SOLICITUD SIN ESPERANZA
Lucas 16 • Sermon • Submitted
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· 60 viewsque cada UNO de nosotros nos propongamos a no ir a ese lugar y que ninguno más de los nuestros termine allí en la eternidad. Esta historia nos enseña que el infierno es real. A veces he oído a personas decir que no les importaría ir al infierno. Allí tendrían muchos colegas con quien pasarla bien. (Anécdota del político que se va al Cielo y elige el infierno). Elegir dónde pasarás la eternidad no es un juego, elige bien porque después no habrá esperanza.
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Transcript
INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
19 «Había una vez un hombre muy rico, que vestía ropas muy lujosas. Hacía fiestas todos los días, y servía las comidas más caras. 20 En cambio, junto a la entrada de su casa había un hombre pobre, llamado Lázaro, que tenía la piel llena de llagas. Unas personas lo sentaban siempre allí, 21 y los perros venían a lamerle las llagas. Este pobre hombre tenía tanta hambre que deseaba comer, por lo menos, las sobras que caían de la mesa del hombre rico. 22 »Un día, el hombre pobre murió y los ángeles lo pusieron en el sitio de honor, junto a su antepasado Abraham. Después murió también el hombre rico, y lo enterraron. 23 Cuando ya estaba en el infierno, donde sufría muchísimo, el que había sido rico vio a lo lejos a Abraham, y a Lázaro sentado junto a él. 24 »Entonces llamó a Abraham y le dijo: “¡Abraham, antepasado mío, compadécete de mí! Ordénale a Lázaro que moje la punta de su dedo en agua, y me refresque la lengua. Sufro muchísimo con este fuego.” 25 Pero Abraham le respondió: “Tú eres mi descendiente, pero recuerda que, cuando ustedes vivían, a ti te iba muy bien y a Lázaro le iba muy mal. Ahora, él es feliz aquí, mientras que a ti te toca sufrir. 26 Además, a ustedes y a nosotros nos separa un gran abismo, y nadie puede pasar de un lado a otro.” 27 El hombre rico dijo: “Abraham, te ruego entonces que mandes a Lázaro a la casa de mi familia. 28 Que avise a mis cinco hermanos que, si no dejan de hacer lo malo, vendrán a este horrible lugar.” 29 Pero Abraham le contestó: “Tus hermanos tienen la Biblia. ¿Por qué no la leen? ¿Por qué no la obedecen?” 30 El hombre rico respondió: “Abraham, querido antepasado, ¡eso no basta! Pero si alguno de los muertos va y habla con ellos, te aseguro que se volverán a Dios.” 31 Abraham le dijo: “Si no hacen caso de lo que dice la Biblia, tampoco le harán caso a un muerto que vuelva a vivir.”»
Ha existido un debate entre los estudiosos de la Biblia si ésta es una parábola o es una historia real, la mayoría concuerdan que es un relato real ya que usa un nombre propio como el de Lázaro, cosa que Cristo no hace en todas las parábolas mencionadas.
En esta historia se trata uno de los muchos temas que últimamente en la Iglesia se omiten ó se mencionan muy poco; quizá porque los predicadores hemos optado por no provocar cierta Molestia, Censura, contrariedad; por no querer incomodar a la congregación, No querer ofender a quienes nos escuchan y que se den por aludidos algunos en nuestras congregaciones. Uno de esos temas delicados es EL INFIERNO ¿sabe por qué a las personas no les gusta escuchar algo referente a ese lugar? Porque todos, TODOS tenemos a más de algún familiar en el infierno; nos guste o no, es la verdad; lo creamos ó no, es la verdad ¿sabe que es lo peor de todo? Que aún hay personas que amamos, que son nuestros amigos, son miembros de nuestra familia que si murieran hoy seguramente se irían al infierno.
De eso se trata este sermón: que cada UNO de nosotros nos propongamos a no ir a ese lugar y que ninguno más de los nuestros termine allí en la eternidad. Esta historia nos enseña que el infierno es real. A veces he oído a personas decir que no les importaría ir al infierno. Allí tendrían muchos colegas con quien pasarla bien. (Anécdota del político que se va al Cielo y elige el infierno). Elegir dónde pasarás la eternidad no es un juego, elige bien porque después no habrá esperanza.
Vamos a ver que las palabras pronunciadas son actos de desesperación y de impotencia de parte de la persona que SOLICITA ayuda desde el infierno.
I. LA PRIMER SOLICITUD: “ten misericordia de mi”. vv. 24a
I. LA PRIMER SOLICITUD: “ten misericordia de mi”. vv. 24a
24 Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama.
Fijémonos también en cómo Abraham le insiste al rico en que recuerde. Hubo un tiempo en que el abismo entre él y Lázaro no era insuperable; hubo un tiempo en que entre ellos existía un canal de comunicación. Pero ahora las cosas eran diferentes. Dios había puesto entre ellos una gran sima. Todo lo que le quedaba era el tormento de conocer la oportunidad que había desaprovechado.
II. LA SEGUNDA SOLICITUD: “envía a Lázaro…”. vv. 24b
II. LA SEGUNDA SOLICITUD: “envía a Lázaro…”. vv. 24b
24 Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama.
Hay veces en que oímos a la gente hablar del purgatorio como un lugar donde podremos expiar nuestros pecados, y de esa manera optar a una segunda oportunidad. Aquí no parece que Jesús nos ofrezca esa esperanza. Esta gran sima de la que habla Abraham es el fin de las oportunidades. Ahora es cuando estamos a prueba; ahora es cuando estamos decidiendo nuestros destinos.
Fijémonos también en que Abraham se dirige al hombre rico como «hijo». Este hombre era un hijo de Abraham y, sin embargo, estaba en el infierno. Esto era algo impensable para los judíos de aquel entonces y quizás impensable para algunos de nosotros hoy. ¿Cómo va a enviarme Dios a mí al infierno? Soy cristiano; voy a la iglesia. Debemos prestar atención a la advertencia de Jesús.
¿Cómo puedo saber si mi cristianismo es genuino o no? A la luz de lo que dice Jesús en esta historia, un criterio es preguntarme cómo estoy utilizando mis recursos materiales. Si pertenezco a Dios, entonces también le pertenece mi todo lo que soy y lo que tengo
III. TERCERA SOLICITUD: “te ruego…le envíes a casa de mi padre…”. vv. 27
III. TERCERA SOLICITUD: “te ruego…le envíes a casa de mi padre…”. vv. 27
27 Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre,
¿Qué hace que el corazón de una persona se vuelva del egoísmo, la avaricia, la autojustificación y la indiferencia al amor de Dios? ¿Qué lleva al corazón de la persona al arrepentimiento y a la fe y la encamina al cielo? Algunas personas responden que lo consigue el espiritualismo. Ir a una sesión de espiritismo y encontrarte con un pariente desaparecido da seguridad acerca de la vida futura. Otros creen que las señales y los milagros son la respuesta. Lleva a cabo unas cuantas sanidades en la iglesia el domingo por la noche y la gente correrá a hacerse cristiana.
IV. CUARTA SOLICITUD: “si alguno fuere a ellos de entre los muertos…”. vv. 30b
IV. CUARTA SOLICITUD: “si alguno fuere a ellos de entre los muertos…”. vv. 30b
30 Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán.
Jesús dice que, incluso si alguien se levanta de los muertos, eso no garantiza la conversión de las personas. Él dice que sólo hay algo que tiene un verdadero poder de crear fe y arrepentimiento en la vida de una persona. Esto es la Biblia. Si la gente no escucha lo que la Palabra de Dios dice, ninguna otra cosa funcionará; ni, aunque alguien se levante de entre los muertos. Las señales y los milagros pueden confirmar la fe de los creyentes y la ceguera espiritual de los no-creyentes. Pero es la Palabra de Dios la que nos despierta a una vida espiritual y nos da dirección a la eternidad con el Señor.
Conclusión:
Conclusión:
Las Escrituras contienen todo lo que necesitamos para ser salvos, y un mensajero del mundo de ultratumba no añadiría nada a ellas. No es más evidencia lo que se necesita para que los hombres se arrepientan, sino más corazón y voluntad de hacer uso de lo que ya saben. Esta lamentable espera de algo que no tenemos, a la vez que despreciamos lo que tenemos, es lo que lleva a la perdición de miles de almas. La fe en las Escrituras que ya poseemos, es la primera cosa necesaria para la salvación. El hombre que tiene la Biblia y puede leerla y, sin embargo, espera una mayor evidencia antes de convertirse en un verdadero cristiano se engaña a sí mismo. A no ser que se despierte de su error, morirá en sus pecados.
Mi amado hermano ¿Cuántos hay en su casa que no conocen a Cristo? ¿Cuántos hay en tu colonia, cuántos hay cerca de ti que no conocen al Salvador?
¡Por los que ya murieron sin Cristo… NO SE PUEDE HACER NADA! Aunque queramos.
¡Pero por los que todavía viven y no conocen a Cristo, SE PUEDE HACER MUCHO!
¡Hagamos nuestra Parte!