ADORAR A CRISTO ES COSA DE SABIOS (Mateo 2:1-12)

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1 LECTURA DE SEÑALES (1-8)
2 ADORACIÓN DE SABIOS (9-12)
INTRODUCIÓN.
Llegamos a la última parada de esta peregrinación que nos ha llevado por lo largo de 7 semanas, donde hemos reflexionado sobre la encarnación del verbo.
Y esto nos lleva a ver que desde que se encarnó, Cristo es plenamente hombre, pero también plenamente Dios.
Esto requiere adoración como Dios es.
Y él fue adorado, adorado por pastores, pero también por extranjeros, por sabios. En este aspecto tanto uno como otros eran sabios, porque se les había manifestado quien era el mesías, rey, salvador.
Aunque en el pasaje que vamos a tratar hay mucha confusión en la sociedad por la leyenda que se convirtió en tradición. Por ejemplo, esto pasó meses después que naciera Jesús, y no como vemos en el portal de Belén.
Por ejemplo, Hutter afirma en su libro, «Cuando los cielos hablan» que el mesías tenía ya 15 meses cuando llegaron los sabios de oriente.
Pero bueno, no vamos a adelantar acontecimiento. ¿Más allá de los sabios, qué nos enseña el texto? ¿Qué podemos aprender de esta adoración?

1. LECTURA DE SEÑALES (1-8)

Como sabios sabían leer las señales, Dios les doté de esta sabiduría preparándoles para este encuentro. ¿Pero quién eran estos hombres? ¿Cuántos eran? ¿De dónde venían?
a) Los sabios de oriente.
Pues primeros vamos a ver lo que no son:
1- No eran reyes.
2 - No eran magos.
3. No eran tres. El número no se puede saber.
4. Estos no se llamaban Merchor, Gaspar y Baltasar.
Hendriksen dice:
«muchos otros casos similares de fantasía. Súmense a ello los nombres místicos de los magos: Melchor, Gaspar y Baltazar, la creencia de que uno vino de la India, uno de Egipto y uno de Grecia, que luego fueron bautizados por Tomás y que sus huesos fueron luego encontrados por Santa Elena, depositados en la iglesia de Santa Sofía en Constantinopla, transferidos luego a Milán, para ser llevados finalmente a la gran catedral de Colonia. Ciertamente, para aceptar todo esto uno tiene que ser muy crédulo.»
Esto también es leyenda.
Lo que eran los magos:
Sabios, personas importante sabiduria que viene de Persia. Magis. Dedicados a la médicina, astronomía y las ciencias naturales.
La palabra griega es realmente una transliteración del original iranio. Cuando apareció por primera vez la palabra en los escritos de Heródoto, se refería a una tribu de los medos. Parecería que, debido a la habilidad que esta tribu derivó del estudio de las estrellas, el nombre magi comenzó a aplicarse más generalmente a toda la casta sacerdotal de medos y persas. El mago estaba profundamente interesado en la religión y en varios campos del interés humano que estaban relacionados con ella, incluyendo el estudio de las estrellas y su supuesta influencia sobre los acontecimientos humanos.
Escritores antiguos como Clemente de Alejandría, Diodoro de Tarso, Crisóstomo, Cirilo de Alejandría, Juvencio, Prudencio y otros, concuerdan en decir que los magos vinieron de Persia.
Pues ya que tenemos más datos podemos pasar al siguiente punto:
b) La estrella les mostró el camino
Mateo 2:2 LBLA
2 ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque vimos su estrella en el oriente y hemos venido a adorarle.
Vieron una estrella formarse, que sirvió como señal para entender que había nacido un rey en Judea.
¿Habían oído la profecía de Balaam, “Saldrá estrella de Jacob, y se levantará cetro de Israel” (Nm. 24:17)? Hay quienes dicen que este pasaje, si es que los sabios lo conocían. Recordemos que los judíos habían estado en el cautiverio en Babilonia. También habían tenido contacto con los persas, lo vemos en el libro de Ester. Seguramente la profecía era conocida en el entorno, o por lo menos por la gente sabia.
Por lo tanto, no es de extrañar que hicieran tremendo viaje, pues porque conocían la dimensión del asunto.
Como a los sabios, a nosotros nos guía la luz de su Palabra que nos lleva al centro de la adoración.
Pero también nos encontramos con retos y desafios que con sabiduría debemos afrontar…
c) Frente a Herodes.
Imaginaros la cara de Herodes cuando se encuentra con estos ilustres viajeros y le dicen que viene adorar al Rey que ha nacido, supuestamente Herodes era el Rey, pero bien dicho, supuetamente, porque era un usurpador. Ni siquiera era judío, sino Idumeo.
I. HERODES I EL GRANDE (Ascalón 73 a.C.- Jericó 4 a.C.). Fundador de la dinastía herodiana. Segundo hijo del idumeo Antipas (también llamado Antípater) y de Cipros, princesa del mismo origen (Josefo, Ant. 14, 1, 3; 7, 3). Los idumeos no eran israelitas de origen.
Y ¿Cómo llegó al poder?
Esto ocurrió el año 47 a.C. En el año 40 Palestina fue invadida por los partos, estalló la guerra civil, y Herodes huyó a Roma. Entonces el senado romano designó a Herodes rey de Judea. Se le dio un ejército, a fin de que conquistara su propio reino con la espada. No fue tarea fácil. Sin embargo, era su gran ambición. Después de encontrar una oposición vigorosa e inexorable, tanto de lejos como de cerca, finalmente triunfó en el año 37 a.C.
Herodes, como no es conocedor de las Escrituras, llama a los sacedotes y escribas preguntando por el caso. Pues tuvo miedo.
Mateo 2:3–6 LBLA
3 Cuando lo oyó el rey Herodes, se turbó, y toda Jerusalén con él. 4 Entonces, reuniendo a todos los principales sacerdotes y escribas del pueblo, indagó de ellos dónde había de nacer el Cristo. 5 Y ellos le dijeron: En Belén de Judea, porque así está escrito por el profeta: 6 «Y , Belén, tierra de Judá, de ningún modo eres la más pequeña entre los principes de Judá; porque de ti saldrá un Gobernante que pastoreará a mi pueblo Israel».
Después, como buen represetante del poder que está lejos de Dios, intenta hacer una jugada sucia.
Mateo 2:7–8 LBLA
7 Entonces Herodes llamó a los magos en secreto y se cercioró con ellos del tiempo en que había aparecido la estrella. 8 Y enviándolos a Belén, dijo: Id y buscad con diligencia al niño; y cuando le encontréis, avisadme para que yo también vaya y le adore.
Pero, volvemos a decir, estos hombre eran sabios y no permitirían tal cosa.
Estos hombres estaban dotados de sabiduría y esto les ayudó para leer las señales, tanto para dirigirles al niño, como de evitar lo maligno de Herodes. Y esta sabiduría les llevó al centro de la verdadera adoración, de esa que no se convierte en idolatría.

2. ADORACIÓN DE SABIOS (9-12)

Mateo 2:9–10 LBLA
9 Y habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí, la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. 10 Cuando vieron la estrella, se regocijaron sobremanera con gran alegría.
Como hemos dicho la sabiduría te lleva al centro de la adoración. El necio dice en su corazón no hay Dios, pero el sabio se alegra en el Señor. Y esto hicieron los sabios…
a) El gozo del encuentro.
El encuentro con el Señor, aunque en se momento era un bebé de meses era el encuentro con el mismo Dios. Este genera gozo y una inteción genuina de adoración, tal como hicieron ellos.
Acuérdate, cuando tuviste un encuentro con el Señor en tu vida, fue maravilloso.
Su viaje largo, llegó a su destino, mereció la pena tantísimos kilometros. Este gozo y alegría, será el mismo que sentiremos el día que dejemos de caminar en este desierto y veamos cara a cara a nuestro Señor. Este encuentro trae gozo, y ahora nos debe llenar de esperanza e inclinarnos a la adoración.
b) Lugar del encuentro.
Mateo 2:11 LBLA
11 Y entrando en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose le adoraron; y abriendo sus tesoros le presentaron obsequios de oro, incienso y mirra.
Como veís, otro dato que nos da la Palabra, que nos hace ver que pasaron meses, fue que ya el niño no estaba en el pesebre, estaba en una casa. Seguramente, ya estamos instalados.
Vieron al niño, con su madre como garante y cuidadora de ese bebé frágil, pero que al mismo tiempo era Dios. (Magnifica María).
Directamente, adoraron al Niño.
Y no solo eso…
c) Tesoros de adoración
Le ofrecieron obsequios, lo que tenían.
Han tributado la adoración adecuada. Ahora ofrecen los regalos adecuados (cf. Sal. 72:10; cf. Is. 60:3; Sal. 87). Leemos: Enseguida abrieron sus cofres y le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Se les describe no solamente como ricos, sino también como que tienen un corazón cálido y dispuesto a la adoración. Estos hombres le ofrecen sus tesoros: tienen el propósito de honrar al niño.
Estos hombres importantes no solamente se postraron delante de él con regalos que no solamente eran pródigos, sino definitivamente adecuados; oro, porque era y es ciertamente un rey, sí, el Rey de reyes y Señor de señores; incienso, porque es verdadero Dios, la plenitud de la divinidad habita en él; y mirra, porque también es verdadero hombre, destinado a morir, y esto por su propia elección.
Por lo tanto, se ha establecido que Orígenes tenía buena razón al decir que los magos trajeron “oro, como para un rey; mirra, como para un mortal; e incienso, como para Dios”.
No sabemos hasta donde comprendían los magos esta verdad. Pero sí sabemos que al verlo se postraron y lo adoraron; literalmente, “y habiendo caído se postraron delante de él”. Lo reverencian como el Mesías, el rey de los judíos.
En conformidad con la promesa de Dios (2 S. 7:12, 13), Jesús es el heredero legal del trono de David. El cap. 1 ha dejado en claro esto. El es el hijo cuyo trono “será afirmado para siempre” (cf. 2 S. 7:13 con Lc. 1:32, 33). Por lo tanto, correspondía que se le tributara homenaje real, y esto no sólo de parte de los judíos sino también de los gentiles, porque él es Señor de todos (Mt. 28:16–20), y el llamamiento del evangelio se dirige a todos, sin distinción de raza o de nacionalidad.
CONCLUSIÓN.
Este pasaje nos lleva al centro de la adoración, como llevó a los sabios desde su comodidad a emprender un largo viaje a la pequeña Belén.
Muchas veces, la adoración implica esto, salir de nuestra comodidad, pero hermanos, merece la pena.
Y al igual que los sabios le dieron oro, incienso y mirra, con su significado correspondiente. Nosotros estamos llamados a darle lo que tenemos, nuestro corazón, nuestra vida, ponerle a Él el priemero de todo. Que Cristo sea el centro de nuestra adoración.
La adoración a Cristo es para sabios, si, quiero que entiendas, que sabio, es aquel que Dios se le ha dado a conocer, pues sabe quien es Dios, por lo tanto, sientete bendecido y practica la sabiduría por la adoración.
Hermanos, en este año que empieza, adora al Señor, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, hasta el último aliento en este mundo, proque después la adoración serán viendo su rostro.
Hermano, seamos sabios. adoremos.
Que Dios bendiga esta Palabra.
ORACIÓN FINAL.
Señor Dios, igual como te manifesaste a los sabios de oriente te has manifestado a nosotros, concedenos que vivamos vidas acorde a esta manifestación. Que como hemos celebrado tu encarnación y Epifanía esto sea presente cada día en nuestra vida, adorandote con todo nuestro ser hasta que lo hagamos en la eternidad. Por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Porque tuyo Señor, es el reino y el poder y la gloria por los siglos de los siglos. Amén».
Que la gracia del Señor Jesucristo el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo sea con todos vosotros.
Amén
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