Creciendo en tu fortaleza en Cristo

Practicando Nuestra Vida Cristiana  •  Sermon  •  Submitted
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Introduccion

Quiero tomar tan solo unos minutos y llevarlos a 2 Timoteo capítulo 2. Como probablemente saben, fue la última carta que el apóstol Pablo escribió. La última carta inspirada que él escribió. En el momento en el que escribió esto, él era un prisionero. No pasó mucho tiempo después de esta carta que él tuvo que entregar su vida. De hecho, hasta donde podemos saber, su cabeza fue cortada y entró a la presencia del Señor
2 Timoteo 2 LBLA
1 Tú, pues, hijo mío, fortalécete en la gracia que hay en Cristo Jesús. 2 Y lo que has oído de mí en la presencia de muchos testigos, eso encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros. 3 Sufre penalidades conmigo, como buen soldado de Cristo Jesús. 4 Ningún soldado en servicio activo se enreda en los negocios de la vida diaria, a fin de poder agradar al que lo reclutó como soldado. 5 Y también el que compite como atleta, no gana el premio si no compite de acuerdo con las reglas. 6 El labrador que trabaja debe ser el primero en recibir su parte de los frutos. 7 Considera lo que digo, pues el Señor te dará entendimiento en todo. 8 Acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, descendiente de David, conforme a mi evangelio; 9 por el cual sufro penalidades, hasta el encarcelamiento como un malhechor; pero la palabra de Dios no está presa. 10 Por tanto, todo lo soporto por amor a los escogidos, para que también ellos obtengan la salvación que está en Cristo Jesús, y con ella gloria eterna. 11 Palabra fiel es esta: Que si morimos con Él, también viviremos con Él; 12 si perseveramos, también reinaremos con Él; si le negamos, Él también nos negará; 13 si somos infieles, Él permanece fiel, pues no puede negarse a sí mismo. 14 Recuérdales esto, encargándoles solemnemente en la presencia de Dios, que no contiendan sobre palabras, lo cual para nada aprovecha y lleva a los oyentes a la ruina. 15 Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad. 16 Evita las palabrerías vacías y profanas, porque los dados a ellas, conducirán más y más a la impiedad, 17 y su palabra se extenderá como gangrena; entre los cuales están Himeneo y Fileto, 18 que se han desviado de la verdad diciendo que la resurrección ya tuvo lugar, trastornando así la fe de algunos. 19 No obstante, el sólido fundamento de Dios permanece firme, teniendo este sello: El Señor conoce a los que son suyos, y: Que se aparte de la iniquidad todo aquel que menciona el nombre del Señor. 20 Ahora bien, en una casa grande no solamente hay vasos de oro y de plata, sino también de madera y de barro, y unos para honra y otros para deshonra. 21 Por tanto, si alguno se limpia de estas cosas, será un vaso para honra, santificado, útil para el Señor, preparado para toda buena obra. 22 Huye, pues, de las pasiones juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que invocan al Señor con un corazón puro. 23 Pero rechaza los razonamientos necios e ignorantes, sabiendo que producen altercados. 24 Y el siervo del Señor no debe ser rencilloso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido, 25 corrigiendo tiernamente a los que se oponen, por si acaso Dios les da el arrepentimiento que conduce al pleno conocimiento de la verdad, 26 y volviendo en sí, escapen del lazo del diablo, habiendo estado cautivos de él para hacer su voluntad.
Entonces, esta es su última carta y la escribe a Timoteo, quien tiene unos 30 años menos que él y quien, en términos relativos, es un joven. Y en un sentido, está trasmitiendo su responsabilidad espiritual a Timoteo. Pablo había fundado todas las iglesias, como ustedes saben. Él había ministrado la Palabra de Dios. Él tuvo un ministerio evangelístico tremendo, él había sido responsable por impartir y formular la doctrina para el cimiento de la Iglesia venidera.
→ ἔχιδνα, ὄφις, Σατανᾶς
δρόμος → τρέχω
δύναμαι [poder, ser capaz], δυνατός [capaz], δυνατέω [poder, ser capaz], ἀδύνατος [incapaz], ἀδυνατέω [ser incapaz], δύναμις [capacidad, poder], δυνάστης [gobernante], δυναμόω [dar poder], ἐνδυναμόω [dar poder]
Las palabras de esta familia tienen todas el sentido básico de capacidad. δύναμαι significa a. «poder, ser capaz» en sentido general, b. «ser capaz» con referencia a la actitud que lo hace a uno capaz, y por eso a veces es «querer», y c. (respecto a objetos) «ser equivalente a», «contar como», «significar». δυνατός significa «uno que tiene capacidad o poder», «uno que es poderoso»; el adjetivo neutro significa «lo que es posible o factible». δυνατέω significa «tener gran capacidad». ἀδύνατος significa «uno que no tiene capacidad ni fuerza»; el sustantivo τό ἀδύνατον significa «imposibilidad», y ἀδύνατόν ἐστι «es imposible». ἀδυνατέω significa «no ser capaz». δύναμις, la palabra más importante del grupo, significa «capacidad», luego «posibilidad», luego «poder», tanto físico como intelectual o espiritual. δυνάστης tiene el sentido de «uno que puede hacer algo», y ya tempranamente se usó para «gobernante» (inclusive Dios como gobernante). δυναμόω y ἐνδυναμόω significan ambos «dar poder», «hacer fuerte», «fortalecer».En el capítulo 1, San Pablo mencionó el fracaso de algunos en su devoción al evangelio y, en contraste, la firme lealtad de Onesíforo. Con tal antecedente ahora exhorta a Timoteo. Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús (1). El tono de esta declaración introductora es más enfático de lo que sugiere la versión Reina-Valera. Kelly traduce así: “Por tanto, hijo mío, debes ser fuerte.” San Pablo le había recordado a Timoteo su ordenación y los votos que había hecho, así como el ejemplo de devoción máxima que el apóstol le estaba dando. Ahora le tocaba al joven demostrar su temple y a la vez dar ejemplo de consagración libre de egoísmo a la tarea cristiana. El día del apóstol casi había llegado; pero la hora presente le pertenecía a Timoteo y el mensaje cristiano descansaba en sus manos, para bien o para mal. Sin embargo, Timoteo no podría seguir adelante por sus propias fuerzas. Sólo por la gracia de Dios podía esperar ser fiel a su comisión.
Por lo demás, San Pablo miraba más allá de ese día presente en el que Timoteo era custodio del mensaje de salvación. El joven también debía fijar su mirada en la integridad futura de su poderoso depósito de verdad: Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros (2). En sentido literal, Timoteo recibió su mensaje del apóstol. Fue él quien le declaró la verdad de Jesucristo a la familia de Timoteo, con el resultado de que tres generaciones se habían convertido en seguidores de Cristo. Pero Timoteo también había sido testigo de la predicación misionera de San Pablo en una gran variedad de situaciones —experiencia que había ampliado mucho su conocimiento del evangelio. Además, aparentemente el apóstol, con la ayuda de otros ancianos de la iglesia, había ordenado a Timoteo para la obra del ministerio. En esa ocasión indudablemente se le había dado un encargo imponente que el joven guardó en su corazón. Nada de ello se había hecho en secreto, por el contrario, había sucedido ante muchos testigos. Con toda razón llegamos a la conclusión de que el apóstol se refería a toda esta comunicación con la frase: Lo que has oído de mí. Y ahora San Pablo le amonesta que encargue lo que ha recibido a hombres fieles quienes, a la vez, podrían transmitirlo a otros con toda su pureza y poder originales.
Es una seria y solemne verdad que el mensaje salvador, el cual nos ha dado tales riquezas espirituales, nos haya sido trasmitido a través de innumerables generaciones de creyentes que nos han precedido. Por ello tenemos la responsabilidad de asegurar su autenticidad, de mantenerlo inviolable, de pasarlo a quienes nos seguirán, con su riqueza, pureza y poder intactos. Sobra decirlo, no se ha alcanzado este ideal en todo caso. De ahí que el mensaje cristiano se haya diluido o manchado en ocasiones, y que por ello surja en cada generación la necesidad de recobrar la gloria y el poder prístinos del evangelio. Este maravilloso poder de autorrenovación del mensaje cristiano es una de las maravillas y glorias del evangelio.
2 Timoteo 2:1 RVR60
1 Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús.
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