CONECTADOS - La misión, una razón para vivir, sacrificarse y morir (Primera parte) - Temporada #4 Episodio XIV
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Hablar de misión es hablar del sentido de la vida: reconocer que tienes una misión dice mucho de tu identidad, de tus orígenes, de tus sueños y del por qué haces las cosas. Para empezar, afirma que te tomas bastante en serio aquello que haces. Es decir, que eres capaz de focalizar tus propios intereses en pro de una dedicación máxima a aquello que te apasiona. Y de hacer con más alegría aquello que toca hacer aun sin ganas
Sin embargo, considero que mi vida carece de valor para mí mismo, con tal de que termine mi carrera y lleve a cabo el servicio que me ha encomendado el Señor Jesús, que es el de dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.
Ahora me alegro en medio de mis sufrimientos por ustedes, y voy completando en mí mismo lo que falta de las aflicciones de Cristo, en favor de su cuerpo, que es la iglesia.
Así que yo no corro como quien no tiene meta; no lucho como quien da golpes al aire.
Más bien, golpeo mi cuerpo y lo domino, no sea que, después de haber predicado a otros, yo mismo quede descalificado.
El amor de Cristo nos obliga, porque estamos convencidos de que uno murió por todos, y por consiguiente todos murieron.
Y él murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió por ellos y fue resucitado.
Pablo Visita las Iglesias de Nuevo
Pablo Visita las Iglesias de Nuevo
Después de pasar algún tiempo allí, Pablo se fue a visitar una por una las congregaciones de Galacia y Frigia, animando a todos los discípulos.
En esta afirmación breve vemos la estrategia que usa Pablo en su obra misionera y también su corazón.
Y como si fuera poco, cada día pesa sobre mí la preocupación por todas las iglesias.
Usaba estos viajes para animar, enseñar y fortalecer la fe de ellos en el Señor.
Pues tengo muchos deseos de visitarlos para llevarles algún don espiritual que los ayude a crecer firmes en el Señor.
Cuando nos encontremos, quiero alentarlos en la fe pero también me gustaría recibir aliento de la fe de ustedes.
Pablo Establece la Iglesia en Éfeso a pesar de la oposición.
Pablo Establece la Iglesia en Éfeso a pesar de la oposición.
Pablo entró en la sinagoga y habló allí con toda valentía durante tres meses. Discutía acerca del reino de Dios, tratando de convencerlos,
pero algunos se negaron obstinadamente a creer, y ante la congregación hablaban mal del Camino. Así que Pablo se alejó de ellos y formó un grupo aparte con los discípulos; y a diario debatía en la escuela de Tirano.
Esto continuó por espacio de dos años, de modo que todos los judíos y los griegos que vivían en la provincia de Asia llegaron a escuchar la palabra del Señor.
Disturbio por Diana
Disturbio por Diana
Pablo quiso presentarse ante la multitud, pero los discípulos no se lo permitieron.
Recorrió aquellas regiones, alentando a los creyentes en muchas ocasiones, y por fin llegó a Grecia,
donde se quedó tres meses. Como los judíos tramaban un atentado contra él cuando estaba a punto de embarcarse para Siria, decidió regresar por Macedonia.
Discurso de Pablo en Mileto
Discurso de Pablo en Mileto
Cuando llegaron, les dijo: «Ustedes saben cómo me porté todo el tiempo que estuve con ustedes, desde el primer día que vine a la provincia de Asia.
He servido al Señor con toda humildad y con lágrimas, a pesar de haber sido sometido a duras pruebas por las maquinaciones de los judíos.
Ustedes saben que no he vacilado en predicarles todo lo que les fuera de provecho, sino que les he enseñado públicamente y en las casas.
»Y ahora tengan en cuenta que voy a Jerusalén obligado por el Espíritu, sin saber lo que allí me espera.
Lo único que sé es que en todas las ciudades el Espíritu Santo me asegura que me esperan prisiones y sufrimientos.
Sin embargo, considero que mi vida carece de valor para mí mismo, con tal de que termine mi carrera y lleve a cabo el servicio que me ha encomendado el Señor Jesús, que es el de dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.
Así que estén alerta. Recuerden que día y noche, durante tres años, no he dejado de amonestar con lágrimas a cada uno en particular.
CONCLUSIÓN
Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará.