"Intentemos, pues, en nombre del Altísimo, dar a las escuelas una organización que responda al modelo del reloj, ingeniosamente construido y elegantemente decorado.
Si queremos reformar las escuelas conforme a las normas verdaderas del cristianismo, hemos de prescindir de los libros de los gentiles... Porque si queremos tener escuelas verdaderamente cristianas, es necesario alejar de ellas la turba de doctores gentiles..."