CUARTA BENDICIÓN EN CRISTO
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CUARTA BENDICIÓN EN CRISTO: CONOCIENDO EL MISTERIO DE SU VOLUNTAD
Efesios 1:9-10.
Hemos visto las tres bendiciones anteriores que recibimos en Cristo, pero llegamos a estas versículos y encontramos la cuarta bendición que tenemos en Cristo, y esta es, conocer la voluntad de Dios. La voluntad de Dios es algo que anteriormente no se podía conocer fácilmente, pero podemos ahora conocerla porque Dios así lo ha permitido a través de Cristo. Esto nos demuestra el amor de Dios y la confianza para poder conocerle sin intermediarios.
Hay tres cosas principales que veo en el texto que nos ayudarán a comprenderlo mejor:
MISTERIO DE SU VOLUNTAD
Esta carta tiene mucho que decir acerca del plan de Dios para su pueblo, un plan que no fue plenamente comprendido ni siquiera en la época de Pablo. La palabra misterio no tiene nada que ver con lo misterioso. Significa: un secreto sagrado, antes oculto, pero ahora revelado al pueblo de Dios.
. Dios lo dio a conocer a Pablo (3:3) quien, a su vez, se regocija en el privilegio de darlo a conocer a otros. Además, la gracia santifica este conocimiento en el corazón de aquellos destinados a ser salvos. Pablo dice, “nos hizo conocer” (cf. “para nosotros”, en el v. 8), es decir, a mí mismo y a aquellos a quienes escribo (véase v. 1).
Hizo que sobreabundara su gracia … ¡en que nos hizo conocer el misterio de su voluntad! No la guardó para sí. El Padre no quiso que los santos y creyentes de Efeso (y de todo lugar) fuesen como el pueblo de Samaria, descrito en 2 R. 7:3–15, que ignoraba acerca de sus riquezas. La más grande historia que jamás se haya contado, la de la gracia de Cristo, debe ser dada a conocer. En este aspecto, también, el verdadero evangelio difiere de “otros evangelios” de invención humana. En los días de Pablo ciertos cultos obligaban a sus devotos a hacer “tremendos juramentos” en el sentido de no revelar sus secretos a los no iniciados. Aun hoy día existen sectas que exigen a sus miembros hacer promesas similares bajo pena de horribles castigos en caso de incumplimiento. Fue la voluntad del Padre que el más sublime de los secretos fuese publicado a los cuatro vientos, y que penetrase profundamente en el corazón de los suyos. El plan de salvación de Dios, además, debía ser dado a conocer a fin de que fuese aceptado por la fe, puesto que es por medio de la fe que los hombres han de ser salvos.
Precisamente, ¿qué fue lo que Pablo quiso decir cuando mencionó “el misterio”? Aquí en Efesios la respuesta no se da hasta llegar al versículo 10, y aun allí el tema sólo queda introducido. No obstante, aunque breve, se nos dice que el misterio en el cual Pablo piensa es aquel concerniente a la voluntad de Dios, es decir, el deseo del Padre. El misterio y el deseo, el beneplácito, el propósito del Padre, forman una unidad. No se pueden separar, puesto que el misterio es el de su propósito eterno. Su revelación, también fue conforme a su beneplácito. Cf. 5 más arriba, donde la predestinación se atribuye también a su beneplácito. Según esto entendemos que el Padre, lejos de manifestar un amor inferior al del Hijo, ¡siente una especial satisfacción al preocuparse de todo aquello que necesita ser planeado a fin de hacer posible la salvación, plena y libre, de los hombres que se han sumergido en la miseria y ruina, y siente el mismo placer al darles también a conocer este maravilloso plan! ¿Por qué hemos de sorprendernos si el corazón de Pablo, henchido de un espíritu de adoración, exclama “Bendito (sea) el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo”?
Luego el apóstol define este beneplácito añadiendo: el propósito que abrigó para sí mismo en él. La expresión “en él” debe significar “en el Amado”, según lo indica el contexto precedente. El Padre “nos ha bendecido con toda bendición espiritual … en Cristo” (1:3), “nos escogió en él” (v. 4), y “bondadosamente nos confirió su gracia en el Amado” (v. 6). Es natural, por tanto, que ahora se mencione que aquel propósito que abrigó para sí mismo fue “en él”. Ya se ha explicado más arriba cuál es el sentido de este propósito que el Padre abrigó en el Amado (véase sobre v. 4).
10. El beneplácito del Padre, el propósito que abrigó, el plan en que su alma se deleitó, trazado en la eternidad, iba a realizarse en el tiempo.
TODAS LAS COSAS REUNIDAS EN CRISTO
Nosotros, los creyentes, somos el círculo íntimo de Dios. Se nos permite tener parte en el misterio de que Dios, un día, unirá todas las cosas en Cristo. Desde que el pecado entró en el mundo, las cosas se han ido echando a perder. En primer lugar, el hombre fue separado de Dios (Génesis 3). Luego, el hombre se separó del hombre, cuando Caín mató a Abel (Génesis 4). La gente trató de mantener cierta clase de unidad por medio de la construcción de la torre de Babel (Génesis 11), pero Dios los castigó y los esparció por todo el mundo. Dios llamó a Abraham y estableció una diferencia entre el judío y el gentil, una diferencia que se mantuvo hasta la muerte de Cristo en la cruz. El pecado todo lo dispersa; pero en Cristo, Dios reunirá todo en la culminación de los tiempos. Nosotros somos parte de este gran programa eterno.
B.EL PLAN: reunir todas las cocas en Cristo … (10a)
Al repasar lo estudiado, encontramos lo siguiente:
CRISTO ES CABEZA SOBRE LA IGLESIA(vv. 3–8) (comp. v. 22)
CRISTO ES CABEZA SOBRE TODO (vv. 9–10)
ELECCION(v. 4)
PREDESTINACION(v. 5)
REDENCION(v. 7)
REUNION(v. 10)
BENEPLACITO EN EL PASADO
BENEPLACITOEN EL PRESENTE
BENEPLACITO EN EL FUTURO
Sin duda la formación actual de la iglesia es la garantía visible de que Dios reunirá, no sólo un pueblo, sino todas las cosas en Cristo. La iglesia representa, en unidad, la confirmación de que Dios unirá todo bajo la redención.
El reino de Dios, vigente en nuestros corazones, es el anticipo del reino eterno. Esta interpretación del plan se confirma con las palabras del Señor “para que todos sean uno” (Jn. 17:21).
“Reunir todas las cosas en Cristo” significa que con la eliminación definitiva del pecado, habrá una gran restauración cósmica. El conocimiento de Dios será la característica sustancial de esa época. El plan está completo, pero se verificará en etapas. Consiste en poner bajo de una misma Cabeza toda la creación. Sabemos que todo fue creado por él y para él (Col. 1:16–18). Sin embargo, a causa del diablo, a quien Dios todaviá permite operar en el mundo, no vemos que sea así (He. 2:8) porque el mundo está en rebeldía.
Este cielo debe desaparecer, y con él las huestes de demonios que por milenios lo han habitado y han operado para destruir, ordenar y maquinar contra los planes de Dios (Jn. 10:10; Ef. 2:1–2).
LA DISPENSACIÓN DEL CUMPLIMIENTO DE LOS TIEMPOS
Literalmente, “para administración (o: para ejecución)”, etc. La expresión “cumplimiento de los tiempos” (o sazones) y otra similar (aunque no enteramente idéntica) en Gá. 4:4 indica el momento (Gá. 4:4) o el período (Ef. 1:10) cuando, por decirlo así, en el reloj de arena del decreto eterno de Dios se ha llenado el ampolleta inferior, esto es, cuando todos los tiempos precedentes y las sazones que el Padre ha establecido conforme a su propia autoridad se hayan completado (Hch. 1:7; cf. 17:26). Es, en otras palabras, “el tiempo apropiado”. Según podemos ver claramente en 1:20–23, la referencia en el caso presente tiene que ver con toda la era del Nuevo Testamento, especialmente el tiempo que comenzó con la resurrección y coronación de Cristo. No llegará el fin hasta que el Señor, en su glorioso regreso, haya pronunciado y ejecutado juicio (1 Co. 15:24, 25). En conexión con esto, hacemos bien en enfatizar lo que hemos ya dicho, a saber, que tal misterio y propósito van juntos: la ejecución del propósito es la revelación del misterio puesto que fue precisamente el propósito de amor del Padre revelar lo que para el hombre era un misterio. Esta ejecución y revelación estaban destinadas a tener lugar, por tanto, en la era mesiánica presente.
El propósito llevado a cabo en la plenitud de los tiempos, el misterio entonces revelado, se expresa en las siguientes palabras: para reunir todas las cosas bajo una cabeza en Cristo, las cosas en los cielos y las cosas en la tierra. Lo que Pablo dice aquí está amplificado en los vv. 20–22. Por tanto, no se hace necesario extenderse aquí sobre el particular. Es la misma doctrina que se desarrolla también en otras epístolas que pertenecen al mismo período de su prisión; véase especialmente Col. 1:20 y Fil. 2:9–11 y C.N.T. sobre estos pasajes. En cuanto al misterio introducido aquí por el apóstol, pero que más tarde se desarrolla en forma muy detallada (2:11–22, aunque en este párrafo no se usa la palabra misterio; 3:1–13; obsérvese especialmente 4; 6:19), bástenos decir por el momento que este misterio está centrado en Cristo, y que un elemento de él es el que aquí se expresa, a saber, que literalmente todas las cosas, las cosas en el cielo, en la tierra, sobre nosotros, alrededor nuestro, dentro de nosotros, debajo de nosotros, todo lo material, han sido colocadas ahora bajo el dominio de Cristo. Este, sin duda alguna, es un misterio, puesto que nadie jamás lo hubiera descubierto si no se le hubiese revelado. “Ahora empero no vemos todavía todas las cosas sujetas a él” (Heb. 2:8). Es necesario nada menos que la fe—y en ninguna manera una fe débil—para “ver a Jesús coronado de gloria y honra” (Heb. 2:9), realmente gobernando el universo entero desde su celestial morada. Es como el Dr. Herman Bavinck lo expresa tan adecuadamente, “Observamos alrededor nuestro tantos hechos que no nos parecen razonables, tantos sufrimientos injustos, tantas calamidades inexplicables, tan extraña y desigual distribución de destinos, y un contraste tan grande entre los extremos de la alegría y la tristeza, que al reflexionar sobre estas cosas nos vemos forzados a elegir entre dos alternativas: ver el mundo gobernado por una ciega voluntad o deidad maléfica, como creen los pesimistas, o, basándonos en las Escrituras y mediante la fe, descansar en la soberana y absoluta voluntad—aunque incomprensible—sabia y santa de Aquel que algún día hará que la plena luz de los cielos amanezca sobre los misterios de la vida” (The Doctrine of God, mi traducción del holandés; Grand Rapids, Mich., segunda impresión, 1955).
El hecho de colocar todas las cosas bajo una cabeza en Cristo, de tal modo que ellas no se puedan deslizar por sí mismas sino que estén bajo el gobierno del Señor, se enseña en muchos pasajes de las Escrituras. El mediador que ha sido exaltado vive y reina (Ap. 20:4), recibiendo la adoración de todos los redimidos y de todas las huestes angélicas (Ap. 5). Pero los pensamientos de este gran Unificador se dirigen también a la tierra, tanto que, en realidad, no solamente intercede por los suyos que todavía se hallan sujetos a conflictos y agitación (Ro. 8:34), sino que aun vive para interceder por ellos (Heb. 7:25), y está actualmente preparando lugar para ellos (Jn. 14:2). Imparte dones a los hombres (Ef. 4:8), realiza obras de sanidad (Heb. 3:6, 16), y por medio de su Espíritu mora en medio de “los siete candeleros” (Ap. 1:13). El hecho de morar entre ellos es algo activo y produce frutos de santificación en la vida de los creyentes (Ef. 3:17–19). Al mismo tiempo Cristo batalla victoriosamente contra el dragón (Satanás) y sus aliados (Ap 17:14), y, sobre todo, gobierna el universo entero en favor de su iglesia (Ef.1:22).
C.LA OCASION: En la dispensación del cumplimiento de los tiempos (10b)
El “cumplimiento del tiempo” (Gá. 4:4) marcó un período señalado por Dios para la primera venida de Jesucristo. El “cumplimiento de los tiempos”, en cambio, indica la conclusión de períodos que Dios mantuvo bajo su gobierno (Hch. 1:7) y que en especial están relacionados con el futuro (1 Ts. 5:1 y comp. Hch. 3:19; 7:20; 17:26; Gá. 6:9; 1 P. 1:11).
El versículo 10 esboza las bases del estilo de vida del futuro, y por lo tanto Pablo no conocía los pormenores aún conservados en el secreto de Dios (1 Co. 2:7; Col. 1:26).
Una de las tentaciones de los cristianos ha sido poner “los tiempos” (plural) dentro de cronologías que pudieran explicar las voces proféticas (Is. 2:2, 4; Dn. 2:44; 9:24; Am. 9:11), pero siempre han tropezado con la parte secreta del misterio (comp. Gn. 49:10; Mt. 25:32). En nuestro caso, será más sabio limitarnos a lo que Dios nos da, y tratar de ver, con su iluminación, lo reference a: (a) la restauración de vida y (b) la implantación de armonía en todo el universo, centrada en la obra del Señor Jesús (He. 12:22–24) (comp. Ap. 5:9; 7:4, 12; 19:4).
(Bosquejo luego del comentario a 1:14b)
NOTA ADICIONAL: DISPENSACION
Su Significado:
1.Tomar la responsabilidad de ordenar y administrar algo.
2.Manejar las cosas de acuerdo a un criterio establecido.
3.Observar que se cumplan las premisas establecidas.
Su uso en el Nuevo Testamento:
1.Mayordomo
—Lc. 16:2; 12:42
2.Administrador
—1 Co. 4:1
3.Curador
—Gá. 4:2
4.Tesorero
—Ro. 16:23
Las dispensaciones están relacionadas con actividades de Dios para la humanidad. Se denominan también épocas, siglos o edades (comp. Col. 1:26). Ver también Ef. 1:10; 3:2 y Col. 1:25.
Distintas posiciones teológicas
Teólogos de todas las extracciones doctrinales distinguen distintos tratos de Dios para la humanidad. Darby, por ejemplo, considera que son siete; Hodge, cuatro, y Berkhof sólo dos.
El dispensacionalismo sostiene que Israel es una entidad separada de la iglesia. Por otro lado, la teología del pacto considera que las promesas profésticas para Israel quedan absorbidas por la Iglesia.
NOTA ADICIONAL: MISTERIOS
El término misterio (gr. mystêrion) significa, en principio, algo, conocico sólo por los mystes, que son los iniciados en los secretos (comp. Fil. 4:12). En el Nuevo Testamento, conocer un misterio es disponer de una verdad revelada. Expresiones como “dar a conocer”, “revelar”, “entender”, etc. tienen suma importancia.
Dios se ha reservado el derecho de hacer conocer a los suyos, en forma total o parcial, los propósitos que ha trazado con respecto al destino de la creación desde la eternidad (Col. 1:26).
Descubrimos en la Escritura cinco grandes círculos de temas que Dios denomina misterios:
LOS GRANDES CIRCULOS DE LOS MISTERIOS
1.La palabra de Dios
–1 Ti. 3:9
2.El Señor Jesús
–Col. 2:2, 9; 1 Ti. 3:16
3.La iglesia
–Ef. 3:3, 5; 6:19
4.La apostasía
–2 Ts. 2:7
5.La consumación de las cosas
–Ef. 1:9–11
Los que más nos llaman la atención para el estudio que nos ocupa son los relacionados con la nueva comunidad de los santos: la iglesia.
LOS MISTERIOS RELACIONADOS CON LA IGLESIA
1.EL EV ANGELIO COMO INSTRUMENTO PARA SU FORMACION
–Ef. 6:19
2.LA COMPOSICION DEL CUERPO
–Ef. 3:4, 6
3.LA MORADA DEL SEÑOR JESUS
–Col. 1:27
4.EL REINO DE DIOS
–Mt. 13:11
5.EL TESTIMONIO (LOS SIETE CANDELEROS)
–Ap. 1:20
6.LA TRANSFORMACION DE LOS CUERPOS DE LOS SANTOS
–1 Co. 15:51
Una de las características de los líderes debe ser que “guarden el misterio de la fe con limpia conciencia” (1 Ti. 3:9), que se comprometan a conservar todo el cuerpo de enseñanza contenido en la Biblia (Jud. 3).
Este cuerpo doctrinal tiene a su vez secretos que vamos comprendiendo a medida que el Espíritu ilumina nuestro entendimiento (Ef. 1:17–18). De modo que en la Escritura, un misterio está contenido dentro de otro misterio.
En Efesios descubrimos que en el “misterio de la fe” está incluida la obra magnífica del Espíritu Santo que produjo la venida del Señor Jesús. En Col. 2:1–3 se lo denomina “misterio de Dios y de Cristo”, y en 1 Ti. 3:16 “e1 misterio de la piedad”.
Leemos en Col. 2:2 “unidos en amor, hasta alcanzar las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre y de Cristo”. Cuando los hermanos están unidos en el Espíritu, empieza el camino de enriquecimiento cuyo fin es “conocer el misterio”.
Aunque el evangelio en sí mismo no es un misterio, se convierte en tal pues el contenido de su mensaje está centrado en Cristo, que es un misterio (Ef. 3:4). Es por cierto un misterio que Cristo more en nuestro corazón, y que transforme la vida de los santos.
Para formar la nueva comunidad de los redimidos, Dios permitió que ocurriera lo que Pablo denomina “este misterio”:
a) el endurecimiento do Israel
b) la predicación a los gentiles (Ro. 10:20).
Todo es y seguirá siendo difícil de comprender hasta el día do la revelación total.
Pablo mismo dice: “Grande es este misterio (Ef. 5:32). No es sencillo entender la unidad espiritual de Cristo como Cabeza y nosotros como cuerpo, o Cristo como Esposo y nosotros como esposa.
Además la iglesia está muy vinculada al “misterio del reino” (Mt. 13:11; Mr. 4:11; Lc. 8:10) porque en la actualidad Cristo no ejerce soberanía sobre la tierra tal como lo anticiparon los profetas del Antiguo Testamento y aún espera su cumplimiento. En cambio, él es soberano sobre el reino de los sacerdotes (1 P. 2:9), su pueblo.
Su reino está compuesto por todos los redimidos, y es en consecuencia un misterio para todos:
(a) Para nosotros, porque no sabemos quiénes son los salvados pues sólo el Señor conoce a los que son suyos (2 Ti. 2:19);
(b) para el mundo, porque la Palabra de Dios es locura y no la puede comprender (1 Co. 2:14);
(c) para Israel, porque sigue esperando soberanía política. Ahora Israel está decididamente en posición de rechazo, pero a su tiempo el Espíritu transformará el corazón de la nación (Ez. 37:21–28; 39:25–29; Zac. 2:10–13; 12:10).
EL REINO DE DIOS
PASADO
PRESENTE
FUTURO
EL REINO EN ANUNCIO
EL REINO EN MISTERIO El Rey gobierna la comunidad de los salvos
EL REINO EN EJECUCION
El mismo Señor explica el “misterio de las siete estrellas y de los siete candelabros de oro” (Ap. 1:12–17). La escena fue más allá de las siete iglesias de Asia, para convertirse en el modelo de inspección misteriosa que el Señor realiza en su comunidad, sea en forma colectiva o individual.
Finalmente, es un misterio también la transformación y el arrebatamiento de los santos (1 Co. 15:51–57).
Leemos asimismo de otros misterios, como el de Babilonia (Ap. 17:1–5), el misterio de iniquidad que ya está en acción (2 Ts. 2:1–6); los misterios de los juicios de Dios (Ap. 10:1–7), y el cumplimiento final del misterio de su voluntad, tema de Ef. 1:9–11.