¿QUIÉN ES JESUCRISTO?
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Introducción:
Introducción:
Jesucristo es el Salvador del mundo y el Hijo de Dios. Él es nuestro Redentor. Cada uno de estos títulos señala la verdad de que Jesucristo es el único camino por el que podemos volver a vivir con nuestro Padre Celestial.
Mateo 1:1, 17–23
17 De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce.
18 El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo.
19 José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente.
20 Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.
21 Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.
22 Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo:
23 He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros.
Analisis:
Nadie se pone a disposición de otro en el cual no tenga confianza, ya sea un médico, un piloto, un comandante, etc. De la misma manera, el cristianismo no debe pedir al mundo que confíe en un Cristo desconocido. Para que todos tengan un alto concepto de Jesucristo debemos proclamar que:
I. Jesucristo era hijo de Abraham e hijo de David (1:1, 17).
1. Descendiente que cumplió la promesa divina hecha a Abraham en Génesis 12:2, 3; 18:18. Jesús estableció un reino sin límites de número y razas: Un reino universal.
2. Descendiente que cumplió la promesa divina hecha a David en 2 Samuel 7:16. Jesús estableció un reino sin límite de tiempo: Un reino eterno.
II. Jesucristo, como hombre, es el Hijo de Dios (1:18–23).
1. Divino en su nacimiento: Engendrado por el Espíritu Santo (vv. 18–20).
2. Divino en su ministerio: “Salvará a su pueblo de sus pecados” (v. 21).
3. Divino en su presencia: “Emanuel… Dios con nosotros” (v. 23).
Conclusión:
El hecho de que Dios el omnipotente envió a su Hijo a la tierra, nacido en calidad de hombre, para realizar su gran propósito desde el cielo, demanda una decisión de todas sus criaturas humanas. ¿Cuál es su decisión en cuanto a Jesucristo?[1]
[1]Guerrero, H., ed. (2018). Bosquejos de Sermones de toda la Biblia(Undécima edición, p. 130). Editorial Mundo Hispano.