Exegesis Tito 2:3
3Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien;
πρεσβῦτις anciana Tit 2:3
πρεσβύτις, ιδος, ἡ. Mujer vieja o anciana: Tit. 2:3,
4567 πρεσβῦτις (presbytis), ιδος (idos), ἡ (hē): s.fem.; ≡ Strong 4247—LN 9.37 anciana, mujer mayor (Tit 2:3+)
ὡσαύτως. adv. Del mismo modo, lo mismo, igualmente.
6058 ὡσαύτως (hōsautōs): adv.; ≡ Strong 5615—LN 64.16 de igual manera, así también, asimismo, de manera similar (Mt 20:5; Mr 12:21; Lc 13:5; Ro 8:26; 1 Co 11:25; 1 Ti 2:9; Tit 2:3)
5440. ὡσαύτως de igual manera, lo mismo
reverente adj. Que muestra reverencia o respeto: comportamiento reverente; una actitud reverente; el abate se inclina reverente y obsequioso. ANT irreverente.
2394. ἱεροπρεπής propio de quien está consagrado a Dios Tit 2:3
ἱεροπρεπής, ές. Reverente: Tit. 2:3.
2640 ἱεροπρεπής (hieroprepēs), ές (es): adj.; ≡ Strong 2412; TDNT 3.253—LN 53.6 religioso, relativo a la reverencia apropiada, a lo que es digno de reverencia (Tit 2:3+)
2 aspecto*, apariencia, presencia, aire, actitud*.
2667. κατάστημα conducta, comportamiento Tit 2:3
κατάστημα, ατος, τό. Comportamiento, modo de vida: Tit. 2:3.
1218. διάβολος chismoso; diablo
a) chismoso 1Ti 3:11; 2Ti 3:3; Tit 2:3
διάβολος, ου, ὁ. El Diablo. Como adj. ος, ον. Amante de los chismes maliciosos, calumniador. A.T. חֶלְקָה, Pr. 6:24. צָר, Est. 7:4. צָרַר, Est 8:1. Casi siempre שָׂטָן, Job 1:6.
N.T. A) sust. El Diablo: Mt. 4:1; Mt. 4:5; Mt. 4:8; Mt. 4:11; Mt. 13:39; Mt. 25:41; Lc. 4:2–3; Lc. 4:6; Lc. 4:13; Lc. 8:12; Jn. 6:70; Jn. 8:44; Jn. 13:2; Hch. 13:10; Ef. 4:27; Ef. 6:11; 1 Ti. 3:7; 2 Ti. 2:26; He. 2:14; Stg. 4:7; 1 P. 5:8; 1 Jn. 3:8; 1 Jn. 3:10.
B) adj. Amante de los chismes maliciosos, calumniador: 1 Ti. 3:11; 2 Ti. 3:3; Tit. 2:3.
Διάβολος (Diabolos), ου (ou), ὁ (ho): s.pr.masc. [servido por 1333]; ≡ Strong 1228—1. LN 12.34 el Diablo, es decir, Satanás (Mt 4:1; Lc 4:5 v.l. NA26); 2. LN 12.37 diablo (Jn 6:70+), para otra interpretación, ver la última entrada; 3. LN 33.397 calumniador (1 Ti 3:11), por otra forma lingüística e interpretación, ver 1333; 4. LN 88.124 malvado, persona que tiene el caracter de un demonio (Jn 6:70; Hch 13:10+), para otra interpretación, ver la entrada previa
calumniar tr. 1 Atribuir o imputar falsamente a una persona palabras, actos o intenciones, con el fin de causarle daño o de perjudicarle: la letrada pensaba que el acusado la había calumniado al difundir una nota de prensa en la que acusaba a su hermano de haber coordinado e impulsado la huelga de hambre de los presos.
1397. δουλόω esclavizar, hacer esclavo Hch 7:6; Ro 6:18,22; 1Co 7:15; 9:19; Gál 4:3; Tit 2:3; 2Pe 2:19
δουλόω. (fut. δουλώσω; 1 aor. ἐδούλωσα; 1 aor. pas. ἐδουλώθην; perf. δεδούλωκα; perf. pas. δεδούλωμαι; plperf. pas. ἐδεδουλώμην). Esclavizar, hacer esclavo, avasallar. Voz pas. Ser esclavo, estar ligado (en referencia al matrimonio). A.T. עָבַד qal., Gn. 15:13. עָבַד hi., Is. 43:23.
N.T. Hch. 7:6; Ro. 6:18; Ro. 6:22; 1 Co. 7:15; 1 Co. 9:19; Gá. 4:3; Tit. 2:3; 2 P. 2:19.
1530 δουλόω (douloō), δουλόομαι (douloomai): vb.; ≡ Strong 1402; TDNT 2.279—1. LN 87.82 esclavizar, hacer esclavo de (Hch 7:6+); 2. LN 37.27 poner bajo servidumbre, extensión figurativa de “esclavizar” (Ro 6:18, 22; 1 Co 9:19; Gá 4:3; Tit 2:3; 2 P 2:19+); 3. LN 37.24 (dep.) estar bajo servidumbre, literalmente, ser esclavizado (1 Co 7:15+)
3885 οἶνος (oinos), ου (ou), ὁ (ho): s.masc.; ≡ DIBHeb 3516; Strong 3631; TDNT 5.162—1. LN 6.197 vino, jugo de uvas fermentado por proceso natural (Jn 2:3; Ef 5:18; 1 Ti 3:8; Tit 2:3); 2. LN 6.198 οἶνος νέος (oinos neos), vino nuevo, jugo de uvas recién prensadas, posiblemente recién iniciado el proceso de fermentación (Mt 9:17; Mr 2:22; Lc 5:37, 38+); 3. LN 6.204 vino mezclado con mirra (Mr 15:23+) ver 5046
2546. καλοδιδάσκαλος que enseña el bien Tit 2:3
καλοδιδάσκαλος, ον. Maestro del bien. No se encuentra en otro escrito. Tit. 2:3.
2815 καλοδιδάσκαλος (kalodidaskalos), ον (on): adj. [LN s.masc. o fem.]; ≡ Strong 2567; TDNT 2.159—LN 33.249 (relativo a), enseñar lo bueno (Tit 2:3+)
Hay un pasaje en la Misná (Aboth, v. 20) que designa y, por así decirlo, etiqueta originalmente los diferentes períodos de la vida en base a sus características. Vale la pena reproducirlo, aunque sólo sea a modo de introducción a lo que tendremos que decir acerca de la crianza de los niños. El rabí Jehudah, hijo de Tema, dice: «A los cinco años, lectura de la Biblia; a los diez años, aprendizaje de la Misná; a los trece años, ligado a los mandamientos; a los quince años, el estudio del Talmud; a los dieciocho años, matrimonio; a los veinte, la dedicación a la profesión o a los negocios (la vida activa); a los treinta años, vigor pleno; a los cuarenta, madurez de razón; a los cincuenta, para consejo; a los sesenta, comienzo de la ancianidad; a los setenta, edad gris; a los ochenta, ancianidad avanzada; a los noventa, encorvado; a los cien, como si estuviera muerto e ido, y quitado del mundo.» En el pasaje acabado de citar, se menciona la edad de cinco años como cuando se espera que el niño comience a leer la Biblia —naturalmente, en el original hebreo—. Pero también había opiniones encontradas. Por lo general, se consideraba una instrucción tan temprana como buena sólo en el caso de niños sanos y fuertes, mientras que los de una constitución regular no debían ser mandados a un trabajo regular hasta los seis años. Hay sentido común y sana experiencia en este dicho talmúdico (Cheth. 50): «Si pones a tu hijo a un estudio regular antes de los seis años, tendrás que correr siempre detrás, y nunca lo alcanzarás.» Esto hace referencia principalmente al irreparable daño hecho por una tensión tan temprana sobre la mente. Si, por otra parte, llegamos a una amonestación acerca de comenzar a enseñar al niño cuando tiene tres años, esto debe hacer referencia a aquella temprana instrucción que consiste en ciertos pasajes de las Escrituras, o de pequeñas secciones aisladas y de oraciones, que un padre haría que su hijo repitiera desde sus años más tiernos. Como veremos en la secuela, seis o siete años era la edad en la que un padre de Palestina estaba obligado legalmente a ocuparse de la instrucción escolar de su hijo.
La referencia de san Pedro a «aquellas santas mujeres» «en otro tiempo» (1 P. 3:5) está totalmente de acuerdo con la visión talmúdica. En verdad, su cita de Gn. 18:12, y su aplicación: «Como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor», aparece de esta misma manera en escritos rabínicos (Tanch. 28, 6), donde su respeto y obediencia son asimismo puestos como ejemplo para sus hijas.