LA LENGUA... ¿UN MAL QUE NO PUEDE SER REFRENADO?
INTRODUCCIÓN
Hace algunos años, Morgan Blake, un cronista deportivo del Atlanta Journal, escribió la sátira siguiente:
Soy más mortífero que el estridente proyectil de un obús. Yo gano sin matar. Destruyo casas, quebranto corazones y arruino vidas. Viajo en las alas del viento. No hay inocencia lo bastante fuerte para intimidarme, ni pureza lo bastante pura para desalentarme. No me importa la verdad, no respeto la justicia, ni tengo misericordia con los indefensos. Mis víctimas son tantas como la arena del mar, y a menudo son también inocentes. Nunca olvido y casi nunca perdono. Me llamo Chisme.
En 3:1–12 emplea la lengua como una prueba más de la fe viva, ya que la autenticidad de la fe de una persona inevitablemente se mostrará por su manera de hablar. Santiago personifica la lengua y la boca como agentes de la corrupción y la miseria del ser interior. La lengua solo produce lo que el corazón le dice que produzca, allí donde se origina el pecado
EL CREYENTE Y SU USO DE LA LENGUA
A. Disciplina en el hablar
Santiago advierte a sus lectores que no ocupen el cargo de maestro a menos que estén plenamente calificados
Entonces, el hombre perfecto no es el hombre sin pecado sino aquél que ha alcanzado la madurez espiritual, que habla la verdad en amor, que está lleno de sabiduría y comprensión, y que es capaz de refrenar su cuerpo
B. Ilustraciones
Santiago compara la lengua del hombre con los frenos en la boca de los caballos, con un pequeño timón de barco y con una pequeña chispa que devasta un gran bosque
El contraste se marca entre la pequeñez del timón y el inmenso tamaño de la nave. Entonces, si el hombre es capaz de dirigir el curso de naves oceánicas con un timón, ciertamente debería ser capaz de controlar su propia lengua.
El freno, el timón y la lengua tienen la misma característica: son pequeños y sin embargo logran grandes cosas
La lengua, como “pequeña parte del cuerpo” es un mundo de iniquidad “entre las partes del cuerpo”. La lengua, por lo tanto, se identifica con—y en cierto sentido es el vehículo de—un mundo completo de maldad que reside entre los miembros del cuerpo del hombre
La palabra literalmente significa “valle de Hinom”, un profundo barranco al sudoeste de Jerusalén, donde se lanzaban y quemaban continuamente la basura, los desperdicios, los cuerpos de animales muertos y los criminales ejecutados. El lugar lo usaron originalmente los cananeos y también algunos israelitas que adoraban ofreciendo sus hijos como holocaustos al dios pagano Moloc. Cuando el piadoso rey Josías de Judá detuvo por completo esta práctica atroz (vea 2 R. 23:10), se consideró el lugar impuro y completamente inadecuado para cualquier uso decente. Por lo tanto, vino a convertirse en un basurero, donde se llevaba toda la inmundicia de la ciudad de Jerusalén y de las zonas colindantes para ser quemada.
Al decir que es inflamada por el infierno, indica que la lengua puede ser instrumento de Satanás, cumpliendo su propósito de corromper, contaminar y destruir.
Sin embargo el hombre es incapaz de controlar su propia lengua. Cuando el hombre cayó en pecado, perdió la habilidad de gobernarse a sí mismo.186 Perdió el control de sí mismo y es ahora gobernado por su lengua. El hombre puede domar animales feroces y poderosos, sin embargo, no puede domar su propia lengua.
La descripción es la de una serpiente venenosa cuya lengua nunca descansa y cuyos colmillos están llenos de veneno letal. La lengua del hombre es inestable, desdeñosa, inquieta. Además, está llena de veneno mortal.