Obedientes hasta la muerte

Hechos 5:27–29

“27 Cuando los trajeron, los presentaron en el concilio, y el sumo sacerdote les preguntó, 28 diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre. 29 Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.”

Introducción

El rápido avance de la iglesia en Jerusalén, despertó la envidia, celos y resentimiento de los líderes religiosos, quienes veían cómo sus seguidores menguaban para unirse a los apóstoles, aparte que los saduceos no creían en la resurrección, y los apóstoles predicaban la resurrección de Cristo.

El sumo sacerdote no debió haber tenido celo de los apóstoles pues estaban haciendo algo que él debería haber estado haciendo como líder espiritual: atender a su pueblo.

Hechos 5:12 “Y por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón.”... Hechos 5:15-16 “tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos.Y aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados.”

A pesar de que los apóstoles no estaban interesados en ocupar los puestos de estos líderes, aun así decidieron perseguirlos.

El poder de Dios

Jerusalén estaba disfrutando un glorioso avivamiento, el poder de Dios se manifestaba, muchas personas venían a los pies de Cristo, otros sanados y otros liberados de demonios.

Este avivamiento es fruto del derramamiento del Espíritu Santo.

Pero es importante considerar que los primeros cristianos (120) eran personas de oración, de ayuno y amaban congregarse para alabar a Dios y estudiar la Biblia. Hechos 5.42 “Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.”

Fueron obedientes a la instrucción de Cristo de permanecer unidos hasta la venida del Espíritu Santo, y posteriormente se mantuvieron unidos avivando la llama del poder de Dios. Hechos 1:4 “Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí.” El peor lugar para quedarse en ese momento era Jerusalén por su asociación con Cristo.

Si deseamos la manifestación del poder de Dios en nuestros días, es necesario darle la importancia a la obediencia, perseverar, orar , ayunar, estudiar la Palabra de Dios. Dedicar tiempo a estas cosas avivará la llama del Espíritu Santo.

La crisis

A pesar de que Jerusalén estaba bajo el gobierno romano, el sanedrín tenía cierto poder judicial para arrestar a personas sin el consentimiento romano. Tenían sus propios alguaciles.

Por tal razón, encarcelaron a los apóstoles: Hechos 5:18 “y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en la cárcel pública.” Con el propósito de amenazarlos a muerte para que ya no predicaran a Cristo. Hechos 5:33 “Ellos, oyendo esto, se enfurecían y querían matarlos.”

Pero durante la noche un ángel abrió las puertas de la cárcel y les ordenó predicar nuevamente en el templo. Hechos 5:20 “Id, y puestos en pie en el templo, anunciad al pueblo todas las palabras de esta vida.”

Obedecer esta orden requería mucho valor, pues sabían que corría peligro sus vida.

Había un entendimiento, un fervor, una pasión y una visión en los apóstoles que les permitía ver más allá de la vida terrenal. Como el hombre que vendió todo por comprar un campo. Mateo 13:44 “Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.”

Ellos estaban dispuestos a despreciar su vida con tal de obedecer a Dios porque le amaban, y sabían que, aun que podían matarlos, no podían quitarles la vida eterna.

Conocer esta verdad les daba el valor para enfrentar la crisis. Marcos 8:35 “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.”

Obedecer a Dios

Los líderes judíos se sorprendieron al saber que ya no estaban en la cárcel. Los manda a buscar y los encuentran nuevamente predicando.

Los alguaciles los detienen nuevamente pero esta vez con delicadeza porque tenían miedo de ser apedreados por el pueblo. Hechos 5:26 “Entonces fue el jefe de la guardia con los alguaciles, y los trajo sin violencia, porque temían ser apedreados por el pueblo.”

Los intimidadores tenían miedo y no los intimidados. Proverbios 28:1 “Huye el impío sin que nadie lo persiga; Mas el justo está confiado como un león.” Los apóstoles podrían haberse resistido pues tenían el apoyo del pueblo, pero no confiaron en la gente, confiaron en Dios.

Al ser confrontados por los judíos los apóstoles respondieron: Hechos 5:29 “Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.”

Hoy en día muchos utilizan esta frase como pretexto para hacer lo que quieren,

Pero estas palabras de Pedro venían respaldadas por una vida de sumisión, obediencia, servicio, humillación, amor y temor a Dios.

Pedro no está diciendo que desobedezcamos a las autoridades terrenales, sino que cuando estas estén en conflicto con lo ordenado por Dios, tendrá prioridad lo que Dios ordena. Tito 3:1 “Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra.”

No se trataba de desobedecer la orden del Sanedrín, sino de obedecer una orden suprema que anulaba la primera.

Una de las claves del éxito en la vida cristiana es aprender a sujetarnos y obedecer la Palabra de Dios. (Los pastores predicamos la Palabra de Dios, así que el pueblo realmente no obedece al pastor sino a la Palabra predicada).

Está bien que cuestionen mi predicación, pero confróntenla con la Palabra, no con sus opiniones.

Conclusión

Cuando vemos el valor de los apóstoles pensamos que lo lograron porque estaban llenos del poder de Dios.

Y aunque es cierto, considera que también eran humanos, y que debían enfrentarse a sus temores, a la carne que quería placeres antes que sacrificio, al rechazo de las personas y al sacrificio.

Pero ellos se esforzaron a obedecer a Dios y servirle sin condición, porque habían llegado a entender las verdades eternas. Colosenses 3:1 “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.”

Hoy servir a Dios no trae tanto sufrimiento como el que padecieron los primeros cristianos, tendremos oposición, frustración y quizá llanto, pero debemos esforzarnos, no desanirmarnos. Si perseveramos unidos lograremos traer de nuevo esa llama de avivamiento a nuestra tierra.

El éxito en la vida cristiana es la obediencia, obedecemos a Dios cuando le amamos. Esto vale más que mil sacrificios. 1 Samuel 15:22 “...Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.”

Despójate de todo orgullo, resentimiento, pereza, duda. Permita que el amor de Dios llene su corazón, pues es el combustible que te impulsará a hacer la obra de Dios.