¿Qué me ha costado servir al que le costó todo?
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Introducción
Introducción
Un capellán atendía a un soldado en el hospital y dijo: “Has perdido un brazo en la gran causa”.
El soldado respondió: “No lo perdí, lo di”.
Muchas veces vemos el servir a Dios así. Pensamos que por hacer ‘x o y’ lo perdemos. Y como resultado, viviremos una vida menos feliz.
Pero, esto es el problema. Nuestra perspectiva debe cambiar. Lo que perdimos, no es perdida, es una ofrenda de sacrificio al que le costó todo.
1 Por tanto, os ruego hermanos por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro servicio racional.
Desarrollo
Desarrollo
Todo cuesta en la vida. Cuesta ser un hijo juicioso porque hay que perder su propia voluntad. Cuesta estudiar porque hay que perder su tiempo libre. Cuesta amar a otro porque hay que perder el amar a si mismo. Cuesta tener familia porque hay que perder sus tesoros y tiempo. Pero, ¿qué nos cuesta servir a Dios?
1 - Abraham
1 - Abraham
1 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré; 2 y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. 3 Y bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré: y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. 4 Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y fue con él Lot; y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán.
Se fue del país de su nacimiento
Dejó a su familia
Abandonó su herencia
2 - Job
2 - Job
1 Hubo un varón en tierra de Uz, que se llamaba Job; y este hombre era perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.
Perdió a sus hijos
Perdió su prosperidad
Perdió su salud
3 - Discípulo
3 - Discípulo
26 Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y esposa, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. 27 Y cualquiera que no trae su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo. 28 Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y cuenta el costo, para ver si tiene lo que necesita para acabarla? 29 No sea que después que haya echado el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a burlarse de él, 30 diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar. 31 ¿O qué rey, yendo a hacer guerra contra otro rey, no se sienta primero y consulta si con diez mil puede salir al encuentro del que viene contra él con veinte mil? 32 De otra manera, cuando el otro aún está lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz. 33 Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.
Perder lo familial (26)
Perder lo personal (27)
Perder lo material (33)
Conclusión
Conclusión
Recordemos que en la vida cristiana no es perder sino sacrificar u ofrendar a Dios.
1 Por tanto, os ruego hermanos por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro servicio racional.
Lo hacemos porque nos amó y así le demostramos a Él nuestro amor.
19 Nosotros le amamos a Él, porque Él nos amó primero.
¿Vivo la vida cristiana más por el recibir o el sacrificar?
¿Los costos que he pagado por mi vida espiritual serán notables en los ojos de Jesucristo?
¿Qué es lo que Dios quiere que sacrifique ahora mismo para ser un mejor discípulo?
¿Qué paso puedo tomar hoy para empezar a cambiar mi rumbo espiritual?