Acciones malas que parecen buenas
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· 8,736 viewsLa acción de Ananías y Safira parecía buena, pero las intenciones de su corazón eran malas, por tal razón sufrieron el juicio de Dios.
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Acciones malas que parecen buenas
Acciones malas que parecen buenas
Hechos de los Apóstoles 5:1–11
1 Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, 2 y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles. 3 Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? 4 Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. 5 Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron. 6 Y levantándose los jóvenes, lo envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron.
Introducción
Introducción
Hechos 4 finaliza mostrando la unidad y amor que había en la comunidad de Cristianos de Jerusalén.
Un hombre llamado Bernabé vendió su heredad y trajo el precio de la venta a los apóstoles.
Bernabé y otros hermanos lo hicieron por voluntad propia, no por obligación, tampoco recibían más privilegios.
Lo hacían por amor a Dios, a la obra evangelística y los hermanos.
Falsa piedad
Falsa piedad
Un matrimonio (Ananías y Safira) decidió vender una heredad para entregar el dinero a los apóstoles.
Ananías significa = El Señor a dado gentilmente”. Safira = Hermosa.
Sus nombres y acciones aparentaban piedad, pero sus intenciones eran diferentes.
Ananías en complicidad de su esposa vendieron la heredad, tomaron una parte del dinero para ellos y otra parte la entregaron a la iglesia.
El problema fue que afirmaron que el dinero entregado a la iglesia era el total de la venta, pretendieron mentir al Espíritu Santo .
Ananías y Safira aparentaron piedad, Dios no mira las apariencias sino las intenciones del corazón.
Juan 2:24-25 “Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos, y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues él sabía lo que había en el hombre.”
Los cristianos deberían de actuar con sinceridad piedad, lo que se refleja exteriormente es lo que hay realmente en su corazón.
Sin embargo no siempre es así, pues el Señor dijo que habría entre la congregación cizaña (Mateo 13).
La falsa piedad no es fácil distinguirla, a menos que El Espíritu Santo la revele.
La revelación
La revelación
El Espíritu Santo reveló a Pedro que Ananías mentía.
Dios no los había obligado a vender su heredad y dar el dinero a la iglesia, tampoco los obligaba a dar todo el dinero de la venta. Si Ananías hubiera sido honesto y declarado que esa era una parte, no hubiera habido ningún problema.
El pecado fue la mentira al Espíritu Santo, este pecado hubiese traído contaminación a la iglesia como el pecado de Acán tajo maldición a Israel (Josué 7).
La mentira se ha vuelto común, pero es tan grave como cualquier otro pecado. Apocalipsis 21:8 “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.”
El otro pecado fue que, al declarar que todo el dinero de la venta le pertenecía a Dios, ese dinero quedaba consagrado para Él, tomarlo para sí era robarle. Malaquías 3:8 “¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas.”
Puede que pretendas venir delante de Dios con una aparente piedad, pero con otras intenciones en tu corazón. Corres el peligro que Dios descubra públicamente tu mentira.
Resistir al diablo
Resistir al diablo
Hechos 5:3 “Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad?”
A pesar de que todos los cristianos habían sido llenos del Espíritu Santo: Hechos 2:4 “Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.”, aun así Satanás tenía el permiso de Dios para poner tropiezo.
Satanás nunca podrá obligarte a pecar, pero si se esforzará en convencerte.
Ananías y Safira tenían la opción de resistir al diablo: Santiago 4:7 “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.”
Quizá lo que motivó a Ananías y Safira a vender su heredad y dar dinero a la iglesia, fue el deseo de ser aplaudidos y admirados por los hombres.
Aparentar espiritualidad para ser admirados por los hombres es un error. Estas actitudes hipócritas contristan al Espíritu Santo.
Mejor procuremos que Dios sea glorificado en todo, aunque nosotros seamos despreciados. Juan 3:30 “Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.”
El juicio
El juicio
Hechos 5:4-5 “Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron.”
Algunos predican que Pedro mató a Ananías, pero no es lo que la Biblia enseña.
Pedro por inspiración del Espíritu Santo declaró públicamente el pecado de Ananías, pero fue Dios quien trajo juicio sobre él.
Los siervos de Dios no tenemos potestad sobre la vida de nadie, Pedro no maldijo a Ananías, tampoco nosotros podemos maldecir a nadie. Romanos 12:14 “Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis.”
Esta situación en la historia de la iglesia es una lección para que aprendamos a temer a Dios, a no pretender engañarlo pues sufriremos las consecuencias.
Hechos 5:11 “Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas.”
Posiblemente, debido a la fuerte manifestación del Espíritu Santo en la iglesia primitiva no podía Dios permitir que esa gloria fuese manchada por el pecado.
Vemos algo parecido en el inicio de la ley con Nadab y Abiú (Levítico 10), murieron al presentar fuego extraño a Dios.
Por eso, es importante que seamos consientes de los pecados que nos acosan, para que la santidad nos permita gozar de la genuina manifestación del Espíritu Santo.
Conclusión
Conclusión
Dios nos exhorta a que seamos dadivosos sin esperar nada a cambio: 2 Corintios 9:7 “Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.”
No es que Dios necesite nuestro dinero, sino que nosotros necesitamos de Dios.
Al estar dispuestos a dar de nuestro dinero aprendemos a depender de Dios.
Que el dinero no se convierta en nuestro Dios. El hombre no necesita el dinero, necesita de Dios.
Pero Dios no obliga a nadie, debería de ser una demostración natural del carácter de Dios en nosotros. Esto es muy contrario al comunismo que obliga a la gente entregar lo que tiene.
No pretendamos mentir al Espíritu Santo, tampoco robar lo que a Dios ha sido consagrado, pues por esa razón viene el juicio de Dios.
¿Eres sincero delante de Dios?
¿No estás tomando lo que pertenece a Dios para ti?
La iglesia primitiva nos enseña unidad, comunión y armonía entre los hermanos. Vivamos una vida cristiana genuina en amor, conforme a la voluntad de Dios.