el liderazgo cristiano
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Introducción:
Introducción:
No es fácil el liderazgo en la obra del Señor. Pero sí es posible, pues incluye dones dados por Dios, un Dios de orden. El liderazgo es necesario para nuestro crecimiento y el cumplimiento de “la gran comisión” de ir, hacer discípulos de todos los grupos étnicos, bautizar y enseñándoles a obedecer a Cristo en todo.
Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Más adelante en este estudio nos detenemos a meditar sobre la necesidad de líderes. También presentaremos una lista donde se detallarán las distintas clases de líderes que se hallan en una iglesia local. A veces nos encontramos con iglesias que en realidad no quieren líderes y no quieren crecer.
Este estudio está dirigido a las iglesias que realmente desean cambiar su “mundo” y extender el reino de Dios. Es para aquellos que anhelan ser guiados en una forma bíblica.
Cada día veo con más claridad el papel que, para bien o para mal, puede tener la influencia de una sola persona. Esa influencia puede afectar a nuestra descendencia hasta la tercera y cuarta generación, o aún más. Afecta también la obra del Señor. Una persona puede ser como Billy Graham o Adolfo Hitler; como Bin Laden o Luis Palau.
No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa?
De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan.
También me sorprende e impresiona cuánto bien puede hacer una sola persona y, que luego termina mal.
¡Queremos terminar bien, tal como hizo Pablo!.
Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.
¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.
El pecado de un líder, especialmente la hipocresía, afecta mucha gente, incluso a sus propios hijos. Un caso es el rey Ezequías.
Hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre. El quitó los lugares altos, y quebró las imágenes, y cortó los símbolos de Asera, e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta entonces le quemaban incienso los hijos de Israel; y la llamó Nehustán. En Jehová Dios de Israel puso su esperanza; ni después ni antes de él hubo otro como él entre todos los reyes de Judá. Porque siguió a Jehová, y no se apartó de él, sino que guardó los mandamientos que Jehová prescribió a Moisés. Y Jehová estaba con él; y adondequiera que salía, prosperaba. El se rebeló contra el rey de Asiria, y no le sirvió.
En aquel tiempo Ezequías enfermó de muerte; y oró a Jehová, quien le respondió, y le dio una señal. Mas Ezequías no correspondió al bien que le había sido hecho, sino que se enalteció su corazón, y vino la ira contra él, y contra Judá y Jerusalén. Pero Ezequías, después de haberse enaltecido su corazón, se humilló, él y los moradores de Jerusalén; y no vino sobre ellos la ira de Jehová en los días de Ezequías.
1. ¿Qué es el liderazgo cristiano?
La Biblia enseña que en un sentido todos los creyentes estamos en el ministerio. Todos tenemos por lo menos un “don” que recibimos del Espíritu Santo, para servir a los demás.
Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo. Por lo cual dice:
Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad,
Y dio dones a los hombres.
Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo. Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales. Sabéis que cuando erais gentiles, se os extraviaba llevándoos, como se os llevaba, a los ídolos mudos. Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo.
Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.
Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros. Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios; y a aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a éstos vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro. Porque los que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba, para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros. De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan.
Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas. ¿Son todos apóstoles? ¿son todos profetas? ¿todos maestros? ¿hacen todos milagros? ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos? Procurad, pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aun más excelente.
Al mencionar la palabra “líder” mucha gente piensa inmediatamente en una autoridad, en alguien que pueda manejar, dirigir, regir y gobernar. Muchos piensan que un líder es una persona que tiene poder sobre otras personas sin que nadie cuestione sus acciones ¿Es posible tener autoridad sin ser autoritario, evitando ser autocrático o un mandamás, y sin manipular o ser un dictador?
¿Cómo podemos evitar ser topadoras religiosas? ¿O evitar construir nuestro propio reino? ¿Qué debe caracterizar al liderazgo realmente cristiano? Sugiero las siguientes ideas. Notemos que en cada aspecto, el liderazgo tiene que ver con el beneficio de otras personas, con actitud de siervo por parte del líder.
El liderazgo cristiano:
a. Influye. El líder afecta a otras personas. ¿Cómo debe hacerlo? (Por su enseñanza, sus escritos, su ejemplo1, sus oraciones, sembrando ideas, escuchando bien a otros, por la bendición y presencia de Dios en su vida, etc.) ¿Su vida es una buena influencia entre los que lo rodean? (la influencia de José en casa de Potifar). ¿Es usted un medio de bendición para otras personas a través de su vida y presencia?
Y aconteció que desde cuando le dio el encargo de su casa y de todo lo que tenía, Jehová bendijo la casa del egipcio a causa de José, y la bendición de Jehová estaba sobre todo lo que tenía, así en casa como en el campo.
b. Moviliza a un grupo de personas en cierta dirección, a trabajar juntos armónicamente, compartiendo una visión. En este sentido, un líder es un guía, que orienta al pueblo de Dios en cierta dirección.
c. Cambia a las personas, en sus ideas, valores y emociones. ¡Pero a nadie le gusta ser cambiado! Entonces vamos a ayudarles a mejorar.
d. Organiza, administra, supervisa
e. Preside. (Véase Hch. 15:6, 13, el concilio de la iglesia en Jerusalén, presidido por Jacobo, también llamado “Santiago”, el hermano del Señor). Véase Rom. 12:8. Dice “preside” en la Reina Valera 1960. Otras versiones: “dirigir” (NVI); “un puesto de responsabilidad” (VP).
f. Ayuda a otros a tener éxito, y a cumplir el plan que Dios tiene para cada uno. Esto significa orientaciones para resolver problemas, y ver las consecuencias de sus acciones. En fin, es ayudarles a reflexionar y ver las opciones para superar los obstáculos que se puedan presentar.
g. Hace madurar a otros
Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
y madura con ellos. Muchos tratan de cambiar el mundo pero no quieren cambiar su propia vida.
Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad;
Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.
Concuerda.
usted con la siguiente afirmación? Alguien dijo: “Muchas veces la relación entre las personas es más importante que los planes y el trabajo que hacemos”. ¿Qué le parece?
¿Hasta qué punto es cierto?
a. Ayuda a otros a planear y evaluar. Es natural pensar de la siguiente forma: “La buena decisión es la que uno toma, y la mala es la que otros toman”. Los buenos planes son los que usted realiza, y los malos son los que otros planifican
Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades. Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos. Y les dijo: No toméis nada para el camino, ni bordón, ni alforja, ni pan, ni dinero; ni llevéis dos túnicas. Y en cualquier casa donde entréis, quedad allí, y de allí salid. Y dondequiera que no os recibieren, salid de aquella ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos. Y saliendo, pasaban por todas las aldeas, anunciando el evangelio y sanando por todas partes.
Después de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir. Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.Id; he aquí yo os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni calzado; y a nadie saludéis por el camino.
b. Piensa continuamente en buscar y preparar a otros líderes.
Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.
c. Discipula a otras personas.
d. Es ser un buen ejemplo.
Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo,
y la nota en la Biblia de Estudio NVI). Es más fácil predicar 10 sermones que vivir uno. No debemos ser como una agencia de turismo, promocionando lugares que nunca hemos visitado. Eso hicieron los fariseos. La buena predicación y enseñanza se basa en nuestra propia experiencia viva con el Señor. Demuestra lo que somos.
e. Comprende, apoya, cree en el prójimo. Es amarles y ser un amigo fiel, no sólo porque es su deber siendo un líder. Es meternos en sus zapatos. Es hacer todo sin manipular, sin controlar, y con respeto, paciencia y mucha humildad.
f. Otros sinónimos pueden incluir: un mentor, tutor, consejero y asesor.
g. Significa que el líder también debe ser un discípulo, bajo la autoridad y guía de otras personas. ¿A quién debe someterse un pastor?
¿A quién se somete usted?
¿Cuántos de estos puntos anteriormente mencionados se aplican también al liderazgo en el hogar?
El liderazgo de Jesús: Si tuviéramos más tiempo, sería provechoso examinar el estilo de liderazgo de varias personas en la Biblia, personas como José, Moisés, Nehemías, Bernabé o Pablo. Muchas personas han escrito sobre este tema,
Los pensamientos que se expresan aquí no provienen de tal libro sino que son fruto de mi propia experiencia personal.
El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.
“Sed, pues, imitadores de Dios…y andad en amor, como también Cristo nos amo…” (Ef. 5:1-2).
“Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy…Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes…Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros” (Jn. 13:12, 14, 34 NVI).
¿Cómo ha sido la vida de Jesús aquí en la tierra? Si seguimos las pisadas de él, ¿cómo debemos vivir?
a. Jesús llamó a sus discípulos. Él dice que debemos orar “al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies”
Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.
No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.
Jesús dice que él nos ha elegido. Es nuestro deber buscar y llamar a los obreros que el Señor ha elegido y multiplicarnos tal Él como lo hizo.
b. Jesús da dones espirituales a cada creyente.
Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo. Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,
Debemos descubrirlos, desarrollarlos y usarlos para la edificación de la iglesia.
Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.
c. Llamó a sus discípulos para estar con él.
Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús.
y les amó hasta el fin
Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.
Apartó un tiempo para instruirlos. dice que “caminaron por Galilea; y no quería que nadie lo supiese, porque enseñaba a sus discípulos….” Jesús está con nosotros (Mt. 28:20). Si seguimos su ejemplo, dispondremos de un tiempo para estar con nuestros discípulos, mostrándoles mucho amor y afecto.
Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.
Habiendo salido de allí, caminaron por Galilea; y no quería que nadie lo supiese.
Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar,
d. Jesús les dio una buena orientación antes de enviar a los 12 (Lc. 9) y a los 70 (Lc. 10). Jesús envió a los discípulos como el Padre le había enviado a él Fue un maestro perfecto pues les enseñó de poco, respetando el tiempo de cada uno. Les hizo reflexionar a través del uso de parábolas y gran cantidad de preguntas. A menudo comenzó su enseñanza a partir de las preguntas de la gente, o con algún suceso que tenía lugar en ese momento.
Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo.
Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío.
e. Jesús estaba en constante comunión con el Padre, no sólo en tiempos de silencio y solidad sino en todo momento. Oró mucho.
Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba.
En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios.
Estaba continuamente comprometido en hacer la voluntad del Padre Oró por sus discípulos (Véase Jn. 17). Sigue intercediendo por todos nosotros (Heb. 7:25).
El les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis. Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer? Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.
Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.
f. Fue guiado siempre por el Espíritu.
Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto
Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor.
g. Tuvo la actitud de un siervo. No vino para ser servido, sino para servir.
Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
h. Cristo “vino a buscar y salvar lo que se había perdido”
Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
Está postergando su segunda venida con el mismo propósito, “no queriendo que ninguno perezca”
El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.
Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?
Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.
Cristo vino al mundo para salvar a los pecadores” Pablo tuvo la misma actitud (
Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.
Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.
Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!
Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me ha sido encomendada. ¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio, presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no abusar de mi derecho en el evangelio. Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar a mayor número. Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley. Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos.
Con sus últimas palabras nos manda a hacer lo mismo
pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
a. Jesús hablaba el arameo, con acento del norte. Se adaptó a la cultura, sin discriminación y sin hacer acepción de personas. Recordamos que él sufrió mucha discriminación por ser pobre, por ser considerado hijo de un carpintero y por ser de Nazaret (Mateo 13 55-57
b. Jesús tocó a los niños y a los enfermos y a muchas otras personas, siempre en forma sana. Asistió a bodas y entierros. Comiótanto con la gente que fue acusado de ser “comilón, y bebedor de vino, amigo de publicanos y pecadores” (Mt. 11:19
c. Mostró compasión. Se preocupaba por otros. Estaba siempre atento a los niños, los pobres, los ricos, las mujeres y los extranjeros. Era cortés. Mostraba gracia y amor. fue cordial, suave, manso (excepto con los hipócritas).
d. Jesús siempre practicaba absoluta integridad. Nunca mintió. Es confiable (Heb. 6:18 Estaba “lleno de gracia y de verdad” (Jn. 1:14
Se afirma que la integridad es lo que somos cuando nadie nos está mirando). Jesús no podía aguantar la hipocresía (véase Mt. 23). Cristo siempre nos ve. Nos llama a una vida de integridad. Su Espíritu Santo es el “Espíritu de verdad” (Jn. 14:17; 15:26; 16:13).
e. Jesús tuvo algunos amigos íntimos (Pedro, Jacobo, Juan, María y Marta con su hermano Lázaro). En Jn. 13 dice que Cristo amó a los suyos hasta el fin.
f. Sabía preparar líderes y trabajar en equipo con ellos.
g. Jesucristo fue un trabajador, con mucho sacrificio, no perezoso, nunca tenso ni apurado. Se dio un tiempo para descansar Mr. 6:32
en adelante). Predicó constantemente. Era infatigable. Una vez dijo: “Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar” (Jn. 9:4). La Biblia nos manda a no descuidar los dones que Dios nos ha dado (1 Tim. 4:14; Rom. 12:6 en adelante).
Cristo ha tenido un plan global, una visión, una meta. La Biblia dice que “Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio…” (Lc. 8:1). En una ocasión Simón buscó a Jesús quien estaba orando y le dijo: “Todos te buscan”. Jesús contestó: “Vamos a los lugares vecinos, para que predique también allí; porque para esto he venido” (Marcos 1:35-38). Lucas 4:43 cita la misma ocasión. Jesús dice: “Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio…” (Notamos que no es necesario correr por todos lados, si no es evangelista, sino trabajar bien y con metas y un plan global).
h. Jesús ha aceptó y colaboró con todos los verdaderos creyentes. Él tuvo que reprender a los discípulos por haber rechazado a una persona que echaba fuera demonios en nombre de Jesús pero no estaba en su grupo (Véase Marcos 9:38-41). Tenían que aprender que el que no es contra nosotros, por nosotros es”. Debemos aceptar y colaborar con todos los verdaderos cristianos evangélicos del mundo cuando sea posible, siempre y cuando no se contradigan las doctrinas y nuestra fe en Cristo. Debemos estar orando por la unidad del cuerpo de Cristo (Jn. 17:11
20-23). Hay un rebaño, y un pastor (Jn. 10:16). “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe” (Gál. 6:10
“…porque somos miembros los unos de los otros” (Ef. 4 25
i. Mostró su divinidad con muchos milagros. Echó fuera muchos demonios (Mr. 1:25- 32- 34
j. Jesús no sólo es nuestro Señor y nuestro gran ejemplo. Él también es nuestra vida, nuestra fuerza y meta, y nuestro buen amigo. La meta de Pablo para los cristianos ha
sido el carácter de Jesús: “…hasta que Cristo sea formado en vosotros…
Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros,
Esto ha sido la meta de Pablo también, de conocer mejor a Cristo y andar en su poder (Fil. 3). Si queremos imitar a Jesús, debemos conocerlo como Señor y Salvador personal, luego andar con él, en plena comunión, totalmente rendidos a él.
Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.
Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
2. Lo que un líder cristiano debe ser. (Es sin duda lo más importante de este estudio.)
Una vez vi una entrevista en CNN con el General Colin Powell.2 Cuando se le requirió una lista con las cualidades más importantes que, a su criterio, un líder de las fuerzas armadas debería poseer, él propuso (por supuesto en inglés) las siguientes:
“Competence” (ser capaz, hábil, competente, preparado, apto)
· “Character” (tener valor moral y espiritual)
· “Courage” (ser valiente, tener valor, brío, aliento, pasión, entusiasmo, denuedo, ánimo, resolución, optimismo)
Me gustaría agregar a las anteriores una cualidad más: la sabiduría divina. Siendo competentes, podemos hacer en forma eficiente diferentes cosas. Poseyendo valor moral y espiritual, podemos actuar con integridad moral. La valentía nos impulsa a actuar en una determinada forma. Con sabiduría, sabemos cual cosa debemos hacer primero.
Pensemos un momento lo que pasa cuando un líder es deficiente en alguna de estas cualidades. Es imprescindible mantener un equilibrio entre todas ellas. Con la posesión de sólo alguna de ellas, la acción de un líder resultará insuficiente. Puede conocer sobre muchos aspectos y ser un buen chico (“a nice guy” decimos en inglés), pero si no es valiente, no podrá hacer nada y nadie querrá seguirle. Quizás una situación más grave se plantee cuando alguien muy capacitado y valiente adolece de valor moral.
Ahora trataremos en forma particular la cualidad de su valor moral, estudiando en especial los textos de 1 Tim. 3:1-7 y Tito 1:5-10. Si desea estudiar estas cualidades a fondo, le recomiendo el libro titulado La Medida del Hombre.3 Aunque estas cualidades se encuentran en una lista de requisitos de los ancianos y diáconos, como Gene Getz dice en la página 19, “la mayor parte de estos veinte rasgos son requeridos también a todo cristiano, incluso a las mujeres, en otros lugares de la Biblia”. Nuestro ministerio depende en gran parte de lo que somos.
Primero vamos a anotar estas cualidades como se encuentran en la Reina Valera del año 1960, luego agregar algunos sinónimos que se encuentras en otras traducciones. Subrayamos una palabra o frase en cada caso que, a mi parecer, indica la idea principal. Básicamente, son actitudes que tienen que ver con el carácter del líder, aunque cada actitud afecta lo que aquella persona hace.
a. Irreprensible (1 Tim. 3:2; Tito 1:6), “irreprochable” (LBA), “intachable” (NVI). Es una persona de buena reputación. En Hch. 6:3 buscaron “siete varones de buen testimonio” para servir a las mesas. En Hch. 16:2 se nota que Timoteo tenía buen testimonio de los hermanos de su pueblo, por eso Pablo lo escogió para acompañarle en sus viajes misioneros. ¿Qué dicen nuestros vecinos y los miembros de nuestra iglesia de nosotros? ¿Somos irreprensibles, de buena reputación?
b. Marido de una Sola Mujer (1 Tim. 3:2; Tito 1:6), “esposo de una sola mujer” (VP, NVI). Si está casado el líder, debe ser fiel a su esposa tanto en pensamiento como en hecho. Tratamos aquí la pureza moral. La poligamia nunca ha sido el plan de Dios para el hombre, ni la homosexualidad ni ninguna forma de lascivia o pornografía. El esposo debe dirigir todo sentimiento romántico y sexual a una sola persona. Así es el marido de una sola mujer. Dios creó la sexualidad y el matrimonio. Su plan es bueno. Satanás ataca a los líderes espirituales hoy en día en forma especial para que caigan en la inmoralidad. Dios nos llama a una pureza moral. El obrero del Señor debe intentar aún más de amar a su esposa, y pensar en el bien de ella (Ef. 5:25), igual que Jesús ama a su iglesia.
c. Sobrio (1 Tim. 3:2; Tito 1:8), “llevar una vida seria” (VP), “moderado” (NVI). Esto incluye la idea de dominio propio, no demasiado tolerante consigo mismo. En 1 Tes. 5:8 ser sobrio está relacionado con la fe, el amor y la esperanza. La fe es confianza en Dios y una vida de obediencia. El amor es el cumplimiento de toda la ley de Dios. La esperanza es una confianza en la Palabra de Dios y resulta en un optimismo y una paz en medio de tantas cosas malas. El término que sigue es casi un sinónimo.
d. Prudente (1 Tim. 3:2), una vida “juiciosa” (VP), “sensato” (NVI). El mismo término en griego, sofrona, se encuentra en 1 Ped. 4:7, pero esta vez la Reina Valera del año 1960 lo traduce sobrios: “Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración”. De todos modos, este término es la idea de ser serios con Dios y su Palabra, y serios en nuestro andar con Dios. Tiene que ver con la moderación. Por eso este concepto también incluye el dominio propio, una cosa que muchos creyentes les falta hoy en día. Recordamos que el dominio propio es el resultado directo de andar llenos del Espíritu Santo (Véase Ef. 5:18; Gál. 2:20).
e. Decoroso (1 Tim. 3:2), “respetable” (VP). Es una vida ordenada, que adorna la Palabra de Dios. ¿Qué dice la gente de nuestro comportamiento, como vecinos o empleados?
¿Somos personas descuidadas, atrasados, “raros”, que no cuidan ni sus casas ni sus personas, que no tienen tiempo para hacernos amigos? Nuestro estilo de vida debe adornar nuestra fe en Cristo. Dios es Dios de orden. ¿Usamos un lenguaje digno de un seguidor de Jesucristo? Véase 1 Cor. 10:31-33; Col. 3:17, 23; 4:5-6; 1 Ped. 2:12-15;
Fil. 1:27. ¿Demanda usted el respeto, o es digno de respeto a causa de su manera de vivir?
f. Hospedador (1 Tim. 3:2; Tito 1:8), “siempre dispuesto a hospedar gente en su casa” (VP), “hospitalario” (LBA). Incluso, debemos hospedar y cuidar al extranjero e inmigrante que vive en nuestro país. (Véase Lev. 19:33). Esto es un acto de amor cristiano y demuestra la madurez espiritual. Véase Rom. 12:13; Heb. 13:1-2; 1 Ped. 4:9. Hay muchos hermanos tímidos que esperan que usted y yo los inviten a una comida. Necesitamos compartir nuestras vidas con otros. 3 Jn. versículos 5-8 dice que debemos hospedar a los evangelistas y maestros itinerantes. 2 Jn. versículos 7-11 nos advierte a no hospedar a los falsos maestros.4
g. Apto para Enseñar (1 Tim. 3:2), “capaz de enseñar” (NVI). Tito 1:9 menciona la misma cualidad: “retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen”. Un buen maestro debe ser un buen alumno, siempre aprendiendo más, con actitud de humildad. ¿Sabe usted guiar a otra persona a investigar y aprender por sí mismo? ¿O sólo sabe decirles cosas?
El líder, o dirigente de una iglesia local, debe ser apto para enseñar. Necesita cierto grado de conocimiento bíblico y la técnica de cómo interpretarla. Necesita mucha paciencia y madurez social y espiritual. Además, necesita plena confianza en las Escrituras, como la única base de nuestra fe y práctica. Necesita humildad y honestidad, y seguir estudiando y aprendiendo las escrituras. Es también tan necesario vivir lo que cree y enseña.
h. No Dado al Vino (1 Tim. 3:3; Tito 1:7), “no debe ser borracho” (VP), “no dado a la bebida” (LBA). La Biblia no enseña la abstinencia total sino prohíbe la ebriedad (Ef. 5:18; Prov. 23:29-34). El comer en exceso es a veces tan malo como el exceso de beber. Prov. 23:19-21 menciona estas dos cosas que empobrecerán. Recordamos que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo. Hay que cuidar ese templo, con la buena alimentación, ejercicio, descanso, etc. En 1 Cor. 10:31 Pablo dice que debemos hacer todas las cosas, incluso la bebida y comida, para la gloria de Dios. No debemos destruir a nuestro hermano más débil con nuestra libertad. Es decir, no debemos ofrecer bebida a un hermano que ha sido alcohólico. Quizás ni debemos beber en su presencia. De esta manera buscamos el bien del otro (1 Cor. 10:24).
i. No Soberbio (Tito 1:7), “no debe ser terco” (VP), “no obstinado” (LBA), “no arrogante” (NVI). ¿Usted siempre quiere tener la razón, y sin ceder en su punto de vista? La persona frente a la obra del Señor no debe ser orgulloso, egocéntrico o altivo. No debe gobernar como dictador sino escuchar las ideas de otras personas. No debe ser tiránica ni autoritaria. (Véase 1 Ped. 5:2-3; Gál. 5:26). Tenemos que hacer morir lo terrenal en nosotros, es decir la naturaleza humana, adámica (Col. 3:5 en adelante).
a. No Iracundo (Tito 1:7), “ni de mal genio” (VP). El creyente se enoja a veces sin pecar, sin un espíritu de venganza y sin guardar el rencor. (Véase Ef. 4:26-27; Col. 3:8). Hay que huir de la amargura y de la impaciencia. No debe ser tan negativo todo el tiempo, o andar como policía espiritual. Si es líder en la iglesia, tiene que aprender a mostrar mucha misericordia y perdonar, y no enojarse tanto, ni tan rápido. Tiene que enfrentar, exhortar y corregir a otros, pero siempre con un espíritu de compasión y mansedumbre y siendo amable (2 Tim. 2:23-25). Tiene que dejar de reaccionar en forma infantil, y dejar de ser contencioso. “Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse; pues la ira humana no produce la vida justa que Dios quiere” (Stg. 1:19-20, NVI). ¡OJO! La reunión general en la iglesia siempre debe ser positiva; no es el lugar para criticar, sino para animar a los hermanos.
b. No Pendenciero (1 Tim. 3:3; Tito 1:7), “ni amigo de peleas” (VP), “ni violento” (NVI). Esto no es sólo sentir la ira sino perder todo control, hasta la violencia física. Caín mató a su hermano. Moisés, aunque por lo general ha sido un buen líder, mató a un egipcio, luego en un acceso de ira, arrojó las tablas de la ley y las despedazó (Ex. 32:19). Se enojó Moisés al golpear dos veces la roca para conseguir agua (Núm. 20:1- 13) y Dios tuvo que disciplinarlo. Pedro es otro ejemplo de ser agresivo e impetuoso, cortando una oreja de alguien cuando los soldados vinieron para arrestar a Jesús. Dios desaprueba la ira descontrolada. Vivimos con tanta violencia, enojo e ira hoy en día. Los juegos electrónicos, los videos, las películas y la televisión están tan llenos de todo tipo de violencia, tanto verbal como física. El líder cristiano tiene que ser diferente, un pacificador, mostrando otro camino mejor, el camino de amar, perdonar, y tratar a todos con respeto, amor, paciencia, benignidad y misericordia.
c. Apacible (1 Tim. 3:3), “pacífico” (VP). Es lo opuesto de ser soberbio, iracundo y pendenciero. Los pacificadores serán llamados hijos de Dios (Mt. 5:9). “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres” (Rom. 12:18). Véase Heb. 12:14-15. “Honroso es al hombre evitar la contienda, pero no hay necio que no inicie un pleito” (Prov. 20:3, NVI).
d. Amable (1 Tim. 3:3), “bondadoso” (VP). Debe ser manso, con mucho afecto. Siendo buenos, y con mansedumbre, debemos corregir a los que no andan bien (Véase 2 Tim. 2:24-25). El mismo apóstol Pablo ha sido a la vez tierno “como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos”, también como padre que tiene que animar y exhortar (1 Tes. 2:7, 11). La amabilidad y bondad son frutos del Espíritu (Gál. 5:22-23).
Pablo dice en Col. 4:6, “Sea vuestra palabra siempre con gracia…para que sepáis cómo debéis responder a cada uno”.
Las reglas sin las buenas relaciones y sin la bondad, casi siempre producen la rebeldía o un cristianismo distorsionado e enfermo. Es el legalismo. Es ser duro. Al otro lado, la gracia y bondad sin la verdad y las reglas y normas bíblicas, resultan en un libertinaje no bíblico, o resultan en la falsa doctrina. En Jesús encontramos el perfecto equilibrio, “lleno de gracia y de verdad” (Jn. 1:14).
¿Tiene usted este equilibrio de firmeza doctrinal y amabilidad? ¿Es usted afectuoso, cordial, agradable, afable, atenta, cortés, tratable? ¿Otros se sienten libres de acercarse a usted? ¿O tienen ellos miedo de usted? ¿Buscan su presencia y consejo, o huyen y se esconden? Como siervo de Dios, ¿es usted más como un perro manso y afectuoso, o más como un puerco espino?
e. No Codicioso de Ganancias Deshonestas…no avaro (1 Tim. 3:3; Tito 1:7), “desinteresado en cuanto al dinero” (VP), “no avaricioso” (LBA), “ni amigo del dinero” (NVI). Hay que ser absolutamente honesto en cuanto al dinero. Conozco varios casos de pastores o tesoreros que huyeron con las ofrendas de la iglesia, arruinando así sus vidas y el testimonio del evangelio.
Pablo nos hace recordar que “así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio” (1 Cor. 9:14). Un obrero es digno de su salario (1 Tim. 5:18; 1 Cor. 9:9-11). En 1 Tim. 5:17 Pablo dice que “los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar”. Este texto está hablando de honorario, o salario. Tienen sus necesidades. El mismo Pablo recibió ofrendas aunque prefería ser auto-sostenido, haciendo carpas (Hch. 20:33-35; 18:3. Al mismo tiempo él dice: “Si tenemos ropa y comida, contentémonos con eso. Los que quieren enriquecerse caen en la tentación y se vuelven esclavos de sus muchos deseos. Estos afanes insensatos y dañinos hunden a la gente en la ruina y en la destrucción. Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males” (1 Tim. 6:8-10, NVI). Heb. 13:5 dice que “sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré”. Véase también 1 Ped. 5:2: Tito 1:10-11;
Al mismo tiempo el obrero del Señor debe trabajar fuertemente y no ser perezoso, y usar el don que Dios le ha dado (Véase 1 Tes. 4:11-12; 5:14; 2 Tes. 3:6-13; Rom.
12:6-8; Gál. 6:5-10; Ef. 4:28. “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (Gál 6:9). Hay que mantener y cuidar bien lo que tenemos (Prov. 27:23-27), arreglar el techo con tiempo, pintar la puerta antes que se pudra, remendar la ropa, guardar la comida que sobra o aprender a cocinar menos, cuidar del mantenimiento del vehículo, etc. Al mismo tiempo tenemos que hacer tiempo para descansar, y tiempo para la familia. “Seis días trabajarás…” Así es el plan de Dios. Dios creó el mundo y descansó. El descanso es tan importante que Dios lo incluyó entre los 10 mandamientos y usó tres versículos para explicarlo. ¿Se pone usted nervioso si no hace nada?
f. Que Gobierne Bien su Casa (1 Tim. 3:4-5, 12), “Debe saber gobernar bien su casa” (VP).
Alguien ha dicho que, si quiere saber cómo un líder se va a portar en la iglesia, si es casado, vaya a observar cómo se relaciona con su cónyuge e hijos.
Aunque sabe gobernar su casa, a veces tiene un hijo desordenado o rebelde. Hasta nuestro Señor ha tenido un discípulo no creyente (Judas Iscariote). Un obrero del Señor tiene que aprender a ser buen padre, siendo buen ejemplo, amigo y paciente
maestro de sus hijos. Elí del Antiguo Testamento se descalificó por completo como padre y sacerdote. En 1 Sam. 3:13 Dios habla de él diciendo: “Y le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque sus hijos han blasfemado a Dios, y él no los ha estorbado”. Otro caso se encuentra en 1 Reyes 1:5- 6, donde Adonías, hijo del rey David, usurpa el trono. Versículo 6 dice, “Y su padre nunca le había entristecido en todos sus días con decirle: ¿Por qué haces así?”
Un error que muchos cometen es esperar e insistir en que los hijos del pastor o anciano de la iglesia se porten bien sólo por ser hijos de los líderes de la iglesia. Mi padre fue pastor, y sé como es. Hay que permitir que estos hijos sean normales, y no tener para ellos normas elevadas sólo por ser hijos de un líder religioso. No hay familias perfectas, como no hay iglesias perfectas. Un líder cristiano tiene que saber amar y criar a sus hijos, haciendo el tiempo necesario. Debe leer buenos libros cristianos sobre el tema del hogar y ponerlos en práctica. Si él sabe criar a sus hijos, también sabe hacer madurar a otras personas en su congregación. Está capacitado para esta tarea tan importante. Es asunto de pedagogía, entonces. En Ef. 6:4 Pablo dice: “Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino más bien edúquenlos con la disciplina y la instrucción que quiere el Señor” (VP).
g. Que Tenga Buen Testimonio de los de Afuera (1 Tim. 3:7), “debe ser respetado entre los no creyentes” (VP), “debe gozar también de una buena reputación entre los de afuera de la iglesia” (LBA), “Que hablen bien de él los que no pertenecen a la iglesia” (NVI). Durante mis años en el seminario, varias veces he llevado nuestro Chevrolet a un mecánico para la afinación del motor. Él no quería saber nada del evangelio porque un pastor cristiano “bautista fundamentalista” se fue sin pagar su cuenta. Conozco jóvenes cristianos en la Argentina que por un tiempo rechazaron el evangelio a causa del mal ejemplo de los ancianos de su iglesia, en especial en sus actividades comerciales. Véase estos textos bíblicos: Jn. 17:21-23; Ef. 6:5-9; 1 Tes. 4:11-12; Col. 4:5-6; 1 Cor. 10:31-33; 1 Ped. 2:12. Debemos hacer todo “sin murmuraciones y contiendas” para resplandecer como luminares en nuestro mundo (Fil. 2:14-16). Cristo dice, “Así alumbre nuestra luz delante de los hombres, para que vean nuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mt. 5:16).
No es poca cosa hacer tropezar a otros. Cristo dice, “Imposible es que no vengan tropiezos; mas ¡ay de aquel por quien vienen! Mejor le fuera que se le atase al cuello una piedra de molino y se le arrojase al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeñitos. Mirad por vosotros mismos…” (Lc. 17:1-3).
h. Amante de lo Bueno (Tito 1:8), “un hombre de bien” (VP), “amigo del bien” (NVI). Debemos vencer con el bien el mal (Rom. 12:21). Hay que reflexionar y meditar mucho en lo bueno. En Fil. 4:8 Pablo nos exhorta a pensar en “todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre”. Si obedecemos esto, ¿Cuántos programas de televisión y películas de Hollywood tenemos que eliminar? La gran parte, ¿no es cierto? Podemos saber que hay basura en un tacho sin meter la cabeza. Si realmente amamos a Dios,amamos lo que él ama, y rechazamos lo que él rechaza. No debemos conformarnos a este siglo sino experimentar la renovación de nuestra mente. (Rom. 12:1-2). ¿En este sentido somos hermanos renovados? Las sagradas Escrituras son tan importantes en este proceso de santificación y guerra espiritual (Véase Ef. 6:17; Sal. 1:1-2; 119:9,11, 105; 2 Tim. 3:16-17).
i. Justo (Tito 1:8). Ser justo está relacionado con amar lo bueno, y con lo que sigue (siendo santo). Significa la justicia práctica, y de ser recto. Implica estar dispuesto a hacer la voluntad de Dios, agradar y servirle con todo lo que uno tiene. Hay que buscar primeramente el reino de Dios y su justicia (Mt. 6:33), es decir, su obra de salvación y la vida eterna. Con humildad debemos pedir el consejo y la ayuda de otros (véase Pro. 11:14), hasta ser corregidos cuando sea necesario. Hasta el apóstol Pablo siguió aprendiendo cosas, toda su vida (véase Fil.3:12-14; 4:11).
j. Santo (Tito 1:8). Es una vida separada del pecado, pero seguimos el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo, siendo santo y al mismo tiempo un amigo de pecadores. Un gran ejemplo de esto se encuentra en Judas versículos 20-23. En este texto el obrero del Señor sigue la sana doctrina apostólica, ora mucho en el Espíritu Santo, y demuestra el amor de Dios. Al mismo tiempo busca a los perdidos con misericordia y temor, hasta los que dudan y los que están en “el fuego” de pecado. En 1 Ped. 1:14-16 leemos: “como niños obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en nuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también nosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo”.
k. No un Neófito (1 Tim. 3:6), “no debe ser un recién convertido” (VP, LBA, NVI). Los nuevos pueden hacer muchas cosas, como dar su testimonio y servir en muchas maneras. Para ser anciano o pastor una persona necesita tiempo para madurar, conocer las Escrituras y entender mucho de la obra del Señor. Tiene que saber cómo enseñar a otros, disciplinar y restaurar a los caídos, cómo resistir al diablo, desarrollar su fe en el Señor pase lo que pase, y muchas otras cosas que ya vamos a mencionar en las siguientes secciones de nuestro estudio.
Sobre todas las cosas, un líder cristiano debe andar continuamente lleno del Espíritu Santo. En Hechos 6:3 dice que la iglesia de Jerusalén buscó siete hombres “llenos del Espíritu” para un ministerio. En Ef. 5:18 dice que debemos andar continuamente llenos del Espíritu Santo. La persona llena del Espíritu, es decir bajo su pleno control, va a mostrar “el fruto del Espíritu” (Gál. 5:22-23). En la Nueva Versión Internacional este fruto es: amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. Esta clase de persona se lleva bien con Dios y con otras personas. Es guiado por el Espíritu Santo. Hace un buen trabajo con una buena actitud. Se extiende aún más el reino de Dios por medio de su vida y trabajo.
Podemos decir que un líder debe ser experto en conocer a Dios (íntimamente), y ser experto en guiar a otros a conocer a Dios. (Véase Fil. 3:8-10)
Podemos decir que un líder debe ser experto en conocer a Dios (íntimamente), y ser experto en guiar a otros a conocer a Dios. (Véase Fil. 3:8-10)