Esperanza a pesar de la Muerte
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La Muerte de Lázaro
La Muerte de Lázaro
1.- Cuando los amados de Dios mueren.
1.- Cuando los amados de Dios mueren.
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta su hermana. (María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume, y le enjugó los pies con sus cabellos.) Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba.
2.- Para nuestros pensamientos, es tarde ya.
2.- Para nuestros pensamientos, es tarde ya.
Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro.Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios;y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su hermano.Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa.Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto.Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará.Jesús le dijo: Tu hermano resucitará.
Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero.Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo. Habiendo dicho esto, fue y llamó a María su hermana, diciéndole en secreto: El Maestro está aquí y te llama.Ella, cuando lo oyó, se levantó de prisa y vino a él.Jesús todavía no había entrado en la aldea, sino que estaba en el lugar donde Marta le había encontrado.Entonces los judíos que estaban en casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se había levantado de prisa y había salido, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a llorar allí.María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano.Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió,y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve.Jesús lloró.Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba.
Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera? Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima.Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días.Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído.Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado.Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera!Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.