CRECIENDO ESPIRITUALMENTE A TRAVÉS DE LA ORACIÓN
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Transcript
Mr. 1:35
Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.
Introducción:
¿Te gusta conversar? ¿con quién? ¿quién es la persona con quien tú más actualmente estás hablando?
¿Saben?
Se le ha dado una definición básica a la oración. Muchas veces cuando preguntas a alguien ¿qué es la oración? te va a decir que, es conversar con Dios y esa es una definición básica.
Entonces mi pregunta es: ¿tú estás conversando con Dios? ¿cómo está tu vida de oración?
Estoy seguro que tu conversación con Dios, es menos, a comparación de la conversación que tienes con la persona que pensaste al principio.
¿Por qué es que se te hace más fácil conversar con esa persona, que con la persona de Dios?
¿Por qué es que puedes pasar horas y horas conversando con aquel(la) amigo(a) y solamente minutitos con Dios?
Si tú te das cuenta que pasas más tiempo hablando con esa persona y poco tiempo con la persona de Dios. Entonces entenderás porque tu relación con esa persona si ha crecido y porque tú relación con Dios, no.
1. El problema:
¿Saben?
La oración siempre ha sido una lucha para el creyente. Incluso los apóstoles de Jesucristo luchaban con ello.
40 Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora?
41 Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
42 Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad.
43 Vino otra vez y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño.
Mt 26:39 – 43
Jesús estaba en el monte de Getsemaní, de noche, orando, juntamente con sus discípulos, solo faltaba horas para que Cristo sea traicionado por un beso de Judas y sea entregado a los oficiales romanos.
Jesús esa noche, estaba orando y pidiendo la voluntad de Dios para lo que iba a suceder en unas horas, estaba pidiendo fortaleza a Dios (a su Padre) para la cruel crucifixión que iba a sufrir.
Jesús esa noche estuvo orando cerca a sus tres discípulos más cercanos, con quienes más tiempo pasó en su ministerio terrenal (Pedro, Jacobo y Juan).
Y Jesús les pide a ellos que también puedan orar, pero a la primera petición de Jesús de que ellos puedan orar, ellos rápidamente se rinden por el sueño y no logran resistir una hora. Luego Jesús los despierta y vuelve a orar, pero Jesús después retorna de su oración y los encuentra nuevamente durmiendo.
Para ellos era una lucha orar. Era difícil orar.
¿Para ti también es una lucha orar? Se sincero ¿Se te hace difícil orar? Y creo que más difícil se te hace orar una hora.
Y tú dices: ufff, Marlon, ¡es una hora!
Pero ¿Cómo es que puedes hablar 2 horas, 4 horas, 6 horas, con esa persona por llamada y ni sientes la hora, se te va el sueño?
Cuando Jesús reprende a Pedro y los demás por no haber podido resistir una hora orando. En esa represión Jesús menciona el corazón del problema, del porque se nos hace difícil orar.
v. 41 …el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
El espíritu está dispuesto: espiritualmente nosotros sabemos que tenemos que orar, nosotros sabemos que es importante orar, sabemos que tenemos que relacionarnos con Dios a través de la oración, espiritualmente sabemos que es bueno, que es correcto, que es necesario.
Pero…. tenemos un problema del cual no podemos deshacernos por completo y es que: la carne es débil, el cuerpo es débil.
Tú quieres orar y sabes que tienes que orar. Pero te da sueño, te llama la atención hacer otras actividades, a veces hasta tu cerebro no funciona en ese instante y no sabes qué decir.
Porque nuestra carne es débil, nuestro cuerpo es débil, a nuestra carne no le gusta orar.
Por eso les decía la semana pasada en el camping: tú quieres pasar tiempo en las redes sociales y no tendrás ningún impedimento. Tú quieres orar y verás que se levanta una fuerza que nace en tu carne que te impide orar.
Orar es difícil, no porque sea particularmente complicado elevar una oración a Dios, a nuestro Padre. Sino que orar se nos hace difícil, por nuestra pecaminosidad, por nuestras limitaciones como seres humanos.
14 Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado.
15 Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.
16 Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena.
17 De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí.
18 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo (el espíritu esta dispuesto, pero la carne es débil).
19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.
20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.
21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.
22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;
23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.
Ro. 7:14 – 23
Y Pablo aquí confirma que …el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
Pablo desea hacerlo bueno, pero termina haciendo todo lo contrario.
¿Por qué?
Vamos a contextualizar a nuestro tema.
Pablo es un creyente que desea orar, porque sabe que es bueno orar, porque sabe que Dios a través de su palabra le manda a orar.
Pero al final termina no orando, termina haciendo todo lo contrario. Quizás él enciende su celular, prende el televisor y no ora, empieza ordenar su cuarto porque piensa que es más importante o más prioritario, se empieza a alistar para ir al trabajo y no ora, o empieza a estudiar porque hay examen y no ora.
¿¡Por qué!?
23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.
Ro. 7:23
Pablo reconoce que aún el pecado habita en sus miembros, eso involucra sus manos, sus pies, su lengua, sus ojos, todo el cuerpo físico.
Y cuando el espíritu que está morando en Pablo, cuando el espíritu que está morando en nosotros, quiere orar, el cuerpo de Pablo y nuestro cuerpo quiere hacer otra cosa, menos orar.
Lo difícil no es expresar palabras a Dios, ¡eso es fácil! Lo difícil es comenzar a expresar esas palabras, lo difícil es hacer caso al espíritu que está dispuesto, lo difícil es realmente arrodillarse para comenzar a orar y hacerlo todos los días.
2. La solución:
¿Entonces que vas a hacer?
Dirás: el espíritu que mora en mí está dispuesto y yo quiero orar, entiendo que tengo que orar, pero mi carne me lo impide. Así que, ni modo, lo siento, me rindo, no puedo orar.
¿Te quedarás con eso?
Si tú haces eso, estás desobedeciendo a Dios. Estas en contra de varios versículos que nos llaman a orar.
Ejemplo el más largo:
Orad sin cesar.
1 Tsl. 5:17
En otras palabras: No dejes de orar
Entonces si tú te das cuenta que Dios te manda a orar, pero tú no puedes orar, porque tu carne te lo impide, porque tu carné te frena ¿qué vas a hacer?
Pablo te entiende, porque el dijo algo sobre su carne:
¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?
Ro 7:24
Y el mismo da la respuesta:
Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro…
Ro 7:25
Chicos, Cristo es quien ha regenerado nuestro ser interior, ha dado nueva vida a nuestro ser interior, a nuestra alma, ha vencido la naturaleza pecaminosa que mantenía esclavo a nuestro ser interior.
Es por eso que ahora en nuestro ser interior el espíritu está dispuesto hacer las cosas que Dios le manda. En este caso orar.
Y Cristo, es quien nos capacita para qué ese espíritu que está dispuesto, pueda vencer a nuestra carne y que la carne no puede ser un impedimento a poder orar.
Marlon dime algo más práctico.
Tú necesitas orar al Padre, para que Cristo te capacite con el Espíritu Santo que habita en ti, a que venza la carne qué te impide orar.
En palabras más fáciles: tú tienes que orar a Dios y pedirle que te ayude a orar. Tú tienes que orar a Dios y pedirle que te ayude a continuar orando.
Es ahí donde tu crecimiento espiritual se va a dar. Es ahí donde tú creces a través de la oración.
Porque te estás relacionando con Aquel que va a ayudar a que ese espíritu que esta dispuesto venza tu carné, que crezca tu espíritu, madure, sea fuerte y vigoroso para vencer tu carne.
¿Me dejo entender?
Pero tú tienes que orar, para que Dios te ayude a orar.
3. El creyente maduro, ora:
El creyente que crece, crece y crece, ora.
Si tú ya tenías esta práctica de orar, tienes que seguir mejorando.
En la Biblia vamos a encontrar a muchos hombres comunes y corrientes como tú y como yo, que Dios llegó a usar grandemente, estos hombres eran personas que oraban.
Abraham oraba, Moises oraba, Daniel…, David…, Nehemías…, Pablo.
Yo quisiera que Dios use tu vida, pero eso no va a suceder si tú no creces espiritualmente y para crecer espiritualmente hay que orar.
Con eso no quiero decir que, como yo estoy sirviendo de que yo ya soy un crecido espiritualmente, para nada, me falta un montón. Yo necesito la oración al igual que tú, con la misma intensidad, con la misma urgencia.
Cristo es la regla de crecimiento, Cristo es la meta. Yo no me parezco a Cristo, así que necesito crecer más. Tú no te pareces a Cristo, así que necesitas crecer.
Y Cristo, también es alguien que dedicó gran parte de su tiempo a orar.
Imita a Cristo de esa manera, ora.
Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.
Mr. 1:35
Este verso nos habla de la hora, del lugar y de la actividad que realizaba Cristo.
¿Qué actividad era? Orar
¿Qué hora? 2 – 4 max. de la madrugada
¿Dónde? Un desierto
Si queremos imitar a Cristo en su forma de orar, tenemos que hacerlo muy temprano, dándole el primer horario del día a Dios.
No iremos a un desierto, pero sí buscaremos un lugar íntimo donde solamente estes tú y Dios, a solas.
Tú y yo necesitamos hacer eso. Y volverlo nuestro estilo de vida.
¿Tú quieres crecer espiritualmente? Tú necesitas orar.
Pero no limites tu tiempo de oración a hacerlo solo por la mañana. Hazlo a todas horas, durante todo el día.
Orad sin cesar.
1 Tsl. 5:17
No necesariamente tienes que estar en un cuarto, muy de mañana, con los ojos cerrados para orar.
Mas bien…
- En vez de escuchar música cuando viajes, ponte tus audífonos, para no escuchar el ruido exterior y ora.
- En vez de pensar en ella, ora por ella (él).
- Cuando estes camino al trabajo, universidad, colegio o a donde sea y estás preocupado por algo, mejor ora por lo que te preocupa y deja la carga al Señor.
Habla con Dios acerca de todo lo que hay en tu corazón.
Cuando realmente te pones a pensar de todo lo que hay para orar, te das cuenta que este verso si podemos cumplirlo.
Nuestra mente todo el día esta teniendo pensamientos, nuestro subconsciente todo el día está hablando.
¿o no es así? ¿o solo me pasa a mí?
Yo estoy aprendiendo a apagar mis pensamientos y esa vocecita en mi mente para poder orar.
Te animo a hacerlo.
Conclusión:
Recuerda, en el huerto del edén Dios convivía muy de cerca con el hombre, pero por el pecado todo eso se quebró.
Pero Cristo murió por ti y por mí, para restaurar la relación que nosotros quebramos por el pecado en el huerto del edén.
14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.
15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
Hb 4:14–16
Tú y yo éramos pecadores que no podíamos ingresar a la presencia de Dios, ante su trono.
Pero tú y yo que creímos en Cristo como Señor y Salvador, somos limpiados por la sangre de Cristo, nuestros pecados fueron lavados en aquella Cruz y ahora podemos ingresar confiadamente ante el trono de la gracia de Dios.
No desprecies este gran privilegio que Cristo te dio con su sacrificio en la Cruz, ¡ora!
Porque es la manera en la que podemos ingresar ante el trono de la gracia, orando, para alcanzar oportuno socorro, para recibir ayuda.
Tú y yo somos débiles y no podemos crecer solos, es por eso que necesitamos orar.