UNA CONSECUENCIA LETAL

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INTRODUCCIÓN

El pasado 08 de Septiembre se anunciaba al mundo entero la muerte de una de las mujeres que más ha vivido y mantenido en el poder, la Reina Isabel II. En todos los lugares era noticia el fallecimiento de una mujer que era popularmente considerada casi como inmortal. A sus 98 años de edad, casi nadie esperaba su muerte, dada la longevidad que tenía.
Algunos, incluso, pensaban que no era de este planeta, ¿cómo es que una persona haya podido sobrevivir tantos años?
La realidad es que la muerte de la Reina Isabel II no fue la única muerte de un famoso que ha impactado al mundo en los últimos años. El 26 de Enero del año 2020 se dio a conocer la trágica muerte del ex-jugador de basketball Kobe Bryant en una accidente aéreo, él y su hija de 13 años fallecieron después de que el helicóptero en el que viajaban se estrellara. Ese mismo año, en el mes de Agosto murió el actor Chadwick Boseman, quien interpretó la película “Black Panther” de Marvel después de su lucha contra el cáncer. La realidad es que el año 2020 fue trágico para el todo mundo, no solo la muerte de Kobe Bryan, Chadwick Boseman o Diego Armando Maradona fueron noticia ese año, sino que miles y miles de personas murieron a causa del COVID-19.
El 2020 fue un año lleno de muertes.
Muchos de nosotros sufrimos la muerte de algún familiar, algún amigo cercano o algún conocido. Particularmente, creo que el 2020 fue solo un recordatorio de lo que muchas veces ignoramos o queremos ignorar, y es el hecho, de que todos vamos a morir en algún momento.
La muerte, es algo que reina sobre la humanidad.
Todo ser humano, sin importar cuánto dinero tenga, cuán inteligente sea, cuánto poder o popularidad haya alcanzado, todo ser humano enfrentará en algún momento la muerte, incluso, no importa si eres religioso o no, también vas a morir. Éste es uno de los grandes temores que la humanidad tiene, la muerte. Hacemos todo lo posible para evitarla y prolongar la vida, cambiamos nuestros hábitos, dejamos algunos vicios, hacemos ejercicio, comemos más saludablemente, incluso, desarrollamos tecnología e investigamos nuevas maneras de curar enfermedades para evitar la muerte.
Todo esto es bueno y positivo, pero no es suficiente para calmar nuestro temor, sino que, al mismo tiempo evitamos hablar de la muerte para no tener que pensar en ella, intentamos pensar en que nunca nos llegará ese momento, que no tendremos que probar el trago amargo que la muerte trae. No es casualidad que una de las primeras etapas del duelo sea la negación. Sin embargo, por mucho la neguemos, la muerte seguirá siendo una realidad para todo hombre y mujer, independientemente de su estatus en la sociedad o incluso su edad.
En nuestro texto es Génesis 5, y se trata de una genealogía. Las genealogías en la Biblia comúnmente son pasadas por alto por considerarse simplemente información histórica, pero la verdad es que lo que dice 2 Timoteo 3:16 “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,”. Esto incluye las genealogías en la Biblia. En particular, Génesis 5 tiene un profundo mensaje teológico que podemos pasar por alto si no prestamos la debida atención.
Mi intención esta tarde es que por medio del estudio de este pasaje podamos ver un principio, no solo teológico, sino un principio de vida que es común para todos los seres humanos independientemente de su situación.
Génesis 5 nos muestra claramente que “la muerte es la consecuencia letal por el pecado de la humanidad”. Esta genealogía de los descendientes de Adán nos enseña cómo cambió la vida después de la caída en el Edén, y como sus consecuencias se transmiten a toda la especie. Así que, ahora que leeremos el pasaje, te animo a que prestes especial atención a lo que nos dice acerca de la experiencia humana en relación a la muerte.
Te invito, pues, a que me acompañes a Génesis 5, y vamos a leer todo el capítulo.
Lectura: Génesis 5:1-36.
Oración.

LA VIDA SIGUE (Génesis 5:1-5)

El capítulo 5 comienza con un frase que es bastante común en el libro de Génesis. Por primera vez aparece en Génesis 2:4 “Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra...”, y volvemos a verla en Génesis 5:1 “Este es el libro de las generaciones de Adán. El día en que creó Dios al hombre, a semejanza de Dios lo hizo.”, la frase en hebreo es תולדת (toledot), aparece un total de 10 veces en todo el libro, y sirve como división e introducción para cada sección del libro de Génesis.
El primero de ellos nos introdujo al relato en detalle de la creación del ser humano y todo lo que existe. Y en este segunda sección que encontramos a partir del capítulo 5 nos introduce al desarrollo de la simiente de la mujer. Muy probablemente éste libro de las generaciones de Adán era un escrito que ya existía y que Moisés usó como una de las fuentes para escribir el pentateuco. En esta genealogía, vemos cómo a pesar de la maldad en el mundo, Dios en su misericordia preserva una descendencia a Adán por medio de la cual Él cumpliría sus propósitos. Después de la muerte de Abel a manos de su hermano Caín, y de la maldad que domina la descendencia cainita, Dios muestra que su promesa de que la serpiente caerá bajo los pies de un descendiente de la mujer sigue en pie y se cumplirá por medio de la línea de Set.
De hecho, si usted lee la genealogía de Jesús en el evangelio de Lucas 3:23-38, verá en el v.38 Lucas 3:38 “hijo de Enós, hijo de Set, hijo de Adán, hijo de Dios”.
Ahora bien, a pesar de que la maldad y el pecado del ser humano escalaron rápidamente, teniendo su primer asesino en tan solo una generación después, vemos cómo la vida aún así continua. El mandato de Dios en Génesis 1:28 “Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla...”, sigue cumpliéndose en la humanidad. Los seres humanos comienzan a multiplicarse, y comienza evidenciarse más claramente los dos grupos en los que la humanidad ahora se encuentra divida. La simiente de la serpiente que vimos por medio de la línea de Caín en Génesis 4, y la simiente de la mujer por medio de la línea de Set que veremos en el Génesis 5. De hecho, el capítulo 4 y 5 no están en orden cronológico, es decir, no sucedió uno después de otro sino que fueron simultáneos. Están organizados de esta manera para hacer aún más evidente el contraste entre uno y otro. Dentro de los contrastes encontramos la descripción del nacimiento de Set en contraste con el de Caín:
Caín: Génesis 4:1 “Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín...”.
Set: Génesis 5:1-3 “Este es el libro de las generaciones de Adán. El día en que creó Dios al hombre, a semejanza de Dios lo hizo. Varón y hembra los creó; y los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adán, el día en que fueron creados. Y vivió Adán ciento treinta años, y engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y llamó su nombre Set.”
El autor comienza reafirmando que el hombre y la mujer son creados a imagen de Dios. Resalta en el v.1 que son creados a imagen y semejanza de Dios, y en el v.2 deja en claro que tanto el hombre como la mujer poseen la imago Dei, la imagen de Dios. Ahora bien, Dios llama el nombre de ellos Adán, y esto puede ser confuso para algunos, pero no tiene porqué serlo. El texto bíblico usa la palabra Adán tanto para referirse al hombre en particular como a la raza humana en general. Adán proviene de la palabra Adamah que significa tierra, y denota que el ser humano proviene del polvo de la tierra. De la misma manera usamos en castellano la palabra hombre para referirnos al sexo masculino en particular, y a toda la raza humana en general.
El hecho de que el texto resalte el hecho de que el hombre es creado a imagen de Dios, y que Set, hijo de Adán es creado a imagen de su padre implica que la imagen de Dios se transmite a todo ser humano al ser engendrado. No son solo Adán y Eva, sino todos los seres humanos los que son a imagen de Dios. Es interesante que lo enfatice en el nacimiento de Set y no de Caín. Esto nos muestra que por medio de Set, Dios continuaría sus propósitos. Por medio de Set, Dios preservaría el linaje del cual vendría aquel que derrotaría la serpiente.
La aparente victoria que la simiente de la serpiente tuvo cuando Caín mató a Abel se esfuma rápidamente con el nacimiento de Set. La simiente de la mujer sigue creciendo.

LA MUERTE REINA (Génesis 5:5-31)

Sin embargo, aún para la simiente de la mujer las consecuencia del pecado son evidente. Lo vemos claramente en la forma en cómo termina cada generación. Los versículos del 5-31 están estructurados de la misma manera para describir a las 10 generaciones que se mencionan en este capítulo. Cada generación, excepto 1, es descrita de la misma manera, no solo con Adán sino con todos su descendientes:
Nombre de la persona: Set
Edad: 105 años
Nombre del siguiente descendiente y años después de él: Enós; 807 años.
Reconocimiento de otros hijos e hijas: engendró hijos e hijas.
Los años totales de su vida: 912 años.
Y la frase: Y murió.
El contraste en cómo abre cada descripción es clara: “y vivió...” vs. “y murió”. La Biblia nos muestra como el pecado comienza a reinar sobre la humanidad. Esto era de esperarse, Dios se lo advirtió a Adán en Génesis 2:16-17 “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.”
Toda persona, tanto los malos como los buenos experimentan la muerte. Tanto el linaje de Caín como el linaje de Set experimentan la muerte. Cualquier que sea la causa, todos mueren. La muerte se manifestó por primera vez en el asesinato de Abel, pero no fue ése su inicio. Su entrada en la humanidad tuvo lugar después de la caída. Hasta Génesis 3 la muerte solo había sido nombrada como advertencia, sin embargo, a partir de Génesis 4 y 5 deja de ser una advertencia para convertirse en una realidad.
Ahora bien, probablemente usted haya escuchado que la muerte es parte de la vida. Por mucho que nos repitamos esto, sigue habiendo algo profundamente doloroso en la muerte. Por mucho que repitamos esa frase, hay algo en nosotros que nos dice que la vida no debería terminar. Y es así, Dios no nos creó para morir. La misma advertencia de muerte es la evidencia de que no es parte del diseño de Dios para el hombre. La muerte nunca fue parte del diseño de Dios, vino como consecuencia de la desobediencia de Adán y Eva.
La muerte es la consecuencia letal que Dios usa como juicio por el pecado. Él le advirtió a Adán cuál sería la consecuencia si desobedecía, y una vez consumado el pecado, fue claro en cumplir su palabra. Lea Génesis 3:19 “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás”.
El apóstol Pablo reflexionando sobre esto dice en Romanos 5:12 “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”. En 1 Corintios 15:21 hablando acerca de la resurrección claramente dice que la muerte entró por un hombre, refiriéndose a Adán en su transgresión.
Romanos 6:23 “Porque la paga del pecado es muerte...”.
Nada que venga como consecuencia del pecado es parte del diseño de Dios. La muerte es la consecuencia del pecado, es el juicio. De hecho, Dios mismo hizo juicio sobre muchos personajes en la Biblia matándolos, esto lo vemos aún en el Nuevo Testamento, en Hechos 5 con el ejemplo de Anaías y Safira.
La muerte se convierte en la experiencia que todo ser humano atraviesa. Hay una frase que le atribuye a Benjamin Franklin que dice “lo único seguro en esta vida son la muerte y los impuestos”, pero la verdad es que aún los impuestos se puedan evadir, muy mal si lo haces porque estarías pecando, pero es posible evadir los impuesto, no así la muerte.
Todos moriremos, de la misma forma que lo han hecho la Reina Isabel II, y los demás personajes famosos mencionados al inicio de este sermón, todos morimos. Todos enfrentamos el mismo destino. Ahora bien, hay muchas maneras de enfrentarse a la muerte. La forma en cómo te enfrentas a la muerte depende de cómo veas la vida:
Desde la perspectiva materialista, la muerte es simplemente el fin, no hay nada más.
Luego tendremos tantas perspectivas sobre la muerte como religiones y creencias haya. Para algunos, la muerte puede ser el fin de un ciclo que da inicio a otro por medio de la reencarnación; y para otros simplemente es pasar de un estado a otro.
Pero la perspectiva bíblica nos invita a mirar la muerte como lo que realmente es, el juicio de Dios como consecuencia letal por el pecado y la maldad, pero al mismo tiempo, la Escritura también nos anima a ver la muerte con esperanza.

UN MISMO NOMBRE, OTRA SIMIENTE (Génesis 5:21-24, Génesis 5:28-30)

Enoc
En nuestro texto, esta esperanza se muestra al comprar algunos personajes que aparecen en la genealogía de Caín y en la genealogía de Set. Vemos cuatro personajes que forman dos paralelos muy interesantes. De hecho, tan marcado es este paralelo, que la única vez en la que se interrumpe el recuento de cómo la muerte reina en toda la humanidad, es cuando habla de Enoc.
Génesis 5:21-24 “Vivió Enoc sesenta y cinco años, y engendró a Matusalén. Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas. Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años. Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios”.
No es ésta la primera vez que leemos ese nombre. En Génesis 4:16-18 “Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod, al oriente de Edén. Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc. Y a Enoc le nació Irad, e Irad engendró a Mehujael, y Mehujael engendró a Metusael, y Metusael engendró a Lamec.”.
Hay una gran diferencia entre estos dos hombres que comparten el mismo nombre pero representan a dos simientes completamente diferentes. El primero de ellos en Génesis 4, es el descendiente de Caín, en cuyo nombre la primera ciudad es fundada.
Mientras que el segundo, es el aquel de quien la Biblia da testimonio que no experimentó muerte. Solo dos personas en todo el Antiguo Testamento no experimentaron muerte, y esto fueron Enoc y Elías.
La forma en cómo Génesis 5 describe a Enoc y su relación con Dios es una relación de profunda intimidad. La expresión caminó, no se refiere a simplemente ser una buena persona y andar en justicia, que lo implica, pero va mas allá de eso. La expresión hebrea expresa tener una relación de amistad íntima. La misma expresión se usa cuando se describe la relación de Noé con Dios en Génesis 6:9 “Estas son las generaciones de Noé: Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé.
Ahora bien, no quiere decir esto que si tú y yo tenemos suficiente relación de intimidad con Dios no vamos a morir. Pablo, Pedro, Juan y todos los demás apóstoles experimentaron la muerte. La Biblia solo habla de dos personajes que no lo hicieron, y no da fundamento alguno a establecer una doctrina a partir de esto. Pero, si nos sirve como principio espiritual el ver que la muerte no tiene poder sobre aquellos que están en una relación de reconciliación con Dios. Son casos irrepetibles pero nos muestran la esperanza que hay en Dios aún en medio de la muerte dominante sobre la creación.
Hebreos 11:5 “Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.”
Nos recuerda las palabras del profeta Habacuc, el justo por la fe vivirá.
De modo que, el Enoc setita, es decir, hijo de Set, no experimentó la muerte, enfatizando que la línea de Set pertenece a la simiente de la mujer. Mientras que el Enoc cainita, es decir, hijo de Caín, engendró a un personaje infame en la Escritura, demostrando que era de la simiente de la serpiente, y esto nos lleva a la segunda comparación.
Lamec
De Enoc, desciende Lamec, el cainita que siembre el terror por medio su ira violenta y su deseos de venganza. Un personaje que usa la poesía para expresar su maldad.
De la misma manera, encontramos a un hombre llamado Lamec en Génesis 5:29-31 “y llamó su nombre Noé, diciendo: Este nos aliviará de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos, a causa de la tierra que Jehová maldijo. Y vivió Lamec, después que engendró a Noé, quinientos noventa y cinco años, y engendró hijos e hijas. Y fueron todos los días de Lamec setecientos setenta y siete años; y murió.”
Hay una gran diferencia entre la forma en cómo se expresan, ambos usan de alguna manera la poesía para expresarse, pero uno lo hace con violencia y el otro con anhelo de esperanza. Lamec el setita muestra un entendimiento de la caída bíblico. Habla de la tierra que Dios ha maldecido por el pecado, y nombra a su hijo Noé para mostrar la esperanza de que por mucho que el pecado y la muerte reinen, al final encontraremos alivio en Dios.

LA VICTORIA SOBRE LA MUERTE (Juan 11:20-27; 1 Corintios 15:20-22; 1 Corintios 15:55-58)

Conexión con el evangelio: Amado amigo, la muerte es un mal que nos muestra el tamaño de nuestro pecado. Y tarde o temprano nos llegará a todos por igual, la diferencia está en lo que nos espera después de ella. Da igual si quieres negar la verdad bíblica diciendo que no crees en Dios, o que no crees en el más allá, o si tienes una perspectiva materialista y no crees en nada que no sea material y físico, tarde o temprano te enfrentarás a la muerte, y después de ella al Creador.
Hebreos 9:27-28 “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan”.
La muerte es parte del juicio de Dios sobre toda la tierra, pero no es el único, después de la muerte, el juicio eterno espera a aquellos que no estén en Cristo. Es decir, a aquellos que no hayan sido redimidos, no hayan puesto su esperanza en la muerte y resurrección de Cristo. La resurrección de Jesús es la única esperanza contra la muerte y contra el juicio eterno.
John Owen dijo: “Prívame de la satisfacción de Cristo, y no tendré nada. Si Él no cumplió la justicia, yo debo hacerlo. Si Él no sufrió la ira, yo debo hacerlo por toda la eternidad. Oh, no me robes mi única perla”.
Lo que Owen expresaba era que solo en Cristo hay esperanza para escapar de la muerte eterna, sin Cristo nosotros somos los que debemos pagar. Amado amigo, esta perla que es Jesús es ofrecida hoy como única esperanza de salvación. Ven a Él comienza a experimentar la vida eterna desde ahora, aún en medio de un mundo caído.
Ven a Cristo y vivirás.
Aplicación
Como cristianos debemos tener una perspectiva bíblica sobre la muerte, y es imposible hacerlo sin la resurrección de Cristo como los lentes por medio de los cuales vemos la muerte. La resurrección de Cristo implica su muerte, y su muerte fue necesaria para pagar por el precio del pecado. Tan grave es el pecado que hizo necesaria la muerte del precioso, perfecto y santo Hijo Eterno para pagar por nosotros. Así de grave es el pecado, es grave pero no es todo poderoso. La muerte es grave pero no es todopoderosa, porque Cristo venció la muerte. Y al igual que Enoc lo hizo, nosotros también un día después de morir caminaremos con Dios por la eternidad.
Así que, a la luz de la muerte inminente que espera a todo ser humano, hay una esperanza mucho más inminente que tenemos en Cristo. Quiero compartir algunas de ellas que encontramos en la Escritura:
1. La resurrección de Cristo nos da la victoria sobre la muerte eterna: Ningún ser humano ha podido vencer la muerte, solo Jesús. Hay muchas historias falsas, y falsos testimonios de personas que dice haber muerto, ido al cielo o al infierno y luego traen una revelación especial del más allá. Estos no son más que cuentos, hermanos, no creamos en tonterías que muchas veces parecen cristianas que no tienen nada de bíblicas. La Escritura es clara que solo uno ha vencido la muerte, y solo por medio Él tenemos victoria sobre ella:
1 Corintios 15:20-22 “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados”.
1 Corintios 15:55-57 “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo”.
Apocalipsis 20:6 “Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.”
Cristo ha experimentado la segunda muerte por nosotros. La Biblia se refiere a la segunda muerte como el juicio y condenación de Dios por el pecado. Cristo experimentó esa maldición para que nosotros podamos tener victoria.
2. La muerte, de ser un enemigo y una consecuencia letal, pasa a ser una puerta de entrada a la gloria: Si bien es cierto que la muerte es dolorosa, desde la perspectiva bíblica, la resurrección transforma la muerte. La muerte es el último enemigo a veces, y es el último enemigo que Cristo venció, y por su victoria ahora la muerte es para el creyente una puerta de entrada a la gloria. El apóstol Pablo tenía muy clara esta visión.
Filipenses 1:23 “Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor;”.
Ahora bien, la Biblia no manda al cristiano a desear la muerte, no es una mentalidad suicida la que debemos tener, pero sí vemos la muerte como algo muy diferente a lo que el mundo ve. Vemos la muerte como aquella que nos permitirá estar para siempre con nuestro Señor y Salvador. El trago amargo se transforma en el dulce sabor de estar con Jesús para siempre. Este debe ser nuestro anhelo, entrar en el descanso eterno con Cristo.
Sin embargo, por muy gloriosa que sea la esperanza, debemos entender que:
3. La resurrección no minimiza el dolor de la muerte: Jesús experimentó el dolor de perder a un ser querido y cercano. Esto cobra aún mayor fuerza cuando sabemos que Jesús llora sabiendo que lo va a resucitar. La resurrección nos da un esperanza, pero esta esperanza no es incompatible con el dolor que produce la pérdida. A veces como cristianos queremos ser muy espirituales al ofrecer Romanos 8:28, a quienes han sufrido una pérdida. Y, mientras eso es verdad, todas las cosas ayudan a bien, también hay momento para llorar y estar afligido en medio de la esperanza de la vida eterna. Traigamos consuelo y acompañemos a la gente en su dolor.
Juan 11:35 “Jesús lloró”.
No seamos tan rápido en minimizar el dolor queriendo ser espirituales. El dolor es parte de la vida cristiana. No es la negación al dolor lo que evidencia la madurez, sino pasar por el dolor amargo con los ojos puestos en la esperanza de la resurrección. Tenemos la libertad para experimentar el dolor sabiendo que no será eterno.
4. La resurrección hace que nuestro trabajo no sea en vano: Toda obra de los hombres es efímera ante la realidad de la muerte. En Lucas 12:20 “Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?”. Todos aquellos que quieran hacerse un nombre grande por medio de sus obras en esta tierra se perderán junto con esas obras. Pero gracias a la resurrección de Cristo, todo aquello que hagamos para servir al Señor, traer gloria a su nombre y expandir su reino sobre la tierra tendrá un impacto que perdurará por la eternidad. Pablo en este pasaje en Corintios está diciendo, porque Cristo resucitó, tened ánimo de que vuestro trabajo no es en vano. La resurrección hace que todo esfuerzo realmente valga la pena en la eternidad.
1 Corintios 15:55-58 “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”.
5. Gracias a la resurrección de Cristo hay esperanza después de la muerte: Para este mundo, la muerte es el punto final. Desconocen el juicio de Dios, pero también la esperanza que hay. Es nuestro trabajo dar a conocer que la muerte no es el final sino que hay una esperanza mucho mayor en Cristo.
El evangelio promete vida eterna, y esta vida eterna debemos compartirla y darla a conocer con otros. Iglesia, el mundo está lleno de muerte y desesperanza. Hay gente a tu alrededor con temor a la muerte porque desconocen lo que les espera, pero tú y yo somos llamados a proclamar la vida que Jesús da.
Esto es lo que veremos en los siguientes capítulos. Veremos como Dios siempre provee un medio de salvación al hombre para que no perezca para siempre, y esta realidad que veremos más adelante en el arca de Noé es una realidad que se ha consumado en Cristo. No neguemos a los que están a nuestro alrededor el compartir la esperanza aún en medio de la muerte.
Oremos.
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