NO HAY AMOR MAYOR QUE ÉSTE
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Amor es una palabra usada a la ligera
La usamos para describir lo que sentimos por nuestros familiares, distracciones, platillos favoritos, programas de televisión y muchas otras cosas; también expresa nuestro afecto, cariño o inclinación hacia una persona. En la actualidad se define casi siempre en términos de las emociones que experimenta una persona o de los beneficios que disfruta al ser objeto del amor y no en lo que quiera demandarle quien le ame. Sin embargo, la Biblia define este concepto en términos de acciones concretas, es decir, de sacrificios.
Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.
Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.
1.Cuatro aspectos del amor.
El griego, el idioma en el que fue escrito el Nuevo Testamento, tiene palabras específicas para designar los distintos aspectos del amor: éros habla de pasión pasajera, sensual o romántica
Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.
El que halla esposa halla el bien,
Y alcanza la benevolencia de Jehová.
Sea bendito tu manantial,
Y alégrate con la mujer de tu juventud,
Como cierva amada y graciosa gacela.
Sus caricias te satisfagan en todo tiempo,
Y en su amor recréate siempre.
storgué, para referirse al afecto natural, como el de una madre por su hijo o viceversa.
Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.
El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí;
y el amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios.
¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti.
; filéo, la relación estrecha entre amigos;
Aconteció que cuando él hubo acabado de hablar con Saúl, el alma de Jonatán quedó ligada con la de David, y lo amó Jonatán como a sí mismo.
En todo tiempo ama el amigo,
Y es como un hermano en tiempo de angustia.
Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.
El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo;
Y amigo hay más unido que un hermano.
y ágape, el amor que se niega a sí mismo por el bien de otros.
Este último es el que más se usa en la Biblia para caracterizar el amor de Dios por la humanidad, como lo expresa el conocido pasaje de.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
Por otra parte, fue el aspecto que el Señor tenía presente al decir a sus discípulos que deberían amarse unos a otros. Abarca, también, la disposición del mismo Cristo que lo llevó a entregarse a sí mismo como sacrificio por nuestros pecados para otorgarnos la salvación.
Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables;
Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.
2.Demostraciones concretas del amor de Cristo.
el mismo Señor amplía el significado del amor que Él demandaba de sus discípulos, al decirles: “Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado”. ¿Cómo amó Cristo?
En todo tiempo ama el amigo,
Y es como un hermano en tiempo de angustia.
Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor.
Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.
Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.
Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos.
3.Desinteresadamente y sin egoísmo.
Nuestro amor no debe estar centrado en lo que alguien pueda hacer por nosotros sino en cómo podremos beneficiarnos y bendecirnos unos a otros. Es decir, que debemos tener la misma actitud que Él tuvo ya que “no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”
como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;
Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,
· 4.Siendo comprensivo.
Él conocía el trasfondo y las limitaciones de sus seguidores y comprendía que a veces eran temerosos y débiles, y por eso les demostró compasión cuando fracasaban. También nosotros hemos de esforzarnos por considerar a quienes no nos traten bien o que vivan en pecado.
Viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?
En lugar de juzgarlos debemos preguntarnos: ¿Qué clase de vida tuvieron en el pasado? ¿Cómo los educaron sus padres? ¿En qué trabajan? Siempre hay alguna razón por la que algunos se rebelan contra Dios. Esforzarnos por entender su situación no altera su relación con Dios, pero podrá ayudarnos a comprenderlos y amarlos como Él nos lo ordena.
Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.
Por ejemplo, ¿cómo trató el Señor a Pedro cuando éste le preguntó cuántas veces debería perdonar a su hermano, con un tono de orgullo? El Señor no lo reprendió sino que, conociendo su carácter impulsivo, le contestó pacientemente: “Setenta veces siete”. Si deseamos demostrar amor genuino e interesarnos por alguien con el fin de ayudarle, debemos ser comprensivos de su situación.
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.
· 5.Dispuesto a perdonar.
Una persona que ama genuinamente también sabrá perdonar. Quizá alguien diga: “Usted no sabe lo que me hizo tal o cual”. ¿Cuántas veces hemos pedido perdón a Dios por haber cometido un pecado en repetidas ocasiones? ¿Acaso Él nos ha dicho: “Una vez más, y será la última”.
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
¡Jamás! Él siempre nos perdona. ¿Qué derecho tenemos para no perdonar una ofensa? Recuerdo que un creyente me dijo que iba a visitar una cárcel para hablar del evangelio al que, conduciendo borracho, había matado a su madre la semana anterior.
¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.
No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades,
Ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados.
Porque como la altura de los cielos sobre la tierra,
Engrandeció su misericordia sobre los que le temen.
Cuanto está lejos el oriente del occidente,
Hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.
Al pensar en alguien rencoroso veo que se trata de una persona amargada. Y perdonar no es fácil, pero todo resentimiento trae consecuencias serias.
Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados.
Si nos aferramos a mantener un espíritu amargado nuestra salud lo resentirá, no solo nuestra relación con Dios y los demás. Pero el Señor está dispuesto a borrar ese pecado. No olvidemos esto la próxima ocasión que Él nos demande que tengamos misericordia con alguien que la necesita.
Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel. De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.
6.Dispuesto a sacrificarse.
· La expresión suprema del amor es estar dispuesto a dar la vida a favor de otro. Quizá no tengamos que morir para salvarle, pero el amor genuino casi siempre demanda cierto grado de sacrificio. Aunque nosotros jamás podremos duplicar la muerte expiatoria de Cristo en la cruz, podemos negarnos a nosotros mismos y servir a otros con amor.
así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.
Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo. Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye. Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error.
Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios.El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.
Este tipo de amor puede ser muy doloroso. En los matrimonios en los que es muy difícil agradar a uno de los cónyuges, puede haber sufrimiento que a la postre resulte en rechazo total. Pero quienes están dispuestos a sacrificarse no se enfocan en lo que puedan sacar de esa relación; se esfuerzan por hacer lo mejor de su parte en beneficio del otro.
Sin embargo, recordemos que el amor no necesariamente quiere decir complacer al cónyuge en todo lo que quiera y demande. En lugar de eso, el afecto genuino y profundo decide dar solo aquello que en última instancia beneficie al ser amado.
Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa. Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos; como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza.
Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.
Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.