El Tabernáculo - Parte 3

El Altar de Bronce/de Sacrificio

Al llegar al Tabernáculo por la entrada principal, el primer mueble que nos encontraríamos es el altar de bronce/de sacrificio:

Éxodo 27:1–8 NBLA

»Harás también el altar de madera de acacia, de 5 codos (2.25 metros) su longitud, de 5 codos (2.25 metros) su anchura, el altar será cuadrado, y de 3 codos (1.35 metros) su altura. »Le harás cuernos en sus cuatro esquinas. Los cuernos serán de una misma pieza con el altar, y lo revestirás de bronce. »Harás asimismo sus recipientes para recoger las cenizas, y sus palas, sus tazones, sus garfios y sus braseros. Todos sus utensilios los harás de bronce. »Le harás un enrejado de bronce en forma de red, y sobre la red harás cuatro argollas de bronce en sus cuatro extremos. »Y la pondrás debajo, bajo el borde del altar, de manera que la red llegue hasta la mitad del altar. »Harás también varas para el altar, varas de madera de acacia, y las revestirás de bronce. »Las varas se meterán en las argollas, de manera que las varas estén en ambos lados del altar cuando sea transportado. »Harás el altar hueco, de tablas; según se te mostró en el monte, así lo harán.

Este es el altar sobre el cual se ofrecían los sacrificios que se describen en Éxodo, Levítico, y Números.

Al entrar lo primero que sentiríamos es el calor del fuego que ardía constantemente bajo el enrejado del altar.

Lo segundo que notaríamos es el olor de la carne que se cocía o la carne que se consumía completamente hasta quedar solo cenizas.

Lo tercero que notaríamos es la sangre salpicada sobre el altar, sangre de las víctimas inocentes que serían degolladas para luego ser cocidas o quemadas completamente sobre el enrejado.

Notemos la construcción.

Fue construido de madera de acacia.

Algunos dicen que es la madera más valiosa del mundo porque no se corrompe, no se pudre. Es una madera resistente.

Es una madera fina, bella, para muebles finos.

Fue recubierto de bronce porque sería una enorme parrilla que estaría constantemente ardiendo el fuego dentro de ella.

Notemos que en las cuatro esquinas habían cuernos.

Los cuernos deben recordarnos al mundo animal.

Los animales usan sus cuernos para defendernos.

Los cuernos hablan de su poder y fortaleza.

El animal con los cuernos más grandes era el que prevalecía.

Vamos a considerar el significado del altar bajo tres encabezados:

Santificación

Apoyo

Sacrificio

I. Santificación

En la Biblia encontramos un texto muy interesante acerca del altar de sacrificio:

Éxodo 29:37 NBLA

»Durante siete días harás expiación por el altar, y lo santificarás. Entonces el altar será santísimo, y todo lo que toque el altar será santificado.

Este es un pasaje muy extraordinario porque nos dice que todo lo que tenía contacto con el altar era santificado.

Santificado no solo significa puro o limpio de pecado.

Santificado significa apartado, dedicado, consagrado. En este caso, se refiere a algo que ha sido apartado para Dios.

Así que todo lo que tenía contacto con el altar se consideraba santo porque se entendía que había sido dedicado/apartado para Dios.

El altar no tenía ningún poder mágico.

El altar santificaba no por algún poder que podría poseer.

El altar santificaba no porque emanaba una energía sobrenatural de él.

El altar santificaba simplemente porque Dios así lo había ordenado.

Dios así lo determinó y así sería.

Entonces, si el altar es un lugar de santificación - es un lugar que nos separa para Dios…creo que podemos entender a quien representa el altar.

El altar representa a Jesús ya que nosotros somos santificados por él.

Nosotros somos apartados a Dios por él.

Es por medio de Jesús que nuestras alabanzas, nuestras oraciones, nuestras obras, nuestros esfuerzos, etc., son santificados por Cristo para así ser aceptables ante él Padre.

Esto nos enseña que no podemos venir ante el Padre aparte de Jesucristo.

Nosotros somos aceptables / apartados para Dios solamente por la obra de Cristo.

Nos acercamos a Dios únicamente por los méritos de Jesús que nos santifica por su obra en la cruz.

II. Soportar

Notemos como el altar, sobre todo el enrejado soporta sobre sí el peso del sacrificio.

Es el enrejado que sostiene el sacrificio.

Es el altar que soporta el fuego del sacrificio.

Es el altar que facilita el sistema de sacrificios que Dios había ordenado a Moisés.

Lo que se pone sobre el altar se consume si no se retira.

Es un fuego constante.

Es un fuego permanente.

Por tanto,

Si Jesús es el altar, nos damos cuenta que él mismo fue sacrificado, recibió la ira completa de Dios, absorbió el castigo por nuestro pecado/maldad, pero él no fue consumido.

Jesús soporto sobre su cuerpo el castigo, el fuego de nuestro castigo, la pena por nuestra maldad, pero él salió ileso de esta prueba.

Jesús, siendo el Dios encarnado, pudo soportar la ira de Dios y salió triunfante.

III. Salvación

Por último, notemos lo central que era el altar en el tabernáculo.

Al entrar es lo primero que se miraba.

Al salir, es lo último que se miraba.

A lo lejos se podía ver y percibir el olor del humo del altar.

El tabernáculo no se cerraba.

Día y noche…de lunes a lunes.

Todos los días había un recordatorio de la importancia y necesidad del altar en la vida de Israel.

Era el único altar.

Dios no permitía ningún otro altar en la vida de Israel.

Los que querían aceptar un sacrificio debían acercarse al altar autorizado por Dios.

La centralidad del altar nos enseña que Jesús es la persona más central en nuestras vidas.

Si Jesús es el altar, esto confirma que Jesús es la persona más central en la vida del pueblo de Dios.

No puede haber nada más importante que la persona de Jesucristo en la vida del creyente.

Así como el altar de Israel era único, y era el que Dios había establecido - no hay otro que Dios permita.

Jesús es el único medio que Dios autoriza para poder acercarnos a él.

Jesús es el único camino a Dios.

Recordemos los cuernos del altar porque esto nos habla de su poder - su poder para salvar.

Este altar no era un talismán inventado por los hombres.

Era parte del plan poderoso de Dios para traer salvación y vida a Israel.

Era parte del plan de Dios para vencer la oscuridad de las tinieblas del pecado.

Podríamos decir que el altar tenía el poder para salvar - aunque nosotros sabemos que el altar no salvaba sino el que es representado por el altar:

Jesús es el altar.

Jesús es el que salva.

Jesús es poderoso para salvar.

Conclusión

Hermanos, tenemos un altar y ese altar es Jesúcristo.