Jesus sana un Leproso
Jesus sana un leproso que se le aparece despues de que el venia del Monte( cuando Jesus iva al Monte lo hacia para Orar o apartarse a solas) este le dice a Jesus que si el quiere que lo sane Jesus le dice si quiero y al instante(a la brevedad, al momento) de Jesus tocarlo fue sano. luego de esto Jesus lo manda a no decir nada a nadie sino que se presentase antes el sacerdote quien era el que identificaba la lepra y la ley de esta a seguir por aquellos que padecian de esta enfermedad(lev 13 y 14 habla de los tipos de lepra y ley a seguir) para dar testimonio a ellos de su sanidad de esta enfermedad y para que llevase la ofrendad mandada por Moises
Jesús sana a un leproso
(Mr. 1.40–45; Lc. 5.12–16)
8
1Cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente. 2Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. 3Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció. 4Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para testimonio a ellos.
Diez leprosos son limpiados
11Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. 12Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos 13y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! 14Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados. 15Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, 16y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano. 17Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? 18¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero? 19Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.
Una de las enfermedades más temidas del mundo antiguo era la lepra. La enfermedad en sí era espantosa, pero los israelitas le agregaban una nota aún más terrible: el aislamiento total. La persona con lepra no podía vivir entre sus familiares y amigos, sino que tenía que irse a vivir por sus medios o con otros leprosos.
La lepra podía ser de dos clases. La de tipo tuberculoso comenzaba con un cambio en el color de la piel, a una mota blanca o a una rosada. A veces, desaparecía por sí sola; no causaba los graves problemas provocados por la otra clase.
La lepra lepromatosa también comenzaba con un cambio en la piel, como una mancha blanca o rosada, pero se extendía rápidamente y aparecían hinchazones. Las manos y los pies se deformaban, se deterioraban los huesos y se destruían los nervios.
En los tiempos bíblicos, la persona que tenía lepra se encontraba con un futuro trágico, pues no se conocía ninguna cura y estaba condenada a ser una paria y a sufrir sola.