Autoevaluación
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¿Cómo te evalúas a ti mismo?
¿Cómo te evalúas a ti mismo?
Cuando piensas en ti mismo, ¿cómo evalúas tu vida y tu actitud?
Muchas veces nos auto-evaluamos al compararnos con otras personas.
Comparamos nuestros ingresos, nuestro estado físico, nuestros logros, nivel de popularidad, etc.
Dependiendo el blanco de nuestra comparación, esto nos lleva a sentirnos superiores o inferiores a los demás.
PERO, ¿sabías que Dios tiene otra medida para nosotros?
Hoy vamos a leer unos pasajes del libro de Romanos que nos ayudarán a descubrir cómo hacer nuestra auto-evaluación delante de Dios.
El pasaje que vamos a leer es la continuación de lo que vimos la semana pasada.
¿Lo recuerdas?
La semana pasada hablamos acerca de Tres secretos para comprobar la voluntad de Dios. Vamos a repasarlos brevemente:
Tomar en cuenta las misericordias de Dios.
Entregarnos como sacrificio - vivo, santo, agradable.
Renovar nuestra mente - en conformidad a su Palabra.
Una vez que entendemos estos tres secretos, Dios nos invita a vivir para Él. El resto del libro de Romanos explica cómo debe ser ese estilo de vida.
Hoy vamos a descubrir la primera enseñanza que Pablo da al respecto.
Leamos juntos Romanos 12:3-8
Basado en el privilegio y la autoridad que Dios me ha dado, le advierto a cada uno de ustedes lo siguiente: ninguno se crea mejor de lo que realmente es. Sean realistas al evaluarse a ustedes mismos, háganlo según la medida de fe que Dios les haya dado. Así como nuestro cuerpo tiene muchas partes y cada parte tiene una función específica, el cuerpo de Cristo también. Nosotros somos las diversas partes de un solo cuerpo y nos pertenecemos unos a otros.
Dios, en su gracia, nos ha dado dones diferentes para hacer bien determinadas cosas. Por lo tanto, si Dios te dio la capacidad de profetizar, habla con toda la fe que Dios te haya concedido. Si tu don es servir a otros, sírvelos bien. Si eres maestro, enseña bien. Si tu don consiste en animar a otros, anímalos. Si tu don es dar, hazlo con generosidad. Si Dios te ha dado la capacidad de liderar, toma la responsabilidad en serio. Y si tienes el don de mostrar bondad a otros, hazlo con gusto.
Entonces, hoy, en base a este breve pasaje de Romanos 12, vamos a descubrir tres pautas para evaluar nuestra vida cristiana.
Tres parámetros para autoevaluarnos en base a Romanos 12:3-8
Tres parámetros para autoevaluarnos en base a Romanos 12:3-8
I. Primer parámetro: la fe
I. Primer parámetro: la fe
Vamos a leer Romanos 12:3 en algunas versiones distintas:
NTV: ninguno se crea mejor de lo que realmente es. Sean realistas al evaluarse a ustedes mismos, háganlo según la medida de fe que Dios les haya dado.
NVI: Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación, según la medida de fe que Dios le haya dado.
RV60: no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
El apóstol Pablo comienza explicando que las comparaciones llevan al engaño. Siempre hallarás alguien con quien compararte y hacerte sentir mejor.
Como bien dijo Victor Hugo:
“Los miserables buscan a otros más miserables para sentirse felices”.
Las comparaciones llevan ya sea a la miseria a o una falsa complacencia. Ante esto, el apóstol Pablo nos recuerda que Dios le dio una medida de fe a cada uno. Esa medida de fe es la que nos permite caminar en la voluntad de Dios de la que hablamos la semana pasada. Esa medida de fe debe ir en crecimiento y ser perfeccionada día a día por medio de la entrega de nuestro ser a Cristo y la renovación de nuestra mente por Su Palabra.
II. Segundo parámetro: Recuerda que eres miembro de un cuerpo
II. Segundo parámetro: Recuerda que eres miembro de un cuerpo
Leamos nuevamente Romanos 12:4-5
Así como nuestro cuerpo tiene muchas partes y cada parte tiene una función específica, el cuerpo de Cristo también. Nosotros somos las diversas partes de un solo cuerpo y nos pertenecemos unos a otros.
El apóstol utiliza la analogía del cuerpo humano para recordarnos que Dios no nos llamó a una vida solitaria o individualista, sino a una vida activa en comunidad.
¡ESTE ES EL CORAZÓN DEL PASAJE! - Los muchos somos un solo cuerpo en Cristo, y cada uno es un miembro con relación los unos a los otros.
Cuando evalúas la salud de tu cuerpo, no lo haces comparando un miembro con el otro, sino que lo haces comparando el estado de cada miembro en su lugar.
Sería absurdo decir, “me fracturé el tobillo, pero como mi riñón está sano entonces no hay problema”. O por el contrario decir algo como “tanto tomar me dará cirrosis, pero mientras no se me caiga el cabello todo esta bien.”
Más allá de las excusas que podamos usar, todos sabemos que cada parte de nuestro cuerpo es importante. Sabemos también que cada parte afecta al todo. Además, sabemos que la salud de cada miembro es evaluada de acuerdo a su función particular.
Entonces, esto mismo es lo que el apóstol Pablo nos está haciendo recuerdo aquí. No evalúes tu vida comparándote con los demás, evalúate en función a la labor que Dios te asignó dentro de su cuerpo. Recuerda que en el cuerpo de Cristo nos debemos los unos a los otros.
Esto nos lleva a la tercera pauta para nuestra autoevaluación.
III. Tercer parámetro: usa lo que Dios te dio
III. Tercer parámetro: usa lo que Dios te dio
Leamos la última parte de nuestro pasaje de hoy:
Dios, en su gracia, nos ha dado dones diferentes para hacer bien determinadas cosas. Por lo tanto, si Dios te dio la capacidad de profetizar, habla con toda la fe que Dios te haya concedido. Si tu don es servir a otros, sírvelos bien. Si eres maestro, enseña bien. Si tu don consiste en animar a otros, anímalos. Si tu don es dar, hazlo con generosidad. Si Dios te ha dado la capacidad de liderar, toma la responsabilidad en serio. Y si tienes el don de mostrar bondad a otros, hazlo con gusto.
Aquí es MUY IMPORTANTE explicar que la lista de dones en estos versículos, al igual que cualquier otra lista de dones, es ejemplarizadora y no exhaustiva. Pablo no tiene el objetivo de contarnos TODOS los posibles dones, sino de usar algunos como ejemplo para explicar su punto central.
¿Qué nos están diciendo estos versículos?
Dios ha dado algún don a cada uno.
El don que Dios te haya dado está para servir al cuerpo de Cristo, no a ti mismo.
¡OJO! más allá de que tengas un don u otro, existen algunas responsabilidades que Dios nos dio a TODOS, que no dependen de un don particular, sino de nuestra adoración en obediencia a Dios.
Por ejemplo el compartir tu fe con otros, el congregarte en la iglesia, el perdonar, el ser generoso, etc.
PERO, los dones son una capacidad sobrenatural dada por el Espíritu Santo para hacer una labor de manera destacada. El mayor error sería no utilizar tus dones o utilizarlos a regañadientes.
Conclusión
Conclusión
La semana pasada vimos que Dios nos llama a entregarnos a Él en sacrificio y a renovar nuestra mente en obediencia a Él. Cuando hagamos esto, podremos comprobar su voluntad en nuestras vidas.
Hoy hemos visto tres parámetros sencillos para poder comenzar a auto-evaluar este objetivo en nuestras vidas. Lo vamos a resumir de la siguiente manera:
Dios dio a cada uno una medida de fe, esta fe debe ser trabajada para que vaya en crecimiento. El crecimiento de nuestra fe es el parámetro de evaluación.
Por esta fe recordamos que no somos seres independientes o autónomos, sino que somos parte de un cuerpo en el que cada miembro es importante.
Dios nos dio una función en ese cuerpo y espera que la practiquemos con diligencia y alegría.
La pregunta final para nosotros es esta: ¿estamos listos para autoevaluarnos en función a estos tres parámetros de fe?