Caminando con los malvados (vv. 10–19)

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Proverbios Segundo discurso (2:1–22)

2:9–11. Viajar por la vida es una peregrinación. A medida que andamos podemos decir con David, el padre de Salomón: “Jehová es mi pastor… Junto a aguas de reposo… me guiará por sendas de justicia… Aunque pase por valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo…” (Salmo 23).

A lo que David describe en el más famoso de todos los Salmos como “sendas de justicia”, Salomón lo llama “todo buen camino”. El asunto no consiste en que tomemos un mapa de carreteras y planeemos sobre él toda nuestra vida; eso es imposible. No, nosotros sencillamente vivimos cada nuevo día con el Señor, prestando atención a lo que él dice en la Biblia y hablándole en oración. Ése es el camino de la sabiduría.

En contra del decir popular, la ignorancia no es felicidad. El conocimiento de Dios sí lo es, pues trae la paz: de corazón, de alma, y de mente, que no se puede comprar. Tal como lo expresa otro decir: “Sin Jesús no hay paz. Conoce a Jesús y conocerás la paz”

Dios no nos promete que nunca vamos a enfrentar los dolores físicos ni los peligros en esta vida; sin embargo, la sabiduría nos libra de los que nos causamos nosotros mismos, y al final nos mantiene espiritualmente seguros para siempre.

Beneficios de recibir la sabiduría 2:5–22 (Vea también 3:13–20)
Conocer a Dios y gozar de su protección (2:5–8). El que busca la sabiduría como a un tesoro, entenderá el temor de Jehová y hallará el conocimiento divino (2:5). El Señor guarda sus veredas y preserva el camino de sus santos (2:8).
Tener discernimiento moral, que se manifestará de la manera siguiente (2:9–22):
1. Discernimiento para vivir (2:9–11). “Entonces entenderás justicia, juicio y equidad, y todo buen camino” (2:9). Todo creyente sincero quiere saber cómo aplicar la enseñanza a su vida. Dios iluminará el camino del que recibe la sabiduría a cada paso que da. Además, la sabiduría entrará en su corazón; la ciencia será grata a su alma; será guardado por la discreción, y la inteligencia le preservará 1:2–6; Sal 25:8,9; 32:8; 119:99,105; 143:8–10; Is 35:8; 48:17; Jer 6:16; Mt 7:13,14; Jn 14:6
(2:10–11). Lo bello de esta enseñanza es que la sabiduría actúa desde adentro de la persona y por el ejercicio de usarla, llega a ser fácil tomar decisiones correctas. El don de Dios de sí mismo y las percepciones de sus propósitos para nuestras vidas nos dan el poder y los principios de la conducta recta. Estos dones divinos son gratos (10), protegen y guardan La fuerza interior es la mejor respuesta al mal exterior. El santo—la persona consagrada a Dios—halla una vida rica y libertad para recorrer el camino de la vida con seguridad y victoria sobre el mal. El conocer a Dios y hacer su voluntad hace libre al hombre (Jn. 8:32)(11) 18:1,2; 24:13,14; Job 23:12; Sal 19:10; 104:34; 119:97,103,111,162; Jer 15:16; Col 3:16 4:6; 6:22–24; Sal 25:21; 119:9–11; Ec 9:15–18; 10:10; Ef 5:15El v. 11 presenta la primera de cuatro consecuencias de la llegada de la sabiduría como una parte del ser del piadoso (ver vv. 12, 16 y 20). Las otras tres consecuencias son más concretas y no tan abstractas como ésta. La palabra sana iniciativa, del hebreo mezimmah 4209, se encuentra en 1:4 traducida prudencia, en 3:12 traducida en una relación sinónima entre iniciativa y prudencia y en 5:2 traducida sana iniciativa. Mezimmah habla de la habilidad para planificar algo, de idear algún plan. La sabiduría no es algo pasivo dentro de uno sino que llega a motivar al individuo a un desarrollo mayor, a un futuro mejor. La sabiduría divina no aplasta al espíritu humano, más bien participa en un desarrollo superior
2. Protección de hombres perversos (2:12–15). Los hombres malos a que se refiere este pasaje pueden ser incrédulos o creyentes caídos. La frase “que dejan los caminos derechos” (2:13a) lleva la idea de abandonar un camino en que uno ha andado. La triste realidad es que, sin importar que sean inconversos o creyentes descarriados, la condición de su corazón es igual. Hablan perversidades, andan por sendas tenebrosas, se alegran haciendo el mal, se huelgan en las perversidades del vicio, sus veredas son torcidas y sus caminos también (2:12–15). Mientras que el que recibe la sabiduría hace lo correcto naturalmente, el que la rechaza sólo hace el mal. El énfasis de este pasaje es que Dios libra del mal camino al que recibe la sabiduría.
El hombre de Dios es liberado del mal camino (2:12–15). Esta bendición y las dos son corolarios de los dos primeros frutos de la sabiduría. Pueden ser consideradas como resultado del encuentro de Dios (5–8) y del entendimiento que El da (9–11). En este pasaje el maestro habla del mal en general. “El camino del inicuo” (12, VM.), es lo opuesto del camino de la justicia. Estos caminos contrastantes a menudo se describen en las Escrituras (Sal. 1; Is. 59:8; Mt. 7:13–14, 24–27 ). El “hombre inicuo” es esclavo del camino de la locura pecaminosa. Pero el sabio anda por otro camino. El haberse decidido por Dios le da poder para rechazar los atractivos del camino que lleva a la ruina y la muerte eterna.En este pasaje se describe el carácter del “hombre inicuo” (VM.). Es un hombre que habla perversidades (12). Su lenguaje es retorcido “pervertido”, Berk.). Moffatt dice que su lenguaje es “autovolitivo” —lo cual sugiere el rechazo de la voluntad de Dios por la suya propia. Anda por sendas tenebrosas (13; cf. Dt. 28:29; Sal. 82:5; Pr. 4:19; Is. 59:9). Además, se alegra en el mal y se deleita en ver a otro seguir esa misma senda perversa (14). Sus veredas son torcidas (15), es decir, contrarias a lo que es verdadera y moralmente recto.
3. Protección de la mujer adúltera (2:16–19). En la sección 1:11–19 tomamos nota de las artimañas de los pecadores. Ese pasaje probablemente tiene en mente a hombres entregados al mal. La mujer extraña tiene sus artimañas también y algunas se describen aquí. El autor no quería que su hijo amado, pero inexperto en cuanto a la vida, cayera en su trampa. Por lo tanto, le advierte, pero a la vez le promete que la sabiduría, que ya está en su corazón, lo librará de la mujer adúltera (2:16). La mujer ajena halaga con sus palabras, abandona a su marido y olvida el pacto de su Dios. Ella va directo a la muerte, y se lleva consigo a todos los que se acerquen a ella (2:17–19).El sabio habitará la tierra, vivirá muy bendecido en ella, y verá a los inicuos desarraigados de ella (2:20–22).
d. Es librado de la mujer impúdica (2:16–19). El hombre de Dios no sólo es liberado del mal camino en general, sino de la mujer extraña (16) en particular. La prostitución no era rara en el antiguo Israel. El adulterio, así como la idolatría, era uno de sus pecados comunes (cf. Jer. 23:10, 14; Os. 4:14 ). Proverbios dedica un espacio considerable a la mujer lasciva o seductora (5:1–23; 6:20–35; 7:1–27; 9:13–18). La mujer extraña (“ajena”, VM.; “relajada”, RSV) personifica el camino opuesto a la sabiduría y la senda que termina en la muerte en lugar de la vida (18–19). “La paga del pecado es muerte” (Ro. 6:23).La versión Berkeley traduce estos términos (16) como “ajena” y “extranjera”. En una nota al pie se da la razón de estos términos. “Una mujer tal ha perdido el derecho de ser considerada israelita.” Toy dice que “el carácter general de las descripciones aquí y en los capítulos 5, 7, 9:13–18, y el contraste expresado en 5:19, 20, hace que sea casi seguro que el escritor tiene en mente a las mujeres disolutas sin distinción de nacionalidad, y que la mujer extraña es la que no está ligada al hombre por vínculos legales, que está fuera del círculo de sus relaciones propias, esto es, que es una prostituta o una adúltera”. Esta libertina es una mujer casada que ha abandonado al compañero (o “esposo”, Berk.) de su juventud y también el pacto de su Dios (17). La relación con Dios y la entrega a su voluntad darán fuerzas para resistir las tentaciones de semejante persona. Siglos más tarde Pablo dijo a los gálatas: “Digo, pues: Andad en el Espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne” (Gá. 5:16).
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