Desarrollando Disciplina

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Según las Escrituras, existe un canto que es mejor que todos, que nadie puede aprender, sino ciertas personas que se relacionan con el Cordero de Dios. La razón es que ese canto es más que una letra con música; debe vivirse, debe llegar a ser una experiencia en nosotros. La Biblia misma nos da su nombre y ha dedicado un libro completo para describirlo: El Cantar de los Cantares. Este canto habla de la relación íntima de amor de Cristo con Su Esposa. Aquellos que lo conozcan y que lo vivan serán los que lleguen ha tener la experiencia de recibir lo mejor de Dios para el hombre.

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Una nueva visión – Desarrollando Disciplina
Domingo 12 de Febrero 2023 - Iglesias Bethel El Naranjo, Transmisión Bethel La Paz & Senda Antigua
LECCIÓN 06
ORACIÓN
“Háblanos Tus Palabras Cristo. Enséñanos a este hora. Queremos hacerte oír nuestra voz, haznos oír Tu voz, porque dulce es la voz tuya y hermosas Tus Palabras. Amén.”
—repaso de sujeción y disciplina, los resultados de someterse al Señor.
Veremos algo más en cuanto a desarrollar la disciplina y luego ver cultivando la relación de amor.
1- Como a yegua de los carros de Faraón
Cantares 1:9 dice:
“9A yegua de los carros de Faraón
Te he comparado, amiga mía.”
Aunque la Biblia no nos da muchos detalles acerca de los caballos y carros de Faraón, podemos aprender algunas lecciones del pasaje de Éxodo 14, la única porción bíblica donde estos aparecen.
En primer lugar, es obvio que los caballos de Faraón eran disciplinados.
Ellos no estaban corriendo y saltando por las laderas a su antojo.
¡Imaginemos un caballo salvaje guiando el carro de Faraón!
Después de cierto tiempo de aprender sumisión y la obediencia, el creyente ya no dirá: “No voy a obedecer a ningún hombre. De aquí en adelante sólo Tú y yo Señor”.
Por el contrario, después que los hombres nos han domado, aprendemos a ser disciplinados.
En segundo lugar, los caballos de Faraón se encargan de llevar al rey, a Faraón.
Nadie verá a uno de sus caballos corriendo por cualquier calle de la ciudad.
Si uno ve una limosina presidencial con sirenas y una gran escolta pasando por la calle, se asume que el presidente va en ella.
Así sucede con el carro y los caballos de Faraón.
Ellos van por las calles por donde el rey va.
En otras palabras, son portadores de la presencia del rey.
¿No quisieras ser un portador de la presencia del Rey Jesucristo?
Para hacerlo necesitamos ser entrenados.
Finalmente los caballos de Faraón obedecen sin hacer preguntas, aunque la orden del rey significa su muerte.
Ellos no le dijeron a Faraón: “Oh rey, no es sabio que entremos al Mar Rojo, es muy peligroso para nosotros”.
No. Ellos entraron al mar aunque eso significó su propia muerte.
De la misma forma, al someternos al Señor no vamos a decirle: “Señor, mejor evitemos abrazar el camino de la cruz en esta circunstancia; tomemos otro camino”.
El Señor quiere que seamos obedientes y fieles como Urías heteo, quien llevó en sus manos la carta del rey David que contenía su sentencia.
El entrenamiento y la gracia del Señor nos llevarán a obedecerlo en todo lo que Él nos pida.
2- Los adornos de los caballos de Faraón
Cantares 1:10-11 dice:
“10Hermosas son tus mejillas entre los pendientes,
Tu cuello entre los collares.
11Zarcillos de oro te haremos,
Tachonados de plata.”
Este pasaje describe los adornos de los caballos de Faraón, los cuales son una sombra de lo que ha sido formado en la amada del Rey.
Analicemos por partes las verdades contenidas en estos versos.
En primer lugar dice que sus mejillas son hermosas entre los pendientes.
Las mejillas son una sombra del hablar o las palabras de uno, pues son parte de los músculos que utiliza la boca.
Recordemos que la boca en el libro de Proverbios está relacionada con nuestras palabras, y tanto ella, como las mejillas, los labios, los dientes y la lengua son figuras de nuestras palabras, pues todos estos son órganos que utilizamos para hablar.
Un ejemplo bíblico de esto lo tenemos con los dientes, que según Proverbios 30:14 son como espadas: “14Hay generación cuyos dientes son espadas, y sus muelas cuchillos, Para devorar a los pobres de la tierra, y a los menesterosos de entre los hombres.”, pero el Salmo 55:21 dice que las palabras son como espadas: “21Los dichos de su boca son más blandos que mantequilla, Pero guerra hay en su corazón; Suaviza sus palabras más que el aceite, Mas ellas son espadas desnudas”.
Entonces los dientes representan palabras (como en el Salmo 3:7: “7Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío; Porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla; Los dientes de los perversos quebrantaste.”).
La palabra “pendientes” se refiere a un hilo o sarta de joyas.
Se refiere a las joyas con que se adornaban los caballos en las mejillas.
Proverbios 20:15 dice:
“15Hay oro y multitud de piedras preciosas;
Mas los labios prudentes son joya preciosa.”
En este verso se comparan los labios prudentes a joyas preciosas.
Las joyas en la Biblia también son una figura de la sabiduría (lo podemos ver en Proverbios 2).
Lo que el Rey está diciendo al mencionar que sus mejillas entre los pendientes son hermosas, es que ella tiene labios prudentes y sabiduría en su hablar.
Al haberse sometido al proceso de formar parte del rebaño, la Iglesia, no sólo tiene una vida disciplinada como las yeguas de los carros de Faraón, sino también ella adquirió revelación, sabiduría y joyas preciosas de parte del Señor.
Esta verdad se enfatiza con el segundo pensamiento en el mismo verso de Cantares: “Tu cuello entre los collares”.
En la Biblia el cuello habla del lugar de fuerza, como lo dice Job 41:22:
“22En su cerviz está la fuerza,
Y delante de él se esparce el desaliento.”
Proverbios 1:8-9 dice:
“8Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre,
Y no desprecies la dirección de tu madre;
9Porque adorno de gracia serán a tu cabeza,
Y collares a tu cuello.”
Según Salomón los collares del cuello representan la instrucción, la verdad y la doctrina de los padres.
Miremos unos ejemplos:
Proverbios 3:3, 21-22 dice:
“3Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad;
Atalas a tu cuello,
Escríbelas en la tabla de tu corazón;
21Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos;
Guarda la ley y el consejo,
22Y serán vida a tu alma,
Y gracia a tu cuello.”
Proverbios 6:20-21 dice:
“20Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre,
Y no dejes la enseñanza de tu madre;
21Atalos siempre en tu corazón,
Enlázalos a tu cuello.”
Sus padres, con la enseñanza que le dieron, han contribuido a que ella tenga collares alrededor del cuello.
Ellos la han alimentado, instruido y ayudado.
Algunos no entienden por qué el Señor no les da joyas preciosas para poder compartir con otras personas.
La razón es que no han tenido padres espirituales y no se someten a nadie.
Desechan el consejo del Señor de seguir las huellas de las ovejas en sujeción.
De manera que el cuello entre los collares nos dice que la fuerza de la sulamita está en la doctrina e instrucción que ella ha recibido.
La Escritura declara que los jóvenes son fuertes porque la palabra de Dios mora en ellos.
1 Juan 2:14-15 dice:
“14Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno.
15No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.”
En este punto el creyente recibe la fuerza de la Palabra de Dios.
Es por eso que la Biblia dice que la sabiduría nos da más fuerza que la que tienen los hombres fuertes.
Eclesiastés 7:19 dice:
“19La sabiduría fortalece al sabio más que diez poderosos que haya en una ciudad.”
Eclesiastés 9:16 dice:
“16Entonces dije yo: Mejor es la sabiduría que la fuerza, aunque la ciencia del pobre sea menospreciada, y no sean escuchadas sus palabras.”
Proverbios 8:14 dice:
“14Conmigo está el consejo y el buen juicio;
Yo soy la inteligencia; mío es el poder.”
Finalmente Cantares 1:11 dice que se le harán zarcillos de oro tachonados de plata.
La palabra “zarcillos” es la misma de Cantares 1:10 que se tradujo “pendientes”.
Como ya hemos visto hace unos minutos, quiere decir un hilo de joyas, pero también da la idea de guiar, de fijar límites; como si fuera un marco, pero los materiales utilizados para hacer el marco son oro y plata.
El oro es una figura de lo divino.
Job 22:24-25 dice (versión Biblia de Las Américas):
“24y pones tu oroa en el polvo,
y el oro de Ofir entre las piedras de los arroyos,
25el Todopoderoso será para ti tu oro
y tu plata escogida.”
En la Nueva Traducción Viviente dice Job 22:24-25:
“24 Si renuncias a tu codicia del dinero
y arrojas tu precioso oro al río,
25 el Todopoderoso será tu tesoro.
¡Él será tu plata preciosa!».”
La plata nos habla de palabras de sabiduría.
Proverbios 10:20 dice:
“20Plata escogida es la lengua del justo;
Mas el corazón de los impíos es como nada.”
Salmo 119:72 dice:
“72Mejor me es la ley de tu boca
Que millares de oro y plata.”
El mensaje que recibimos es que en este punto del creyente recibe control divino sobre las palabras de sabiduría y de revelación que recibió.
Aunque haya recibido grandes revelaciones, no le echará las perlas a los cerdos.
No basta con recibir las joyas de parte del Señor, debemos hablar cuándo y cómo Él quiera.
Es lo que sucedió con Jesús, que desde los 12 años ya tenía gran sabiduría, pero no la manifestó por los siguientes 18 años.
Sábado tras sábado Él se sentaba en la sinagoga y escuchaba las ideas de los fariseos.
Si Él hubiera querido los hubiera podido sorprender y hasta confundir.
Mas se quedó callado a tal extremo, que cuando inició Su ministerio, las personas se maravillaron de la forma en que hablaba.
Proverbios 25:11 dice:
“11Manzana de oro con figuras de plata
Es la palabra dicha como conviene.”
Lo que pasó es que Él no sólo tiene joyas en Su boca, sino también el control divino sobre esas palabras de sabiduría.
Una palabra de advertencia:
Es que nunca conoceremos la disciplina del verso 11 de Cantares sin haber pasado por la disciplina del verso 8, que habla de someternos a los líderes.
Por ejemplo, a veces el pastor le pida un hermano que comparta por 15 minutos, pero él se toma 45.
Cuando se le pregunta, la excusa es: “Es que Dios estaba moviéndose; el Espíritu me movió a seguir”.
Eso no es más que desobediencia.
Si el pastor nos da un tiempo para compartir algo o dirigir unos cantos, limitémonos a ese tiempo.
Si sentimos la bendición del Señor sobre la administración y se nos terminó el tiempo, démosle el tiempo el pastor o al líder encargado, y que él decida lo que procede.
Si él nos decide que sigamos, está bien.
Si él decide cambiar el rumbo del servicio, está bien.
3- Versos 1:12-17 – Cultivando la relación de amor
A- Al recibir las verdades y joyas del Señor
Cantares 1:12 dice:
“12Mientras el rey estaba en su reclinatorio,
Mi nardo dio su olor.”
En este pasaje lo primero que ella hace después de recibir las joyas y verdades de parte del Señor, es utilizarlas para prepararle una mesa al Señor (el reclinatorio es una mesa de poca altura que se utilizaba para los tiempos de comida).
Eso es lo primero que Dios quiere que hagamos con las verdades y el aceite fresco que recibimos: Ministrarlo y adorarlo en espíritu y en verdad.
Lo usual es que el cristiano que recibe alguna verdad, busca en la primera ocasión para compartirla en un servicio o en alguna campaña evangelística.
Sin embargo, ella le prepara una mesa, una comida al Señor.
Eso es lo que los hombres de Dios han hecho a la largo de la historia.
En Génesis 18 Abraham le preparó una mesa al Señor, y luego Dios le sirvió de Sus viandas a Abraham, al hablarle la palabra viva.
Elías (como una figura del Señor) le dijo a la viuda de Sarepta: “Hazme a mí una torta primero”.
En vez de agotar lo último que tenía, esta viuda experimentó un milagro de multiplicación de sus provisiones; todo por haberle dado primero lo que tenía al Señor, en Elías.
La sulamita no fue la excepción.
Poco después de que ella le había preparado una mesa al Señor, Él la llevó a ella a un banquete, como lo dice Cantares 2:4:
“4Me llevó a la casa del banquete,
Y su bandera sobre mí fue amor.”
Eso es lo que sucede cuando ministramos a Dios con las verdades que Él nos da, por medio del cántico de Jehová, como lo vemos en el estudio del Tabernáculo de David y la Alabanza.
De esta forma estamos agradando el corazón del Señor, y también estamos aprendiendo a ser verdaderos adoradores.
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