquí Pablo aclara lo que Jesús enseñó. Cuando los creyentes están delante de Dios dando cuentas de su vida, no será para recibir sentencia como pago del pecado, sino de reconocimiento por sus acciones. Es premiar la fidelidad, porque cuando Jesús murió lo hizo precisamente para pagar por tus pecados ¡tú no tienes que pagar! Ese tribunal no será para enjuiciarte por tus pecados, será donde se te recompensará por lo que has hecho.
La Palabra enseña
“Porque es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo que le corresponda, según lo bueno o malo que haya hecho mientras vivió en el cuerpo.” (2 Corintios 5:10, NVI)
Esto no es fácil de digerir, pero es verdad. Una vida que no se vive bien, tiene consecuencias; imagina estar ahí y no recibir recompensa alguna, saber que perdiste el tiempo, la vida misma. Imagina llegar a ese momento y darte cuenta de que perdiste muchas oportunidades. Otros serán recompensados y muchos sólo mirarán. El sacrificio de esas personas, una vida de devoción, de oración, entrega. Algunos verán atrás y dirán ¡me lo perdí! Me pase el tiempo sólo quejándome de todo, pensando cuánto tiempo de vida tenía y se me fue la vida sin saber qué hacer con el tiempo que tenía. Y se me fue la juventud sin saber que era la vida, pero yo no lo sabía.
El tribunal para el creyente no será para castigo por el pecado, sino reconocimiento por la fidelidad, nuestro Padre no tenía que hacer esto, pero así lo decidió, recompensar eternamente por la fidelidad temporal.
Puede que lo creas ¡o no! Nuestro Señor Jesús lo creyó y lo enseñó; sus parábolas están llenas de historias que empuja a las personas a ver más allá de esta vida, no se trata de cuánta vida te queda sino de ¡qué haces con tu vida! Porque un día tendrás la oportunidad de dar cuentas.
Pero hay un segundo grupo de personas que serán juzgadas y aunque quisiera no decirlo, es necesario. La Biblia dice que quienes no confiaron en Jesús, también darán cuentas al término de su vida. Ese juicio está en el Apocalipsis y será frente al Gran Trono Blanco. En ese trono, quienes no lo reconocieron ni aceptaron el perdón de sus pecados por medio de Jesús, darán cuentas de sus vidas y se les va a requerir que paguen por sus propios pecados. Porque decidieron no aceptar el perdón de aquél que murió por sus pecados, entonces ellos tendrán que pagar.
Si no eres cristiano y dices ¡eso no lo creo! No te culpo, no son buenas noticias. Desearía quitar esa parte y decir: al final ¡todos entrarán! No importa si aceptaron el perdón o no. ¡Desearía que así fuera! Si al llegar allá resulta que es así ¡me alegraré! No me sentiré decepcionado, porque tengo familia, amigos, que no lo han aceptado y, además, porque procuré vivir una vida saludable, amando a las personas, sin odio, sin dañar mi cuerpo. Servir a Jesús es más de lo que merezco, es lo mejor que hay en mi vida, después mi familia y la iglesia.
Pero la Biblia no enseña eso y Jesús lo creyó, ÉL dijo que todos daremos cuentas de nuestros pecados: hombres y mujeres, y los que no confiaron en Jesús para perdón de sus pecados, deberán pagar por sus propios pecados. La Biblia indica que pagar por los pecados toma toda la eternidad, porque es una muerte que nadie puede pagar por sí mismo.
Quizá esto te perturba ¡a mí también! Por eso Dios mismo envió a SU Hijo a este mundo. No para dar lecciones o poner el ejemplo, sino que lo envió a morir por tus pecados y los míos, porque sabía que ignoraríamos la verdad y tenemos tantas cosas en nuestra vida que nos distraen, el tiempo se nos acaba, se te acaba a ti. Si no has recibido el perdón por medio de Jesús, entonces se te llamará a pagar por tus pecados y eso te tomará la eternidad.
La eternidad separada de tu Padre Celestial. Jesús NO enseñó que los buenos van al cielo, sino que se van al cielo ¡los perdonados! Jesús vino a ofrecer el perdón a todos quienes lo acepten. Si tú no lo has aceptado, lo mejor que puedes hacer, si alguna vez concluyes que lo que Jesús dijo es verdad y que es Hijo de Dios, entonces la decisión que debes tomar es aceptar el perdón y poner tu fe en la muerte de Jesús como pago por tus pecados, de esa manera tú no debes pagar porque ya ÉL lo hizo. A fin de cuentas, no hay comidas gratis, alguien siempre tiene que pagar.
Para los que ya creemos y ese perdón es realidad, la pregunta no es ¿cuánto tiempo voy a vivir? Sino ¿qué haré con la vida que me queda? Esto quiere decir que el tribunal será para determinar la recompensa a tu fidelidad. Nunca oraste, compartiste, nunca diezmaste, siempre se trató de ti.
Por eso, cada día es importante porque cada día tenemos la oportunidad de vivir con fidelidad a nuestro Señor, cada día podemos vivir una vida que refleje Su bondad y Gloria. Un día serás reconocido por esas decisiones, ese esfuerzo, ese servicio, generosidad, entrega, obediencia.
Y si dices ¡yo no quiero reconocimiento! No importa, no tienes elección, ese día Papá dirá ¡que pase Pancho! Un aplauso, bueno, no sé cómo será, pero ¡sucederá! El punto es que esto no tiene por qué ser tu motivación, pero ¡sucederá!
Esto mismo quiere decir que cuando hacemos o damos a Dios ¡no es un sacrificio! Sino una inversión, cada vez que dices ¡no al pecado! No a la avaricia, a la desobediencia, no al egoísmo, estás haciendo una inversión. Cuando piensas ¡oh, qué sacrificio tan grande! Dios te dice: ¡no es sacrificio! Es una inversión, porque apunto todo y un día te recompensaré por tu fidelidad.
Ese será el mejor momento de esta vida y la eterna, porque para los creyentes, lo que haces ahora determina NO a dónde vas, sino cómo serás recompensado cuando llegues allá.
Me dicen mis tías que cuando mi mamá hablaba de mí, lo hacía contenta y orgullosa de que soy pastor, saber eso me emociona, hasta las lágrimas. Ahora, imagina cómo será estar delante de Dios ¡no tengo idea! Pero Jesús enseñó que un día le dirás la historia de tu vida y la Biblia enseña que ese día desearás con todo tu corazón que te diga ¡estoy orgulloso de llamarte mi hijo, mi hija, bien hecho buen siervo y fiel! No perdiste tiempo preguntándote ¿cuánto tiempo tengo de vida? sino que la usaste para agradar a tu Padre y dar el mejor uso a los días de tu vida, a los recursos que te di. Quizá a otros dirá: Buen siervo, bienvenido a Casa, pasa. ¡No sé cómo será!
“Y así como cada persona está destinada a morir una sola vez y después vendrá el juicio,” (Hebreos 9:27, NTV)
Desearía que hubiera más detalles de ese día, pero no los hay. Pero sabemos que será un gran día, un día para el cuál hemos sido creados.
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Testimonio de Sonia