La Santificación
Muerte de Cristo • Sermon • Submitted • Presented • 58:21
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· 210 viewsLa santificación es ese estado que Dios nos otorga en el cual Él nos separa del mundo, apartándonos para Él mismo. Todos los creyentes entran en este estado justo cuando son salvos por la fe en Cristo, momento en el cual ahora si los beneficios de la muerte de Cristo y su obra completa, la cual incluye por supuesto su resurrección son aplicados a ellos.
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7 Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, Como en el rollo del libro está escrito de mí.
8 Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley),
9 y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último.
10 En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.
11 Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados;
12 pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios,
13 de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies;
14 porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
Esta es la tercera enseñanza de esta serie sobre los beneficios de la muerte del Señor Jesucristo.
Decíamos que la ira de Dios por causa del pecado y la desobediencia de los hombres, fue apaciguada por el sacrificio de Cristo, el cual fue la ofrenda propiciatoria por el pecado nuestro y no solamente por nuestros pecados sino también por los de todo el mundo.
2 Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
Decíamos también, que los beneficios ganados por la obra de Cristo en la cruz no se aplican de manera automática a todos los hombres. Sino que hay una condición que Dios ha establecido: El hombre debe creer y arrepentirse de sus pecados.
La expiación de Cristo es suficiente para todos, eficiente para los que creen solamente.
8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
38 Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados,
39 y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree.
28 Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.
Y ¿cuales son los beneficios que la obra de Cristo otorga gratuitamente a todos los que creen?
En primer lugar el acto judicial de Dios por medio del cual me indulta de mis pecados, declarándome inocente a esto se le llama la justificación.
En segundo lugar, la obra divina con la que Dios declara que los creyentes regenerados son sus hijos e hijas amados a los cuales Él recibe como miembros de su familia. A esto Pablo le llama la adopción
Esta categoría de adoptados pertenece a todos los que reciben a Cristo.
12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
Y en tercer lugar hoy hablaremos de la:
SANTIFICACIÓN
SANTIFICACIÓN
La santificación es sinónimo de santidad, la palabra griega para ambos significa una separación.
El verbo santificado tiene el sentido de ser o llegar a ser dedicado o consagrado a Dios o apartado para Dios. (Es igual para la palabra santificación).
En el pasaje que leíamos de la carta a los hebreos se nos dice que, en esa voluntad que Cristo vino a hacer somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Cristo hecha una vez y para siempre.
9 y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último.
10 En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.
La base de la santificación es el sacrificio consumado de Cristo en la cruz.
Con una sola ofrenda Cristo logró hacer perfectos para siempre a los santificados
14 porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
Y ¿quiénes son los santificados que Cristo ha hecho perfectos para siempre? Los mismos que han sido justificados y adoptados como hijos de Dios.
veamos:
18 para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.
En el contexto de este pasaje Pablo está ante el rey Agripa relatando su conversión y como Cristo lo llamo al ministerio. Él le dice al rey Agripa que Cristo lo llamó a predicar a los hombres, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, del dominio de Satanás al de Dios y luego dice el texto:
Para que reciban por la FE QUE ES EN MÍ (CRISTO) el perdón de pecados y herencia entre los santificados.
Los santificados aquí, son los creyentes verdaderos, los que han sido y siguen siendo santificados por la fe en Cristo.
De manera que, los creyentes no sólo han sido justificados, adoptados, también hemos sido santificados es decir; separados o apartados para Dios.
Un creyente a pasado de la potestad de Satanás al dominio de Dios. Él nos ha separado posicional y definitivamente en Cristo al momento de nuestra salvación.
En Juan 17:16 el Señor dice:
16 No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Y esto esta antes de su petición al Padre, “Santifícalos en tu verdad; tu Palabra es verdad.”
La santificación es ese estado que Dios nos otorga en el cual Él nos separa del mundo, apartándonos para Él mismo.
Todos los creyentes entran en este estado justo cuando son salvos por la fe en Cristo, momento en el cual ahora si los beneficios de la muerte de Cristo y su obra completa, la cual incluye por supuesto su resurrección son aplicados a ellos.
La santificación es una transformación constante dentro de una consagración o separación mantenida la cual un día tendrá una consumación final en la que llegaremos a ser transformados completamente. Esto sólo ocurrirá cuando veamos a Cristo cara a cara y lleguemos a ser semejantes a Él.
1 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.
2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.
3 Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.
Por último, la santificación es la obra de gracia inmerecida de Dios, por medio de la cual los creyentes somos renovados en todo el hombre según la imagen de Dios y se nos capacita cada vez más a morir al pecado y vivir para la justicia.
Lo que sucede es que se produce un cambio o una regeneración de origen divino que nos libera de los hábitos de pecado y forma en nosotros afectos, disposiciones y virtudes que nos asemejan a Cristo.
Esta regeneración es el nacimiento espiritual y la santificación es el crecimiento y la madurez espiritual.
En la regeneración Dios nos imparte por medio de su Espíritu Santo deseos que no existían antes en nosotros.
Ahora el verdadero creyente tendrá el deseo de Dios, de la santidad, de santificar y glorificar el nombre de Dios en este mundo, tendrá el deseo de orar, de adorar, de amar, de servir, de honrar, y agradar a Dios.
Tendremos el deseo de manifestar amor a otros y beneficiárlos aún cuando no lo merezcan, tendremos el deseo de perdonar siempre a nuestros ofensores y a pedir perdón con humildad y sencillez de corazón. Porque somos una nueva criatura creados según Dios en la justicia y santidad de la verdad.
Si una persona dice que es un creyente, si dice que es salvo y no hay, ni ha tenido evidencia de estos deseos en su propia vida, entonces esta persona no es un creyente, en otras palabras no es salvo.
Porque dice la Palabra de Dios, de modo que si alguno está en Cristo, NUEVA criatura ES. No es compatible decir que somos creyentes y estamos en Cristo y seguir viviendo en la vida pecaminosa, en el dominio del pecado y de Satanás.
En la santificación, el Espíritu Santo “produce así el querer como el hacer” de acuerdo al propósito de Dios; lo que hace es impulsarnos a “ocuparnos en nuestra salvación” (esto es, expresarla en acción) y por medio de la realización de estos nuevos deseos los creyentes nos vamos conformando cada vez más semejantes a Cristo.
Es por eso que en las Escrituras se nos exhorta una y otra vez a la santidad, a la separación del mundo y del pecado y a la separación para Dios.
1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.
2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.
3 Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.
Por eso yo hoy le pregunto a usted creyente, ¿Está usted viviendo en santidad?
¿Estamos realmente viviendo separados, consagrados y dedicados para Dios?
¿Cómo está su santidad practica? ¿Hay algo nuevo, diferente y semejante a Cristo en nosotros o todavía seguimos siendo los mismos orgullosos, petulantes, irreverentes, pendencieros, amargados y envidiosos por no decir otras cosas.
11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
CONCLUSIÓN
CONCLUSIÓN
Si usted querido amigo que me escucha no ha creído en Cristo confesando sus pecados, entonces nada o lo que sería igual decir ninguno de estos beneficios de la muerte de Cristo se aplican a usted.
Recuerde la expiación de Cristo en la cruz es suficiente para salvar a todos pero es eficiente para salvar a los que creen y se arrepienten.
Le pregunto ¿es usted uno de ellos? si usted ha creído en Cristo y le ha pedido que le salve levantarías tu mano por un momento por favor.
Si no has levantado tu mano porque entiendes que no lo has hecho, permíteme preguntarte, ¿qué esperas? ¡Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo, confiesa tus pecados y en este día experimentarás el renacimiento espiritual, la justificación, la adopción y la santificación que en Cristo Dios puede darte.