Designación de las ciudades de Refugio
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· 618 viewsLas ciudades de refugio son una figura de Cristo
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Designación de las ciudades de Refugio
Designación de las ciudades de Refugio
Josué 20:1–3
1 Habló Jehová a Josué, diciendo: 2 Habla a los hijos de Israel y diles: Señalaos las ciudades de refugio, de las cuales yo os hablé por medio de Moisés, 3 para que se acoja allí el homicida que matare a alguno por accidente y no a sabiendas; y os servirán de refugio contra el vengador de la sangre.
Josué 20:7–9
7 Entonces señalaron a Cedes en Galilea, en el monte de Neftalí, Siquem en el monte de Efraín, y Quiriat-arba (que es Hebrón) en el monte de Judá. 8 Y al otro lado del Jordán al oriente de Jericó, señalaron a Beser en el desierto, en la llanura de la tribu de Rubén, Ramot en Galaad de la tribu de Gad, y Golán en Basán de la tribu de Manasés. 9 Estas fueron las ciudades señaladas para todos los hijos de Israel, y para el extranjero que morase entre ellos, para que se acogiese a ellas cualquiera que hiriese a alguno por accidente, a fin de que no muriese por mano del vengador de la sangre, hasta que compareciese delante de la congregación.”
Introducción
Introducción
Del territorio asignado a las tribus de Israel, debían dar ciudades a la tribu de Leví a quienes no se les entregaría territorio. Se les entregó 48 ciudades entre las cuales 6 fueron ciudades de refugio.
Las ciudades de refugio fueron ordenadas por Dios para que aquella persona que cometía asesinato involuntario pudiera escapar a estas ciudades y salvar su vida de la venganza de los parientes. (Números 35) (20/01/22)
Estas ciudades tenían naturaleza divina porque eran instituidas por Dios, santificadas y apartadas para la voluntad de Dios y administrada por los levitas.
Las ciudades de refugio se constituían un consuelo y refugio para el pecador de la misma manera que lo es Cristo. (6 en total)
Significado de los nombres
Significado de los nombres
Cada una de estas ciudades destaca el carácter de Cristo y presenta como un todo a Cristo como nuestro refugio.
Cedes
Cedes
Cades o qhadesh o qhadosh (Lugar Santo)
Esta ciudad estaba en el territorio de Neftalí
La santidad de Cristo viene a ser una esperanza y refugio para los inmundos porque solo aquél que está limpio puede limpiar al inmundo.
Cristo es la profecía de Zacarías: Zacarías 13.1 “En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia.”
Solamente en Cristo podemos limpiarnos de la inmundicia y ser santos como Él es santo. 1 Pedro 1:16 “porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.”
Siquem
Siquem
Esta ciudad estaba en el territorio de Efraín
(Hombro)
Cristo es una ayuda para los fatigados.
La oveja perdida encontró refugio, seguridad y reposo sobre los hombros del pastor.
Lucas 15.4-5 “¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso.”
Mateo 11:28 “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.”
Hebrón
Hebrón
Esta ciudad estaba en el territorio de Judá
(Comunión) = unidad, armonía, amistad, consuelo, seguridad.
Un refugio y comunión para aquellos que están sin hogar.
Somos seres sociables, necesitamos la comunión para ser felices, pero la única comunión que nos da felicidad y satisfacción es la de Cristo y su iglesia.
El hombre sin Cristo está fuera del hogar, como el hijo pródigo. Puede encontrar hogar hasta que acude a Él.
1 Juan 1:3 “lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.”
Hebreos 10.25 “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.”
Beser
Beser
En territorio de Rubén.
(Fortaleza)
Un refugio para los indefensos.
El hombre no solamente es pecador, también está indefenso e impotente.
En el caso del homicida, la ciudad de refugio le ofrecía protección y seguridad con tan solo acudir ahí.
Así nosotros, para obtener refugio y protección, necesitamos acudir a Cristo, Él es nuestro refugio y fortaleza.
Salmos 46:1 “Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.”
Proverbios 18:10 “Torre fuerte es el nombre de Jehová; A él correrá el justo, y será levantado.”
Ninguna fortaleza puede darnos la seguridad que solamente Cristo puede darnos. Los de Jericó confiaron en su muralla pero fueron derrotados. Pero la seguridad y refugio que nos da Cristo nunca puede ser traspasada o violada.
Ramot
Ramot
En territorio de Gad
(exaltada, elevada)
Los lugares altos son un refugio para las inundaciones y los ataques, por eso el salmista declara: Salmo 27.6 “Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean, Y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo; Cantaré y entonaré alabanzas a Jehová.”
Cristo puede exaltarnos porque Él ha sido exaltado por el Padre. Filipenses 2:9 “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,”
Ni aun la montaña más alta pudo salvar a los hombres del diluvio, los que fueron salvos lo lograron porque entraron en el arca.
Así nosotros no encontraremos seguridad en ningún lugar elevado de este mundo, solo en Cristo el más alto.
Golán
Golán
En el territorio de Manases
(separado)
Los que entraban en la ciudad de refugio estaba separados, guardados de la violencia y la muerte.
En Cristo somos separados del mundo.
Aquellos cristianos que aun se deleitan en los placeres del mundo aun no han dado lugar para que Cristo los separe del mundo.
1 Juan 5.18 “Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca.”
Mantenernos separados del mundo nos permite disfrutar del refugio que solo Cristo puede dar.
Nos permite tener la seguridad de que tendremos poder, autoridad y dominio propio para vencer al maligno.
Conclusión
Conclusión
En conclusión, no hay mejor refugio que Cristo, el Salmista lo expresa de esta manera. Salmo 91.1-4 “El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré. El te librará del lazo del cazador, De la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad.”
Si aun no has encontrado refugio en Cristo, hoy puedes acudir a Él.