Tres cosas incuestionables para un cristiano

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1 Juan 5:18-21

¶18 Sabemos que todo el que ha nacido de Dios, no peca; sino que aquel que nació de Dios le guarda y el maligno no lo toca.19 Sabemos que somos de Dios, y que todo el mundo yace bajo el poder del maligno. 20 Y sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento a fin de que conozcamos al que es verdadero; y nosotros estamos en aquel que es verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios y la vida eterna. 21 Hijos, guardaos de los ídolos.
I. Sabemos que el cristiano no peca, es guardado y el diablo no lo toca
En esta parte final de su carta Juan dice 3 cosas que todo nacido de Dios debe saber. Con la expresión todo el que ha nacido de Dios se esta refiriendo a:
(1) “Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios” 1 Jn 5:1.
(2) “a los que creen en su nombre que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios.” Jn 1:13.
(3) Nacidos de nuevos, es decir, nacido de agua y el Espíritu (Jn. 3:2-5)
(4) Quienes han nacido de una simiente incorruptible, es decir, mediante la Palabra de Dios que vive para siempre (Stg. 1:18; 1 Pe. 1:23).
Dicho de otra manera, con la expresión “todo el que ha nacido de Dios” Juan se está refiriendo a todo los creyentes verdaderos (sin excepción).
(1) No peca.
“Sabemos que todo el que ha nacido de Dios, no peca”. A lo largo de la carta Juan ha dicho: “Ninguno que es nacido de Dios practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.” 1 Jn 3:9. En un sentido esta es la mejor explicación de las palabras que encontramos aquí al final de la carta. Dios protege al creyente de que sea vencido por el pecado. No es una resolución o un poder propio del creyente lo que le da la victoria sino Dios mismo. Como bien lo indicó el propio Juan: “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe.” 1 Jn 5:4. Dios le otorga al creyente el don de la fe, la cual es puesta apropiadamente sobre Jesucristo, el vencedor del mundo. Al ocurrir esto, el creyente es partícipe de la misma victoria. El mismo espíritu de Cristo está en él y no puede esperar otra cosa que la misma victoria. Sin embargo, el creyente sigue siendo responsable de no pecar, y eso parece estar presente en el pensamiento de Juan al decir que el Hijo de Dios no peca.
Esto no significa que el creyente no va pecar nuca más pero esto no será la practica en su vida. Pecar será algo que haga contra el curso general de su vida, no lo planeará, lo disfrutará y practicará. Tal cosa es la evidencia de no haber nacido de nuevo. El cristiano que peca se lamentará, procurará no cometerlo y no estará tranquilo hasta que no lo haya confesado y abandonado.
Al respecto el Preachers Homiletical comenta: “el que es nacido de Dios, y se mantiene plenamente en la filiación, nunca quiere hacer el mal, para entristecer al Padre celestial. Quiere encontrar una expresión adecuada para su vida, y nunca podrá encontrarla sino en obediencias sumisas y amorosas, servicios bondadosos y obras justas. No puede pecar, porque eso sería antinatural.” Preachers Homiletical. Tomado de S-Word.
Por cierto, el término sabemos, sugiere que lo que Juan está diciendo aquí es bien sabido por todos, incuestionable e indiscutible. Ha sido observado, probado y bien aceptaro que un nacido de Dios no practica el pecado.
(2) Es guardado por Jesucristo
Juan dice que el nacido de Dios no peca “...sino que aquel que nació de Dios le guarda”. El creyente es mantenido a salvo o custodiado por Aquel que nació de Dios, es decir, Jesucristo. Esta es la idea aquí en este pasaje, que el Señor Jesús, el vencedor del Mundo guarda a aquel que ha nacido de Dios. El verbo guarda que usa el apóstol está en tiempo presente, lo que indica que el cuidado es continuo, como dijo Pablo: “Por lo cual también sufro estas cosas, pero no me avergüenzo; porque yo sé en quién he creído, y estoy convencido de que es poderoso para guardar mi depósito hasta aquel día.” 2 Timoteo 1:12 (LBLA).
Debe recalcarse que este cuidado continuo de parte del vencedor del mundo y todopoderoso Cristo no significa que el creyente puede decuidarse en su salvación como quien vive bajo una confianza carnal. Al contrario. El verdadero cristiano unirá su voz a la de los Salmistas:
yo me he guardado de las sendas de los violentos. Sal 17:4.
y,
También fui integro para con Él y me guarde de mi iniquidad Sal. 18:23.
aun,
De todo mal camino he refrenado mis pies, para guardar tu palabra. Sal 119:101.
De hecho, sabe que el mandato es: “Con toda diligencia guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida.” Pr 4:23.
La enseñana de AT y del NT es absoultamente clara al responsabilizar al creyente de su salvación y animarlo a mantenese firme. Cuando de Jerusalén enviaron a Bernabé a Antioquía, este al ver la gracia de Dios, se regocijó y animaba a todos para que con corazón firme permanecieran frimes al Señor (Hch 11:23). Santiago dice que la religión pura y sin mácula delante de nuestro Dios y Padre incluye: “…guardarse sin mancha del mundo” Stg 1:27.
(3) El maligno no lo toca.
Juan dice que el maligno no lo toca. Satanás, como lo veremos más adelante, tiene poder sobre todo el mundo, sin embargo, aquellos que han nacido de Dios y que son cuidados por Jesucristo no pueden ser tocados por él. Este verbo, toca es interesante, Juan lo ha usado solo en otra ocasión en su evangelio, cuando María Magdalena estando en la tumba vacía se aferró a su Raboní, Jesús Resucitado “y el Señor le dijo: Sueltame (no me toques) porque todavía no he subido a mi padre...” Sabemos por la esecena registrada que aquello no fue un mero toque, Maria Magdalena se aferró con firmeza al Señor. Bueno la idea que Juan nos trasmite en su carta es precisamente esta, Satanas no puede asirse con firmeza para darñar a un nacido de Dios. Al contrario: “...Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes y la palabra de Dios permanece en vosotros y habéis vencido al maligno. 1 Jn 2:13–14.
II. Sabemos que el Cristiano pertenece a Dios y que el mundo entero esta sumergido en el mal.
19 Sabemos que somos de Dios, y que todo el mundo yace bajo el poder del maligno.
No solo el cristiano es un nacido de Dios, sno que es propiedad de Dios, le pertenece. Ha sido apartado de este mundo por Dios para Él. Como lo indica Pedro: “Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” 1 Pedro 2:9 (LBLA). Es su especial tesoro.
Y esta verdad destaca y es tremendamente constrastante con respecto a la realidad del mundo: “...todo el mundo yace bajo el poder del maligno”. Mientras que el creyente anda seguro en los brazos de Dios porque le pertenece a Dios; el mundo, TODO el mundo, está bajo la influencia poderosa del maligno, y por lo tanto sumergido en el mal. Esta verdad de un mundo malvado fue expresada a todo color cuando Juan indicó el triste parricido que ocurrió en la historia temprana de la humanidad: “no como Caín que era del maligno, y mató a su hermano.” 1 Jn 3:12. No se puede esperar menos en un mundo que yace vencido bajo el poder del maligno.
Gill comenta: “...y el mundo entero yace en la maldad; esto es, los hombres del mundo, la mayor parte de los habitantes de él, que son como eran cuando entraron en él, no siendo nacidos de Dios; estos son adictos al pecado y a la maldad; el sesgo de sus mentes es hacia él, están fijados en él, y se entregan a él, están inmersos en él, y están bajo su poder: o "en el inicuo"; Satanás, el dios de este mundo; están bajo su influencia, y son dirigidos de acuerdo con su voluntad, y están gobernados por él, y están a su disposición y mando; y esto se sabe, por triste experiencia, es fácil de observar…” Tomado de S-word
Adan Clarke indica: “El mundo entero yace en la maldad - Εν τῳ πονηρῳ κειται · Yace en el maligno - está abrazado en los brazos del diablo, donde yace profundamente dormido y carnalmente seguro, obteniendo su calor y poder de su infernal promotor. ¡Qué estado verdaderamente horrible! ¿Y no prueban e ilustran esto las acciones, temperamentos, propensiones, opiniones y máximas de todos los hombres mundanos? “En esta breve expresión”, dice el Sr. Wesley, “el horrible estado del mundo está pintado con los colores más vivos; comentario que tenemos en las acciones, conversaciones, contratos, querellas y amistades de los hombres mundanos.” Sí, sus Acciones se oponen a la ley de Dios; sus conversaciones superficiales, simuladas y falsas; sus Contratos forzados, interesados y engañosos; sus peleas pueriles, ridículas y feroces; y sus Amistades huecas, insinceras, caprichosas y volubles: - todo, todo el efecto de su yacimiento en los brazos del maligno; porque así llegan a ser instintos de su propio espíritu: y por cuanto son de su padre el diablo, por tanto, harán sus deseos.”Tomado de S-word.
Es virtualmente imposible que un hijo de Dios pueda regocijarse en algo así. Al recordar que todo el mundo yace bajo el poder del malingo, y meditar en el estado actual de las cosas la verdad: “... sino que aquel que nació de Dios le guarda y el maligno no lo toca” debe pronucirase con extremo regocijo y lagrimas de agradecimiento.
III. Sabemos que estamos en el verdadero Dios.
20 Y sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento a fin de que conozcamos al que es verdadero; y nosotros estamos en aquel que es verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios y la vida eterna. 21 Hijosa, guardaos de los ídolos.
(1) Sabemos que el Hijo de Dios ha venido. Estamos informados o poseemos el conocimiento de que el Hijo de Dios ha venido. Como lo hemos dicho en otro momento este conocimiento es revelado, en el sentido de que ha sido Dios quien se ha dado a conocer. Pero ha sido captado a traves de los sentidos, es decir, el saber de la verdad divina no proviene de alguna experiencia mistica sino razonable, Dios no violó las capacdidades cognitivas ni le pide a sus testigos que crean algo que va en contra de sus razonamiento. Como lo indicó Juan al inció de su carta: lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que han palpado nuestras manos, acerca del Verbo de vida 1 Jn 1:1. Fue a través de los sentidos que Juan recibió la revelación de que el Hijo de Dios se había encarnado para venir al mundo. Y Del mismo modo nosotros podemos ser informados de estas verdades.
(2) Capacitados para un conocimiento a fondo.
Pero no debemos pensar que dependemos absolutamente de un ejercicio adecuado de nuestros sentidos para aceptar estas verdades porque a decir verdad todos los que han rechazado la venida del Hijo de Dios también poseen sentidos y la capidad de razonar. De hecho, Jesus dijo: Oh Padre justo, aunque el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y estos han conocido que tú me enviaste. Jn 17:25. Aquí la diferencia no era una mera capacidad cognitiva. Incluso, podríamos decir que muchos de los que rechazaron al Hijo de Dios eran hombres muy dotados.
Asi que, para que esto deje de ser una mera información, Dios nos ha dado un regalo y se llama entendimiento. Como lo indica Juan: y nos ha dado entendimiento a fin de que conozcamos al que es verdadero. Es decir, Dios nos ha dotado con la capacidad única para que todo lo que se refiere “...al que es verdadero” no sean solo datos que se captan, sino que pueda ser comprendido a fondo y conocido por medio de la experiencia. A este don hizo referencia Jesús a sus discípulos cuando le preguntaron ¿Por qué les hablas en parábolas?: “...Porque a vosotros se os ha concedido conocer los misterios del reino de los cielos, pero a ellos no se les ha concedido. Mt 13:11.
Pablo dijo que fue Dios “...el que ha resplandecido en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Cristo.” 2 Cor 4:6.  
Y su oración por los efesios era precisamente “...que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en un mejor conocimientod de Él.  Mi oración es que los ojos de vuestro corazón sean iluminados.” Ef 1:17–18.
Juan resalta este conociento experimental cuando dice “y nosotros estamos en aquel que es verdadero, en su Hijo Jesucristo”. Una doctrina cardinal que ha venido anunciado a lo largo de su carta y que fue bellamente ilustrada por el propio Señor Jesucristo cuando dijo: Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer. Jn 15:5. El creyente permanece en una relación orgánica con aquel que dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mi Jn 14:6. Este es el verdadero Dios y la vida eterna. De esto no puede haber duda, el Hijo Jesucristo no era un enviado más, como lo fue Noe, Abraham o Moisés o alguno de los profetas. Era el Dios verdadero y vida Eterna.
Los profetas lo anunciaron claramente:
Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, y la soberaníac reposará sobre sus hombros; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz. El aumento de su soberanía y de la paz no tendrán fin sobre el trono de David y sobre su reino, para afianzarlo y sostenerlo con el derecho y la justicia desde entonces y para siempre. El celo del SEÑOR de los ejércitos hará esto. Is 9:6–7.
Porque tu esposo es tu Hacedor, el SEÑOR de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor es el Santo de Israel, que se llama Dios de toda la tierra. Is 54:5.
He aquí, vienen días—declara el SEÑOR— en que levantaré a David un Renuevo justo; y Él reinará como rey, actuará sabiamente, y practicará el derecho y la justicia en la tierra. En sus días será salvo Judá, e Israel morará seguro; y este es su nombre por el cual será llamado: «El SEÑOR, justicia nuestra» Jr 23:5–6.
Juan dijo:
En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Jn 1:1.
En su despedida en Mileto Pablo dijo algo particularmente interesante:
Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual el Espíritu Santo os ha hecho obispos para pastorear la iglesia de Diosb, la cual Él compró con su propia sangre. Hch 20:28. De hecho, en la carta a los Romanos los llamó el Cristo, el cual está sobre todas las cosas, Dios bendito por los siglos. Amén. Rom. 9:5.
Judas lo llamó,
“Nuestro único y soberano Señor, Jesucristo” Judas 1:4.
De hecho, el Señor reprendió a Felipe cuando le pidió que le mostrara a Dios: “Tanto tiempo he estado con vosotros, y todavía no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo dices tú: «Muéstranos al Padre»? Jn 14:9.
CUando Tomás lo vio resucitado le dijo: “¡Señor mío y Dios mío!” Jesús no reprochó aquella alabanza, más bien le dijo, ¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que no vieron, y sin embargo creyeron. Jn 20:28–29.
Cuidado de los ídolos
Finalmente Juan culmina su carta con una última orden, la cual anticipa con el término Hijos (o Hijitos), el mismo que usó al comienzo de su carta (2:1). Dejando en claro que el amor que les tiene ha sido el impulso dominante detras de cada enseñanza, advertencia o instrucción. Les ordena guardaos de los ídolos, es decir, que estén vigilantes de los ídolos. Note que no dice de la idolatría, sino de los ídolos. Esta parece ser una manera muy abrupta de terminar la carta, y más, si se considera el hecho de que no hace mención alguna acerca de este tema a lo largo de toda la carta.
El contexto en el que esta carta fue escrita puede justificar esta conclusión como apropiada. Juan escribía desde Éfeso, la ciudad con mayor exposición al paganismo que existía en aquella época. De hecho, se puede decir que la vida de la ciudad giraba entorno al templo de Diana. En este centro se practiban actos inmorales, al parecer la Diosas no podía resistirse a ningún macho que se le acercara. El templo era el asilo de criminales, cual criminal que llegará al templo estaba a salvo,por lo que se convritió en el asilo de los peor de la sociedad. Y en este templo se comercializaban las cartas de efeso, que suponía la buena suerte para sus portadores, puesto quienes tuviera una de ella recibirían todo aquello que desearan. Toda clase de magia, y de ritos paganos encotraban lugar en éfeso, la brujería, la astrología, le exhorcismo, etc, estaba presente de alguna forma en la ciudad. Incluso se dice que Heráclito quien era oriundo de esta ciudad se le conocía como el “filósofo llorón” puesto que jamás se le había visto sonrreir a causa de la decadencia de aquellas tierras. Por lo tanto, el cristianos debía estar en extrema guardia si quería permanecer incontaminado por aquellas cosas.
Aunque todo esto justifica el hecho de que Juan concluyera la carta con esta advertencia, pienso que el apóstol tiene algo más en mente que todo este compedio de rituales paganos. De hecho, llama la atención que el use el término idólo y no idolatría. Parece que Juan no estuviera tan intenresado en el acto de, sino en la figura a la que se puede idolatrar. En este sentido la advertencia es a guardarse de los falsos conceptos de Dios que podían formarse y que tanto estaban promoviendo los maestros gnosticos. Este último punto va en linea con todo el tenor de la carta y personalmente, pienso que puede ser una forma de idolatría a la que los cristianos pueden esten más expuestos y con mayor peligro. Estos Hijitos queridos de Juan -y nosotros con ellos- debían cuidarse de creer cualquiera de las herejías sofisticadas que estaba surgiendo en aquella época con respecto al Cristo. Hoy en día, podemos notar algo muy similiar, el concepto que muchos dentro de la cristiandad tienen de Dios es tan desprorcionado que no puede sino considerarse un ídolo, es decir, algo que existiendo o no, a sustituido al Dios verdadero.
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